<
>

Un año más... el caso Mou vs. Iker

Casillas regresará a una convocatoria en el equipo blanco Pierre-Philippe Marcou/AFP/Getty Images

BRISTOL --
Decía Nacho Cano, uno de los tres componentes del grupo musical Mecano, que cuando compuso la canción "Un año más" pensaba en el carácter español. Este genio de la música explicó de una manera concisa cómo somos. Sólo hay un instante al año en el que todos nos ponemos de acuerdo, y es cuando todos comemos las 12 uvas en la media noche del último día del año. Nunca más. Si miramos al fútbol, es exactamente igual. Dicen que en España hay más de 40 millones de entrenadores dispuestos a corregir las decisiones al mismísimo Vicente del Bosque.

Y sin embargo, lo peor no es no encontrar el punto exacto de acuerdo. Es como si tuviéramos un cromosoma en nuestro ADN que nos lleva a los extremos en las opiniones. No nos ponemos de acuerdo y si el otro no piensa como nosotros se convierte en nuestro rival y la mayoría de las veces hasta en enemigo.

Si trasladamos esta situación al fútbol y lo aliñamos con las opiniones de los medios de comunicación, la cosa puede convertirse en una auténtica guerra en la que nadie gana. Y si no, obsérvese el caso Mourinho–Casillas.

Cuando el técnico decidió dejar al portero en el banquillo los colmillos de una parte de la afición y del periodismo madrileño salieron en defensa del capitán de la selección campeona del mundo. Con mayor o menor acierto se recordaba al portugués que estaba mostrando claramente sus divergencias dentro del vestuario, algo que por aquel entonces empezaba a ser evidente. Ahora cuando Iker Casillas se termina de recuperar de una lesión que le ha tenido casi tres meses fuera de la cancha, se trata de seguir creando debate por el hecho de que José Mourinho no cuenta con él ni siquiera para el banquillo.

Mientras los Casillistas, se llenan de argumentos contra el técnico y salen en defensa del portero por motivos que pueden ir más allá de lo deportivo, los Mourinhistas se defienden con uñas y dientes recordando como el portugués acabó la temporada pasada con el dominio triunfal del Barcelona y ahora sigue vivo en el camino a la décima Copa de Europa.

Y llevan el asunto tan lejos como para convocar una manifestación por las calles de Madrid justo antes del próximo partido de los blancos en el Estadio Santiago Bernabéu. Algunos creen que es una cosa de locos, 5 millones de desempleados en el país y se convoca una manifestación para defender a un entrenador de fútbol.

Pocos son los que se han quedado en medio de esta pelea. Y son pocos porque de un lado o de otro han empujado para ganar adeptos a la causa, acusando a los neutrales de estar en contra de uno u otro bando o de los dos, más allá de argumentos objetivos para no enrolarse en ninguno de manera definitiva.

Pongamos las cosas en orden y démosle algo de perspectiva. Iker Casillas sale de la portería del Real Madrid por una decisión técnica y personal del entrenador. José Mourinho aprovecha que el guardameta no mantiene el nivel de antaño para hacerle pagar el enfrentamiento personal que mantienen desde que llegó al club. Error del técnico. Especialmente cuando el sustituto no está a la altura del peor Casillas (el asunto Adán merece ser tratado en otro momento).

Ahora recuperado de su lesión Casillas se encuentra con que no es el suplente original, sino un nuevo portero el que ocupa la portería, que además tiene el ritmo de competición necesario a esta altura de la temporada. Los Casillistas cargan contra Mourinho. Error de los Casillistas. Cualquier entrenador hubiera hecho lo mismo sin tener que recurrir a cuentas personales pendientes.

Durante las próximas semanas, quizá hasta el final de la temporada, la guerra va a continuar. Cualquier cosa que se haga de un lado o de otro va a ser criticado inmediatamente por el otro bando y amplificado por la prensa. Y así, todos pierden. Algo a lo que no ayuda, es la manera en la que desde dentro del club se exponen las cosas al exterior.

Terminará el año y los Casillistas pensarán que han vencido por la más que posible marcha del técnico, mientas habrán bombardeado cualquier decisión suya aunque les lleve a poner piedras en el camino de los dos títulos que aún quedan en juego esta temporada. Hasta entonces los Mourinhistas presumirán de los éxitos del entrenador, camino de la décima Copa de Europa para el club, aunque eso le cree problemas a la portería de la selección española que jugará más tarde por el título que le falta, la Copa Confederaciones.

Y en medio, los neutrales seguiremos asombrados de la capacidad de autodestrucción que tenemos en España.