<
>

El culebrón de los asientos vacíos

No parece haber solución para las butacas vacías... Getty Images

LONDRES -- Lochte le gana a Phelps en el estreno de la natación nocturna, y la grada se muestra semi vacía. Los dos juntos compiten en tándem para quedar segundos de Francia y el fenómeno se repite. En el natatorio, en el estadio de básquetbol, el de hockey, el de gimnasia o el que junta al judo con la esgrima, el tenis de mesa, el boxeo y el levantamiento de pesas. No importa de qué instancia ni de qué deporte se trate: falta gente, no existe el lleno total.

El gran tema extradeportivo del momento en los Juegos Olímpicos de Londres gira alrededor de la cantidad impresionante de asientos que quedan sin ocupar incluso en los eventos que tienen sus entradas agotadas. ¿Cómo puede ser que, si no quedan tickets por vender y una buena cantidad de posibles compradores es rechazada por falta de boletos, las tribunas muestren huecos tan visibles?

La respuesta es tan simple como decepcionante. Una gran cantidad de espacios se guarda para lo que aquí llaman la "Familia Olímpica". Está compuesta por miembros de las federaciones internacionales, oficiales del Comité Olímpico Internacional y algunos sponsors, y lo cierto es que no está asistiendo en la medida de lo esperado a los diferentes estadios, con el resultado menos agradable: asientos sin dueño que se notan a través de la televisión.

Este tipo de tickets corporativos es una de las condiciones que pone el COI para la organización de los Juegos, y en este caso se trata de un 8 por ciento de los 8.8 millones de boletos que fueron puestos a la venta.

Tampoco ayuda que los puestos reservados para los atletas y la prensa están a media capacidad. La cantidad de oferta simultánea que impide a los deportisas moverse para mirar a sus compatriotas en la medida de lo esperado. Los periodistas también tienen que elegir a dónde ir: no pueden estar al mismo tiempo en todos lados. Esto irá cambiando --se supone-- cuando en los próximos días se vaya centralizando la actividad en los distintos recintos.

Otro tema a contemplar es que por lo general cada entrada es para una "sesión" de un deporte determinado. Puede ser la sesión matutina del hockey, por ejemplo. Y estas sesiones están compuestas por más de un partido. La gente suele asistir solamente a uno de esos juegos (digamos, el de Gran Bretaña), y se asegura llegar justo a tiempo para el evento e irse justo después. O sea que el partido anterior, o el siguiente, sufren la carencia de público.

La solución propuesta, por ahora, es que maestros, alumnos de escuelas públicas y miembros de las fuerzas armadas que estén fuera de servicio puedan ser llevados a las gradas para completar la asistencia cuando haya un faltante.

La otra opción que se maneja es implementar una "regla de los 30 minutos", para poner a la venta los asientos que no fueron ocupados después de media hora de comenzado el evento. Parece un poco impracticable: ¿qué pasaría si alguien llega a los 35 minutos y ve su asiento ocupado?