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Rafa Ramos: A Chivas le funcionaría tener un jugador desesperado por minutos
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LOS ÁNGELES -- De la manera más móndriga (infame), Chivas limosnea mendrugos. Se lesiona el sempiterno prospecto J. J. Macías y monta en histeria. Compras de pánico.

Tiene tres cándidos candidatos, y todos, jugadores de medio pelo: Henry Martin, El Mudo Aguirre y Brandon Vázquez. Lo grave es que los tres lo ven, a Chivas, como plato de segunda mesa.

Henry Martín es carne dos veces envenenadas. Firmarlo sería un insulto para el Guadalajara. No se trata sólo de ir a la tienda de segunda mano de Coapa, sino, además, un descarado y cínico mea culpa de la institución.

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Imago7Henry Martín permanecerá e el América durante el Apertura 2022.

Chivas es más estéril que la matriz de una momia. Infértil, árida. Un páramo. No ha sido capaz de formar en 12 años, después de la salida de Javier Hernández al Manchester United, un centro delantero, un goleador de su propia raza, de su propia carne y de su propia sangre.

La llegada de Martín, Vázquez o Aguirre a Chivas, es una bofetada, un zape, una injuria, un escupitajo al Guadalajara como institución formativa. Y en todos sentidos.

Desde que en 2002, Jorge Vergara invirtió 260 millones de dólares en comprar a Chivas, pagados en abonitos fáciles, las Fuerzas Básicas han sido una pomposa, costosa e inútil vesícula biliosa en el equipo. ¿Por qué? Porque se han roto todos los procesos. Desde el más sólido con Hans Westerhof, hasta la mitomanía con Matías Almeyda y Marcelo Michel Leaño, pasando por el cuentista de Albert Benaiges, y sus malos hábitos. Y hoy, el Guadalajara entrega la sastrería a un daltónico: Mariano Varela.

Más allá de la pujanza gitana de Omar Bravo, o de un Chicharito que estaba optando por el retiro, ante el desdén en Chivas, el Guadalajara encontró un goleador de oropel en Alan Pulido, formado en Tigres, y además pagando una fortuna entre comisiones, salarios, manos untadas y dinero extraviado en el camino.

Mientras Atlas, Pumas y América han aportado generaciones clave en selecciones nacionales, con jugadores de su cantera, hay otros sellos distintivos: personalidad y educación. Más allá de algunos escandalillos, pero sus referentes nunca perdieron de vista el objetivo claro de ser futbolistas.

Más allá de la oveja negra de Coapa, el inigualable Cuauhtémoc Blanco y sus borreguitos, el resto de las auténticas figuras de Zorros, Pumas y Águilas, supieron dimensionar el futbol y las francachelas, más allá de que estaban lejos de ser hermanas de la caridad, al menos eran más caritativos con su oficio que con sus vicios.

¿Y con Chivas? Vodeviles de mala muerte: accidentes automovilísticos de madrugada; encerronas hedonistas en el Termas Centaurus de Río de Janeiro; pleitos de celos entre rojiblancos en Monterrey por los favores de Yamilé; recurrentes muestras de alcoholismo, hasta acusaciones de violencia sexual.

Entiéndase y créame: Chivas debe ser el equipo que más atrae al jugador amateur de México. Su fama, ya rancia y casi decadente, gracias a El Campeonísimo, por años, despertaba ilusiones en todos los jugadores mexicanos, incluyendo, aún, Estados Unidos. Pero, eventualmente, los pastores han sido tan descarriados como las ovejas. Incluso, los eventuales esfuerzos de José Luis Real y Efraín Flores terminaron siendo ninguneados por el mismo club.

Por eso, insisto, a diferencia de Pumas, Atlas y América, en Chivas se forman o formaban, buenos jugadores, pero con una frágil, enclenque, y anoréxica integridad moral, mental y profesional.

Recuérdese el caso de Marco Fabian de la Mora. Jorge Vergara lo tomó como una cruzada personal. Lo sentó a la mesa de motivadores, comunicadores, psicólogos, ex futbolistas, para convencerlo de que el futbol merecía más devoción que la que mostraba por el alcohol. Jorge fracasó, y Marco Fabián hoy arrastra sus ruinas en Mazatlán.

Por eso, que Chivas hoy mendigue, limosnee como refuerzo a un delantero de medio pelo, es el reflejo de la paupérrima forma de trabajar en sus fuerzas básicas. Por eso, eventualmente, llevar a Henry Martín es una doble humillación. Porque van a la tinaja de saldos de Coapa, y porque es una confesión de su incapacidad para formar futbolistas.

Más allá de que el América ha blindado a Martín, a raíz de la lesión de Roger Martínez, el Guadalajara insiste, porque el jugador se siente urgido de salir de Coapa. Sin duda, más allá de esa etiqueta de medio pelo, la transferencia sentaría bien a todos.

1.- Henry Martín está tan cerca de Qatar 2022, como cerca esté de su televisor en casa. Si no juega, Gerardo Martino llevará a su delirio Rogelio Funes Mori y a Santiago Giménez. Martín necesita desesperadamente de esos minutos que el América le niega y que Chivas le ofrece.

2.- Chivas entonces se llevaría a un desesperado. A casi un kamikaze, de medio pelo, pero kamikaze, dispuesto a matar y morir en la cancha. En eso, tiene más adrenalina que el mismo Macías.

3.- Martín, su representante, y Chivas, trataban aún este jueves de convencer al América de la operación. Especialmente, porque Fernando Ortiz se muestra más interesado en usar al Mozumbito, Román Martinez, e incluso al mismo Federico Vinas.

Cierto que los delanteros no se dan en maceta, y los goleadores de raza, de casta, de sangre, aún menos, y eso lo sabe el mismísimo Ricardo Peláez, quien no fue un delantero muy completo, torpón de pies, pero inteligente y eficiente en el área, especialmente de cabeza, pero al menos, en la cantera rojiblanca ya debería haberse cosechado a un artillero de medio pelo para arriba, y no andar mendigando en corrales ajenos.

En el caso de Brandon Vázquez, recuérdese la precisión que hizo Jorge Vergara: en Chivas pueden jugar todos los mexicanos por nacimiento, por sangre, y hasta por el código de la costarricense Chavela Vargas (“los mexicanos nacemos donde nos dé nuestra rechingada gana”), pero no jugarán en el Guadalajara si lo hacen con la selección nacional de otro país, y Brandon ha jugado con Estados Unidos. ¿Irrespetará Amaury Vergara el mandamiento paterno?

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LOS ÁNGELES -- Orbelín Pineda es la nueva víctima. Soñó con Europa. Pisó Vigo y su mejor aventura fue degustar lo mejor de la gastronomía española. El Celta lo recluyó en la indiferencia.

Hoy, con la brújula enloquecida, no por la esperanza, sino por la resignación y la desesperación, El Maguito de Coyuca de Catalán adivina su futuro con una moneda al aire. Una moneda sin cara y sin cruz. ¿Chivas, Toluca? El nuevo rico y la vieja mendicidad.

Quiere seguir en Europa. No entiende que allá sigue siendo un desconocido. ¿Orbelín qué? Al Celta le generó agruras financieras. Su técnico, Chacho Coudet, debe susurrarse burlas con su representante, Christian Bragarnik, quien ordenó la marginación del mexicano. No era su mercancía y ordenó que no saliera de la bodega.

Entiéndase: Orbelín no es tan bueno como para ser indiscutible titular en el Celta, pero tampoco es tan malo como para no ser un revulsivo, un aporte, un extintor medio lleno en caso de incendio. Tiene cualidades de tanto peso, como el peso de su mayor defecto: indolencia.

Él insiste, pues, en el Viejo Continente. La realidad es que Orbelín no circula en la órbita europea más que en sus muy desorbitadas fantasías.

Hoy, naufragando en la desesperación, en la frustración, su representante limosnea albergue en cualquier club. Está dispuesto a bajarse sustanciosamente el salario. Prefiere la caridad en euros que la abundancia en pesos. Cierto, él está protegido: tiene contrato con el Celta de Vigo. Es un desempleado con empleo y con generoso salario: la vida perfecta de cualquier cigarra.

El problema, claro, es que además de Europa hay otra obsesión: Qatar 2022. Pero, si no juega y no se la juega, no jugará con el Tri. Chivas y Toluca pueden redimirlo, pero él, no quiere que lo cite Gardel: “Volver, con la frente marchita”. Sabe que la cubeta de los cangrejos le aguarda con el festejo morboso a ritmo de pasitos guerrerenses.

El ensueño europeo es su gran pesadilla en el destierro. El tiempo agobia. No es de los preferidos de Gerardo Martino, quien guiña más –ya sospechosa y perniciosamente–, el ojo derecho a Rodolfo Pizarro, aún contra las indicaciones de su oftalmólogo. Toluca y Chivas le ofrecen el Purgatorio ante su pecaminoso y lúdico afán europeo, fallido no por él, sino por siniestras elucubraciones de promotores.

Así, Orbelín Pineda es otra víctima que se engulle la ratonera europea. Otro ratoncito verde –en todos sentidos–, que se creyó la fábula de La Cenicienta. Y sí: no ha sido el primero, y no será el último jugador mexicano que, en el espejismo de sus calenturientas fantasías, crea que pueda convertirse en colonizador de los colonizadores.

¿Toluca o Chivas? Deberá decidir pronto. Ambos equipos serán platos de segunda mesa, sin duda, pero, al final, el mismo Orbelín ha pasado a ser plato de segunda mesa en el menú europeo, o, sinceramente, ni siquiera figuró en él.

Esas sirenas europeas. Esas malditas sirenas europeas y sus malditos encaminadores de almas, los promotores. ¿Cuántos ilusos, ilusionados e ilusionantes futbolistas mexicanos más?

Ha habido cuatro niveles de aventureros mexicanos. Los que han conquistado un sitio en las memorias generosas del futbol; los que merecen respeto, al mencionar su nombre; los que cautivaron un año, y los que fueron y volvieron bajo la ignominia y uno que otro gallardete, a veces pegado con el chicle piadoso de la concupiscente condescendencia.

1.- Hugo Sánchez y Rafa Márquez, inalcanzables. Ninguno otro. Javier Hernández se marginó desde su último semestre con el Manchester United. Lo que vino después fueron escarceos entre el chiripazo y fallidos intentos de redimirse.

2.- Este nicho, el de los buenos recuerdos, sí es de Chicharito, y lo acompañan jugadores como Andrés Guardado, Pável Pardo, Carlos Salcido, y benevolentemente y benévolamente, por su persistencia, agreguemos a Luis García, al calvario de Guillermo Ochoa, y cedamos un par de espacios con un asterisco, y con más rezos y veladoras que posibilidades, para un renacimiento de Raúl Jiménez y una consolidación del Chucky Lozano. ¿Ricardo Osorio? En lo suyo, respondió.

3.- Los de momentos, momentitos y momentazos. Esos, los de Héctor Herrera en el Porto, hasta la inconsistencia en el Atlético de Madrid. O el Tecatito Corona del FC Twente y el Porto y espasmos con el Sevilla. O el gitanismo de Héctor Moreno y Miguel Layún. Y ábrase una pausa para observar a Johan Vásquez, Gerardo Arteaga y Érick Gutiérrez. ¿Diego Lainez? Sigue estando donde no debería estar; Qatar 2022 puede ser su parteaguas. ¿Néstor Araujo? Hurgando en sus actuaciones y sus estadísticas, apenas cabe aquí. Y antes que ellos, Carlos Vela y un torneo fantástico con la Real Sociedad.

4.- Aquí hay un pelotón nutrido. Los que fueron, disfrutaron, regresaron y se perdieron. Giovani y Jonathan dos Santos, Jose Juan Macías, Diego Reyes, Marco Fabián de la Mora, Carlos Salcedo, Omar Bravo, Raúl Gudiño, Gullit Peña, Eduardo Herrera, Carlos Ochoa, Javier Aquino, y antes de ellos, Jared Borgetti, Carlos Hermosillo, Luis Flores, Manuel Negrete, Chepo de la Torre, Gerardo Torrado, y una lista interminable.

Aquí, vale la pena hacer dos apartados. Uno, para Antonio de Nigris, la víctima más lamentable y penosa de ese Pacto de Caballeros que según la FMF no existió, no ha existido y no seguirá existiendo. En plenitud de facultades, le bloquearon los accesos a otros clubes mexicanos. Pero, el Tano, valeroso, retomó una segunda cruzada por Europa, en Turquía y Grecia, donde fallece a los 31 años.

Y el otro acápite. ¿Se pregunta Usted por Edson Álvarez? Deberá estar en el segundo grupo. No, no rezongue con la camiseta puesta si no ha visto los juegos del Ajax Amsterdam. Sí, es notable con su equipo. Ahí, juega al futbol, y lo hace muy bien. ¿Con el Tri? Las precariedades, cortesía de El Tata, lo obligan a jugar rugby con México. Pronto será el capitán de su selección.

Seguramente Usted estará en desacuerdo, más por su devoción a un club y su desprecio a otro. Saque sus propias cuentas. Y quite y ponga donde quiera, total...

Pero, sin duda, las fauces voraces e impunes de los promotores y de la ratonera europea, siguen abiertas, a la espera de nuevos ratoncitos verdes –en todos sentidos–, como el reciente caso de Orbelín Pineda.

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LOS ÁNGELES -- Los japoneses lo llaman “ijirashi”. Es el sentimiento de disfrutar el éxito ajeno, en proporción directa a la adversidad sufrida y al esfuerzo necesario. Ocurre poco en México, y menos en su futbol, de acuerdo con la metáfora de la cubeta y los cangrejos.

Ricardo Cadena fracasó con Chivas. Recuérdese, la palabra fracaso fonéticamente asusta, indigna, consterna. Pero, por definición, el fracaso, es no cumplir un objetivo. Y un fracaso, o muchos, no convierten a nadie en un fracasado.

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Imago7Ricardo Cadena espera continuar como técnico de Chivas.

Pero Cadena fracasó. Irrefutable. Sin embargo, generó esa sensación, esa, la de “ijirashi”. Claro, no ha sido el único. Su interinato y el de Fernando Ortiz generan esa misma percepción. En medio de la desconfianza de todos, han llegado más lejos de lo previsto.

Por lo pronto, Cadena se ha ido a la quietud de unas vacaciones ante el silencio inquietante de Ricardo Peláez y Amaury Vergara respecto a su futuro. Versiones aseguran que buscan técnico por otros horizontes y que ofrecerán al ex interino ser auxiliar de quien llegue. Se habla del uruguayo Diego Aguirre, cuyo promotor es representante también de al menos 11 jugadores rojiblancos. Un arma de doble filo.

Evidentemente, en la larga cadena de fracasos de Peláez y Vergara, con más de 50 millones de dólares invertidos, cuatro entrenadores, muchas promesas incumplidas, y más plegarias y jaculatorias que triunfos, esta vez pretenden no equivocarse.

Tal vez habrá llegado el momento de planear de otra manera. No pretender solucionar hoy los errores de ayer, sin prever los inevitables errores de mañana. Y Cadena puede ser parte de esa solución, pero, sin ser el técnico del equipo.

Chivas tiene un nombre. Tal vez, mediáticamente, no rebasa en planos internacionales al América, pero se le toma como un referente del futbol mexicano. Habría llegado el momento de aprovecharlo.

Acompáñeme en esta fantasía, posible no sólo para Chivas, sino para cualquier club. Por ejemplo, en su momento lo intentó, pero de manera casi pueblereina, el Pachuca con Gabriel Caballero, quien al lado de Chaco Giménez y Gerardo Mascareño ha dado la sorpresa en Mazatlán.

Hoy, seguramente, Chivas está en condiciones de separar a Cadena del equipo, pero no de la institución. Súmese a esta utopía. Si no lo convenzo, igual, un fracaso más en este Blog que tiene menos seguidores que puntos el equipo de Juárez, no va a doler.

Chivas debe ofrecer a Cadena un contrato generoso por tres años. Y enseguida, exiliarlo. Agenda en mano, organizar para el incipiente entrenador un tour de aprendizaje, de desarrollo, de capacitación por un año. Y que para algo sirva esa supuesta habilidad diplomática de la FMF.

Vamos, iniciar en Países Bajos, aprovechando la relación con Hans Westerhof y Dennis te Kloese, y permitir que Cadena observe, en primera fila, los trabajos generales del PSV y del Ajax, muchos de los cuales se instruyen en inglés.

Y después, continuar la gira. Un mes en el City de Guardiola; otro más en el Liverpool de Klopp; otro más en el Brentford de Thomas Frank, y después migrar a España, becado un mes con el Barcelona de Xavi; otro en el Madrid de Ancelotti, en el Villarreal de Unai Emery, y en el Atleti de Simeone. Y de ahí, migrar al Bayern de Nagelsmann, y al Friburgo de Thomas Reis.

Un mes en cada uno de estos clubes, viviendo entrenamientos y juegos, charlas tácticas, reclutamiento de futbolistas, y trabajo de fuerzas básicas. Queda claro que no le van a enseñar a Cadena todo lo que ellos saben, pero también dependerá de él, de su capacidad de absorber, almacenar y catalizar después con el jugador mexicano, las experiencias.

Además, es fácil imaginarse el impacto en la personalidad del entrenador. Diferentes métodos, diferentes disciplinas, diferentes competencias, diferentes exigencias, y hasta diferentes idiomas, hábitos e idiosincrasias. Al cabo de ese año de becado, Chivas tendrá a un entrenador bruñido, formado, fortalecido.

En su segundo año de contrato, Cadena deberá empezar a aplicar en el club y su estructura lo aprendido. Y al arrancar el tercer año de su contrato, entregarle de nuevo al Guadalajara. Y mientras se vive esa metamorfosis, ya Chivas deberá enviar a otro prospecto de entrenador a otra gira de capacitación similar.

Cierto, habría detalles específicos por solucionar, principalmente la familia. Enviar a un tipo de 53 años durante un año a semejante periplo, no será fácil, pero, a final de cuentas, habría que confiar –alguna vez–, en ese supuesto lema de OmniLife: “Gente que cuida gente”.

Obviamente, este proceso implica inversiones millonarias, pero en un equipo que ya ha gastado millones de dólares sin ir más allá de fracasos reincidentes, habría llegado el momento de buscar otra ruta, otro camino de desarrollo.

E insisto, podrían hacerlo varios clubes de la Liga MC con poder económico y con nexos internacionales, como los antagonistas grupos Pachuca y Orlegi, sin descartar a Pumas, Cruz Azul, Tigres y Rayados.

Cierto, habría que ser muy precisos en la elección del o los entrenadores que se sometan a este periplo, que puede parecer un año sabático y turístico, por eso sería necesario elegir a tipos responsables y comprometidos.

¿Y si no funciona con uno? Pues, insistir con otro, y otro más. El fracaso no es un punto final, son puntos suspensivos.

Queda claro, por supuesto, que en un futbol donde impera la inmediatez, la urgencia, las presiones, hay poco tiempo, devoción e inteligencia para la planeación. Por eso, hablaba de este proyecto como una fantasía, como una utopía, que etimológicamente en griego significa “lugar que no existe”.

Y no se preocupe, que, seguramente, así como en su cabeza se gestan cuestionamientos y hasta algún “este tipo está loco”, lo mismo pasará con algunos directivos mexicanos que de carambola se enteren de esta quimérica y obnubilada ocurrencia.

Al final, todos tenemos derecho a ser así de tontos en situaciones asíntotas, es decir en creer que una ilusión y una realidad puedan llegar a juntarse.

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LOS ANGELES -- Tigres, con soponcios y Atlas casi con bostezos, pero ya son semifinalistas y rivales directos. América y Pachuca protagonizan la otra contienda.

Chivas y Cruz Azul comparten epitafio: quisieron, pero no pudieron, porque no supieron. No les faltó intención, pero sí orden, inteligencia, frialdad y recursos estratégicos desde la banca.

Irónicamente, los dos tuvieron un hombre más que sus adversarios. Atlas perdió a Jeremy Márquez y Tigres a Javier Aquino, pero no supieron capitalizarlo ni el Rebaño ni La Máquina, que tuvo todo un segundo tiempo para aprovechar esa ventaja.

El Atlas, que ya no juega a lo Atlas (Academia, Niños Catedráticos, etc.), pero juega a lo campeón, pasó de un primer tiempo cauteloso, ordenado, sin concesiones, a un arranque poderoso e inesperado en el segundo tiempo, con tres bestias incontenibles como Julio Furch, Julián Quiñones y Aníbal Chalá y el poderoso liderazgo de Aldo Rocha hasta que llegó la roja a Márquez y se olvidó del carnaval.

Tigres, en cambio, sufre la expulsión de Aquino y para el segundo tiempo, monta una trinchera que sufrió dos balones en el poste izquierdo de Nahuel Guzmán, pero que nunca arredró ante un Cruz Azul que pasó de amenazador a amenazado por su propia desesperación. De eso podrá estar orgullosa su gente, respetaron su propio lema: un Tigre no deja solo a otro Tigre.

Dos formas muy diferentes de enfrentar la inferioridad numérica. Atlas se pertrechó y sólo permitió el gol de José Juan Macías para hacer más dolorosa la agonía de Chivas. Tigres, en cambio, hizo un par de ajustes y trató de mantener bajo asedio a La Máquina a base de contraataques.

Atlas terminó agobiado, pero sin taquicardias, más bien, casi con bostezos, porque Chivas hilaba e hilaba, pero se enredaba en su propia maraña sin una embestida más allá que esa de Macías. Merodeaba el área rojinegra, pero no lanzaba ni una piedra la puerta de Camilo Vargas.

Tigres sufrió y sufrió bastante, pero menos de lo esperado, porque a Juan Reynoso se le fueron trabando los cambios, por indecisión, por falta de ideas a pesar del plantel tan rico del que dispone.

La mejor muestra del padecimiento de los momentos calamitosos de Tigres fue la estampa final de André Pierre Gignac. De rodillas, con los brazos al cielo, evocando a los dioses de sus antepasados gitanos por haber salvado la zalea felina, mientras se estremecía El Volcán cuando se colapsó el reloj y con él, la angustia, los temores y las ansiedades.

Clasificados ambos, y como rivales, vendrán horas frenéticas de estudio. No hay duda: hoy, hay más orden, oficio, solidez de equipo en el Atlas ante esos momentos de desorden y disipación en los que cae Tigres y que aún Miguel Herrera no logra solucionar.

Además, El Piojo debe preocuparse: en los dos partidos de liguilla ha sufrido expulsiones, la de Nico López y esta vez la de Aquino. Una calamidad de esas ante estos Zorros prácticos, redimidos, sería una fatalidad.

¿Los eliminados? Más habrá que lamentar en Cruz Azul que en Chivas, aunque ninguno supo aprovechar la ventaja numérica.

Entiéndase algo: los dos estaban muertos ya y no tenían nada qué perder. Aún así, tanto Ricardo Cadena como Reynoso demoraron en tomar decisiones dramáticas, suicidas casi, pero eran imprescindibles. Insisto, ya estaban condenados ambos. Ya nada podía ser peor.

Tanto Chivas como Cruz Azul se asoman a la incertidumbre. En unas horas, o días, tomarán decisiones sus directivos. Tiene mejores bonos Cadena que Reynoso, porque, evidentemente, hay una diferencia abismal de inversiones y plantel.

En ambos casos, en Verde Valle y en La Noria, la pregunta obligada y desesperada es si quienes deben tomar decisiones están capacitados para hacerlo, porque en ninguna de las dos directivas ha habido en el último año una lucidez que lo garantice.

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LOS ÁNGELES -- Pegan primero y pegan de visitantes. Atlas y Tigres pegan dos veces. Sus víctimas, Chivas y Cruz Azul, recibieron a domicilio los Santos Óleos.

Cierto, hay una diferencia: Cruz Azul eligió la eutanasia, eligió bien morir y morirse de poco, casi de nada, a no ser, claro, de vergüenza. En tanto, Chivas, esas Chivas del segundo tiempo, tienen todavía fuelle emocional y espiritual para confirmar que el Estadio Jalisco puede seguir siendo su casa y revertir el 1-2, aunque para ello necesitará un marcador con dos goles de diferencia.

El Guadalajara murió en su estadio víctima de sus errores. Balones perdidos en salida, errores en la marca, distracciones y dos fastuosas anotaciones de Jeremy Márquez dieron la ventaja definitiva en el Juego de Ida al Atlas.

La versión más floja de Chivas bajo el mando de Ricardo Cadena. Nerviosismo, precipitación, dudas y por momentos, una intensidad mal encauzada. Atlas, en cambio, mantuvo ese orden espartano sin traicionar la trinchera, sin importarle el espectáculo y dedicado, simplemente, a esperar el gran error del adversario.

La equivocación del Guadalajara habría sido esa obsesión de hacer sentir el peso de su estadio, ése que se sabe no existe. El Estadio de Chivas no ha sido ni será nunca su fortaleza. Asumió, con candor, inocentonamente, la obligación de marcar las pautas del juego. Un suicidio ante un equipo que no lleva a cuestas ese apodo de Zorros como simple alegoría zoológica.

Por eso, desbocado, comprometido a ser el protagonista, el Guadalajara despertó cuando tenía el 0-2 en 44 minutos. La segunda mitad fue feudo de Chivas. Su amuleto en Liguilla, el Chicote Calderón pepena un escopetazo para el 1-2 y el resto del tiempo fue una apuesta suicida del Rebaño ante los contragolpes de Julián Quiñones y Julio Furch, pero que sólo quedaron en soponcios.

Insisto, el Guadalajara de la segunda mitad demuestra que el Rebaño no está muerto, aunque en espera de saber si podrá contar con Alexis Vega para el juego de vuelta el domingo en el Estadio Jalisco. Por lo pronto, Diego Cocca se dedicará a embadurnar de chapopote su trinchera y a seguir esperando que las diabluras de Furch y Quiñones aprovechen las urgencias del rival.

ROJA LA CRUZ AZUL

Arrancando, Tigres se hizo cargo del juego. Cruz Azul sólo se hizo cargo de sus miedos en el mismísimo Estadio Azteca y el silbante Fernando Hernández se hizo cargo de estercolar el partido, confirmando el deplorable nivel del arbitraje y del VAR en México. Sí, son tan malos, que ya ni se les puede acusar de perversos.

Y no es que Tigres hiciera una glamorosa apuesta ofensiva, absolutamente, pero Miguel Herrera se encontró con que era más piojosa la postura de renuncia de Cruz Azul y de Juan Reynoso de lo que él llegó a esperar y no perdonó.

Sin embargo, el gol de Tigres es un accidente que raya en el chiripazo. Un gol de esos que derrapan de bobalicones. Jesús Dueñas recupera por derecha, Nacho Rivero lo contempla, Dueñas saca un disparo lejano, retorcido, sin potencia, condenado a morir entre abucheos, pero… Adrián Aldrete y Sebastián Jurado dudan, se paralizan y ninguno va por ese balón retozón, inocentón, pero que termina penetrando pegado al poste derecho. El 0-1 sería el veredicto final.

En tanto, Fernando Hernández no leyó el memorándum. Ése de que había que proteger el espectáculo. Al ’60, una jugada dura, ruda, pero accidental con un punterazo de Diente López que le abre el párpado a Luis Abram y termina en una roja indiscutible a juicio del silbante. Producto de esa jugada, Miguel Herrera increpa al ya atolondrado y confundido juez, quien termina por expulsarlo.

La decisión rigorista no habría pasado de un escándalo de apreciación del árbitro, sin embargo, una chilena de Christian Tabó termina atizándole una patada en la mollera a Juan Pablo Vigón y Fernando Hernández no decepciona sobre el corto circuito en sus escasas neuronas. Sólo saca tarjeta amarilla.

En acciones similares, reacciones distintas. Son los hijos putativos de Arturo Brizio Carter. Nada que sorprenda.

Y La Máquina sólo quiso reaccionar tras la expulsión del Diente López. Quiso, pero no pudo, no supo. Finalmente, tras 60 minutos de desperdicio, Cruz Azul intentó empatar el juego. Demasiado tarde. Hugo Ayala, en uno de sus mejores partidos, y Nahuel Guzmán se encargaron de arruinar los intentos celestes.

Ojo, esos esfuerzos, esos empujones, eran espasmos, eran estertores más que intentos inteligentes, ordenados. Así, Cruz Azul, con tan poco futbol, con tardío ataque de dignidad y compromiso vendió barato, muy barato su pellejo.

Con Tigres, ¿se atreverá Mauricio Culebro a poner un hasta aquí a un Miguel Herrera que sigue sin entender que los grandes tropiezos en su carrera se originan cuando sale lo más piojoso de su temperamento?

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LOS ÁNGELES -- Intensidad. Drama. Rabia. Vehemencia… y dos empates. Así arrancó la Liguilla del Clausura 2022, con Pachuca y América sofocados, pero vivos, y con San Luis y Puebla exudando la sensación herida de haber sido saqueados.

San Luis 2-2 Pachuca. Puebla 1-1 América. Las series quedan abiertas, pero Tuzos y Águilas reparten cartas y eligen fichas; serán locales y tienen la ventaja de su posición en la tabla. Nada está escrito, pero ellos tienen la pluma y el tintero.

Cuidado, sin embargo. Recibieron Pachuca y América una poderosa y escalofriante advertencia: este San Luis ya no es el juguetito piltrafa de otros años y este Puebla, con tanta sangre sudamericana, juega la Liguilla descarnadamente encarnizado, como si fuera una Copa Libertadores.

Dos partidos de cierres espectaculares. Exultados y exaltados por la devoción inquebrantable de los cuatro equipos, pero mancillados de manera grotesca y sospechosa por decisiones arbitrales.

Recuérdese que, desde hace dos liguillas, quedó comprobado que hay una orden tajante para favorecer el espectáculo siendo menos quisquillosos con el reglamento y con las tarjetas rojas. Es decir, no se trata de proteger el futbol sino el negocio.

Desde el Clausura 2021, los réferis tienen órdenes puntualmente claras: no arruinar el circo televisivo, aunque ellos sean el pan envenenado de la fiesta. Carroñeros de su propia carroña.

1.- Oscar Mejía perdona dos rojas que en el torneo regular eran muy baratas. Una para un magnífico jugador como Kevin Álvarez y la otra para un casi fósil como Rubens Sambueza, quien tiene un historial de violencia dolosa en el futbol mexicano.

2.- Luis Enrique Santander tuvo de repente una prudencia que no tiene en el torneo regular. Cuidaba las amarillas que sabía después debería convertir en rojas. ¿Fuera de lugar en el gol del empate del América? En la viciada, torpe, confusa, mezquina y casi delincuencial forma en la que se manipulan los ajustes a la regla, Santander decidió salvar el pellejo y validar el remate incuestionable de Sebastián Cáceres pese a la posición de Bruno Valdez.

Insisto, los árbitros en el futbol mexicano han sido obligados a pasar de jueces a alcahuetes de las urgencias mediáticas y de rating en torno a esta Liguilla y ellos, con tal de seguir en la nómina de los mimados de Arturo Brizio, obedecen ciegamente. Ya no sólo es Alí Babá y sus 40 ladrones sino La Celestina y sus 40 suripantas.

Pero, soslayando esta confabulación contra el reglamento con los árbitros como títeres, los dos encuentros del arranque de Liguilla rebasaron las expectativas.

La pregunta obligada es, ¿por qué demonios esa pasión, esa fogosidad la reservan durante 17 semanas y sólo la ofrendan en Repechaje y Liguilla?

1.- A Pachuca se le levantó el occiso del fondo de la tumba. Esos 15 puntos de diferencia en la tabla respecto a San Luis quedaron, como debía ser, como una anécdota insulsa.

Los potosinos, desde que el hijastro incómodo, Alberto Marrero, dejó de meter las manos en el equipo, éste se ha transformado. Es un plantel virulento, suicida casi. Pachuca sufrió cuando se dio cuenta que no bastaría sólo con ese futbol pulcro, generoso, vertical y agresivo, aunque tuvo dos veces la ventaja, pero al ‘94, Juanma Sanabria hizo el 2-2.

2.- Nicolás Larcamón encontró la cura contra el Alzheimer futbolístico que se había apoderado de sus jugadores. Aprovecharon las licencias arbitrales, porque la lesión a Federico Viñas era roja y penalti y en el VAR, según ha dicho Miguel Herrera, prefirieron “tragar tortas y chelas” antes que aplicar el reglamento. ¿Será por eso que decidieron ni siquiera revisar el gol de la igualada americanista?

Encomiable lo de ambos equipos. Un Puebla a pura testosterona y licencias de futbol ante un América que debió alterar toda su cartografía futbolera con las lesiones de Viñas y de Richard Sánchez.

Por eso, más allá de la mezquindad perversa de la jauría arbitral, los dos encuentros de este miércoles retribuyeron las expectativas y la expectación que desataron.

Insisto, América y Pachuca se columpian en una soga delgada y frágil, como lo es el jugar de locales y la ventaja en la tabla. Hoy, técnicamente estarían clasificados a Semifinales, pero hay un trámite pendiente, esos 90 minutos de la vuelta ante dos equipos que tienen la misma hambre voraz de victoria.

Por eso, lo mejor de los encuentros de este miércoles es que inflamaron el suspenso y el misterio para los partidos de vuelta con, sin, y a pesar del arbitraje.

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LOS ÁNGELES — “Somos de la misma sustancia de los (nuestros) sueños”, escribió William Shakespeare en La Tempestad. Y Los Interinos tienen los suyos también. Porque hoy, Ricardo Cadena y Fernando Ortiz, aún metidos en Liguilla, leen su descripción laboral y su cheque, como eso, como interinos.

Habíamos hablado de la redención de Los Interinos. Ortiz y Cadena habían recibido despojos, fiambres. América y Chivas exudaban formol, más que esperanza. Su horóscopo hablaba de funerales. El #Vocholari y el #Tricileaño estaban desvencijados.

Hoy, insisto, en Liguilla, y con los pabellones de la expectación y las expectativas, ondeando glamorosos, Los Interinos, siguen siendo interinos.

Ricardo Cadena, en charla con Futbol Picante de ESPN, aclara que NO ha recibido una oferta como entrenador definitivo. En el América, también hay un tabú sobre el tema, y Fernando Ortiz, seguramente, sólo mira de reojo a la gerencia, mientras organiza ya la Toma de Puebla.

Hay una sintomatología deliciosa, detrás de todo esto. De los porqués las directivas se muestran cautelosa, y de porqué Los Interinos se muestran cautos ante ese silencio burocrático de sus jefes inmediatos, en este caso Santiago Baños y Ricardo Peláez.

1.- Los Interinos son empleados del club. Ortiz y Cadena tienen un salario administrativo. Y el club observa. Chivas se ha equivocado al elegir técnicos, varios, muchos. América se desplomó de la cima a la sima, por su fervor hacia Solari. Hoy, ambas instituciones, ven la manifestación de lealtad, de compromiso y de ambición (“la sustancia de los sueños”), de sus técnicos, de Los Interinos. Y aguardan.

2.- Cadena y Ortiz desfilan descalzos sobre esa línea de fuego divisoria entre el éxito y el fracaso. En el futbol, esa frontera se angosta al infinitesimal veredicto de 90 minutos. O de 180, como es la Liguilla. Ellos mismos no quiere perturbar, perturbarse ni ser perturbados. Entienden, Los Interinos, que en términos de resultados, su hoy no es ayer, sino mañana.

3.- El interinato, es una zona de alto riesgo. Apesta a parche, a remiendo, a medias suelas. Y lo primero que un interino debe hacer, es hacerse respetar. Cadena y Ortiz lo han conseguido de manera inmediata. También, entiéndase, el jugador, en desgracia y exhibido, busca una alianza inmediata que lo rescate. Los Interinos han bebido de la misma sangre agridulce que sus dirigidos. La lealtad y el compromiso son más importantes, en un vestuario, que cualquier contrato.

Visto así, se multiplica el mérito de Los Interinos. Cierto, aún, en la frágil y despiadada balanza del futbol, aún no han ganado nada, porque, realísticamente, aún pueden ganar todo.

En La Liguilla, lo desproporcionado de los milagros, es que se abaratan en el ajetreo de sólo 180 minutos. Y ambos entrenadores muestran argumentos para seguir con vida en en esta Fiesta Final.

1.- Fernando Ortiz tiene en el América el mejor medio campo de la Liga. El mejor rombo: Diego Valdés, Richard Sánchez, Álvaro Fidalgo y Pedro Aquino. Transformó la autopista del fondo, en una garita fronteriza más intransigente. Cierto, ataca con cuchillito de palo, porque Federico Viñas y Henry Martín son tan peligrosos como el veneno de una lombriz.

2.- Ricardo Cadena ha revalorado a los jugadores. Pierde al ‘Canelo’ Angulo, lastimosamente, pero es el mismo Chicote Calderón del Necaxa; el mejor Alexis Vega, mejor añejado que el vodka con tamarindo; y un Fernando Beltrán que a cada partido ridiculiza al Ex Rey Midas, quien lo segregó de manera cruel y purulenta. Y cuidado con la mosquita muerta del Rebaño: Eduardo Torres, es tan bueno, que no se nota. Sin él, lo que hacen todos los mencionados, no sería posible.

Hay más todavía. Los Interinos han trasformado la tribuna. Sus estadios eran un camposanto. Ir al estadio en este 2022 era exponerse al ridículo, era como un refugio para divorciados sin hijos, o para solteros sin Tínder. Así de patético. Hoy, el Azteca y el Akron, son una coreografía festiva de fe y de esperanza. La afición de América y Chivas gorjea, gorgorea y revolotea, porque han salido del silencio sepulcral, al derecho incontrolable de la felicidad.

Los tres o cuatro asiduos a este espacio, más desolado que la justicia en Querétaro, saben que las Chivas, ni en birria, porque apestan. Sin embargo, en este oficio, he podido cubrir innumerables clásicos tapatíos y nacionales, ya sea en el Estadio Jalisco o en el Estadio Azteca. Entiéndase: sobrecoge sin duda, la afición de Tigres, impone la facción del América, solivianta el gentío del Atlas, pero, particularmente, la atmósfera brutal, explosiva, electrizante que desata el Guadalajara, en sus grandes momentos, rebasa a todos los demás en el futbol mexicano.

Claro, también Chivas tiene una que otra bestia en la tribuna, pero el aficionado genuino cuando hace erupción, genera una ebullición estremecedora. Cuando ese orfeón estalla, hay, en el recinto, algo más que sonidos, es un firmamento poderosísimo que eriza, que acalora, desde dentro, desde muy adentro, la piel del futbolista. Ahí, en el tendido, Ricardo Cadena encuentra el mejor aliado.

Así pues, Los Interinos llegan a su Juicio Final. Ricardo Cadena ante un adversario contra el que conoce el encono heredado: el Atlas. Y Fernando Ortiz, irónicamente, ante quien alguna vez sonó (¿y soñó?), para sentarse en ese sitio: Nicolás Larcamón, con el Puebla.

La expresión completa de Shakespeare, es esta: “Somos de la misma sustancia que los sueños, y nuestra breve vida culmina en un dormir”. Sí, la brevedad de Los Interinos o la eternidad de Los Interinos.

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LOS ÁNGELES -- Sí. Pachuca hace el mejor futbol. Sí. Tigres tiene el mejor ataque. SÍ. Atlas es el campeón vigente. Sí. Cruz Azul tiene deudas y demonios. Sí. Puebla es una emboscada. Sí. San Luis es el marginado rencoroso. Sí a todo ello, pero lo seductor de esta Liguilla son los cierres desbocados, esplendorosos, de esos dos desahuciados que regresaron del infierno: Chivas y América.

El despechado Repechaje fue el coliseo estrujante para depurar la Liguilla. Ya están listos los cruces y los cuatro burgueses que llegaron directo a la Fiesta Final (Pachuca, Tigres, Atlas y América) debieron empezar con estertores y escalofríos. Todo comienza a partir de cero.

Más allá de los méritos innegables de los cuatro sembrados, ninguno puede escapar a ese sesgo de incomodidad, porque, al final, sus adversarios dejaron en claro en el Repechaje que se untaron de la sangre oscura y necesaria para ese conjuro maldito de jugar a matar y morir.

Insisto, la presencia de un América sobrio, sólido, resucitado, que salió por su propio pie de la morgue donde lo colocó El Indiecito Solari, goza de todas las antipatías y simpatías del que se pavonea como aspirante a campeón. Fernando Ortiz ya advirtió: son El Tano y sus espartanos.

Y por supuesto, la redención de Chivas. Las perversiones tácticas y seniles de uno (Víctor Manuel Vucetich) y los engatusamientos verbales de un merolico de alta escuela y poca universidad (Marcelo Michel Leaño) habían dejado al Guadalajara listo para la eutanasia.

Ricardo Cadena hizo cirugías simples en corazones y espíritus. Se convirtió en “médico de cuerpos y almas”, diría Taylor Caldwell. Hoy, todos combaten, perseveran, guerrean, enaltecen. El mejor ejemplo es Fernando Beltrán, a quien el Ex Rey Midas embalsamó de despreció y lo colocó en el limbo.

Como sea, la Fiesta Final tiene ya a sus ocho gladiadores. Entre el primero (Pachuca) y el último (San Luis) hay 15 puntos de diferencia. Así de enorme la distancia, pero en la Liguilla, siempre ocurre lo fortuito, lo insospechado.

1.- PACHUCA vs. SAN LUIS

Los Tuzos deleitan y se agradece a Guillermo Almada que su pirámide de soporte la conformen jugadores mexicanos. A excepción de Chivas, y por obligación, el uruguayo tiene más confianza en el jugador de la tierra que los propios entrenadores mexicanos.

Así de irónico.

Pachuca embelesa, sin duda, pero, en Liguilla, eso aumenta el riesgo. Enfrente acecha uno de esos equipos indeseables e indeseados. Apestan a peligro, a asalto, a mansalva, a premeditación, alevosía y ventaja. San Luis se dedicó en el torneo a asaltar las casas de los poderosos, especialmente desde la llegada del brasileño André Jardine. En la fase regular ganaron los Tuzos 2-0, pero Pablo Guede aún dirigía a los potosinos.

2.- TIGRES vs. CRUZ AZUL

Un duelo de metamorfosis. Prepárese a ver unos Tigres muy distintos. Miguel Herrera fue generoso a lo largo del torneo. Respetó la explosividad de esas bestias cebadas con las que puede atacar, pero El Piojo llega como el técnico más experimentado en liguillas de todos los involucrados. Sabe cómo debe jugarlas para ganar. Ahora será más músculo, intensidad, acecho y una trinchera infranqueable. Cero tolerancias.

La Máquina no disipa las dudas. Ante Necaxa tuvo momentos alentadores, pero debió resolver su pase a la Liguilla con las veladoras encendidas a Sebastián Jurado, sin embargo, su propio estilo de juego, asfixiante, de marca, es la respuesta correcta para los recursos del Piojo. No obstante, no fue capaz de frenar a Pumas en las Semifinales de la Concachampions. Además, Juan Reynoso y su grupo saldrán en medio de un ambiente de patíbulo: levantan la copa o levantan sus cosas y se van.

3.- ATLAS vs. CHIVAS

Es otro Guadalajara, una versión muy distinta, opuesta, antagónica, a la que llegó a enfrentar antes Diego Cocca.

Sobrevivió Chivas, sin duda, a pasajes truculentos, perniciosos con Vucetich y Leaño. Hoy es un equipo con intensa dinámica, concentrado, comprometido y convencido de sus alcances. Cadena ha demostrado que ha sacado y dignificado en sus jugadores la mejor versión emocional, futbolística y de calidad que es posible.

Atlas arañó el tercer puesto con 27 puntos, apenas uno más que el Guadalajara. Los Zorros han cerrado dando tumbos en el Clausura 2022 y ese dique de acero eficiente que mostró el torneo pasado, hoy tiene boquetes, precisamente cuando le juegan con velocidad y fuerzan los duelos personales, una grata y nueva especialidad de Chivas.

En el torneo, terminaron 1-1. Julián Quiñones empató a los 90 y, entonces, estaba Leaño, del que hoy ni cenizas hay en el vestuario.

4.- AMÉRICA vs. PUEBLA

Ocho juegos sin perder, seis victorias, una defensa sólida y menos conservador que con Solari. Con El Tano Ortiz, América ha pasado de menesteroso a candidato al título. Ha recuperado a jugadores fuera de ritmo, desconcentrados o lesionados, principalmente a Richard Sánchez y a Diego Valdés, además de que Pedro Aquino ya está disponible. Con ellos y Fidalgo, puede armar el mejor rombo de la Liga MX.

El Puebla de Nicolás Larcamou ha caído en altibajos. Le duelen, especialmente, los equipos gemelos que juegan bajo cánones similares y eso encontrará precisamente ante el América, que, al final, terminó desplazándolo de la Zona VIP de la Liguilla. La Franja sufrió ante Mazatlán y sólo el peso de oficio y personalidad los clasificó desde el manchón.

En el torneo igualaron 1-1 en partido que marcó a Solari, quien tras un arranque de histeria fue expulsado y de ahí comenzó su declive.

Ese es, pues, el panorama de la Liguilla, la cual, innegablemente, resplandece no sólo con la presencia de los dos equipos más importantes de México sino por los momentos que viven.

Comiencen, pues, en términos del legendario Ángel Fernández, El Juego del Hombre y en términos de Hollywood, Los Juegos del Hambre.

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LOS ÁNGELES — Habían permanecido escondidos, agazapados. En la oscuridad del propio oscurantismo de sus hechos. Pero, finalmente, aparecieron, eso sí, sin comparecer. El mismo día, Ricardo Peláez y Santiago Baños rebrotaron. Los padres del infortunio propio son hoy hijos de la fortuna ajena.

Son, sin duda, dos privilegiados. Ocupan dos de los puestos más codiciados en el futbol mexicano. Más codiciados y más temidos que temibles. Despachan, sin duda, desde dos pararrayos: las direcciones deportivas de los dos equipos más populares de México: Chivas y América. Ahí, acaecen desde tsunamis hasta chisporroteos.

Santiago Baños se arrellana ante las cámaras de ESPN con Álvaro Morales. Y Ricardo Peláez protagoniza la renovación de contrato de Alexis Vega, a través de ChivasTV, que ha dado un giro de proactividad, muy rural, muy bucólico, pero atrevido, y que puede ser un poderosísimo instrumento en buenas manos.

Ambos, Baños y Peláez, dan un dedazo de atole a sus aficiones. Ya se sabe, entre la oportunidad y el oportunismo sólo media el cinismo.

1.- BAÑOS DE SABIDURÍA…

El director deportivo del América puntualiza que América va a ser campeón, y se atribuye el éxito de Fernando Ortiz, al establecer, de manera implícita, que sabía que sería capaz de convertir al #Vocholari del Indiecito en el #TanoTesla de este torneo. Mire usted, un genio, un visionario.

Baños, por otro lado, tiró una joya en la charla con ESPN. “No me gusta ver partidos en vivo”, refiere, y explica que prefiere ver sólo condensados, o resúmenes, en su oficina, y en sus ratos libres.

¿De verdad un director deportivo, ex jugador, ex auxiliar técnico, puede renunciar al placer –y la obligación-- de presenciar un partido en directo y sólo quedarse con las ediciones? Me imagino a Baños, el 28 de mayo, haciendo tru-trú, bordando o en otras manualidades, mientras Líverpool y Real Madrid se despellejan en la Final de la Champions. Ahora se entiende el tipo de contrataciones que ha hecho. Tal vez revisó el perfil de esos jugadores a través del FIFA, mientras acudía a la academia de corte y confección.

2.- DEL PELAGATOS A PELÁEZ

En tanto, en la transmisión desde el recinto sagrado de la Sala de Trofeos de Chivas, Ricardo Peláez, hace la misma promesa: “Con Alexis (Vega), vamos por la 13”. Esa, la 13, la cabalística, es la referencia dolorosa de que el América está un paso adelante.

Lamentablemente, desde octubre de 2019, cuando fue presentado Peláez, ha habido más juramentaciones y jaculatorias, que promesas cumplidas. “Ya no vamos a hablar de porcentajes, ni de descenso, ni a dar excusas, a partir de ahora vamos a hablar de títulos”. La promesa, se transfiguró en maldición. Pitoniso de su propio holocausto.

Tristemente para Peláez, el tipo al que denostó e inmortalizó como el #Pelagatos2.0, José Luis Higuera, terminó haciendo caravana con sombrero ajeno, y pudo cobijarse a la sombra de los cinco trofeos que levantó Matías Almeyda. Ya se sabe que Higuera, para Amaury Vergara, el dueño de Chivas, lleva en el apellido su correlación bíblica con Judas Iscariote.

Como sea, hoy, ambos, Baños y Peláez, han pasado a ser, de padres del infortunio a hijos de la fortuna. Infortunio propio y fortuna ajena.

Sería una obviedad señalar que la unción de sus entrenadores, fue una decisión bajo contingencia. Ninguno, nadie, habría imaginado que cuando Baños y Peláez les entregaron la cachucha, el silbato y la cruz, a Ortiz y a Cadena, respectivamente, la desesperación habría abierto la muerto del milagro inesperado. Los Interinos del éxito constante.

Como sea, hoy, América y Chivas gozan de salud competitiva, de cara a la Liguilla el primero, y de frente al Repechaje, el segundo. En ese afán extraño y momentáneo de vincular el éxito a los automotores, el #TanoTesla amarillo y el #Cadellac rojiblanco, le agregarán color al desenlace de este Clausura 2022. Y eso, hay que agradecérselos a estos padres del infortunio propio e hijos de la fortuna ajena.

¿Pueden cumplir la promesa ambos? La transformación de ambos equipos es fascinante por el beneficio del futbol mismo. Una Liguilla en la que comparezcan, y no sólo aparezcan, Chivas y América, tiene una seducción y morbosidad especial.

El Rebaño y El Nido se han convertido en los animadores intempestivos del torneo, además, claro, de un Pachuca que hoy hace el mejor futbol dentro de la Liga Mx, y que confirma que hasta un reloj descompuesto, puede dar la hora exacta dos veces al día. Sí, el chiripazo de Jesús Martínez, quien se vio poco memo al llevar a Memo Almada a la dirección técnica.

Ricardo Cadena hace un trabajo serio. Apeló al sentido común, sin caer en ilusionismos demenciales del Confucio menotista de pacotilla que le antecedió. El predicador de lo absurdo se ha ido, y llegó el obrero honesto de la cancha. Marcelo Michel Leaño, en sus andanzas febriles, construía alebrijes, y Cadena construye un equipo. Claro, aún debe vencer a Pumas este domingo.

Los jugadores están involucrados. Por primera vez, pasaron de ser unos cínicos parias a ser futbolistas profesionales. Y deleitan y se deleitan, que es, al final, el principio básico de su oficio, “el juego, por el juego mismo”. Tan simple como la compleja Teoría del Juego del “homo economicus”.

En tanto, Baños confiesa a ESPN que Santiago Solari vivió en la untuosidad soberbia de una alcurnia espuria y falsa. Su trato con el jugador rayaba –aparentemente--, en lo despectivo. El Tano se inmiscuyó primero con el ser humano, y después con el jugador. Ciertamente, Ortiz entendió que tenía poco que enseñarles de futbol, pero sí mucho de comportamiento como equipo. Y ahí está, como sólido aspirante al título, más incluso que el mismo Pachuca esplendoroso.

Hoy se ve a la mejor versión de Diego Valdés casi como en el clímax de su paso por Santos. Ha recuperado a Pedro Aquino, ha mantenido a Álvaro Fidalgo y ha rescatado a Richard Sánchez. Además, le agregó chapopote táctico a una defensa fragilizada. Le sigue faltando un goleador, pero en su segunda línea de ataque, encontrará a los definidores.

Aunque Peláez y Baños tienen más bocas de agoreros que de profetas, y de ellas salen más desventuras que bendiciones, pero ambos se atrevieron a una apuesta épica: ser campeones. Si las carambolas fatalistas de la Liguilla lo favorecen, podría darse incluso una Final entre ellos, que, de momento, parece poco probable.

Así pues, las decisiones accidentales de Baños y Peláez, los padres del infortunio e hijos de la fortuna, han puesto en escena, “sin querer queriendo”, a América y Chivas en el protagonismo mediático que corresponde. Ya, el resto, será puramente cancha.

P.D. Gibrán Araige de TUDN, reveló que Baños va a reclutar a Diego Lainez para el América. Oportuna decisión. Tigres estaba a punto de convencer al jugador suplente del Betis. A Lainez le urge jugar y que lo vea Gerardo Martino para poder ir a Qatar 2022. El Pacto de Caballeros, que no ha existido, no existe y no existirá, bloqueó su llegada a Zuazua, y estaría arribando a Coapa. Afortunada gestión de Baños, aunque, cierto, de rebote, no por iniciativa, pero ¿habrá visto en directo algún juego de Lainez con Betis, o lo hizo en un resumen de YouTube, en su oficina y en sus ratos libres?

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LOS ÁNGELES — Otro sopapo más. La MLS hace pedazos la hegemonía del futbol mexicano en Concachampions. Seattle Sounders golea a Pumas 3-0 (5-2 global) y secuestra el boleto para el Mundial de Clubes.

Las humillaciones siguen para el futbol mexicano. En 2021, la selección de Estados Unidos puso de rodillas tres veces, en partidos oficiales, al Tri-stón de Gerardo Martino. Ahora, Pumas es el escalón de Seattle para apoderarse por primera vez de la Concachampions, que asigna el salvoconducto para el Mundial de Clubes.

¿Agotamiento de Pumas? Se manifestó en el cierre del partido. Las ideas son menos claras y los pies menos precisos. Nueve juegos en 29 días, y, claro, sin el menor respaldo de la Liga MX. La MLS, en cambio, modificó el calendario, para que Seattle descansara el fin de semana.

Foto: AP

Para la liga estadounidense es una magnífica oportunidad de mostrar cómo, con la logística adecuada, se puede, incluso, evitar pasar vergüenzas en el Mundial de Clubes, como le ha pasado con frecuencia al balompié mexicano, eliminado en primera ronda, con dos únicas excepciones: la semifinal de Monterrey ante Líverpool y la Final de Tigres ante el Bayern Múnich.

Porque en eso, habría también un tono didáctico de la MLS a la siempre sombría Liga MX, que apenas entrega la bendición a sus representantes. Quede claro que si el torneo de Concachampions no pertenece a la televisora del patrón del futbol mexicano, se ningunea. A Emilio Azcárraga Jean no le interesa promocionar una competencia que pertenece a otra televisora en México. No le ha interesado ni cuando su América toma parte en ella.

El trámite se cebó temprano sobre Seattle. Dos cambios por lesiones. A los minutos 11 y 29, toda la idea táctica de Brian Schmetzer había sido inutilizada. Tolo y Paulo se remitieron a la enfermería. Kelyn Rowe y Obed Vargas tardaron en entrar al ritmo.

Pumas aprovechó el desconcierto, pero sin provocarle grandes jaquecas al arquero Stefan Frei, quien al final del juego terminó con el saldo virgen y dos atajadas monumentales. Los universitarios tuvieron oportunidades de gol, pero entre la precipitación y la estoica marca del rival, terminó por cosechar muchos bufidos y ningún alarido. Tanto fue su empeño, pero escasa su puntería, que sólo hizo un disparo al arco en todo el partido.

Hablar del estado de la cancha, es una ociosidad en la búsqueda de excusas. De hecho, una de las lesiones de Seattle, la de Joao Paulo, se origina precisamente por las inclemencias del pasto sintético.

Sounders, por su parte, en el segundo tiempo, recuperó el control del partido. Aprovechó la imprecisión de Pumas, que, increíblemente, a pesar de tener jugadores muy técnicos, sufría para levantar balones de peligro al área del equipo estadunidense.

Seattle había firmado primero con Ruidíaz al 45, y el mismo peruano haría el segundo al ‘80, para que Nicolás Lodeiro sentenciara al ’88, un 3-0 que en las cifras mismas habla de humillación y dominio.

Pumas, que parecía destinado a quedarse como el perro de las dos tortas, en una, sin embargo, gallarda y generosa osadía, de querer ganar dos torneos simultáneamente, con un plantel reducido para semejante proeza, ahora deberá enfrentar el domingo por la noche a Chivas, dentro del Repechaje.

Llegará sin duda menguado anímicamente. Será labor titánica de Andrés Lillini y Miguel Mejía Barón, resucitar el espíritu Puma, para esa encerrona ante el Guadalajara.

Lo mejor de esta victoria histórica de Seattle Sounders y de la MLS es que obligará inevitablemente a los equipos mexicanos a asumir con mayor responsabilidad la siguiente versión de la Concachampions, y obligará también a la Liga MX a respetar a sus clubes y calendarizar sin abusos ni prejuicios, ni intereses mezquinos ni complejos, las siguientes competencias.

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