LOS ÁNGELES — Sí, ya sé: Javier Hernández ¡no! irá a Qatar. Y sí, lo sé: Chicharito acumuló todos los cadáveres posibles para su propio destierro. Pudo levantar su propia estatua, pero eligió cavar su propia tumba.

Instigado por Yon de Luisa, Gerardo Martino le oficializó su discriminación del Tri mundialista. Para fortuna de dirigente y técnico, Henry Martín vive un momento exultante con el América. Además, Santiago Giménez ya cotizó en el Feyenoord, y Raúl Jiménez da muestras de mejoría.

Chicharito se afana en ridiculizar al Tata, ridiculizado ya, de por sí, por sus miserables números en el martirio de 2020, 2021 y 2022. Este domingo marcó ante Nueva Inglaterra y dio una asistencia. Suma cinco anotaciones y dos pases para gol en los más recientes cuatro juegos del Galaxy, que por cierto aún no le ofrece renovación de contrato. En Carson sueñan con Luis Suárez.

Por lo visto, la esquela necrófila que le entregó Martino y que sepultaba los sueños mundialistas de Javier, hizo poca mella emocional en el delantero del Galaxy. Este domingo, el servicio a Daniel Aguirre para el 1-0 muestra su evolución como jugador. Hoy, es más ya que aquel anecdótico Chaplin del Gol, cuya pericia y gracia eran anotar con la mollera, el esternón o el hueso ilíaco.

En el 2-0 a Nueva Inglaterra, cierto, Riqui Puig, le entrega un anillo de compromiso más ostentoso que el de Ben Affleck a Jennifer López. Al pisar el área, Javier parece titubear, pero, encesta, a la derecha del arquero. Sus “haters” dirán que la iba a fallar. Sus concubinos dirán que fue uno de sus amagues chaplinescos para descuajaringar al arquero. ¿Ni una ni otra? ¿O las dos?

Lo cierto es que Javier Hernández recrudece el martirio de aquel a quien la afición ya bautiza como el #TataMartirio. Ciertamente, el técnico argentino deglute sus propias declaraciones, sumido en la cloaca de sus juicios. “La MLS está entre las mejores ligas de América y estará pronto entre las mejores ligas del mundo”, dijo tras ser campeón con Atlanta United.

En ese mismo tono lisonjero, oportunista, servil, se han expresado el presidente de la Liga Mx, Mikel Arriola, y claro Yon de Luisa. “Tenemos que aprender de ellos”, han dicho.

Irónico pues que lejos de envalentonarse y tratar de hacer solidario a Chicharito con su proyecto –si es que éste existe--, Martino simplemente decida discriminarlo –deportivamente hablando--. Pero, además, desdeña a otro mexicano goleador en la MLS, de esa liga “que está entre las mejores de América”, Brandon Vázquez, quien ya recibió una oferta del técnico de EEUU, Gregg Berhalter, pero que aún suspira por un guiño tricolor.

Pero, insisto, sé, sabemos, que Javier Hernández está más lejos de Qatar, que el puesto de pambazos y tlacoyos, con todo y anafre en el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, de ganarse una estrella Michelín. E insisto, Chicharito tiene más pecados que la compungida y nostálgica Mujer de Lot.

Pero, mientras genera microsismos en las úlceras de Martino, Chicharito sacude las entrañas de Chivas y sus más de 30 millones de seguidores, con un simplón Teorema de Pitágoras: la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa. En dialecto futbolero, el 14 de las añoranzas, podría regresar al Rebaño, 13 años después.

Versiones, en ese fértil, inagotable y colosal tendedero de los rumores, hacen una pueril Regla de Tres: Chicharito no renueva con el Galaxy y firma con Puma, que viste a Chivas, por lo tanto, la empresa textil y el club, repartirían a partes iguales el salario del jugador a partir de 2023, aunque la venta de camisetas, dejaría más dividendos para Puma.

Agréguese un chantaje emocional. Dicen, esos que tienen tanto que decir, que en uno de tantos arrumacos con su abuelo, el legendario Tomás Balcázar, Javier Hernández le habría prometido retirarse en Chivas, y hacerlo sin desperdigar polilla, sino en un momento productivo. Y se sabe que la idolatría hacia “Don Tommy”, especialmente por ciertos remordimientos, es el motor emocional más potente para este delantero.

Por lo pronto, mientras que en redes sociales se desata una inofensiva e inocua batahola entre la legión que desprecia y menosprecia a Chicharito, y la otra legión, que lo deifica, lo diviniza, arremete martirizando al Tata, la realidad es que el delantero sólo tiene dos cuencos donde beber entre esperanza y resignación: regresar a Chivas y tratar de merecer un sitio entre sus leyendas, como su abuelo, o aguardar una oferta del Galaxy.

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Andrés Lillini: "El club y la afición no merecen lo que está sucediendo"
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LOS ÁNGELES — Un interinato caduca (Andrés Lillini), dos se fortalecen (Chivas y América), y un tercero se manifiesta (Cruz Azul). La magia estentórea del #911 en su máxima expresión.

Cierto: los tres primeros ya fueron ungidos con la estabilidad emocional de la burocracia: técnicos oficiales, pero recordemos que llegaron bajo el infausto reclutamiento del interinato. El Potro Gutiérrez, aún con la bendición por el resto del Apertura 2022, todavía no recibe la deslumbrante y frágil placa para su oficina.

1.- Dramático lo de Lillini. Pumas no es más Vasconcelos, por aquello de que “por mi raza hablará mi espíritu”. ¿O acaso sí lo es? ¿Es éste el nuevo espíritu azul y oro? 21 goles recibidos en seis partidos. Las musas nunca llegaron con Dani Alves. Se quedaron en Barcelona. El brasileño juega cuando quiere y el oro se ha vuelto oropel.

2.- Ilusionante lo de Fernando Ortiz. El #TanoTesla escarpó hacia el liderato. Ante Xolos y León, apestó a fiambre. Era falta de higiene. Después ha vestido guirnaldas con seis victorias en Liga. América ratifica ser favorito. No le duele nada. Ajusta conforme al adversario. Si es frágil, lo aplasta (7-0 a Cruz Azul), pero, la doctrina de golear 1-0, es su favorita.

3.- Chivas emociona. Ricardo Cadena aprendió a remar en la arena de ese estigma que repatea a sus rivales: “eres mexicano dirigiendo mexicanos”, como si fuera juicio sumario del fracaso. Golea a Necaxa (4-0), y conjugando el “apenitas”, vence a Rayados (1-0); este sábado, despedaza a Pumas (3-1), y el tercer gol es de orfebrería nativa: 59 segundos, 19 pases y 23 toques. Escupe en semejante lienzo, que la anotación lleve la firma pérfida de autogol de Gil Alcalá.

4.- La Máquina arroja de nuevo fumarolas y no cenizas. Raúl Gutiérrez llega al mando. Apenas tiene tiempo para memorizar rostros y nombres, hacer ajustes y pedirles a los pusilánimes que cambien escobas por bayonetas. Así se reconcilió, al menos temporalmente, con la afición. 2-1 a Querétaro, con uno menos por la roja a Iván Morales. Pero El Potro les cambió ese espíritu de bestia yuntera, por corcel de batalla. Pero, en el futbol, uno, no es ninguno.

Y mientras Andrés Lillini vive entre la agonía, temiendo que suene el teléfono, o le llegue un simplón WhatsApp de despedida, en Coapa y en Verde Valle se regodean, bajo el auspicio del sistema de competencia. Una racha envalentonada y se asoman al Paraíso de la Liguilla.

Necesariamente había dudas en Chivas, un equipo donde la indisciplina parece gozar de la impunidad e inmunidad del #007. Alexis Vega y Fernando Beltrán “perrearon” en un concierto de Wisin y Yandel a media semana, y ¿cómo llegarían ante Pumas? Ambos, resulta, terminaron perreando a la UNAM este sábado. En especial el primero, regocijándose, facinerosamente, en los terrenos de Dani Alves.

Un primer tiempo esplendoroso del Guadalajara. Del nervioso 0-1, obra de Diogo al ‘3, al 3-1 al minuto 40, insisto, en ese tercer gol, con ese regodeo del balón, sobándolo con taquitos, amagues, pisadas y rococó tribunero. El balón termina en la red con el sabotaje pueril del autogol. Pero, Chivas emociona, aunque para ilusionar, aún habrá que mantener al menos ese nivel, y hay perversos en su camino: Toluca, Tijuana, Puebla, Tigres, América y Cruz Azul.

¿América? El equipo más ordenado y más sólido de la Liga. No se aparta del manual del #TanoTesla. Ocurren accidentes venturosos como ante Cruz Azul, pero el equipo se siente cómodo con la victoria franciscana por un gol de diferencia, o mantener la gélida sangre de ofidio para manipular las urgencias del adversario y clavarles tres (Mazatlán, Pachuca y Pumas).

Fernando Ortiz tiene el mejor organigrama en media cancha de esta Liga. Y lee perfectamente las sudoraciones y las cifras. Da reposo, cuando debe, a sus colosos, como Richard Sánchez y Álvaro Fidalgo, a los que había condenado a la banca al inicio del torneo. Es, además, un hábil entrenador de diván que después acicatea las emociones en la cancha.

Lo de Henry Martín, Luis Fuentes y Alejandro Zendejas, por ejemplo, ahí estaba, ahí lo cargaban. El Tano no los hizo futbolistas, pero él sí los ha hecho competitivos. El técnico puede y debe ser el más brutal y adictivo estimulante. La adrenalina y la testosterona están ahí, sólo falta el tipo que con trabajo, y a caricias o latigazos los perturbe dentro del jugador.

Así se explican algunas resurrecciones: a Chivas lo estremecen externa y eventualmente su entorno y su hábitat siempre convulsionados, y Cadena lo aprovecha. En América, viven bajo convulsiones constantes, y el técnico debe guiarlos, a oscuras, pero no a ciegas, hacia la vía de escape. Aprender a vivir así, a jugar así, a disfrutar así, al límite, desgasta, pero también fortalece.

Por lo pronto, este ejercicio de los interinos se redimensionará esta semana. Pumas debe trasegar entre pesadillas y humillaciones, para recordar su más reciente victoria, y eso amenaza a Lillini. América y Chivas, sólo esperar que el “molerísimo” juego ante Paraguay no le alborote las ambulancias, y en el caso del Rebaño, que lo apadrinen Wisin y Yandel. Y El Potro Gutiérrez ya dio el primer paso: a los jugadores de delantal, pañoleta y plumero, los ha dotado de nuevo de cartucheras y fusiles.

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LOS ÁNGELES — Se oxidan los Caballos de Hierro de Gerardo Martino. Sus corceles de batalla abandonan la cuadriga. El Mundial de Qatar es mañana, y el Tata se quedó en el ayer.

¿Cuántos sobreviven de aquel su once ideal, de su once soñado, de su once mundialista, fabricado con más ilusionismo que ilusión en 2019?

En julio de 2019, venciendo a Estados Unidos en la Final de la Copa Oro, entre los espejismos del proceso de Martino, el técnico argentino aseguraba tener un cuadro base, sólido, esperanzador. Hoy, ruinas. Pero, él sigue estancado en el ayer.

Hoy, sobrevive Edson Álvarez, consolidado en el Ajax. Se puede agregar a Guillermo Ochoa. ¿El resto? Herrumbre. Se oxidan sus hombres de hierro, sus caballos de hierro.

1.- Andrés Guardado y su artrosis en ambas rodillas le tienen fuera del Betis, que se ha negado a registrarlo. Es decir, tiene equipo, pero no tiene cupo en la cancha; tiene contrato, pero no un espacio en el vestidor. El capitán se quedó sin buque.

2.- Héctor Herrera (ausente en esa Final) languidece en Houston. La directiva del Dynamo lamenta la cuantiosa inversión. ¿Dónde quedó el de algunos momentos, pocos, memorables con el Atlético de Madrid? El #Guapérrimo de bisturí, ha perdido su galanura en la cancha.

3.- ‘Tecatito’ Corona y los médicos del Sevilla, azuzados por su promotor, hacen creer que llegaría rayando, pero pleno al Mundial. Su edad, su historia clínica y la lesión en el tobillo, cuentan otra historia.

4.- Uriel Antuna, Jonathan dos Santos, Charly Rodríguez y Jesús Gallardo, han dejado de ser titulares en sus equipos. Son apenas relevistas, cuando no hay mejores opciones.

5.- ‘Chucky’ Lozano ha desarrollado cierta fobia al Tri. Cada convocatoria es una lesión. El Napoli cada seis meses le pone etiqueta y coloca al muñeco en el aparador, pero nadie se atreve ante un precio surrealista respecto a su rendimiento.

6.- Raúl Jiménez le marca al Preston de la Championship, y las mascotas de la Cenicienta alborozan en los tendederos mediáticos. Tesón, audacia y compromiso, hay por parte del Lobo Mayor, pero aún está lejos del nivel que seducía hasta antes de la embestida de David Luiz.

7.- De aquel 2019, en defensa, los escenarios se han desmoronado. Carlos Salcedo está borrado por la mano siniestra de Jorge Theiler. ¿Néstor Araujo? Lo salva el sistema del América, pero sigue sin ser material mundialista. ¿Héctor Moreno? Bendecido por el esquema ultradefensivo de Rayados, deja en evidencia su lentitud para la velocidad de un mundial. ¿Chaka Rodríguez? La baja de juego y después la operación en el tobillo, lo tienen relegado.

8.- ¿Los otros “europeos”? Orbelín Pineda hace eventuales fantasías y gracias, pero en Grecia. Diego Láinez intenta asomar en un escenario favorable con el Braga. Y quienes tienen mejores números, recuérdese que viven bajo el desdén de Martino: Santiago Giménez (goleador de Cruz Azul, hoy con el Feyenoord), Erick Gutiérrez (PSV), Gerardo Arteaga (Genk), y Johan Vásquez (Cremonese), aunque éste se fue a la banca ante la Roma. ¿Marcelo Flores? Ya entendió que debió darle el sí a Canadá.

9.- Y los vetados de la MLS. Javier Hernández ya fue notificado que por sus indisciplinas, deje de suspirar con el Mundial. Carlos Vela ya entendió que desdeñar al Tri mayor, pero querer ir a los Juegos Olímpicos de Tokio, le cerró las puertas.

10.- Y claro, los caprichos, también caducan. Los otros mimados de Martino, Alexis Vega, Luis Romo, Diego Reyes y Rodolfo Pizarro siguen en ese sopor, en esa modorra de la intrascendencia. Pero al igual que con Rogelio Funes Mori, Gallardo y Herrera, son obsesiones del cuerpo técnico. Y entre esos caprichos, el rechazo abierto a Luis Fuentes, Fernando Beltrán, Alejandro Zendejas, Aldo Rocha y Fernando Navarro, éste con su segundo aire en Pachuca.

¿Soluciones? El problema es el tiempo que desperdició Gerardo Martino entre sus vacaciones, su necedad, sus preferencias, sus manías. Apenas, y por emergencia y presiones, ha volteado hacia Kevin Álvarez, Luis Chávez, el Hueso Reyes, Henry Martín, Israel Reyes, Erick Sánchez, Jesús Angulo, Beltrán, y varios más.

Cierto, algunos de ellos fueron citados para enfrentar el juego “molerísimo” ante Paraguay, pero se sabe que es un arrejuntando de contingencia, y no las verdaderas intenciones del cuerpo técnico.

Queda claro que con tantos veteranos en desgracia, a Martino se lo tragó el tiempo que él mismo desperdició entre casi un año sabático en 2020, y sus prolongadas vacaciones. Tratar de rejuvenecer al Tri de manera dramática y drástica a tres meses del Mundial, parece una tarea imposible, con la sangre joven, e inmadura, que asoma.

Si no logró en cuatro años consolidar un estilo de juego, definir una forma clara de juego, será imposible conseguirlo con cinco partidos amistosos por delante, y ante rivales que no cotizaron para el Mundial de Qatar: Paraguay, Perú, Colombia, Irak y Suecia.

Hoy, de acuerdo a las preferencias manifiestas de Martino a lo largo de su gestión, su cuadro sería algo parecido a esto, con apenas siete titulares en sus equipos:

Guillermo Ochoa; Jorge Sánchez, Néstor Araujo, Héctor Moreno, Jesús Gallardo; Héctor Herrera, Edson Álvarez, Andrés Guardado; Uriel Antuna, Raúl Jiménez e Hirving Lozano.

¿Alcanzará para confrontar con dignidad y medianos sobresaltos a Argentina, Polonia y Arabia Saudita? Un equipo lento, y claro, oxidado, muy oxidado.

Usted prefiere ese once o algo así: Ochoa; Kevin Álvarez, Johan Vásquez, Jesús Angulo, Luis Reyes; Luis Chávez, Edson Álvarez, Erick Gutiérrez; Diego Láinez, Raúl Jiménez y el Chucky. Claro con ajustes posibles con Charly, Erik Lira, Zendejas, Fernando Beltrán, Henry Martín y Giménez.

Ciertamente, un conflicto para Martino. Demasiado óxido en uno y demasiados lactantes en el otro.

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LOS ÁNGELES — El infortunio se ha cebado sobre Jesús ‘Tecatito’ Corona. En el entrenamiento de este jueves con el Sevilla, sufre fractura de peroné y rotura de ligamentos en el tobillo izquierdo. Se pierde el Mundial de Qatar 2022. “Es el último y quiero que sea el mejor”, había dicho.

Este matrimonio entre ‘Tecatito’ y la Selección Mexicana nunca llegó a vivir una Luna de Miel. La ceremonia siempre se veía interrumpida. Problemas familiares, problemas médicos, bajas de juego, decisiones de técnicos.

Un matrimonio que nunca llegó a consumarse. El destino dictamina el divorcio antes del tálamo. Ahora, al jugador, sólo le queda pensar en el 2023. Regresar a los 30 años, en el último tren de su carrera.

En tanto, el tan cacareado “Tri-dente Mágico”, gestado en las fantasías mercantilistas de los vocingleros de la Selección Mexicana, se desploma, desaparece, tras esta lamentable lesión de Corona. Habrá que encontrar y no inventar el reemplazo, y hacerlo no en las marquesinas de los patrocinadores, sino en el realismo de la cancha.

Una Selección Mexicana castigada por lesiones y por el sorteo, atisba, trémula, inquieta, nerviosa, el Mundial de Qatar 2022: una Argentina a punto; una Polonia hambrienta, pero, como consolación posible, una Arabia Saudita tambaleante.

El destino es así. El infortunio es así. Un estallido de desgracia agazapado tras la delicadeza trágica de lo inesperado. El “Tri-dente Mágico” no pasó de ser un regodeo, un cachondeo, un regocijo en las fantasías del ya merito, del ahora sí. Siempre, la caramelización precipitada de los augurios, abre la puerta a riesgos funestos.

Tras su reconstrucción en el Porto, Corona se sumaba a los minutos de Hirving Lozano con el Nápoli, y a la depredadora marcha del Lobo Mayor, Raúl Jiménez. El carrusel festivo del Quinto Partido empezaba a adornarse con holanes qataríes. Pero, el “ahora sí se puede”, terminó embadurnado del doliente “a’i pa’ l’otra”.

Porque, en un país, donde Juan Rulfo y su Pedro Páramo, son los cronistas de sus efemérides, era inevitable el conjuro de los aguafiestas. Corona, Jiménez y Lozano han regresado a la condición inhumana del realismo humano del futbol: las lesiones… y sus lastres.

El fallido “Tri-dente Mágico” y su vendaval conquistador, se suma a las anécdotas premundialistas de las aritméticas de José Antonio Roca para Argentina ‘78; del “clasificamos caminando” de Ricardo La Volpe; de “la victoria histórica” ante Alemania en 2018. Y el culpable siempre es el mayordomo.

¿Qué viene ahora? Con ‘Tecatito’ en salas de rehabilitación por tiempo indefinido, Gerardo Martino debe voltear hacia donde siempre se negó a voltear, hacia la sangre nueva, hacia la sangre joven. Y claro, en el botiquín de emergencias, hay un par de veteranazos al norte de su arrogancia: la MLS.

A partir de hoy, el ‘Tata’ deberá empezar a trabajar donde siempre le dio pereza trabajar. El problema es la inestabilidad de las refacciones. O la soberbia del mecánico. ¿Se atreverá Martino, adicto a la milonga más que al tango, a ir con la frente marchita a pedirle a Carlos Vela que se sume a la peregrinación fatalista rumbo a Qatar? ‘La Hiena’ ha dicho que no quiere reírse ni que se rían de él en otra Copa del Mundo, pero…

¿Y entre los jóvenes? Nombres hay, aunque en horas bajas, muy bajas. Diego Lainez, Alexis Vega, Orbelín Pineda, Alejandro Zendejas, Roberto Alvarado. Y ya desesperado, hasta Uriel Antuna o Marcelo Flores.

A excepción de Lainez, ninguno tiene el desequilibrio de ‘Tecatito’. Además, el delantero del Sporting Braga tiene el espíritu, la viveza, la demencia ofensiva, la rabia, que a Corona se le ha cuestionado muchas veces.

Tras la frugal y necesaria vigilia, por la lesión de Corona, será necesario activar a Martino. Sacarlo de la pachorra que inunda a él y a su cuerpo técnico. Si ya fueron estériles sus meses de vacaciones en Argentina, que al menos su actual paseo todo incluido VIP por Europa, genere alguna utilidad al Tri.

Si ya la situación estaba comprometida de cara a la Copa del Mundo, ver cómo aún cojea futbolísticamente el jefe de jauría del Wolverhampton, y la irritabilidad competitiva de ‘Chucky’ Lozano, ahora el ‘Tata’ deberá abrir los ojos, los dos, a un panorama que exige decisiones no sólo inmediatas, sino inteligentes, más que hormonales, caprichosas y cargadas de berrinches seniles.

Y esperar que el manoseo mediático hacia un nuevo “Tri-dente Mágico”, el “Tridente Cósmico”, el “Tridente Galáctico”, el “Tridente de Oro”, se tome una pausa, en esa menopausia desesperada por vender lo que no existe.

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LOS ÁNGELES — Parecía una escena surrealista de La Última Cena. Claro, no había un Cristo, pero sí 23 Judas. Claro, Iscariotes, todos.

“El cuerpo técnico (Ricardo Cadena), ya ha hablado demasiado”, dijo uno de los tantos enmudecidos en la cancha, Isaac Brizuela. Encabezaba él, con Fernando Beltrán, esta peregrinación de la hipocresía.

1-1 con Atlas. La afición sigue inconforme, porque Chivas jugó 29 minutos con un hombre más y se hizo menos en ese lapso.

Plañideras de su propia desgracia, los jugadores del Guadalajara ofrecen como expiación, entrada gratuita, libre, para recibir a un filibustero del despecho: Víctor Manuel Vucetich y sus Rayados. “No nos abandonen, los necesitamos”, dijo Beltrán. ¿Olvida que llevan cinco años abandonando a esos a quienes hoy imploran conmiseración?

¡Qué grandísima oportunidad tiene la afición de Chivas de hacer sentir su descontento! Si con entrada gratis, se ausenta del estadio, mandará el mensaje más poderoso jamás visto a plantel, entrenador, directivos y el dueño, si es que éste se entera, y no anda rancheando o changarreando en la venta de milagros en polvo.

El desaire, el desdén, del abandono, un estadio desolado, si acaso con despistados seguidores de Monterrey, sería el mayor golpe de autoridad de la afición de Chivas en su historia contra la directiva que más actos de perjurio y promesas incumplidas ha tenido en su historia.

Sí, lo sé, es mucho pedir. La religión del villamelón. “Contigo, en las malas y en las peores”, dirán. El arrullo, la complicidad del perdedor. El instinto maternal del fracaso.

Recordemos que no es la primera vez que un grupo de jugadores de Chivas asoma a respaldar en conferencia de prensa a su entrenador. Hay amargas estatuas de sal, como la mujer de Lot, que viven con la nostalgia por sus pecados.

Así, tal cual, los 23 Iscariotes de la noche del sábado en la sala de conferencias. Algunos tienen ya siete entrenadores, incluyendo al actual, prometiendo que “ahora sí”, e irónicamente se cobijan bajo el hombre del santoral de bolsillo y su prédica apócrifa y pérjura: “Aquí, ya no se va a hablar de descensos sólo de títulos”, rumió Ricardo Peláez. 23 Judas y siete cruces. ¿O 24 Judas y 7 cruces?

Cierto, Chivas tuvo momentos de algidez emocional, futbolística y competitiva. Cierto, por instantes, pocos ciertamente, pero dignificó la zalea rojiblanca en el paraninfo supremo de un Clásico Tapatío, de los pocos genuinos y que aún sobreviven en una tierra estéril de rivalidades legítimas en el futbol mexicano.

Pero, ya no alcanza, en cinco años de miserias, dar dedazos de atole como empatar entre estertores ante el Atlas, que vive también horas bajas. Para su fortuna, en el sitio 17, Chivas se revuelca de felicidad sobre el ataúd mugriento y maltrecho, del ya hace meses muerto Querétaro. Además, claro, no hay problema porque no hay descenso. Pero la multa hay que pagarla. Y en la tesorería de la voraz FMF, no se aceptan vales ni cupones de descuento ni muestras de cortesía de OmniLife.

Antes de enfrentar a Monterrey, Chivas hace escala ante Necaxa, equipo al que ha tenido de rodillas en inmediatos antecedentes. Aunque en este momento, Jaime Lozano lo tiene en el quinto puesto, 12 escalones por encima del Guadalajara.

Reseña La Biblia que Judas Iscariote terminó ahorcándose colgado de una higuera. El 23 de agosto, ante Rayados, será la gran cita para los 23 Iscariotes rojiblancos, que el sábado por la noche salieron a escena.

Sólo una pregunta: ¿ni siquiera alcanza el liderazgo de alguien, de quien sea, como para conseguir que fueran vestidos uniforme, gallarda y formalmente? Llegaron como puesto de tamales del Templo Expiatorio, de chile, dulce y picadillo, como militantes de la indigencia, lo que competitivamente hablando, es totalmente cierto.

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LOS ÁNGELES — Compareciendo en dos universos distintos, en Chivas se mantienen las mismas dudas: no avanza, retrocede. No crece, se empequeñece, se enaniza, se encoje.

1.- Su crisis de cancha sucumbe patéticamente ante otra crisis, como la que vive el Galaxy, en un torneíto que estorba a todos, menos a los voraces organizadores. Pero, el Guadalajara llora por dentro, llora hacia afuera, y hace llorar por como juega y por como pierde.

2.- Su crisis a nivel dirección deportiva sucumbe ante otra crisis: la del colapso de promesas. Ricardo Peláez sale del enclaustramiento médico y moral, para decir que ha hecho de todo, sin conseguir nada. Una oda a la impotencia; un homenaje a la auto castración, a la renuncia, a la rendición, a la deserción.

Dos universos distintos, un fracaso simultáneo. Los que pueden y saben, presuntamente, pero no quieren, humillados con un piadosos 2-0 en Los Ángeles. Otro, que se suponía que sabía y que podía, humillado por sus juramentaciones.

Ricardo Peláez, en charla difundida por Chivas, asegura que hubo un momento en que renunció al puesto. Amaury Vergara rechazó la oferta. Su padre, Jorge Vergara, la habría aceptado de inmediato.

La duda es si Amaury lo hizo porque creía en el proyecto de su director deportivo, o porque entró en pánico bajo el estresante “¿y ahora quién podrá defenderme?”, y cobijarse en el “más vale malo por conocido, que…”.

Honesta la postura de Peláez. Ese día que presentó su renuncia –y esto es irrefutable--, reconoció su fracaso y su incapacidad para revertirlo. ¿Por qué? Hay dos perfiles. Ayúdeme, Usted elija el suyo.

1.- ¿Debió insistir Peláez un poquito más, insistir de verdad, echándole más ganitas en esa renuncia? Si no lo hizo, revela astucia.

2.- ¿O sólo fue un chantaje emocional al Júnior, para hacerlo tambalear y fortalecerse el mismo Peláez en su puesto? Si lo hizo así, revela aún más astucia, casi un bisoño aprendiz de Maquiavelo.

Porque el mismo Peláez lo deja traslucir en la charla con David Medrano para NotiChivas. “No voy a estar renunciando cada quince días”. El día en que Amaury lo retuvo, lo blindó, lo inmunizó. Es decir, le dio carta abierta a la reincidencia del fracaso.

Queda claro, entonces, que desde ese día en que presentó su renuncia, hasta hoy, lo que ha hecho Peláez ha sido darle versatilidad al caos. Sólo ha diversificado los matices de la incompetencia. La mona, aunque se vista con excusas de seda, mona se queda.

Peláez habla de la falta de personalidad, de liderazgo, de carácter, de temperamento, no sólo entre sus jugadores, sino como una pandemia que infesta en general al futbolista mexicano, porque ocurre, dice, “no sólo en Chivas, sino en selección nacional”.

Dicho está que es más peligrosa una manada de ciervos dirigida por un león, que una manada de leones dirigida por un ciervo. Con semejante reflexión, hay otra confesión del director deportivo de Chivas: en el redil rojiblanco sólo hay huidizos ciervos, dirigidos por otro huidizo ciervo, y hablo del trono acéfalo de liderazgo que comparten el equipo y OmniLife.

Parecería que en el Guadalajara se confabulan dos despiadados momentos de la vida: la senilidad y el Síndrome de la Adolescencia Eterna. ¿Se ha ablandado Ricardo Peláez para semejante desafío? ¿Aún no se ha endurecido Amaury Vergara lo suficiente para semejante desafío?

El director deportivo enlista otra de sus derrotas. No logra someter a sus jugadores a una disciplina estricta. Ya no se trata sólo de los tours por el Calatrava, los salones de masaje, las trasnochadas en los cortijos, o los brindis con vodka sabor a tamarindo. Ahora, lamenta la esclavitud del jugador hacia las redes sociales.

Pero, es evidente que Peláez elige apapachar a sus futbolistas, antes que imponer a rajatabla una solución. Un ejemplo: el tipo más alucinante y nefasto para Chivas, ya abandonó el redil. Hoy, La Chofis López tiene hasta tres sesiones de entrenamiento en Pachuca. Le controlan diariamente el peso, lo que come y lo que bebe. No hay contemplaciones, ni nalgaditas, ni arrumacos, como en el Guadalajara.

Peláez implora, suplica, en lugar de imponer, de ordenar, de ser necesario, con una disciplina castrense. Ya debería haber entendido que sus jugadores necesitan un sargento ciclotímico, no un capellán o una hermana compasiva de la caridad.

Pero, justifica su incapacidad para el liderazgo, refugiándose en que es un mal nacional del jugador mexicano. Entonces, como es “mal de muchos, que sea consuelo de…”. Precisamente, uno de los detalles que más enervaba a Jorge Vergara, el conformismo por rendición.

Más allá del estorbo, de la inutilidad del juego ante El Galaxy, y ese bochorno innecesario, El Guadalajara tiene su verdadero juicio sumario ante Mazatlán, un equipo donde pulula el cinismo, donde hay algunos mercenarios oportunistas, que ante adversarios de peso mediático como Chivas, tienen su gran epifanía, y de repente despiertan de su etílica modorra, los Benedetti, los Fabián y otros más.

Ricardo Cadena, el hilandero de las hazañas en el torneo anterior, hoy es la mítica Penélope con artritis en las manos. Teje y desteje, hila y deshila. Sus ensayos en la cancha no prosperan. Chivas no gana. Defiende bien, pero es dispendioso en los errores al ataque, erra penaltis, desperdicia jugadas en posesión y posición de gol, y cuando a la chiva flaca se le cargan las garrapatas arbitrales, le anulan golazos.

Después del mea culpa a través de sus propios canales, Ricardo Peláez, daría un viso de esperanza. Es decir, ha identificado sus errores, todas las áreas en las que ha fracasado, y todos los colosales pendientes que tiene. Supuestamente debe viajar a Mazatlán y reencontrarse con sus dolientes peregrinos.

Desde mi profunda ignorancia, un consejo: deja la seda, Ricardo, toma el látigo. Y de ser necesario, deja la ternura y la tersura y saca el improperio. Velo así, Ricardo, no tienes una sino 23 variantes de La Chofis. Y en Pachuca te están enseñando como debiste hacer las cosas desde 2019, cuando llegaste con la audaz y precipitada charlatanería de muchos títulos y pocas bilis.

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LOS ÁNGELES — “Hay que tenerlos bien puestos”. Así “caunteó”, en términos boxísticos, Dani Alves, las críticas de Rivaldo por enlistarse y alistarse a jugar con Pumas. Y no sólo es la expresión en sí, es todo lo que hay implícito, semioculto, detrás de ella.

Rivaldo lo había desafiado: “No sé si ha hecho lo mejor, escoger a Pumas”. Y agregó: “Sí podía (Alves) jugar en un país donde lo viera más el entrenador (Tite, técnico de Brasil)”.

Dani Alves no se equivoca. Y Rivaldo tampoco. Llegó a un futbol mexicano sin reflectores, con las luces apagadas para el universo externo. Tal vez haya un barullo mediático. Ruido, pues, pero nada más.

Tan infinitesimalmente existente, que ni siquiera el entrenador de su selección nacional, Gerardo Martino, se digna estar presente en sus partidos para depurar la lista para el Mundial de Qatar. El Tata ve “de oídas” el futbol que le amamanta la chequera. Su servidumbre asiste a los juegos, toma notas, y él cambia pañales.

Dani Alves, por lo pronto, abarrota estadios. Los adversarios no juegan contra Pumas, juegan contra la leyenda del Barcelona que se extingue, la del tipo más ganador de títulos en el mundo. No se trata de vencer a Pumas, sino de no ser vencidos por el brasileño.

Hoy, en México, en ese callejón oscuro y a oscuras, en la óptica sincera de Rivaldo, Alves es la elitista alfombra roja que hasta insensatos y profanos jugadores de medio pelo quieren transitar. El ejemplo más vulgar: Nico Benedetti dio el partido de su vida, el que nunca jugó con el América, ante los Pumas. Esa noche, Benedetti se quitó el taparrabo y se vistió con un frac de utilería, que no volverá a usar con Mazatlán.

Dani Alves le permite al adversario tosco, opaco, torvo, torpe, apático, la súbita y sublime esperanza de una noche de Cenicienta, antes de los doce tañidos de la desilusión. Así fue ya con Mazatlán y Rayados, y así será ante América el 13 de agosto. Recuérdese que el encuentro contra Puebla se aplazó, porque Pumas jugará ante el Barcelona en el Torneo Joan Gamper el domingo.

Por lo pronto, Dani Alves sale cada jornada a tragarse la cancha. Con desesperación. La altura de la Ciudad de México le pasa factura. Sus 39 años le pasan factura. Él quiere jugar el Mundial de Qatar. Y hace lo suyo. Es el futbolista con menos grasa corporal de todo el plantel.

¿Por qué juega los 90 minutos, cuando queda claro que a partir de los 70 es evidente que su organismo jadea, se enerva, se inquieta? No es, necesariamente, falta de mano dura por parte de Andrés Lillini, o que el obnubilada sea el técnico de Pumas.

Hay una de tantas explicaciones, que podría tomarse con mayor seriedad. Dani Alves habría aceptado firmar el contrato en los términos financieros de Pumas, con una condición: nunca salir de cambio, a menos que él mismo lo considere necesario o por alguna lesión.

¿En cuántos clubes habrían aceptado esa condición? Aunque, insisto, no deja de ser más que una versión, ciertamente muy creíble, de porqué permanece los casi 100 minutos de juego de cada partido.

Entiéndase que Alves recolectará, en un par de semanas, todos los “anticuerpos” necesarios, para desafiar la altura, la contaminación y el eventual calor de la Ciudad de México. Entonces, estará en la plenitud que la competencia exige.

Y el brasileño necesita de la cancha. Si decidió enrolarse en un futbol de poca difusión, y que cada vez se refugia –o se esconde--, más en plataformas de streaming, él mismo asume que necesita de constante actividad, para asegurar un sitio en Qatar. Quede claro, hace pretemporada mundialista en México, y juega con Pumas, pero juega para seducir a Tite y no para seducir a La Rebel, o lo que quede de ella.

¿Futbolísticamente? Dani Alves está dos segundos, dos neuronas, dos pasos por delante de sus compañeros. ¿No se entienden? Es normal. Lleva a cuestas dos chips: el del brasileño y el de la escuela catalana. Es como esperar que llegara a México otro portento en declive, como Marcelo, y de inmediato quienes apenas juegan Atari entendieran al amo del PlayStation5.

Pero, se entenderán finalmente, porque todos rinden homenaje al futbol. El trabajo y la sapiencia de Lillini, la actitud casi docente de Dani Alves, y el fuero de Miguel Mejía Barón, ayudarán a que la maquinaria ofensiva de Pumas trabaje mejor. No se trata de que Salvio, Del Prete y Dinenno se hayan convertido en jugadores cerriles de la noche a la mañana, simplemente deben adaptarse a un tipo que conduce, de momento, a una velocidad mental superior a la de ellos.

Por eso, hay implicaciones más poderosas, cuando Alves le responde a Rivaldo: “Para hacer lo que yo hago hay que tenerlos bien puestos... si no, sólo queda hablar”. Sin duda. Porque no habla sólo de militar en una Liga en penumbras, sino de la misma flagelación física y personal a la que ha decidido someterse para descollar con Pumas y merecer un visado a Qatar.

Tal vez el mismo Dani Alves podría, en ese lenguaje tan coloquial de las redes sociales, enviarle un mensaje al desesperado Marcelo: “Tú, yo, juntos en Pumas, no sé, piénsalo”. Y claro, advertirle como lo hizo con Rivaldo: “Hay que tenerlos bien puestos”.

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LOS ÁNGELES — América y sus dobles caras. Ante León, sería desenmascarado. O era la piltrafa que se vio ante Xolos o era el paladín que se vio ante el Real Madrid. Ya no hay duda. Para su fortuna, el árbitro Óscar Macías le administró la eutanasia, e hizo menos vergonzosa su acta de defunción: 3-2.

Las huestes empiezan a pedir cabezas. Fernando Ortiz, el Santo Patrono del Clausura 2022, es llamado hoy al martirio. El Tano es derribado a pedradas, mientras Santiago Baños, con el linimento de su incompetencia, trata de sanarlo.

En los tendederos urgentes de las redes sociales, ululan y pululan nombres. Que si Ricardo Gareca, que si Antonio Mohamed, que si Mauricio Pelegrino, que si el Cacique Medina. Patrañas. Es el festín voraz de los buitres bien trajeados bajo el oficio de promotores.

¿Perdió la magia Fernando Ortiz? ¿O perdieron la dignificación de su hambre los jugadores? ¿O ambas? El Tano pareció enloquecer. Empezó a hacer ensayos que parecían demenciales. La explicación traía más incertidumbre que calma: “Algo ha visto en los entrenamientos que no le gusta”. Y desaparecían Álvaro Fidalgo, Richard Sánchez, Pedro Aquino y contando. Contrataba a Jurgen Damm, tan útil como un ojo de vidrio.

Y sus piezas de porcelana, esas que brillaron ante el Real Madrid, volvieron a ser bisutería de tianguis dominical. Guillermo Ochoa se queja de no poder quejarse del agobio de tanto ajetreo. Debe hacerlo con Baños y en los baños, no públicamente. Decisión de la directiva echarse unos innecesarios pesitos a la bolsa. Y cuidado que aún deberán visitar este miércoles a un LAFC en buen momento, y con ese encono particular que ha mostrado Carlos Vela.

Y antes, o junto con el Tano Ortiz, habrá que trepar a los endeudados. ¿Diego Valdés, sólo a cuentagotas, y hasta le perdonan expulsiones? ¿Jonathan Rodríguez sigue con la Cabecita en el año sabático que le interrumpieron? ¿Acaso no ambos dijeron que su gran sueño había sido toda la vida jugar en América? Y entre errores propios y penaltis, ya Sebastián Cáceres le debe al menos seis puntos a su equipo este torneo.

No es tiempo aún para que el amo baje del pedestal, y se desentienda un par de minutos de su obligación heredada (“una televisión para jodidos” y “un futbol para jodidos”). Pero, al menos, Emilio Azcárraga Jean debe estar ya acechando de reojo a Santiago Baños, para, en ese código afectuoso en el que viven, al menos darle un par de manazos, no muy fuertes, para no dañarse ambos la manicure.

Para consuelo del América, Chivas también trasiega. Un punto arriba de El Nido, aunque éste con un partido menos, pero el Guadalajara suma ocho partidos oficiales sin ganar y cinco empates en este torneo, dos de esos juegos ante adversarios con un hombre menos.

Cierto, la invulnerabilidad de los empates, le da cierto blindaje a Ricardo Cadena. ¿Cómo explicar que a su jugador presuntamente más explosivo le entró una histeria de acobardamiento, especialmente en penaltis? Desde la fastuosa faramalla de la firma de renovación de contrato, Alexis Vega ha desaparecido. Lo enervaron los vapores del aburguesamiento.

Lo triste, es que la afición de Chivas ya claudicó. Ya lamenta poco y reclama menos. Más triste aún, es que sus aficiones antagonistas, ya ni siquiera se ceban sobre él. Ya no hay memes. Ya no hay burlas. Ya no hay procacidades ni befas. Chivas agoniza donde no debe: en brazos del desdén de sus adversarios.

Los pocos aficionados rojiblancos, entre desesperados y resignados, coinciden en nombres con los americanistas: Mohamed y Gareca. ¿Su director deportivo? En las sombras cómodas del silencio.

Algo parece evidente: entrenadores y directivos han perdido fuerzas en las muñecas y en su autoridad. Tanto Cadena como Ortiz, en ese momento de confusión y oscurantismo de su interinato y su bisoña habilidad como entrenadores, viven bajo el temor y el desasosiego del sabotaje en el vestidor.

La historia no miente. Si el futbolista trabaja poco y trabaja mal, hay que hacerlo que trabaje dos veces al día. El rigor en los entrenamientos provoca el rigor en los partidos. Si el futbolista no se somete a la disciplina del técnico, el técnico debe trabajar doble, haciendo que el jugador trabaje el triple en doble sesión.

Técnicamente, al futbolista se le paga por ocho horas diarias de trabajo, y de trabajo para ganar, no para empatar, perder o deambular en la cancha. Entonces, Cadena y Ortiz, entiéndanlo, el jugador les pertenece ocho horas al día. Hacérselos sentir, cuando caen en abulia y holgazanería, es parte de su obligación, y debería de serlo de los directores deportivos.

Que si Valdés y Rodríguez no hacen recorridos defensivos. Venga, por las tardes, habrá un curso especial sobre ello. ¿Qué si Jurgern Damm y Jorge Sánchez siguen enviando balones a la fila 147 del estadio? Venga, por las tardes, habrá una sesión especial sobre ello.

Que si a Chicote Calderón y a Alexis Vega se les contraen las gónadas desde el manchón. Verde Valle tiene inmensas posibilidades para practicar penaltis. Que si el Pollo Briseño da más patadas a sus compañeros y luego jura y perjura por la Virgencita de Zapopan que es inocente, pues una terapia vespertina con el anejo de la ira y una sesión de películas de Pepe el Toro, para que aprenda a repetir “el torito es inocente”.

Por lo pronto, para pesar de los sibaritas vestidos de rojiblancos, se les viene un juego más, metido con calzador, también este miércoles, y lo peor, contra el Galaxy de Javier Hernández, y como preliminar del América contra LAFC. Habrase visto que Chivas le abriera el concierto a su enconado rival. Doble bochorno.

Alguna vez, el Departamento de Comunicación de Chivas estalló en ira y represalias, porque se llamó parias, cínicos e irresponsables, a sus jugadores. Esto, según el Guadalajara desencadenó los disturbios afuera del hotel de concentración en la Ciudad de México. “Ayudaron a crear un entorno hostil con sus encabezados amarillistas y provocadores”, decía el comunicado.

Se explicaba aquí, entonces, en términos que sulfuraron y casi sodomizaban a la gente de difusión de Chivas, que esos futbolistas “cobran millones por festejar barridas, tirarse arañazos, sabotear técnicos y burlarse de su afición”. Pues han vuelto a hacerlo.

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LOS ÁNGELES -- El célebre zooarqueólogo y técnico Matías Almeyda, prófugo y ausente de la saga de Jurassic Park, tendría ya el diagnóstico de Chivas. “Los está orinando un dinosaurio, de aquellos, de los antiguos”, diría, porque seguramente, en sus alucinaciones, los dinosaurios, estos, los modernos, los contemporáneos, deben tener problemas renales o prostáticos.

Obviamente sin ser arqueólogo especializado en zoología, Matías Almeyda culpaba al infortunio de un empate a un gol con Tijuana. Ese día, febrero 28, de 2016, Omar Bravo falló un penalti, y el empate lo sufre por un autogol de Edwin Hernández, pese a que Chivas jugó 35 minutos con un hombre más, por la expulsión del xolo Elio Castro.

El mítico dinosaurio del periodo “almeydano” regresó. Ante León, el fin de semana, el reptil mesozoico habría generado –o desaguado– la desgracia de un penalti errado (Chicote Calderón), un golazo anulado (Alexis Vega) y una expulsión (Luis Olivas).

fernando-ortiz-ricardo-cadena-america-chivas-tecnicos-interinos
Getty ImagesFernando Ortiz y Ricardo Cadena no están teniendo un buen inicio en el Apertura 2022 con América y Chivas, respectivamente, luego de ganarse el puesto como interinos la temporada pasada.

Obviamente, el vitoreado ha pasado a ser vituperado. Ricardo Cadena ya no es más el consentido de la turba rojiblanca. Hoy Chivas es decimosexto en la Tabla. Tres empates en cuatro fechas; tres puntos de 12 posibles.

Curiosamente, el otro interino notable del Clausura 2022 se encuentra apenas un escaño arriba, en el 15, un punto por encima. Y sufre de lo mismo que Cadena. La afición del América, turbia y turbada, ya busca un sustituto para Fernando Ortiz. Una victoria, un empate y dos derrotas escuecen a la soberbia de El Nido.

Caer en el vicio de enunciar las obligaciones y los imperativos para Chivas y América, es una ociosidad morbosa. Lo saben todos, aunque a veces a algunos de sus jugadores se les encojan las entendederas y las gónadas.

Hoy, sin duda, los dos equipos decepcionan. Y claro, Cadena y Ortiz han pasado de sastres del Universo Marvel a desastres de costureras de maquiladora. De diseñadores a remendadores. Y es entendible, porque el cierre del torneo anterior desató la volátil efusividad de sus aficiones, y hoy hurgan excusas y milagros en los maceteros.

Evidentemente, El Nido tiene una mejor plantilla que Chivas, que sigue recolectando proyectos, sin ser capaz de formar sus propias realidades en sus fuerzas básicas. ¿Alan Mozo y Santiago Ormeño? Han tenido más minutos en las mesas de los casinos de Las Vegas que en las alineaciones de Cadena. Y por algo será.

Al América, acaso, lo que le duele es la avaricia de su popularidad. El #ÓdiameMás vende más que el #AndoDeQuedaBien de Chivas. Poco beneficia al Tano Ortiz la saturación que sus fariseos dueños le organizaron bajo la falacia de “globalizar la Liga MX”.

Contrario a su botarga guerrera de Águilas, el América necesita tierra firme. Ha vivido más en aeropuertos y vuelos, que en cancha. Diez partidos en poco más de un mes, vía crucis que concluye precisamente ante Pumas y su tridente (Dinenno-Del Prete-Salvio), además del bullicio de Dani Alves.

El portero de Coapa, Guillermo Ochoa se quejó de no poder quejarse. “No podemos mencionar el cansancio porque dicen que son excusas tontas”, y para acicatearlo más, este martes por la noche deberá enfrentar al América de España, según la analogía del mismo Ochoa, el Real Madrid.

A El Nido llegaron tres incógnitas como los adalides de la esperanza. Un Néstor Araujo sobrevalorado; un Jürgen Damm de tira cómica, y un Cabecita Rodriguez fuera de ritmo. Triste está la mano de cartas de Ortiz, cuando ha tenido que utilizar a Jonathan dos Santos de titular, caótico ante Xolos, que termina venciendo con goles de dos jugadores que el América no supo contratar, aunque los tuvo en la mesa: Lisandro Lopez y Joaquin Montecinos, quien suma dos de dos, ante Coapa.

Y ante la evidencia de que la MLS, SUM y USSoccer manejan a control remoto a la Liga MX, no se olvide que la próxima semana, para estorbar aún más a América y Chivas, deberán encerrarse ante el LAFC y el LA Galaxy en la primera semana de agosto, nomás porque a algún avaricioso genio, se le ocurrió untarse de dólares. Ojo: inicialmente, el Guadalajara iba en el juego estelar ante el Galaxy, hoy va en el preliminar abriendo la tertulia para las Águilas ante los vestigios remendados de aquel infausto Chivas USA, pero hoy el equipo aurinegro comanda la MLS.

Y si los tiempos son complicados con tan insanos calendarios, para Cadena y Ortiz, seguramente los serán para sus defensores de oficio: Ricardo Peláez y Santiago Baños. Ambos deberán convencer a sus patrones, bajo ese código del salario del miedo, que no se equivocaron –una vez más, la enésima–, al quitarles el estigma de interinos para convertirlos en los técnicos oficiales.

Y ambos, Peláez y Baños, deberán torcer el pescuezo con desesperación. Entre los malos resultados, los berrinches volubles y caprichosos de la afición, y los refunfuños de sus dueños, bisoños ambos en cuestiones de futbol (Emilio Azcárraga y Amaury Vergara), deberán andar husmeando la imponderable tentación de un Plan B.

Por eso, ¿será que ateridos y nerviosos, Peláez y Baños buscan ya a los interinos de sus interinos para que nadie les busque a sus propios y respectivos interinos?

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'Grandeza' sin honor

FECHA
10/07
2022
por Rafael Ramos Villagrana

LOS ÁNGELES -- Entendiendo que aquello de los "Cuatro Grandes" es una fábula perniciosa del futbol mexicano para narcotizar papanatas, sin embargo, esos Cuatro Jinetes sin Apocalipsis y del Espejismo, arrancaron el torneo sin palabra de honor.

América y Chivas, con un punto de seis posibles, organizan la cofradía de las excusas obvias y facilonas, mientras que Pumas rasca dos puntos, poco enaltecedores, uno ante el siempre desahuciado Tijuana, y otro, al ser cazado por un León que jugó casi 80 minutos con un hombre menos. ¿Cruz Azul? Pachuca lo borra de la cancha y se borra la mueca que parecía sonrisa tras haber vencido a Tigres.

Chivas rescatará algunos momentos de enjundia y futbol, pero lo perdona San Luis con el anémico 1-0. Alan Mozo jugó menos de 30 minutos, pero evidenció más intensidad y compromiso que el resto. Aún sus compañeros deberán asimilar el veneno que puede inyectar a sus servicios. Mozo lanzaba obsequios de gol, pero para cabecitas tontorronas. Tal vez, al tiempo. La defensa con Mier da lástima, como la erupción de #ElGrito en su tribuna.

En América, Fernando Ortiz ha dejado a dos sólidos jugadores, como Álvaro Fidalgo y Richard Sánchez, y cuando se lesiona Néstor Araujo, elige a Emilio Lara sobre Bruno Valdez, en un acto casi cómplice para Rayados. Algo anda mal dentro del vestidor, cuando públicamente el Tano desafía a Jorge Sánchez: "A veces la ansiedad juega en contra del jugador". Como sea, par de goles bobalicones regala para la voltereta regia.

Imago7Cruz Azul

Cruz Azul llegaba entre fanfarrias a recibir al subcampeón Pachuca. Víctima del autoengaño, tras vencer a un Tigres, desordenado, pero con pudor, fue bajado bruscamente de la nube por los Tuzos. De elogios y flores, La Máquina pasó a la pasiflora. Pachuca pudo hacerle más, mucho más, como lamenta su técnico Guillermo Almada. La afición tomó represalias con dos consignas #ElGrito y el #FueraOrdiales.

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¿Pumas? Tal vez el que más alebresta, y el que más se opaca. Dos empates, y este fin de semana, con goles de Salvio, Del Prete y Dinenno, manejó la ventaja con un hombre más, pero lo cazó el León, por tremendas desconcentraciones, y aún habría podido sacarle la victoria. Pero, de los cuatro populacheros es el que muestra al menos una cara más seria en el proyecto.

El mando lo han tomado tres equipos que alientan el futbol. Cierto, sufriendo ante el Atlas, especialmente tras la expulsión de Marcel Ruiz ('72), pero, Toluca ratificó las sensaciones de la Jornada 1, y que al congeniar sus ocho incorporaciones con el resto, irá creciendo en resultados. Pareció que ese 3-0 que tuvo a favor, terminó por indigestarle, y el Atlas lo arrumbó hasta el 3-2.

Otro líder, el Puebla, sigue haciendo su labor, pulcra, afanosa, jugando bien, tras golear a Mazatlán primero, y disponer con un extra de oficio, ante el Santos. Obvio que a La Franja no le duele nada, Tiene una base que fortalece y un sistema que domina, ahora debe imponerse donde ha errado: en Liguilla.

Y se agrega el Pachuca, manteniendo fisonomía, sufriendo porque apenas está reencontrando --al igual que el Atlas--, el camino de la competitividad, tras las vacaciones cortas y forzadas, tras perder la Final ante los Rojinegros. Encima, nadie extraña a los lesionados Romario Ibarra y Óscar Murillo, porque los relevos elegidos y los ajustes, han funcionado perfectamente.

Por otro lado, las incógnitas. Tigres da señales engañosas de vida ante Mazatlán, y Monterrey tira un blof tras las concesiones suicidas del América. Y si Rayados decide ganar o perder sus partidos con marcadores abultados, bienvenido. Sin embargo, para los candados del Ex Rey Midas, haber recibido seis goles en las dos primeras fechas, son migraña segura.

León aún está lleno de claroscuros, pero tras someter al complicado San Luis, ante Pumas sacó la casta con un hombre menos, y la explosión del refuerzo Lucas Di Yorio, y las desatenciones de la zaga universitaria, le permitieron ese 3-3, que disfraza una media cancha con mucho músculo, y donde el talento llega a destiempo con Luis Montes.

Asumiendo pues que apenas son los escarceos del torneo, alcanza, sin embargo, para dejar en claro, que la supuesta grandeza, de los cuatro más populares o populacheros, arranca este Apertura 2022, sin palabra de honor.

Chivas espera un milagroso Santiago Ormeño; Fernando Ortiz recibe otro sopapo por desafiar el sentido común; Eduardo Aguirre empieza a entender lo gitana que es la Liga Mx, mientras Pumas tiene dos puntos de alerta, puntualmente, en el fondo derecho de su zaga.

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