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En el centro y en las bandas: la receta de Ecuador para soñar en Qatar

Tras Qatar 2022, Enner Valencia está en el mejor momento de su carrera. Getty Images

DOHA (Enviado especial) -- Por adentro y por afuera. Las dos muy buenas actuaciones de la Selección de Ecuador en la Copa del Mundo de Qatar 2022 han tenido altos niveles individuales en diversos sectores del campo de juego, lo que demuestra las buenas variantes que tiene el equipo de Gustavo Alfaro. Tanto en las bandas como en el centro hubo rendimientos individuales que sostuvieron la buena tarea colectiva contra Qatar y, sobre todo, Países Bajos.

Jhegson Méndez ha sido el jugador ecuatoriano más regular del torneo. Aunque llegaba como alternativa de Carlos Gruezo, los problemas físicos del hombre de Augsburgo le abrieron un lugar en la titular y él lo aprovechó. Figura en el debut, donde los nervios no le pesaron, en el choque frente a los neerlandeses volvió a complementarse muy bien con Moisés Caicedo. Aunque la línea de tres generó confusión en los primeros minutos, luego se asentaron y les ganaron el duelo a uno de los mejores mediocampos del mundo. No podrá jugar contra Senegal por acumulación de tarjetas y su ausencia será un problema inesperado antes del torneo.

Otro punto alto en la zona medular fue el propio Moisés. El hombre de Brighton, que en la previa era destacado como el futbolista más destacado de la Selección, cumplió las expectativas, sobre todo en el último encuentro, en el que además tuvo la actitud necesaria para reponerse de su error a los cinco minutos. Luego, fue el líder de la presión en los mejores pasajes del conjunto nacional y desde su intensidad nació el gol del empate. Será pieza clave en los partidos definitorios.

Detrás de ellos, Piero Hincapié dio la talla en el primer partido en el que fue exigido de verdad. Países Bajos no atacó con la potencia esperada, pero el central de Leverkusen tuvo la inteligencia y la fuerza para anticipar cada vez que fue necesario. Allí estuvo su gran virtud y desde sus dotes de tiempista, el seleccionado ecuatoriano pudo plantarse cada vez más adelante en la cancha.

De Enner Valencia ya hemos dicho todo. Es el actual goleador del Mundial y uno de los mejores de todo el campeonato. Líder espiritual y futbolístico, su presencia impulsa a sus compañeros pero también su talento potencia al colectivo. Juega con libertades aunque parte desde el centro, en la zona entre los mediocampistas y Michael Estrada, cuyo trajinar y capacidad de lucha permite abrir espacios muy valiosos. El capitán, además, tuvo entereza y coraje para jugar con dolores y esa actitud es una muestra del compromiso grupal.

En el fútbol moderno el juego por las bandas es fundamental, esto es una obviedad. Ampliar el campo de juego también multiplica las posibilidades de lastimar. Y Ecuador lo hace muy bien desde sus talentos individuales en ambos extremos. Uno de los puntos altos que ha sorprendido en el inicio de la Copa fue Ángelo Preciado. El lateral de Genk fue la figura contra Qatar y volvió a cumplir contra Países Bajos. Sus cualidades ofensivas son reconocidas, pero a eso le ha sumado concentración para marcar y compromiso.

Por su parte, Pervis Estupiñán expuso su gran jerarquía justo en el momento cumbre. Fue el hombre que se puso al frente de la remontada contra Países Bajos. Ecuador salió con fiereza a jugar el segundo tiempo y lo hizo desde el talento de su lateral izquierdo. Inclinó el juego a ese sector y él fue quien generó las acciones de mayor peligro. Fue una flecha en el corazón de la Naranja.

Empezar por adentro y terminar por afuera. Comenzar por afuera y finalizar por dentro. Presionar en toda la cancha. Esa fue la receta de Ecuador en la Copa del Mundo. Y los puntos altos individuales impulsaron el gran funcionamiento colectivo de un seleccionado que va por todo en Qatar.