MELBOURNE -- "Por cómo me sentí durante el partido, seguramente sea una de las victorias más difíciles de toda mi carrera". La frase de Rafael Nadal sintetiza el inesperado giro que tomó su duelo de segunda ronda ante Tim Smyczek en el Abierto de Australia.
El español dominaba las acciones, pero empezó a sentir un malestar general y debió luchar contra su rival y contra su estado mismo: "Creo que he tenido un golpe de calor importante y algo que me habrá pasado en el estómago, y las dos cosas juntas han hecho que la situación fuera crítica", explicó.
"Al final del primer set me empecé a sentir muy cansado. No sé por qué. Pero me preocupó bastante. En el tercero llamé al doctor y me dio una pastilla para el estómago, pero cuando ya llevas hora y media y no mejoras, entiendes que no vas a mejorar y que el cuerpo no tiene recuperación", agregó.
Y retomó: "Antes de servir 5-4 en ese set, estuve a punto de vomitar. Me sentía horrible. Sentía que podía desmayarme. Cuando estás tan mal, no cuando te duele la rodilla o un pie, sino cuando se trata ya de un tema de salud, tienes miedo de cruzar la línea".
"Cuando me movía y pegaba tres pelotas, notaba que no podía más -enfatizó-. Sabía que estaba la posibilidad de retirarme, pero traté de no pensarlo durante el partido. En los últimos sets intenté ser más agresivo, sin correr. Ir por los winners y jugar más relajado. Eso hizo que me fuera sintiendo un poco mejor y por suerte funcionó".
"La verdad es que sufrí muchísimo el tiempo que estuve en cancha, pero obviamente es muy positivo haber terminado con una victoria. Ahora solo espero recuperarme", redondeó.