<
>

El valor de draft de Jadeveon Clowney no pasa por su talento

BRISTOL -- Esto es lo que sabemos sobre Jadeveon Clowney:

Mide 6'5" y en el combinado de talento pesó 266 libras. Tiene un alcance de brazos de 83" y sus manos miden 10".

En el combinado, corrió las 40 yardas en 4.53 segundos, excepcional para alguien de su tamaño. Hizo 21 repeticiones en el banco de pesas con 225 libras, no es gran cosa para alguien de su tamaño.

Como ala defensiva freshman en South Carolina durante el 2011, Clowney acumuló 36 derribos, 12 para pérdida y 13 capturas en 12 juegos. Como junior, Clowney tuvo 40 derribos, 11.5 para pérdida y tres capturas en 11 encuentros.

En su carrera, Clowney forzó nueve balones sueltos y defendió siete pases.

Cumplió 21 años el Día de San Valentín.

Dichas cifras, y muchas otras, son hechos irrefutables. Hay datos. Valórenlos como quieran, pero son una parte esencial del campo analítico, y el mundo deportivo de hoy se trata de los analíticos.

Pero algo que no se puede medir es el corazón de un atleta. ¿Qué tanto desea ser grande, especial, único? ¿Qué tanto está dispuesto a sacrificar? ¿Cuánto de él lleva el amor al deporte? ¿Qué tanto aguantará para soportar la presión?

¿Qué tanto significa para él en su corazón?

Encuentren la forma de medirlo, le dijo el gerente general de los Atlanta Falcons, Scott Pioli, a un grupo de asistentes a la Conferencia Sloan Sports Analiticis en Boston la semana pasada, y se volverán ricos. Pioli no bromeaba, ni la audiencia, la cual se integraba ampliamente de estudiantes de negocios que aspiran a irrumpir el mundo deportivo.

Con todas las estadísticas allá afuera, no hay una que mida el corazón.

Es lo que tiene a algunos visores, entrenadores y gerentes generales preocupados por Clowney. Tiene todo lo que se puede medir. Era una bestia como freshman en South Carolina e incluso mejoró como sophomore. Era un prospecto tan imperdible que, de haber sido elegible, quizá pudo ser la selección global N° 1 del draft el año pasado.

Clowney es similar en tamaño y estilo de juego a Julius Peppers, quien fue 2° recluta global en el 2002 salido de North Carolina. Clowney tiene un motor elevado. No se da por vencido en su persecución al mariscal de campo. Es duro contra la carrera.

Pero hay una brecha. Hubo una baja de producción el año pasado, cuando sólo capturó al pasador en tres ocasiones. El coach de Clowney, Steve Spurrier, cuestionó su ética laboral. Mientras corría en el combinado, Clowney no participó en ensayos por posición, algunos de los cuales ponían a prueba la habilidad del cambio de dirección, un punto cuestionable de Clowney.

Dada la oportunidad de competir frente a los caza talentos y mandones de la NFL, Clowney pateó, por lo que se reportó fue un problema en el flexor de la cadera.

¿Fue la cadera o fue el corazón?

A la postre, los Houston Texans tendrán que decidirlo. Clowney es el jugador más talentoso en el draft, más allá de posiciones. Físicamente, es un prospecto imperdible. Los equipos exitosos operan bajo la filosofía que construyes la plantilla a través del draft y tomas al mejor jugador disponible en tu pizarra, sin importar la posición.

Eso, por supuesto, es más fácil decir que hacer. El vicepresidente ejecutivo de los Denver Broncos, John Elway, me comentó antes del Super Bowl que solamente ahora, de cara al draft del 2014, sentía una plantilla en buena forma para ir al draft por el mejor talento disponible. Le tomó tres años llegar a eso.

Si el gerente general de Houston, Rick Smith, y el coach de primer año Bill O'Brien reclutan por necesidad, podrían estirarse y tomar a un mariscal de campo; ninguno deberá salir tan alto, me comentó otro gerente general.

Si Smith y O'Brien toman al mejor jugador disponible, ese será Clowney.

A través de su investigación, sus visitas con Clowney, su pro day y un probable entrenamiento privado en sus instalaciones, los Texans tratarán de cuantificar el corazón de Clowney.

Houston podría encajar de forma estupenda con Clowney y viceversa. Clowney podría alinearse contrario a J.J. Watt, quien vive con el simple objetivo de ser el mejor jugador de fútbol americano que pueda. Watt sigue de cerca lo que consume, cómo entrena y cuándo sale. Su influencia en un equipo que también incluye a otro obrero, el apoyador Brian Cushing, es contagiosa.

Watt podría ser el mentor, compañero y amigo perfecto de Clowney, quien podría florecer en una defensiva donde Watt abarca la mayor parte de los bloqueos dobles.

La decisión es de Houston, pero sería mucho más fácil si los Texans tuviesen acceso a una parte de los datos que no existen: una medición exacta del corazón de Clowney.