Cuando Pedro Martínez estaba pensando firmar con los Filis durante esta temporada, le pidió a su madre, Leopoldina, permiso para jugar otra vez. Esta última le hizo prometer a su hijo que se iba a retirar si los Filis ganaban la Serie Mundial. Después de que Martínez lanzó siete entradas en las que los Dodgers de Los Ángeles no pudieron sumar carreras en la serie de Campeonato de la Liga Nacional, Martínez bromeó acerca de la posibilidad de otra discusión con Leopoldina para poder jugar en el 2010.

Aquí tenemos la esperanza de que Leopoldina lo reconsidere, sin importar qué es lo que ocurre en la Serie Mundial.

Puede que nunca más volvamos a ver a un jugador parecido a Pedro Martínez. Un jugador muy carismático, bravucón, muy talentoso y astuto. Las dos veces que Martínez abrió en esta postemporada nos ha demostrado que aún puede lanzar. La reinvención no es algo común para los pitchers del béisbol, y Martínez aparenta haberlo logrado. No debe ser fácil para un lanzador potente reconocer que su recta hoy por hoy está por debajo del promedio, pero Martínez, siempre ha cambiado el ego por el éxito.

Pedro Martínez

Martínez

"Lesionado o en cualquier situación, con un hombro dolorido, he lanzado en juegos increíbles", dijo Martínez después de su aparición del jueves en el Juego 2 de la Serie Mundial, en la que permitió tres carreras en seis entradas. "Los demás no deberían sorprenderse de lo que puedo hacer en los partidos importantes".

En el partido del jueves, Martínez ponchó al campocorto Derek Jeter con una recta que arrancó en la parte externa de la zona de strikes y después se disparó al ángulo externo contrario en el último momento. El lanzamiento fue apenas de 89 millas por hora. También ponchó a Alex Rodríguez con una curva que hizo que las rodillas de Rodríguez se doblaran.

"Sigue siendo el mismo", dijo Jeter haciendo referencia a Martínez, hablando más de del estilo de Martínez que de su verdadero arsenal en estas instancias.

Con el paso del tiempo, Martínez se ha convertido en un jugador más sentimental, una transformación sorprendente para alguien que ya lanzaba con emoción y que siempre habló con el corazón. El jueves, cuando salió de juego en la parte baja de la séptima entrada, Martínez comenzó a reírse mientras se acercaba al dugout. Esta versión más vieja de Martínez ha aprendido a encontrar la belleza en todos lados, incluso en los insultos de los fanáticos de los Yankees. ¿Te puedes imaginar al Martínez de 2003 -- el que no hubiese pensado dos veces antes de lanzar a la cabeza de un bateador -- riendo mientras que le lanzan improperios con una mala palabra detrás de la otra?

"Es el nuevo Yankee Stadium, pero los fanáticos siguen siendo los mismos", dijo Martínez. "Te darán con todo. Recuerdo un hombre sentado delante de todo, en la primera fila, con su hija -- la niña en un brazo y con un vaso de cerveza en la otra mano diciendo lo inimaginable. Sólo le pude responder, 'Tu hija está al lado tuyo. Es una niña. Es una vergüenza que estés diciendo todas esas cosas'. Tuve que decirle eso porque yo también soy padre, y Dios, ¿cómo puedes ser tan estúpido de decir todas esas sandeces delante de tu hijo? ¿Qué clase de ejemplo le estás dando?".

"Pero a los fanáticos siempre les gustó eso & siempre fui un buen competidor y les gusta eso. También soy de Nueva York. Si jugase con los Yankees, probablemente sería un rey allí", agrega.

Cuando deje el juego, no extrañaremos a Martínez, el jugador tanto, como a Martínez, la persona. En una era en la que muchas estrellas latinas han sido criticadas por sus enormes egos, Martínez sigue siendo el mismo. Jamás es grosero y siempre está disponible. Las pocas veces en las que se recluyó en Boston no fue porque los medios cuestionaban su desempeño, sino porque el público lo cuestionaba como persona. Para Martínez, no hay peor insulto. A diferencia de otras súper estrellas de los deportes, Martínez abrió su corazón y se mostró como verdaderamente es. Hubo veces en las que fue criticado por eso, pero no hay nada que Martínez hubiese hecho de manera diferente.

La historia de Martínez es la representación viva del sueño americano, y por ello se ha convertido en un verdadero héroe latino.

Nació y se crió en Manoguayabo, un pequeño pueblo de Republica Dominicana, pero nunca permitió que su ascenso al estrellato le robara su esencia. Una vez que llegó a las mayores nunca se convirtió en una distracción con su comportamiento fuera del campo de juego. Nunca fue arrestado ni tuvo problemas legales.

Martínez se enorgulleció tanto de sus logros que llegó a un punto en el que pudo manejar el idioma inglés con una soltura increíble para que de esa manera su historia nunca pudiese ser mal interpretada. Es sorprendente ver a Martínez en una conferencia hablando con tanta confianza en un idioma que aprendió de grande, aplicando todos los pequeños matices del mismo.

Pero a pesar de todo, los árboles de mango en los que se trepaba cuando era un niño nunca abandonan su mente. Más de una vez, Martínez ha hecho referencia a esos árboles cuando habla con los medios después de los partidos, para recordarle a su público que su país siempre está en su corazón.

El día que Martínez finalmente se aleje de este juego, será un día muy triste. No es del estilo de persona que probablemente se convierta en entrenador o que se quede dando vueltas en este medio como rezagado. De modo que después de que se haya retirado, hay muchas probabilidades de que no lo veamos demasiado. Quizá se dé cuenta de la figura impórtate que es para la comunidad latina y tomará algún tipo de rol una vez que deje de lanzar. Aunque lo más probable es que Martínez regrese a su país para relajarse bajo la sombra de los mangos.

Y es por esa razón, que le pido por favor a Leopoldina le permita a Pedro jugar al menos un año más.