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Los nuevos costos del futbol

ESPN

El 3 de agosto de 2017 se recordará siempre como el día en que la burbuja del futbol se infló más que nunca. El París St Germain firmó al Barcelona un cheque por 222 millones de euros para contratar a Neymar, una cantidad fuera de las canchas de esta galaxia.

Lo que pasó después con el brasileño no fue tan importante como el golpe financiero. Cada vez que se rompe el mercado del balón, la pregunta es frecuente: ¿Los jugadores valen lo que se paga por ellos? La mayoría de las veces la economía se ha encargado de responderlo: Si alguien lo paga, ese puede ser su valor.

El futbol del nuevo milenio está marcado por la súper inflación. Un mercado de verano puede mover cantidades similares al producto interno bruto de una economía pequeña. Una sinrazón. Así era hasta que llegó la pandemia que ha movido las reglas del planeta.

Karl Heinz Rummenigge es tan talentoso detrás del escritorio, como lo fue en el campo de juego. Es presidente del Bayern Múnich, uno de los equipos más exitosos y ordenados del mundo. Algunos lo reconocen como un ejemplo de administración deportiva.

En una entrevista con el diario El País Rummenigge analiza lo que ha sucedido en los últimos años en la cancha. “Desde la aprobación de la Ley Bosman, en 1995, el gran error de nuestra industria fue que cada año tuvimos un incremento en el volumen salarial y en los traspasos. Cada año ¡más, más y más!”.

Portadas de diarios llenas de millones y bombas mediáticas que sonaban en los cinco continentes eran la cima de la poderosa industria del balón. Hoy las noticias son otras: estadios vacíos, patrocinadores estancados y clubes que tienen que reducir salarios a sus jugadores. El ejemplo del multimillonario Barcelona marca la pauta con una reducción del 70 por ciento en los sueldos de su plantilla. Las ganancias de los equipos reportan en cero durante estos días, no hay ingresos brutos y tampoco beneficios.

Mientras las ligas postergan las fechas de su reanudación, el mundo se sumerge en una crisis financiera de la que sabe que no saldrá pronto. Un golpe que cambiará irremediablemente el orden mundial, sin soluciones a corto y mediano plazo. Tal vez nada vuelva a ser igual. De nuevo quedan las palabras de Rummenigge: “Estoy convencido de que el récord del fichaje de Neymar tardará mucho tiempo en batirse. Primero, porque habría que tener dinero en caja y, después, porque quienes tengan liquidez no pensarán en salir de compras. Mientras dure la pandemia… cada uno se concentraría en cómo sobrevivir en estos tiempos locos antes que en bordear los límites para invertir grandes sumas”.

El futbol y sus cifras multimillonarias no volverán a ser lo mismo. El coronavirus, dice el directivo alemán, “nos puede ayudar a crear un futbol más racional”.

Así será.