LOS ÁNGELES -- Un mea culpa público no es un acto de expiación. Es, apenas, un acto de autocompasión.

El arrepentimiento es apenas el principio de un largo, agreste, entrampado camino rumbo a la expiación. Muchos lo comienzan, sólo lo terminan los peregrinos genuinos de la fortaleza y la resiliencia.

Javier Hernández hace una confesión este lunes en Instagram. Pero, no hay una promulgación de compromiso, no hay un juramento de honor, acaso una carta de buenas intenciones, de ésas de las que dicen está empedrado el camino del infierno…

En su publicación, Hernández lamenta el fracaso del Galaxy de Los Ángeles, el equipo que lo rescató del limbo en Sevilla. Sí, el club que lo contrató para que escribiera una épica diferente, pero paralela en éxito e impacto a la de Zlatan Ibrahimovic. Las nupcias fracasaron.

“La evaluación de esta temporada es completamente negativa, comenzando desde la autocrítica, y sabiendo que no pasé por mi mejor momento futbolístico”, explica en su mensaje Javier Hernández, llamado Chicharito en honor a su padre, aunque después se autonombró 'La Leyenda'.

“Ahora toca descansar unos días, para después, empezar a darlo todo, para que el Galaxy vuelva al lugar donde merece estar”, agrega Hernández en su epístola, al calce de una foto en la que se muestra abatido, vencido, cabizbajo, y que ha recibido cerca de 70 mil 'likes'.

Como para casi toda la humanidad, 2020 ha sido un año desafiante, cruel, inclemente, para Javier Hernández. Claro, es un atenuante tener un salario seguro de 6 millones de dólares.

Tiene, además, un poderoso privilegio que gran parte de la humanidad no tiene: darse a sí mismo una segunda oportunidad. ¿Cuántos disfrutan de ese derecho?

Lamentablemente, habla en ese lenguaje vacío del futbolista preso más de remordimientos circunstanciales que arrepentimientos genuinos. “Empezar a darlo todo”. Es como el que aplaza cada viernes la dieta para el próximo lunes.

“Empezar a darlo todo”, equivale a no haber dado antes absolutamente nada. Apesta a esa excusa de entrenadores y jugadores del montón: “Vamos a seguir trabajando, a trabajar más fuerte cada día”. Y los resultados son iguales o peores. Suenan a lloriqueos del Titanic.

Javier Hernández tiene tres meses de vacaciones. Tres fantásticos meses para reconstruirse como futbolista, pero, antes, como él persistentemente lo ha dicho, como ser humano. Lamentablemente, en su entorno parece haber más apapacho y compasión, que ayuda y exigencia. Sus asesores le endulzan el oído en lugar de ser solidariamente críticos.

Tres meses. Y Javier puede, con los vestigios de aquel goleador, reconstruir una nueva versión. No es tarde. Sólo será tarde si deja de intentarlo, si claudica.

Javier Hernández hoy sufre de sobrepeso para poder ser el atleta de alta competencia que él cree que es. Dentro del Galaxy, estiman que está al tres o cuatro kilos por encima del peso ideal para las exigencias de alta competencia.

Y en la cancha, sus deficiencias generan más lástima que cuestionamientos. Ya no es el jugador que hace tiempo anticipaba a los defensas. Ni el que estaba una milésima de segundo antes que su marcador. Ni el que aparecía en el área como un fantasma acechando un balón dividido o a la deriva. Y cuando llega, su organismo ha estropeado su dinámica de golpeo.

Todo esto lo ha detectado el equipo angelino. Y lo trabaja con él. Pero hace falta más, justo del lado del jugador. Su aparato motriz empieza a oxidarse, y él cree que aún vive en la explosiva y consecuente juventud poderosa de los veintitantos años.

Ha perdido la idea integral de disciplina. En sus reflexiones en redes sociales reniega del sacrificio, porque lo considera más una condena ingrata y castrante, antes que un ritual urgente y necesario de expiación.

Como podrá verse, aún es tiempo para el rescate. Imagínese, tres meses, con el poder económico para conseguir los mejores asesores y no rodearse de charlatanes, sino con especialistas en nutrición, en motivación y en acondicionamiento físico. Tres meses, una eternidad.

Observe, Usted, el escéptico, imágenes que con frecuencia publican en sus redes sociales, futbolistas que por la edad rebasan con mucho a Javier Hernández, pero que desafían y vencen el castigo despiadado e inclemente del tiempo.

Observe las fotografías que difunden Sergio Ramos, Zlatan Ibrahimovic y, por supuesto, Cristiano Ronaldo, o el cambio impresionante en algunos jugadores del Bayern Múnich tras la encerrona por la pandemia.

Si ellos pueden, ¿no podrá Javier Hernández? Todo esto repercutirá en más potencia atlética, especialmente, habida cuenta que Chicharito nunca ha sido un exquisito con el balón, pero no hay quien le compita con esa fascinación única, atropellada y chocarrera que lo coloca como el Chaplin del Gol.

Lamentablemente, siempre encuentra quien le sobe la crin al caballo conformista que vive dentro de él. En nada le ayudan las lisonjas lastimeras, bobaliconas, zalameras, hipócritas, que aseguran que “hay un boicot contra Chicharito”, “hay odio hacia La Leyenda”, “le tiene envidia y se ensañan en estos momentos”, “¡No les hagas caso, Javier, sé quien quieres ser!”, bla, bla, bla. Y lo triste es que estas letanías rastreras, las he leído bajo firmas que se ostentan como críticos comunicadores.

Tres meses, Javier. En tres meses, se cumplirá el plazo que tú mismo has impuesto. Pero no esperes al lunes para darlo todo, empieza el viernes, empieza ayer, empieza siempre.

En tres meses, si Javier Hernández es capaz de mostrar aparatosamente una reconversión física como la de los citados Ramos, Zlatan, Cristiano, entonces, será el tiempo de creerle, de tomarle en serio, de que ha llegado, finalmente, el momento de darlo todo, y no sólo por el Galaxy, sino porque seguramente ni él, ni su bulliciosa, escandalosa y escandalizada corte de lambiscones quieren verle terminar su carrera postrado humillantemente en la banca del Galaxy.

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LOS ÁNGELES -- La MLS es, y ha sido, saqueada por los futbolistas mexicanos. Sólo dos en su historia han satisfecho el paquete completo de ansiedades de la liga estadounidense: Cuauhtémoc Blanco y Carlos Vela. El resto, unos con más pudor y otros con mucho cinismo, ofrecieron cuentas de vidrio y se llevaron el oro.

La referencia es inapelable. Se les califica bajo una fórmula infalible con estos elementos: el salario, expectación, expectativas, minutos jugados, impacto mediático y resultados.

Getty ImagesLesiones y bajo rendimiento sólo le han permitido a Javier disputar siete juegos como titular en 2020.

En el listado, la mayor decepción para la MLS es, sin duda, Javier Hernández. Un salario de 6 millones de dólares por año y hasta el momento sólo 713 minutos disputados en este 2020. Es decir, 8,415 dólares por minuto. Sólo dos goles, ¿costosos? Un poquito: 3 millones de dólares cada uno. Y ahora, al quedar el Galaxy fuera de los playoffs, otros cuatro meses de vacaciones.

Procedente de la banca del Sevilla, 'La Leyenda', como eligió autonombrarse en la pila bautismal de su inagotable soberbia, sólo ha reembolsado al Galaxy con una poderosa oleada de venta de ropa las primeras semanas; por cierto, su camiseta es la más cara de la plantilla: 136 dólares. Y, claro, una agenda cargada de visitas a los programas de televisión más populares en inglés, en Los Ángeles.

Javier Hernández ha estado más activo en redes sociales. Ahí también disiente de los valores del Galaxy y de la MLS, que piden un comportamiento correcto, respetuoso. Basta ver uno de los videos del jugador en el que reparte 11 palabras altisonantes que hieren el código de conducta de la liga, de cada diez que pronuncia.

¿Por qué no es sancionado por la MLS por empañar la imagen con semejante léxico? “Es un tema que le corresponde al Galaxy, es su jugador y es la imagen del club y es el club el que debe proceder”, explicaron fuentes de la MLS. “Pero, sí desagrada ese comportamiento. No es el que pretendemos de un jugador de esta liga”.

¿Cómo llegó al Galaxy? Jovan Kirovski, director deportivo, estaba obsesionado con él desde 2015. El salto de Javier de la banca del West Ham a la banca del Sevilla, creyó el directivo que era la señal para satisfacer sus caprichos y firmar al seleccionado mexicano con más goles totales y especialmente en partidos amistosos. Y, además, para intentar ponerle un parche a la salida de Zlatan Ibrahimovic después de su exuberante campaña.

Lesiones, baja forma física, bajo rendimiento, y poca simpatía y menos empatía con las urgencias del club, sólo le han permitido disputar siete juegos como titular en 2020. Y en 713 minutos, 18 disparos a gol (uno cada 40 minutos jugados) y sólo dos anotaciones. Analistas que siguen al Galaxy en el día a día, coincidieron en un veredicto: el equipo juega mejor sin él.

DOS SANTOS Y UN DEMONIO…

¿El segundo lugar en las decepciones? Tampoco es complicado. Giovani dos Santos. Y también en el Galaxy. Después de un fulgurante debut con el Barcelona, y siete años después y siete equipos después de decepciones, el Balón de Plata del Mundial Sub 17 en Perú aterrizó en Los Ángeles.

Llegó del Villarreal en una operación estimada, según fuentes de ESPN, en 34 millones de dólares. Entre 2015 y 2018, jugó 77 partidos y marcó 26 goles con el Galaxy.

Su primer año fue promisorio, pero, después, entre bajas de juego, lesiones musculares que reflejaban descuido extra cancha, todo terminó en un rompimiento amargo con el Galaxy, el 1 de marzo de 2019, después de más de un mes de ni siquiera entrenar con el equipo. Al dejarlo libre, y a pesar de tener contrato, la MLS no pudo colocarlo en ningún otro equipo de la liga.

El equipo angelino decidió retener a tres jugadores bajo el sello de franquicia: su hermano Jonathan, Zlatan Ibrahimovic y Romain Alessandrini. “No hay nada personal, se tomó la mejor decisión para todos”, explicó el gerente deportivo, Denise Te Kloese. Gio desembarcó en El Nido de Coapa, donde el América sigue, también, esperando y esperando.

OTRAS LÁGRIMAS…

La lista de grandes decepciones no para ahí. Algunos pusieron en rojo el termómetro. El paso de Rafa Márquez fue lamentable. Su ambiente en el vestidor no mejoró al decir que si lo rodearan jugadores tan buenos como él, el equipo de Nueva York estaría mejor. Después terminó como Bicampeón con el León, recuperó su cinta de capitán y acudió a dos mundiales más con el Tri.

Hugo Sánchez llegó al Dallas Burn por su fondo de retiro, y casos similares ocurrieron con Luis Hernández en el Galaxy, donde sólo recuerdan cómo, intransigentemente, siempre estacionaba su auto en zona de discapacitados.

El Galaxy ha sido desafortunado contratando a jugadores mexicanos y tal vez sólo Jorge Campos retribuyó momentos de alegría en la cancha, con su dualidad espectacular como portero y como delantero. Fue todo un imán de taquilla.

En tanto, la aventura de Chivas USA tuvo los últimos momentos de talento de Ramón Ramírez y Claudio Suárez, mientras que Paco Palencia adquirió un segundo aire. La lista de mexicanos con participación en la MLS es de casi un centenar desde su fundación, pero la mayoría pasaron desapercibidos o dejaron sólo una triste memoria.

Getty ImagesComo designado, Jona es de los mejor asalariados en LA; en 2020 suma siete juegos como titular.

DE CHILE, MOLE Y PICADILLO…

En la actualidad, en el presente torneo, con Chicharito a la baja y Carlos Vela apenas saliendo de lesiones, la mirada se centra en el resto de la legión mexicana en la MLS. Y el horizonte no es alentador.

Jonathan dos Santos se la pasa entre algodones y Guillermo Barros Schelotto no lo consideraba, por esa fragilidad, entre sus imprescindibles, a pesar de ser uno de los mejor asalariados como jugador designado. En 2020 apenas suma siete juegos como titular y un total de 700 minutos. Con el Galaxy ya eliminado, también, cuatro meses de vacaciones muy bien pagadas.

Rodolfo Pizarro, el que pensaba dar el gran salto a Europa desde la MLS, ha vuelto a su estilo de la Liga MX: inconsistencia. Aparece de vez en cuando, marca goles con todas esas permisividades que otorgan los defensores de la liga, dando latifundios de espacio y eternidades de tiempo para disparar. Los números lo hacen ver menos grave de lo que es: cuatro goles y cinco asistencias en 18 partidos.

Alan Pulido trata de rescatar su campaña. Se ha perdido ocho juegos, pero en los 12 en que ha participado, suma seis goles y cinco asistencias. Su adaptación ha sido dentro de lo previsto, en un equipo de baja exigencia como Kansas y en una ciudad donde no puede tener una vida tan disipada como ocurría en las noches de Guadalajara. Además, esta semana se lesionó de los ligamentos de la rodilla izquierda y está en duda para los playoffs de la MLS.

¿Y el hombre del Lamborghini? Nada ha cambiado en el Atlanta United para Jürgen Damm. Veloz para el nivel de la liga, aplica un poquito de picardía, sigue peleado con el gol, pero, al menos, en el cruce de la frontera de México a Estados Unidos, en alguna tienda de descuento, debió comprar una brújula porque en 13 partidos, seis como titular, lleva cuatro pases para gol, siete disparos a la portería, cero anotaciones y como 293 centros afuera del estadio. Normal, pues.

Al lado de Damm, está Erick 'El Cubo' Torres, con cuatro juegos como titular en el Atlanta, con un gol y una asistencia, y muy lejos de aquellas temporadas cuando marcó 15 goles con Chivas USA, y 14 con Houston Dynamo. Tiene 27 años y le queda poca cuerda, que sólo podrá desarrollar en la MLS.

¿El resto? Es decir, Oswaldo Alanís es defensa del equipo más castigado de la MLS, el Terremotos de San José, con 47 goles recibidos en 22 juegos, aunque suma los mismos goles que Chicharito, es decir, dos, y una asistencia. Otro delantero que fue alguna vez promesa de Chivas, Carlos Fierro, suma 12 juegos como titular y en 1,030 minutos de juego, acumula dos goles y tres asistencias con los mismos Terremotos de Matías Almeyda.

MENOS DE AQUELLOS, MÁS DE ESTOS…

Suspiros debe haber en la MLS por un jugador: Cuauhtémoc Blanco, quien llegó a prepararse para su retiro al Chicago Fire, pero, motivado por el técnico colombiano Juan Carlos Osorio, tomó un poderoso segundo aire.

El Temo pobló las tribunas, hizo goles, dio asistencias, hizo show, revivió 'Cuautemiñas', convirtió al equipo en competitivo, y de repente era fascinante ver cómo jugadores secos, fríos, torpones, prototipos del estilo de la MLS, empezaron a alegrar la cancha con taquitos, túneles, rabonas y demás filigranas. Los contagió para hacer travesuras en la cancha.

Sí, Cuauhtémoc dejó una escuela futbolera, que duró poco, al regresar a México e ir haciendo su gira de despedida y la recolección para su fondo de retiro, con Santos, Veracruz, Irapuato, Dorados, etcétera.

En ese tiempo, la venta de camisetas de Cuauhtémoc Blanco sólo era superada por la de David Beckham, el ícono resplandeciente del Galaxy, pero el encorvado mexicano llenaba las plazas donde su equipo se presentaba.

Y claro, la MLS anhela a otro Carlos Vela, que parecía que llegaría a hacer turismo, ver juegos de basquetbol y beisbol, y seguir sobrellevando un oficio que reiteradamente ha dicho no era su pasión, ese oficio de jugar al futbol.

Pero se adueñó de la escena. Pasó de ser Vela en Europa a ser una antorcha inponente en la MLS.

Después de una buena primera temporada con el LAFC (28 juegos, 14 goles), para 2019, fue la estrella de la liga. 31 partidos jugados y 34 goles, lo colocaron como el mejor jugador de la semana y del mes en repetidas ocasiones.

Aprovechando su oficio, su técnica, su calidad futbolística, marcaba no sólo goles importantes, sino competía para el mejor gol del torneo, por supuesto, aprovechando la siempre tibia, lenta, desparpajada y bobalicona forma de marcar que hay en la MLS. Sin embargo, supo capitalizarlo.

2020 no ha sido su mejor año. Las lesiones se ensañaron con él. Y en su reciente regreso ha vuelto a la tónica de los goles majestuosos, insisto, ante la marcación de la MLS tan peculiar, como respetando 'la sana distancia' que se recomienda por la pandemia del Coronavirus. Suma seis juegos, tres como titular, tres goles y dos asistencias en 377 minutos.

Por eso, es especialmente sorprendente para la MLS cómo los dos referentes mexicanos hacia los que había escepticismo, han terminado por rebasar todas las expectativas y cumplir con la expectación generada.

Hoy, por eso, en la MLS quieren más Velas, más Cuauhtémocs y menos Chicharitos o… menos 'Leyendas' apócrifas.

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Javier Aguirre y su 'fe' en 'Chicharito'
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LOS ÁNGELES -- “La Leyenda”. Sin duda: elogio en boca propia es vituperio. Así se bautizó Javier Hernández públicamente: “La leyenda del futbol mexicano”.

Javier abdicó, ese día, al infantilismo de Chicharito. Tal vez porque a las obligaciones como futbolista había abdicado mucho antes. Y renunció al folklórico y coloquial título nobiliario fraguado en la cancha por su padre.

“La Leyenda”… Pudo haberlo sido, pero ha elegido no serlo. La presumida Leyenda ha degenerado en mito. Las leyendas se enriquecen con mitos, pero los mitos sólo se enriquecen con ficción, con delirios, con mentiras.

El fin de semana, “La Leyenda” volvió a ser protagonista… sin pisar la cancha. Lo fue en el escandaloso paraninfo --ese que tanto él degusta--, de las redes sociales. No fue citado para el deplorablemente llamado Clásico del Tráfico.

Él sabía, aparentemente, que iría de nuevo a la banca, esa consorte incómoda e inoportunamente fiel, que le ha acompañado en su carrera. El Galaxy le contrató idealizando lo que podía llegar a ser con base en lo que alguna vez fue. Y ante LAFC era un coliseo perfecto, como, por ejemplo, demostrar que es más que el tan galácticamente llorado Zlatan Ibrahimovic, y que Carlos Vela.

Minutos antes del juego, el Galaxy informaba que la ausencia de Javier Hernández se debía a una lesión “desconocida”. Sorpresa, incredulidad, escepticismo, sorna, sospechas.

Las especulaciones se llenaron de cicuta sobre si “La Leyenda” habría desertado a escribir otra página de oro en su legendaria carrera, esta vez irritado, porque tendría que arrellanar su trasero sobre la banca angelina.

Desde los socavones del fondo de la tabla de la MLS, el técnico Guillermo Barros Schelotto no ayudó mucho a la causa. Mientras el Galaxy esgrimía una lesión “desconocida”, el entrenador argentino habló de que Javier Hernández ya se quejaba de la dolencia desde el jueves, el viernes no mejoró, ni tampoco el sábado.

Para los publirrelacionistas del club seguía siendo una lesión “desconocida”, como tan sabido era ya que la banca sería el sitio de ataque del mexicano ante el LAFC.

Una molestia en la pantorrilla. Ésa es la aparente lesión que margina a “La Leyenda” de seguir escribiendo a cada minuto en la cancha más historias para su leyenda. Porque, fuera de la cancha, en situaciones así, en lugar de historias fascinantemente fantásticas, se elucubran mitos, especulaciones.

Al Galaxy, obviamente, no le salen las cuentas. Ni por el desembolso de su transferencia, ni por el salario que le paga al ex Chicharito. Cierto, fue récord de ventas de camisetas en la primera semana y acudió a los más populares programas en inglés en Los Ángeles. Claro, tal y como corresponde a una leyenda.

Pero, ¿y la cancha? ¿Y los goles? ¿Y el liderazgo en el vestidor? ¿Y el torbellino futbolístico? En estos últimos cuatro aspectos, Javier Hernández palidece ante su antecesor. Zlatan Ibrahimovic debe sentir una compasión enorme por el club angelino.

Barros Schelotto ha sido enfático: su delantero está en perfecta forma física. Tal vez la camiseta que viste esté defectuosa, porque parece pasado de peso. Pero, además, en la cancha, repasando algunos videos de sus juegos, muestran a un jugador lejos de sus explosivas virtudes.

Javier Hernández era el tormento enajenante de cualquier zaga. Estaba una milésima de segundo y unos centímetros antes que sus adversarios. Su anticipación, velocidad, repentización, astucia e ímpetu le colocaban de cara al gol. Lo demás era sencillo, con su perseverancia, su atrevimiento, su fortuna, y hasta por esa poética e histriónica habilidad para marcar de manera chusca, como el buen “Chaplin del Gol” que era.

Ése era otro Javier Hernández. Aquel, el del temperamento, la rabia, la lucha, el temerario del área, capaz de marcar con la mollera o con el buche, porque aquel guerrero podía asesinar con saña o con la gracia simpaticona de un mimo. Era “It” (Stephen King), vestido de futbolista. Ése sí pintaba para leyenda.

Hoy no sólo él está en entredicho. Toda la caravana enjundiosa que acudió a ficharle a Sevilla será cuestionada, empezando con Jovan Kirovski, quien ya lo buscaba desde antes que Javier aterrizara en el Bayer Leverkusen, además de Denis Te Kloese y el mismo Barros Schelotto. Ellos se sentaron a negociar con él –ese sí--, legendario Monchi (Ramón Rodríguez Verdejo) y con el representante del jugador, Lorenzo Román García.

Como suele ser, las arpías insidiosas acompañan por igual a las leyendas y a los mitos. Consignadas han sido las versiones de los divorcios de Javier en sus diferentes equipos. Desde cómo dejó de encajar en el Manchester United, cómo desencajó en el Real Madrid, hasta cómo dividió caminos en el Leverkusen y el West Ham. Obvio, no todo es su responsabilidad. A veces, creen algunos, el mundo entero se confabula.

Su llegada al Galaxy con un salario alucinante, una parafernalia ostentosa, estímulos, premios y tratos, casi enervantes, como los merece una leyenda, generaron incomodidades en el equipo. Entendible, pero injustificable por parte de sus compañeros, quienes fueron presos de envidia y egoísmo.

Encima, le entregan el gafete de capitán, demasiado grande para el bíceps de un Javier Hernández que parece haber llegado por su fondo de retiro a la MLS. Y él mismo hace poco, muy poco, para tratar de limar asperezas, y de paso merecerse ese título nobiliario de ser el capataz del equipo.

En sus más recientes videos a través de todas sus plataformas de redes sociales, seguidas por millones, es impresionante la energía que Javier Hernández despliega a través de los videojuegos, especialmente, alguno en el que muestra su magistral saña para aniquilar rivales a punta de gatillazos, casi como alguna vez lo hacía en la cancha de futbol.

Para conducirlo como lazarillo en medio de esa tenebrosa pasarela de las redes sociales, el aún futbolista ha sido asesorado por su coach de vida, Diego Dreyfus, quien según Álvaro Cruz, de TUDN, cobra 17 mil pesos por sesión, es decir, unos 900 dólares, por si usted también necesita de una iluminación similar.

Este miércoles, Galaxy sale de nuevo a la cancha. Le espera Portland. Será una nueva oportunidad para que “La Leyenda” demuestre que quiere llegar a serlo y no terminar como un mito, cuyos mejores registros, sus mejores marcas, sus mejores actuaciones sean en la luminosidad ficticiamente ensangrentada de una consola de videojuegos.

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Sigo sin entender por qué pierde el tiempo en reproches, autoflagelaciones, acusaciones. Se trata de un futbolista que logró llegar a los niveles máximos del juego. ¿Que tiene detractores? ¿Que le faltan el respeto llamándole 'tronco' o un futbolista limitado? Que se ría de ellos y cuál es el problema, si al final, la historia se encargará de colocar cada quien en su justo sitio. Y el tuyo, Javier Hernández, está reservado junto a los mejores futbolistas que jamás han practicado este juego en México. Lo demás, que te valga…

AP PhotoJavier 'Chicharito' Hernández es el goleador histórico de la Selección Mexicana.

SAN DIEGO, California. - Sigo sin entender la necesidad de Javier 'Chicharito' Hernández de autoflagelarse y de casi implorar por reconocimiento. Él sabe muy bien quién es, qué ha logrado y lo que significa para la historia del futbol mexicano. Lo demás, con todo respeto o sin él, 'le debe valer madres'…

Javier Hernández es un futbolista basado, antes de sus cualidades futbolísticas --que las tiene y de sobra--, en un personaje con la fuerza mental necesaria para sobreponerse a todos los obstáculos y atreverse en donde ningún otro jugador mexicano se atrevió. Emerger desde el poderoso Manchester United, pisar el sagrado terreno que para el futbol significa el Real Madrid y triunfar en el siempre competitivo marco del futbol alemán. ¿Qué o a quién necesita mostrarle Javier Hernández su capacidad como futbolista y el sitio que sin duda tiene en la historia del futbol mexicano?

Pero ha sido una constante desde el momento mismo en que se presentó ante los medios en Los Ángeles. “Soy una leyenda”, esta bien, quizá, seguramente lo eres, pero no es necesario que lo presumas. Y luego, una autoflagelación innecesaria: “Soy el peor futbolista, pero ahí está lo que hice”. Nada, nada de eso parece necesario en el 'cuento de hadas' que planteó la carrera de un futbolista nacido en un club tan querido como Chivas y que luego, de la mano de un entrenador legendario como Sir Alex Ferguson, emergió en la más alta competencia del futbol mundial. 'Chicharito' puso su nombre junto al de Hugo Sánchez y al de Rafael Márquez y ello debe bastarle a él --me importan un bledo sus detractores-- para enterarse de la clase de futbolista que ha sido.

Matthew Peters/Manchester United via Getty Images Javier "Chicharito" Hernández junto a Sir Alex Ferguson, uno de sus maestros en el fútbol europeo.

Creo que 'Chicharito' muestra hoy una inseguridad que nunca fue parte de su carrera en las canchas. Él debe estar muy seguro y convencido de lo que fue. Las críticas, bien y mal intencionadas, las envidias, también positivas o negativas, existirán siempre, más en estos tiempos de comunicación tecnológica y de las despiadadas redes sociales.

Javier, 'Chicharito', deja de perder el tiempo en insignificancias e insignificantes. Estás peleando contra 'fantasmas'. Deja 'los molinos de viento' para Don Quijote. Eres lo que eres, con tus grandes virtudes y aún con tus limitaciones, tus cosas buenas o malas. Llegaste a donde pocos, muy pocos han podido llegar en este futbol. Si te llaman 'tronco', ríete. Si te llaman limitado, vuélvete a reír. Al final del día, la historia te pondrá en el sitio que debe estar. Lo demás, con todo respeto y sin él, que 'te valga madres'.

@Faitelson_ESPN

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LOS ÁNGELES -- Javier Hernández presentó su renuncia pública a la selección mexicana de futbol. Y tal vez al futbol mexicano. E hizo bien.

Y Chicharito lo hizo de manera beligerante, incluso dañando más con el escudo que con la espada. Un redentor tardío, sin embargo.

Getty ImagesJavier Hernández celebra un gol con la selección mexicana

En el programa Versus de Francisco Javier González a través de TUDN, Javier Hernández organizó el aquelarre de todos sus rencores, sus reclamos, y sus querellas contra el sistema que dirige la yunta sumisa del futbol mexicano.

Un viejo tema, que por fin hace explotar Javier Hernández. Su propia Caja de Pandora. En síntesis: ¿En dónde está la lana? ¿Cuándo dejarán de priorizarse los centavos sobre los resultados?

Y Chicharito se metió a la antigua casa de Yon de Luisa a gritarle a Yon de Luisa, todo lo que ningún futbolista profesional le había espetado en su vara, sin que necesariamente el actual presidente de la FMF sea el total responsable, aunque, ciertamente, ha sido parte del modus operandi.

Javier Hernández sabe que está borrado de la selección mexicana. Desde el accidentado brunch en Nueva York, con repercusiones sensualmente curvilíneas en San Antonio, incidente del cual Gerardo ‘El Tata’ Martino parece tener versiones muy documentadas.

Pero, ahora, desafiando nuevamente al poder, Chicharito sabe que tal vez no tendrá derecho ni a partido homenaje de despedida en la selección mexicana, de la cual es el goleador histórico, más allá de que sus dianas pulularon con mayor frecuencia, en la intrascendencia e inutilidad de juegos amistosos.

Javier Hernández pide cuentas claras. Habla de millones de dólares y ubica al Tri entre las cinco selecciones mejor cotizadas y que mayor cantidad de millones de dólares factura en el mundo.

Cifras extraoficiales puntualizan que para el ciclo mundialista para Brasil 2014, la FMF habría facturado cerca de 450 millones de dólares, y para el periodo correspondiente a la Copa del Mundo de Rusia, habría ascendido a 650 millones de dólares.

Al término de la participación del Mundial de Brasil, tras el anuncio oficial de la renovación de contrato con Adidas, el entonces mandamás, Justino Compeán, sobre la primera administración, la de Brasil, dijo puntualmente “centavitos más, centavitos menos, ja, ja, ja”.

Para el ciclo mundialista hasta 2026, según fuentes cercanas al Tri, el contrato de la Federación Mexicana de Futbol con Adidas es por 260 millones de dólares.

Para la firma alemana, la camiseta mexicana, en efecto, sí está entre las tres camisetas más vendidas en el mundo, y su contrato sí cotiza entre los cinco más caros en el mundo, especialmente cuando a nivel adulto, no ha ganado nada.

Si las condiciones no han cambiado para 2020, vale la pena recordar que la selección de México es la única en el mundo que tiene 14 anunciantes diferentes en dos países. Ni Brasil, ni Argentina, ni Alemania, ni Italia...

La astucia mercantilista de México ha conseguido explotar de manera asombrosa dos mercados de una misma nacionalidad, pero en dos países diferentes, y obviamente provocando más llenos en estadios de Estados Unidos que la misma selección de este país.

Además, según registros de las diferentes embajadas, departamentos de migración y turismo, la fanaticada mexicana ha presentado muchedumbres entre los 35 mil y los 15 mil itinerantes en las copas del mundo a partir de Francia 1998.

La pregunta de Javier Hernández es válida, aunque no es nueva. Recordemos que encabezó esa rebelión al interior del Tri en plena Copa del Mundo de Rusia, tras histórica victoria ante Alemania, cierto, la peor representación de su historia.

Chicharito y sus solidarios reclamaron menos horas de aburrimiento desperdiciadas en promociones, en servir a los patrocinadores, y además, un reparto más equitativo de esos millones que recauda la FMF en cada ciclo mundialista.

Prudente aclarar que la FMF ha garantizado tal vez la mejor logística posible de todas las selecciones mundialistas a la caravana de familiares y amigos de los jugadores, cuerpo técnico, aunque, necesario puntualizarlo, también en beneficio de sus directivos.

Pero, Javier rompió su lanza como seleccionado nacional, sabiendo también que su sitio ha sido ocupado por Raúl Jiménez, pero si se equivocó en tiempo y en formas en Moscú, hoy se atreve a hacerlo, aunque, también, cuando cuenta con un cobijo estupendo como lo es su contrato con el Galaxy en la MLS.

Vale aquí aquello de más tarde que nunca.

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LOS ÁNGELES -- Advertía Tennessee Williams: “Mata a mis demonios y mis ángeles morirán también”.

Es el momento para que Luis Fernando Tena irrumpa ante esa encrucijada. Chivas dio la mejor exhibición del torneo y una de las mejores de la era de El Flaco. Matar o morir sin matar o morir.

Encima, insólito, por decisión propia, sigue jugando con diez cuando juega el '10'. La Chofis López califica al revés: '01', en su rendimiento en la cancha. ¿Los motivos de Tena? Muy suyos. Mientras los otros diez se saquen un diez, y acepten jugar con diez a costa de ese '10'...

Cierto, la victoria y el rendimiento fueron ante un León maltratado (goleado por Vela y el LAFC), cansado, con carencias, pero que ha sido líder, y el más grato, en general, y que tiene el oficio de gremial de varios torneos.

¿Cómo resolver los eventuales regresos de Chicote Calderón y Uriel Antuna? A la antigüita: la camiseta sólo entalla a quien la merece. Del ostracismo del castigo, no pueden ser emancipados por el oropel de su contratación fastuosa.

El horizonte para Chivas tiene ese encanto fascinante de ser dulcemente peligroso. Especialmente porque el Rebaño parece proclive a ser el “levanta muertos” del torneo.

Enfrenta a Atlas, un equipo náufrago que, encima, ha olvidado hace tiempo, por carecer de sangre en sus filas, lo que era un apasionante Clásico Tapatío.

Después viene Monterrey. Ejemplo claro de desplomarse de lo sublime a lo ridículo, pero que parece capaz de querer salvar el torneo, su salario y su contrato, a costa del, insito, el equipo del morbo del 2020.

Pero Chivas goza de tranquilidad. Una tregua oportuna, pero riesgosa, si los jugadores, tan pocos de cuna rojiblanca, no se amamantan de la trascendencia de enfrentar al Atlas, sin que importe, necesariamente, la calamidad que son los rojinegros.

Sin duda, la terapia intensiva vivida ante el León, rehabilita moralmente a muchos jugadores, especialmente a Miguel Ponce, quien de ser crucificado por su tribuna, ahora recupera la calma.

A esos escenarios, imprescindible agregar que J.J. Macías se reinstala con la gracia plena del gol, en el rol para el cual fue contratado, a la espera, claro, de que aprenda a manejar ese estrés que le genera la responsabilidad de ser el bastión de Chivas.

Elogiar a Fernando Beltrán ya es una ociosidad, mientras que Conejito Brizuela sigue reforzando su reclamo de que debe ser tomado en cuenta como titular, además de encender veladoras por la salud del Chapito Sánchez.

Si Tena hace ensayos eventuales con Angulo, Chicote y hasta Vega para hacer labores muy eventuales de La Chofis, es evidente que Brizuela está más cerca de responder a ese rol.

Al final, y eso lo entiende perfectamente Tena, su equipo se ha fortalecido entre la secuencia de dramas y conflictos, en cancha y extra cancha. Sobrevivir con resiliencia para un grupo tan joven, puede significarle un poderoso arsenal al madurarlos al vapor.

Parecería, a la distancia, que entre Ricardo Peláez y Luis Fernando Tena, han conseguido llevar a este grupo, mayoritariamente inexperto, protegido, a sufrir de manera implacable las repercusiones de las experiencias desagradables de Víctor Guzmán, Chicote Calderón y Uriel Antuna.

Por eso, insisto, para rematar su tarea, es tiempo de que Luis Fernando Tena se atreva a desafiar la encrucijada con la que reflexiona Tennessee Williams, es decir, aniquilar a sus demonios, sin perder a sus ángeles.

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LOS ÁNGELES -- El Pollo Briseño perreando. El Chicote Calderón zapateando. La Chofis López en el trenecito del jacuzzi o en el Calatrava. Ahora se pretende estigmatizar con infidelidad a El Brujo Antuna.

Hace semanas en un video, preguntábamos: ¿Por qué siempre Chivas? Sin olvidar a Alan Pulido huyendo de la escena del choque y dejando embarcado y embargado a su cocinero de cabecera.

Cierto es: la afición del futbolista en general por la fiesta no puede circunscribirse sólo a Chivas. Sería injusto, pero más allá del caso Salvador Cabañas (América), en el Guadalajara ha habido desde graves accidentes hasta tragedias.

¿Cómo olvidar esas camionetas cerradas con numerosas acompañantes que se presentaban siempre a disposición de Cuauhtémoc Blanco cuando en su época de jugador visitaba Los Ángeles? Y etcétera, etcétera, etcétera…

Lejos de justificar al futbolista, diversos preparadores físicos explican esa propensión de muchos jugadores por buscar todo tipo de acción fuera del club y fuera de su hogar. Y si son solteros, no hay riendas que los contengan.

Un estudio japonés revela que el método Tanaka (HIIT), entrenamiento con intervalos de alta intensidad, es la mejor forma de incrementar notoriamente el nivel de testosterona en el hombre.

El futbolista, por sus sesiones de entrenamiento, generalmente entra en etapas progresivas de HIIT. Y mientras más dedicado, responsable e intenso es en la práctica, acumula más testosterona.

“Es como soltar un semental sin freno y que además tiene las tardes libres”, explicaba el alguna vez preparador físico de Chivas, Fernando Alarcón.

Y si encima el jugador es soltero o tiene una relación inestable, la bestia busca desahogo de esa testosterona.

Este es el detalle médico y fisiológico. Claro, hay aspectos humanos, éticos y disciplinarios, que a veces algunos jugadores asumen, pero no todos.

Por eso, había épocas en las que los entrenadores decidían trabajar dos veces al día, temprano por la mañana y pardeando la tarde. Lo que en la cancha se gana, en la cancha se deja, hablando de testosterona, claro.

“Los mandamos cansaditos y sólo piensan en llegar a dormir”, recordaba Alarcón, entrenador de todas las confianzas de Alberto Guerra durante la época en Chivas.

¿Por qué siempre el Guadalajara? Preguntábamos en ese video en ESPN y hablábamos de los casos de Gaby García y Marco Fabián de la Mora, dos jugadores que mostraban costuras de jugadorazos. La vida nocturna se los bebió a ellos antes que ellos se dieran cuenta de los excesos.

Ellos aseguraban que preferían besar el balón después de un gol, que una botella con alcohol. Entre el dicho y el hecho, se consumieron como las figuras que debían ser, en especial Marco Fabián, quien hace unos días demostró que puede ser el alma de la fiesta hasta en Catar, al ritmo del popular reggaetón La Tusa.

Ha habido casos dramáticos. En la historia de Chivas. Deberían servir como advertencia a estas felices, fiesteras, cachondas y perrunas nuevas generaciones.

1.- OCTAVIO MUCIÑO…

Notable rematador de cabeza, el apodado Centavo pasó de ser ídolo en aquel espectacular Cruz Azul, a ser adoptado en Chivas, especialmente tras ganar el título. Su futuro se encauzaba de maravilla. Jugador regular, comprometido, pero la tragedia vive alcoholizada.

En junio de 1974, Muciño acudió a cenar a un restaurante popular en Guadalajara, Carlos O’Willys. Iba acompañado de sus amigos Jesús Prado, Eduardo Navarro y Gustavo Ochoa, además de sus parejas.

Esa noche, el futbolista de Chivas fue provocado por un parroquiano. Jaime Muldoon Barreto lo increpó en cuestiones de futbol y pasó al insulto personal. Muciño lo confrontó, se liaron a golpes. Fueron separados y el provocador fue echado del restaurant.

Júnior típico, hijo de millonario, Muldoon Barreto aguardó hasta la madrugada, afuera del local, la salida de el Centavo, quien intentó apaciguar la situación. Pero, el tipo, sacó una pistola, le disparó tres veces, un impacto en la cabeza y otro en el pecho.

Muciño fallecería horas después. ¿El agresor? Impune a pesar de los testimonios y las pruebas confiscadas.

2.- JAIME LÓPEZ

Aún se lloraba la muerte de Muciño, cuando sobrevino otra tragedia para el Rebaño. Jaime López, defensa campeón con ese mismo Guadalajara, fue asesinado el 26 de junio de 1974, tras recibir 15 impactos de bala.

En la madrugada, Jaime López departía con un líder estudiantil de la FEG, Francisco Preciado, además de otras personas. Tuvieron un altercado con las personas del tugurio, por entonces la casa de citas más famosa de Guadalajara, en la Zona Roja, ubicada en la Calle 54.

Al salir del lugar, Jaime López y Preciado fueron acribillados. Las investigaciones nunca arrojaron una versión creíble. Se especuló con que había sido una venganza por la violencia estudiantil de esa época o que habían sido ajusticiados por personal vinculado al mismo antro.

Claro, nunca hubo ni sospechosos, ni detenidos ni acusados. De hecho se vino un silencio estampa en todos los ámbitos. Se volvió tema tabú.

Claro, ha habido otros incidentes, afortunadamente no fatales. En agosto de 2004, el Venado Medina y Omar Bravo fueron detenidos en estado de ebriedad, Grado 1 y Grado 2, respectivamente, tras pasarse un alto.

El Venado conducía su BMW y Omar su camioneta Liberty. Eran las cinco de la mañana e iban a sacar dinero de un cajero, para pagar la cuenta pendiente, acompañados del guardia de seguridad del centro nocturno donde habían pasado la noche.

La policía los detuvo al detectar la forma desordenada de conducir. Estuvieron detenidos seis horas y pagaron una multa.

Y sin pertenecer a Chivas, pero en el mundo del futbol, los trágicos casos de César Andrade (Atlas), quien por un accidente y conducir en estado de ebriedad, pierde una pierna en el percance.

O la devastación provocada por Joao Malek conduciendo en estado de ebriedad y a exceso de velocidad, al provocar la muerte de los recién casados María Fernanda Álvarez y Alejandro Castro.

El futbolista es un tipo privilegiado, predestinado. Sin embargo, a veces es el último en entenderlo, y a veces demasiado tarde. Y no le justifica el que su rutina diaria le convierta en “un semental sin freno”.

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LOS ÁNGELES -- Monterrey jugó su mejor partido del Clausura 2020 ante el más parchado América del Clausura 2020... y no le alcanzó ni para abandonar el sótano, ni para sacar un punto, ni para desempolvar su dignidad de campeón, ni para sobrevivir al cataclismo de insultos y abucheos desde su propia tribuna.

En el 0-1 sobre Rayados, América tuvo un héroe: Guillermo Ochoa, atajando tres balazos que reclamaban el buzón escandaloso del gol, y además, ajustaditos todos a la filosofía piojista, pero no piojosa, de imponer querella a cada balón, en cualquier sitio de la cancha.

Hundido en la fosa, lapidado por sus aficionados, dilapidando millones en contrataciones fallidas, Rayados se convierte en el peor campeón de la historia de los torneos cortos, en la suma total de circunstancias y estadísticas.

Pero, insisto, el mejor Monterrey de este 2020, tampoco recibió tolerancia ni tregua del América, dispuesto a reclamar un abonito de venganza, tras perder la Final del Apertura 2019 ante Rayados.

El Nido sabía que la revancha sería inconclusa con la victoria, pero agregó un saborcito dulzón de sadismo, saber que condenaban al monarca vigente al peor de los albañales, especialmente cuando al término del juego, el estadio vociferó en la amargura pestilente de miles de garganta el desprecio a sus héroes, ésos, de hace unas semanas apenas.

Un escupitajo de rabia caduca, lanzó el América al sarcófago del monarca en decadencia y extinción.

América no dio concesiones. Cargó incluso con un rigorismo arbitral, al anularle el VAR un gol, por falta previa, cuando el mismo apéndice nefasto del arbitraje se ha tragado a lo largo del torneo, tolerancias e intolerancias peores.

Miguel Herrera ha elegido ser protagonista en el marcador y en la tabla, y no en las estadísticas perecederas del juego. Pragmático.

Por ejemplo, ante Rayados, se desentendió de la posesión banal e infructuosa en zonas intrascendentes de la cancha. Las estadísticas hablan de un 39% de posesión y un 61% para Monterrey.

Esto incluye tres remates al arco de las Águilas, por nueve de Rayados, sin dejar de lado un par de intervenciones de Marcelo Barovero. Monterrey pujó más, pero Américo empujó donde debía.

¿Qué hará Monterrey? Ya la afición levantó el voto de inmunidad al Turco Mohamed. El cuchicheo se ha convertido en coro. Lo quiere trepar al cadalso.

Por lo pronto, para meterse en la Liguilla del Clausura 2020, los Rayados necesitan al menos 23 puntos de los 30 restantes, es decir una eficiencia asfixiante del 76.67 por ciento. Es decir si pierde tres de los 10 juegos restantes, estaría fuera.

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LOS ÁNGELES -- Chivas amenazó con ganar entre alaridos. Pero termina ganando entre plegarias. 0-1 sobre Xolos, rompiendo la hegemonía en casa desde 2011.

La victoria, con todo su drama y cuestionamientos, con las formas poco elegantes, pero es un bálsamo prodigioso, para estas Chivas, el equipo del morbo de 2020, que venían de semanas cargadas de derrotas y de escandalitos cortesía del bailaor Chicote Calderón y el remilgoso Miguel Ponce.

Además, claro, Luis Fernando Tena resopla, porque su batería tenía menos carga que celular de milenial. Y claro, Ricardo Peláez ve que su santoral de estampitas, a veces hace milagritos.

Guadalajara canjeó una joya a los tres minutos. Trazos de ingeniería civil. Chapito Guzmán, como billarista, a Uriel Antuna, quien enfila y tira una diagonal que esquiva los botines de jugadores de Xolos, para citarse con el arribo pleno de J.J. Macías, quien empalma y sentencia.

La arquitectura simplista detrás del gol de Chivas era una maravillosa insinuación de resarcirse, de reivindicarse, especialmente porque fue controlando a Xolos, pero…

Sí, pero especialmente porque alguna vez dijo Luis Fernando Tena que “es más fácil jugar con diez que con once”, y por lo visto lo arrastra como un complejo, como una tara, como un tabú, como un estigma psicótico, porque, nuevamente jugando con uno más, Chivas empezó a verse menos.

Sí, al minuto 19, Mauro Láinez le abre una alcancía en la frente al Chapito Sánchez, en una jugada accidentada, y se lleva la roja.

Curioso, porque Xolos se sobrepuso a jugar con diez y Chivas no se sobrepuso a jugar contra diez, aunque el boquete físico, emocional y futbolístico que era Miguel Ponce, emparejaba los circunstancias.

Durante tantos años como entrenador, Tena parece haber reprobado desde párvulos la clase de “Cómo jugar contra diez sin morir en el intento”, porque sus cambios fueron más allá de discretos, sino equivocados.

En el planteamiento, a pesar de que los perros aztecas querían encaminarlo al infierno, el técnico de Chivas optó por recular, aguantar, y apostar por un contragolpe, para lo cual su equipo se veía timorato.

Ahí lo grave. La controversial decisión arbitral de expulsar a Láinez, y el gol de ventaja desde el minuto tres, le servían la mesa a Tena y sus Chivas para despacharse, especialmente al contar con un equipo más dinámico, más veloz y que transmitía esa ansia de revancha tras tanto varapalo.

Pero, con la mesa puesta para un banquete, pareció que El Flaco se encerró en el closet, a oscuras, a comer galletitas saladas para el susto, porque Xolos reaccionó al darse cuenta que Chivas tenía miedo a la posibilidad de ganar.

Chivas pierde a Jesús Molina por lesión muscular, y lo releva el Gallito Vázquez al cierre del primer tiempo, en un ajuste necesario, pero que confirmaba que la consigna no era la audacia por el triunfo, sino evitar una nueva derrota.

Sin embargo, más allá de la pusilanimidad en el pizarrón y de que Ponce permitía una fiesta por su costado, donde los Xolos corrían felices como en un galgódromo, el grupo de jugadores rojiblancos mantuvo un temperamento sólido, que incluso, por momentos, le permitió asear el trabajo de recuperación, aunque, insisto, sin alardes de calidad a la ofensiva.

En Chivas llegaron los cambios extraños. Sacó a Macías y metió a La Chofis López, cuando es evidente que el primero, con calambres incluso, es más útil que su relevo en plenitud.

El ingreso de Rolando Cisneros por Antuna ajustó momentáneamente cuando Xolos había recibido un segundo aire con el empuje inicial de Edwin Cardona, aunque terminó, a su estilo, tirando más patadas que servicios de gol.

Para coronar su noche de pesadilla, Miguel Ponce regala un penalti a Xolos, pero Brayan Angulo lo cobra de manera negligente, tal vez azuzado por los movimiento de Toño Rodríguez, en jugada que fortaleció el estoicismo rojiblanco en defensa.

La victoria, insisto, apaga la pira encendida para cortesía de Tena, pero quedará disponible para los partidos inmediatos recibiendo al León, visitando al Atlas y dando hospedaje a Monterrey

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AP

LOS ÁNGELES -- La MLS empezará a incomodar al dueño del futbol mexicano. Tal vez, con riesgo de comer carne envenenada.

Olvídese de calidad, el predominio mexicano se mantendrá. La MLS aún prioriza su versión bizarra de espectáculo, que el compromiso con la competitividad.

Olvídese de nombres que la MLS hurtó como Carlos Vela, Javier Hernández, Alan Pulido, Rodolfo Pizarro, Raúl Ruidíaz, etcétera.

Ahora la MLS, queriendo o 'sin querer queriendo', pretende arrebatarle a la Liga MX, de poquito en poquito, silenciosamente, sigilosamente, su más valioso activo, los telespectadores.

Contextualizo, al azar, imagínese la noche del dos de mayo. La MLS ofrece un banquete morboso para los aficionados de Chivas, y uno que otro mexicano: LAFC contra Sporting Kansas City, es decir, Carlos Vela, que para entonces debe estar esbelto, y Alan Pulido, quien seguramente habrá encontrado mejores productos para el cuidado de su copetazo.

Ante ese platillo morbosón de la MLS, LA Liga MX le ofrece otro juego cargadito de agruras entre los propietarios de ambos equipos: Pachuca frente a América.

Si hoy le ofrezco ese menú, cuál elegiría: ¿Vela contra Pulido? ¿Tuzos contra Águilas? ¿O hasta la pelea del Canelo Álvarez contra un bulto por designarse?

La MLS quiere raptarle a la Liga MX a su novia, en plena cara de los suegros. Por supuesto, serán mordiscos al pastel, pero eso igual le molestará al dueño del pastel, de la boda y de los novios en el futbol mexicano.

Recordemos que uno de los motivos por los cuales la Copa Libertadores fue marginada en México, fue por los derechos de trasmisión que pertenecían a FOX, y no la falacia de Decio de María (ordenado por Yon de Luisa), por supuesta incompatibilidad de calendarios.

¿Otro ejemplo? El cuatro de abril, se enfrentarán los dos más recientes goleadores de Chivas, Chicharito por el Galaxy y el Bruce Willis Pulido con Kansas. El morbo de por medio. Uno no quiere regresar a Chivas y el otro no quisieron que se quedara en Chivas.

Y mientras la MLS ofrece ese partido por televisión, la Liga MX tendrá a las desangeladas Chivas, sólo Dios sabe si para entonces aún con Luis Fernando Tena, ante el inconsistente Morelia.

La misma pregunta: Usted en su hogar ante el televisor, ¿cuál platillo se serviría ofreciéndole hoy el menú de la MLS y la Liga MX?

Hay más casos de coincidencia. Recuerde que la Nación Chiva voltea hacia la MLS con profundos suspiros de nostalgia y sufrimiento, por la cantidad de jugadores que anhela y ya nunca tendrá.

Le refresco la lista: Chicharito, Vela, Pulido, Pizarro, Matías Almeyda y si quiere incluya a los soslayables Carlos Fierro, Oswaldo Alanís y al desdeñado Daniel Ríos.

Insisto, la MLS, tal vez de manera inconsciente, está husmeando, merodeando, la merienda prohibida. El dueño de la Liga MX podrá permitir que le roben trofeos, jugadores, protagonismo, pero Emilio Azcárraga Jean no permitirá que le roben a la audiencia televisiva en Estados Unidos y en México.

Alguien debería advertirle a la MLS que ése (los intereses de la Liga MX) es un alacrán que no le conviene echarse al seno.

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