Barcelona venció a un atractivo pero incapaz Las Palmas con más sufrimiento del debido, no abriendo el marcador hasta entrado el segundo tiempo.
El Barcelona se acostó a cinco puntos del Real Madrid, suspirando con disfrutar de un golpe de mano del Athletic en el Bernabéu y dispuesto, por poco que pueda (que es menos que más) a discutir un título cuyo sabor se sospecha más merengue a cada jornada que pasa. Venció a un atractivo pero incapaz Las Palmas con más sufrimiento del debido, no abriendo el marcador hasta entrada la segunda parte con el gol, golazo, de Raphinha y resultándole suficiente para sumar un triunfo necesario e innegociable.
El equipo azulgrana, todavía campeón, va a rachas, tanto en esta temporada de difícil calificación como durante cualquier partido. Esta vez, bajo una lluvia intermitente y en ocasiones torrencial, apareció con la disposición de resolver por la vía rápida. Combinando, estirándose, jugando al primer toque y con mucha más velocidad que en otras ocasiones, obligó a un repliegue amarillo que agradeció, y de qué manera, alcanzar el descanso con el 0-0 inicial.
Lo agradeció entendiendo que jugó los últimos 25 minutos del primer tiempo en inferioridad por la expulsión de su portero Álvaro Valle y sin pararse a pensar la razón por la que el árbitro había anulado un gol a Raphinha que pasó de ser fuera de juego a falta. Sin saberse a ciencia cierta qué fue lo que pasó.
El ritmo y las ganas dieron paso al agobio y los nervios al empezar la segunda mitad pero, otra vez, Xavi acertó con las sustituciones. Desde la tribuna (estaba sancionado) trasladó a su hermano la necesidad de dar entrada a Joao Félix en el minuto 56 por Fermín. Y tres minutos después le regaló un centro soberbio a Raphinha para romper el muro amarillo.
A partir de aquí quiso Las Palmas estirarse y le dio calma al Barça, contemplándose más cercano un segundo gol local que un empate canario, aunque, algo que también se repite en Montjuïc, los minutos finales fueron de un sufrimiento que para nada debió existir.
Volvió a ganar por la mínima el campeón, manteniendo la portería a cero por quinta jornada consecutiva y susurrándole al Real Madrid que está dispuesto a discutirle su condición de único favorito hasta que sea posible. De momento, en 22 días visitará el Bernabéu. Y ese Clásico, probablemente, volverá a ser lo explosivo que LaLiga demanda.