Frenkie de Jong cumplió 200 partidos en el Barcelona y el balance de su desempeño resulta negativo debido a que en cinco temporadas no se ha logrado consolidar como un líder y referente.
BARCELONA -- Frenkie de Jong cumplió en Salamanca 200 partidos como futbolista del Barcelona. El mediocampista neerlandés, incorporado entre vítores y unas expectativas monumentales en enero de 2019 juega su quinta temporada de azulgrana... Y de aquellas aclamaciones se ha pasado a una frustración indiscutible.
La ilusión que generó su fichaje, no a la altura de Johan Cruyff en 1973 pero sí comparable a la de Ronald Koeman en 1989 o Patrick Kluivert en 1998, le convirtió en el vigésimo jugador natural de los Países Bajos en la historia del Barça, el mercado más prolífico por detrás, solamente, del brasileño, con más de 40 futbolistas y el joven Vitor Roque como último protagonista en el mercado de fichajes. Pero el rendimiento ofrecido por De Jong no ha respondido a lo esperado.
Fijo en los esquemas de todos los entrenadores que le han dirigido en el equipo, desde Ernesto Valverde y hasta Xavi Hernández, estaba llamado a ser el auténtico líder en el centro del campo. Ya fuera como volante ofensivo o como organizador, la apuesta por De Jong provocó una unanimidad pocas veces vista en el entorno del club, donde nadie discutió su precio.
Y es que el Barça, ganándole la partida (ahí es nada) al PSG, invirtió 85,4 millones de dólares fijos en su fichaje, acordando con el Ajax otros 12,5 en variables para convertirle en la cuarta inscripción más alta de la historia del club y presentándolo como el futbolista definitivo para, al lado de Leo Messi, Antoine Griezmann, Ousmane Dembélé o Luis Suárez, convertir al conjunto azulgrana en referencia.
Cinco años después ni ha despegado De Jong ni mucho menos lo ha hecho el Barça, que en el verano de 2022, bajo el argumento de su alto salario y mediocre rendimiento intentó traspasarle, llegando incluso a acordar su venta al Manchester United que se frustró por la negativa del jugador a marcharse.
De hecho, su discurso cuando el club filtró que la renovación que había firmado podía no ser legal y que erjudicaba mucho a la economía de la entidad, se mantuvo firme, no cediendo a ninguna presión y asegurando que no tenía, ni tiene, intención de marcharse.
En Salamanca llegó a los 200. No fue la suya una noche especialmente brillante... Pero es que tampoco podía esperarse que tras cuatro años y medio de azulgrana con un rendimiento tan opaco fuera a despertar en un partido del que poco se esperaba...