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El arte olímpico (de protesta)

LONDRES -- Banksy es un artista callejero londinense que se hizo famoso desde el anonimato. Siempre dejó que su obra hablara por él, y dejó que el misterio creciera alrededor de su figura: no se sabe bien dónde nació, se cree que

creció en Bristol, no da entrevistas y no se toma fotografías. Pero pinta, sobre todo stencils y graffitis en su ciudad y en muchas otras. Entre sus muchas hazañas se encuentra la de haber dejado su obra en el muro de la vergüenza, en Israel.

A esta altura ya es un símbolo inglés. Por lo general, su temática es satírica e incluye críticas a la política, al sistema capitalista, a la falsa moralidad y al racismo, todos tópicos que -según él- están presentes en el día a día de la cultura mundial.

Para no quedarse afuera del gigantesco evento que aloja su ciudad, decidió revelar mediante su página web dos nuevas obras: "Hackney da la bienvenida a los Juegos Olímpicos" y "Going for Mould", un título básicamente intraducible que mezcla una burla fonética a la medalla de oro e incluye una referencia a un material utilizado en el arte y a las característas típicamente británicas. Hackney es un barrio londinense de donde son originarios los famosos taxis negros de la ciudad.

Ambas obras son stencils, están en ubicaciones desconocidas (casi siempre es así con Banksy) y el gobierno amenazó con borrarlas lisa y llanamente si llegan a encontrarlas.

Todo un dilema, ya que algunas obras del mismo autor llegaron a venderse a 400 mil libras hace poco tiempo. Algunas de sus creaciones más famosas, como ésta, ésta otra y ésta de más acá han trascendido más allá de las fronteras de lo popular y se han convertido en auténticos símbolos culturales.

La protesta particular del artista con temática deportiva va ligada también a la campaña para "limpiar" las paredes de Londres antes de los Juegos. Una diferencia de criterios entre los artistas que utilizan el graffiti, que consideran su trabajo como un arte que enriquece el paisaje urbano, y los responsables del mantenimiento de la ciudad, que lo consideran vandalismo.

Otra escultura relacionada al deporte es la del cubano Erik Ravelo, que se llama "El tirador del doping" y es parte de una muestra que se exhibe ahora mismo en la Old Truman Brewery, una cervecería reciclada que funciona como espacio de muestras.

La obra de Ravelo, basada en el discóbolo griego, está completamente construida con pastillas y resulta bastante impresionante. Se trata de un lanzador que, en lugar de un disco o una jabalina, se encuentra a punto de arrojar un vaso descartable de café.

En esta exhibición hay una crítica durísima al dopaje en el deporte profesional, explicitada en unos banners que tienen a deportistas con la cara cubierta, bajo la leyenda: "El dopaje es un robo a la gloria".

Un pequeño aporte londinense a una ciudad que, como era previsible, hoy abruma por su oferta mediática en cuanto a deportes.