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Virtudes y defectos del Thunder en la era post-Durant

Hay cosas que nunca cambian, pero hay otras que no pueden pasar desapercibidas cuando un jugador como Kevin Durant (25.8 ppj 8.4 rpj y 4.8 apj) dice adiós. Oklahoma City Thunder tuvo que acostumbrarse a vivir sin el que fue su faro de guía durante ocho temporadas (y una en Seattle Supersonics). Se tuvieron que hacer a la idea los aficionados, y por supuesto sus excompañeros de equipo y los coaches y dirigentes. Russell Westbrook (30.9 ppj, 10.5 rpj y 10.2 apj) ocupa otro nivel en el grado de aclimatación post-Durant. También en el grado de rencor.

El sábado, Golden State Warriors jugará en el Cheseapeake Energy Arena por primera vez desde que se convirtió en el equipo más odiado de Oklahoma. Será también el regreso de Durant, quien se reencontrará con muchos conocidos y vivirá en sus carnes lo que se siente cuando una de las aficiones más ruidosas de la liga concentra sus energías en él, unas energías que llevan fermentando durante siete meses. Llamémoslo odio, despecho o pena.

Durante ese tiempo, Oklahoma ha vivido algunas variaciones significativas que van desde la salida e incorporación de jugadores, hasta la configuración ofensiva sin Durant. Otras cosas permanecen igual como la estructura defensiva del coach Billy Donovan o las rutinas de Westbrook. De ninguna manera la salida de Durant iba a quitarle el sueño al armador, quien se sigue echando una siesta de hora y media antes de los partidos, merendándose su sandwich de crema de cacahuete y tratando a la prensa como si fueran sus peores enemigos.

TODOS PARA UNO…

Si en los años anteriores la ofensiva giraba en torno a Durant y Westbrook, ahora, el segundo asumió los galones como nunca antes. Como si quisiera eliminar de raíz cualquier amago de extrañar a su excompañero, el base está jugando como nunca antes en las nueve temporadas que acumula en el Thunder. Todo el juego ofensivo pasa por sus manos, como en el pasado lo hacía por las de ambos. Sus 25 triples dobles hablan por sí solos, no en vano, esta campaña igualó en 40 encuentros el total del año pasado (18).

Además de eso, su participación es mayor, no tanto en los minutos como en sus intervenciones en el juego de ataque. Desde que Durant se marchó, el balón pasa por sus manos un total de 83.7 veces por partido en su zona de acción, según datos de la NBA, una cifra que nadie ha podido superar esta temporada. Por poner en perspectiva, el año pasado llegó a las 77.7 veces en su posición sobre un total 88.8. Esta temporada, el número de ocasiones totales en las que tocó el esférico es de 98.7 y solamente le supera John Wall con 100.3.

El caso de Durant es distinto, ya que este año ocupa la quincuagésima sexta posición en este sentido con 48.2 toques en su zona de mando (53.5 la campaña pasada) y 62.9 en total (65.3 en la 2015-16). En otras palabras, el juego del Thunder está monopolizado por Westbrook, la dependencia en él es abismal. En cambio, el reparto de juego es mucho más notorio en los Warriors, donde Durant participa como uno más, no como el canalizador del juego.

En su visita a Oklahoma, Durant se reencontrará con viejos amigos y volverá a ver a sus excompañeros en el que será el tercer compromiso entre ambos equipos este año. En los dos anteriores, jugados en Oakland, los Warriors no tuvieron piedad y Durant hizo valer su motivación con 39 y 40 puntos en cada cita. Palpó a los nuevos Thunder, esos que ya no tienen a Serge Ibaka, pero obtuvieron a Victor Oladipo, Jerami Grant, Joffrey Lauvergne, Alex Abrines, Domantas Sabonis y Semaj Christon. Juventud divino tesoro (son el quinto equipo más joven de la NBA con 25.6 años de media) y primorosa obediencia, a ver quién no juega por y para Westbrook.

EFECTOS SECUNDARIOS DE LA OMNIPRESENCIA DE WESTBROOK

El que todo el juego pase por el armador del Thunder también ha provocado que el número de asistencias se haya visto reducido con respecto a otras campañas. En este punto de la temporada, Oklahoma está siendo el séptimo peor equipo de la NBA en número de asistencias (21.0 apj), mientras que el año pasado quedaron en la décima posición con 23.0 apj). Siempre que alguno de los dos estuvo lesionado mientras compartían equipo, el juego se concentró en el otro. Cuando ambos estaban en el dique seco, el testigo lo solía agarrar Ibaka. La filosofía del Thunder siempre fue más individual que colectiva, ¿acaso no era de esperar con un penetrador letal como Westbrook, un anotador tan genuino como Durant y un Serge espectacular en la pintura y en el pick-and-roll?

Claro que esto tiene sus ventajas y sus desventajas.

Con dos jugadores menos en la ecuación, esta manera de ver el básquetbol está encontrando su punto más álgido cuando se mira a Westbrook, sin embargo, el impacto en la era post-Durant (e Ibaka) ha hecho que el Thunder vea reducida su puntuación en cinco puntos por partido con respecto al año pasado (105.2 ppj frente a 110.2 ppj). Oladipo está siendo una grata sorpresa en este sentido con 16.0 ppj, pero hace falta algo más para hacer que el Thunder (30-23) recupere la primera plaza en la división Noroeste en detrimento de Utah Jazz (34-19).

El deseo de Donovan fue el que la salida de Durant no afectara lo más mínimo defensivamente y lo ha conseguido. Mientras que en los Warriors se ha tenido que poner el mono de trabajo en defensa, en Oklahoma no parecen echarle de menos en ese sentido. Westbrook no puede con todo a pesar de ser el único jugador en estar en unos números de triple-doble de media. Es entonces cuando su omnipresencia afecta a los rebotes, donde el equipo se encuentra en la cuarta posición este año (46.1 rpj, 34.5 defensivos y 11.6 ofensivos), en el que está bajando tres peldaños con respecto a los dos anteriores en los que quedaron primeros de la liga con (48.6 rpj, 35.6 defensivos y 13.1 ofensivos la temporada pasada y 47.5 rpj, 34.7 defensivos y 12.8 ofensivos la anterior). Steve Adams nunca fue un reboteador excelente, sí lo es Durant (líder en rebotes del equipo el año pasado con 8.2 rpj). Enes Kanter es sólido en este aspecto, mientras que a Ibaka se le echa de menos bajo el aro. Westbrook (10.5 rpj) está acaparando los rebotes este año con 2.5 más que su inmediato perseguidor (Adams con 7.9 rpj).

No es que las cosas vayan mal en el Thunder tras la marcha de Durant, pero tampoco van mejor. Entre el protagonista y los secundarios están consiguiendo sobrevivir a su ausencia, aunque por el momento hayan sido incapaces de conquistar el feudo de los Warriors y sus perspectivas de cara a la postemporada no sean excesivamente altivas. Es comprensible, aunque esta vez la ciudad de Oklahoma será testigo de muchos frentes abiertos y el público ejercerá una presión alta en decibelios. Veremos cómo lo lleva Durant.