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Florida Gators: A 10 años de la última dinastía de la NCAA

El Final Four reúne a los cuatro mejores equipos del país en el básquetbol universitario este año: North Carolina, South Carolina, Oregon y Gonzaga. Uno de ellos saldrá campeón nacional, pero ninguno podrá ufanarse de repetir como monarca. Esa distinción es propiedad exclusiva de la Universidad de Florida, la última que logró ganar dos campeonatos de manera consecutiva en el 2006 y 2007.

Hoy en día vivimos en una época en la que si te quedas en la universidad por más de un año no se te considera un "fenómeno", pero aquellos Gators que pudieron haber elegido llevarse los recuerdos del primer trofeo en la historia de la escuela y ganarse sus millones en la NBA optaron por defender su lugar como monarcas del básquetbol universitario. Esa elección fue lo que los catapultó a verse inmortalizados en la historia grande del deporte. Y qué equipo tenían.

Corey Brewer manejaba los hilos como base/escolta y tendría una exitosa carrera en la NBA, donde todavía milita con los Los Ángeles Lakers. Al Horford y Joakim Noah, dos futuras estrellas de la mejor liga de básquetbol del planeta, dominaban la zona pintada. Todo eso sucedía bajo la atenta mirada de Billy Donovan, el entrenador que no volvería a cortar las redes sin ellos antes de partir a Oklahoma City en el 2015 para dirigir a Russell Westbrook y Kevin Durant en el Thunder.

Con ese tipo de talento no es nada difícil deducir como ellos pudieron derrotar primero a los UCLA Bruins de futuros NBA como Jordan Farmar y Arron Afflalo en el 2006 por 73-57 y luego a los poderosos Ohio State Buckeyes de Greg Oden y Mike Conley en el 2007 por 84-75. Dos meses después, Horford sería la tercera selección del Draft de aquel 2007 detrás de Oden y Durant.

Han pasado diez años desde aquel entonces, así que el pivot dominicano y su ex entrenador se sentaron a hablar en exclusiva con ESPN Digital sobre aquella experiencia de campeones.

UN LEGADO IRREPETIBLE

"El legado que nosotros dejamos en Florida significa mucho. ¿Sabes qué? Esos años fueron tan divertidos jugando junto a grandes compañeros y un entrenador impresionante como Billy Donovan", opinó Horford, quien actualmente es pieza clave de unos Boston Celtics que aspiran a salir campeones de la NBA esta temporada.

Horford ya era un poeta del poste bajo en la universidad y un pilar de aquel equipo en los momentos clave con 14 puntos y siete rebotes en la final contra UCLA y un doble-doble contra Ohio State (18 puntos, 12 rebotes, 3 asistencias). Su garra reservada se complementaba con la exuberancia y el carisma de Noah en la zona pintada y también fuera de la cancha. Eso le hizo ganarse el apodo de "El Padrino" de parte de Donovan, el mentor que lo ayudó a destapar todo su potencial en Gainesville como basquetbolista y líder de grupo.

"Yo a Horford lo llamaba 'El Padrino' porque él no hablaba mucho, pero cuando lo hacía la gente se callaba y escuchaba lo que él decía. Además, yo sabía que podía contar con él y Joakim para bajar un rebote clave en cualquier momento. Nadie los podía detener", rememoró Donovan con la nostalgia de alguien que añora algo especial que nunca volverá.

"Noah era el más extravagante del grupo, sin lugar a dudas, pero tampoco ofendía a nadie. Corey Brewer también era gracioso. Nos divertimos tanto".

Es más, Noah le había dicho a Nick Friedell de ESPN.com en Diciembre del 2015 que Donovan dejó una huella imborrable en él como basquetbolista.

“Para mí, Coach Donovan es alguien que se preocupa por sus jugadores, pero mucho más todavía por sus personas. Yo sé que él estaría apoyándome si me llegara a pasar algo, y ese es un gran sentimiento….Él es el mejor entrenador que tuve. Yo no tengo nada más que un cariño inmenso por él”, recordó el pivot de los New York Knicks en aquel entonces.

Los años pasan, pero los recuerdos no se borran.

"La mejor parte de la universidad es que pasabas todo el tiempo con tus compañeros", dijo Horford. "Las clases, las sesiones de estudio, vivir con ellos en el mismo dormitorio o departamento...pasábamos todos los días juntos. Aquellas amistades eran fortísimas, y siento que en la NBA es distinto. Todo es más profesional y cada uno va por su lado".

Aquel era un grupo inseparable de jugadores que eran tan famosos en aquel entonces como Tim Tebow y el equipo de fútbol americano que también dominaba su deporte. Los celos y el veneno de la fama repentina los pudo haber consumido considerando que en apenas 12 meses habían pasado de ser un grupo anónimo que ni siquiera formaba parte del ranking de los 25 mejores equipos del país a ser los campeones defensores y número uno del país en las encuestas de pretemporada.

Para Horford, uno de los factores que no se pueden medir con estadísticas pero que fue absolutamente clave para convertirse en los últimos bicampeones nacionales fue que la amistad fuera de la cancha se convertía en solidaridad dentro de ella.

"No nos importaba quien anotaba la mayor cantidad de puntos, quien bajaba la mayor cantidad de rebotes o quien era el más famoso de todos. Nosotros aspirábamos a ganar, y cuando cuentas con un grupo de jugadores así de compenetrados que entienden lo importante que es eso...todo se vuelve más fácil", dijo Horford.

Para Donovan, la clave también era que ellos jugaban como un plantel unido y enfocado en un solo objetivo "que sabía cómo elevar su nivel de talento en la postemporada".

"Existen muchas universidades que contaban con un montón de selecciones del Draft y no pudieron rendir bien. Si, debes ser talentoso y nosotros ciertamente lo fuimos, pero también éramos un verdadero equipo con todas las letras. Ellos se querían muchísimo y dieron el ejemplo como un grupo generoso que se sacrificaba, que cuidaba la espalda del compañero. Si no hubiese sido por su carácter competitivo y su generosidad, nunca hubiésemos conseguido ser el equipo que supimos ser", opinó Donovan.

¿Lo ven? Aun diez años después y a miles de kilómetros de distancia, el ex entrenador y El Padrino de los Gators siguen pensando igual.

Horford quizás pudo haber sido la primera selección del Draft del 2006 en lugar del italiano Andrea Bargnani y jugado junto a Chris Bosh en Toronto si se marchaba tras la obtención del primer título, pero él no se arrepiente ni un poquito de haberle sacado el jugo a los 24 meses más divertidos de su vida.

"Yo estoy sumamente orgulloso del trabajo que nos costó y de las cosas que pudimos lograr durante mis tres años (en la Universidad de Florida). Me llena de orgullo cada vez que pienso en ello".

Horford y Donovan quizás vuelvan a verse las caras en las Finales de la NBA este año o durante la próxima temporada de la NBA, pero el lazo que los dos forjaron hace ya una década será inquebrantable para siempre.

Mientras tanto pasan los años, y aquellos Gators siguen siendo la referencia de la última gran dinastía del básquetbol universitario.

Gracias a Matt Tumbleson, relacionista público del Oklahoma City Thunder, Heather Walker, RR.PP. de los Boston Celtics, y Craig Teifert de NBATV por hacer esta nota posible.