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Pete Carroll apunta a lo más alto

NEW YORK -- Hace apenas cuatro años, cualquier lista que enumerara entrenadores en jefe que nunca debieron abandonar su puesto en el fútbol americano colegial para probar suerte en la NFL incluía un prominente nombre: Pete Carroll.

Irónicamente, Carroll pasó más de una década como parte del cuerpo de entrenadores defensivos de equipos profesionales en la NFL como los Buffalo Bills, Minnesota Vikings y New York Jets, antes de recibir su primera oportunidad como timonel en 1994, precisamente al mando de 'Gang Green'.

Después de un buen comienzo al mando de su nuevo coach, los Jets perdieron cinco partidos al hilo para terminar con récord de 6-10 y Carroll fue, sorpresivamente, despedido una semana después de la temporada.

"Fue una época complicada", dijo Carroll con relación a su primer intento como coach en la NFL. "No me siento amargado o enojado o frustrado. Fue sólo un año complicado y siempre pensé que era una maravilla estar en New York".

Después de ser despedido por el antiguo dueño de los Jets, Leon Hess, tras sólo un año, Carroll tomó un puesto como coordinador defensivo de los San Francisco 49ers antes de ser nombrado entrenador en jefe de los Patriots.

En New England ganó el Este de la AFC (superando a los Jets) con marca de 10-6 en su primer año, clasificando a playoffs, pero siendo eliminados por los Pittsburgh Steelers en la Ronda Divisional. La cantidad de victorias de los Patriots siguió disminuyendo cada año (9-7 en 1998, 8-8 en 1999) y fue eventualmente reemplazado por Bill Belichick, lo cual abrió paso a la dominante era de campeonatos en New England.

Considerado un fracaso en la NFL, Carroll aceptó un puesto como entrenador en jefe en la Universidad del Sur de California, después que varios candidatos declinaron sus ofertas, y logró regresar a los Trojans a un puesto de prominencia en el fútbol americano colegial.

Con su estilo poco ortodoxo, ampliamente criticado por ser "el entrenador del jugador", demasiado emocional y peculiar, los equipos de USC de Carroll dominaron el fútbol americano universitario con un campeonato nacional y siete títulos divisionales consecutivos.

Fue entonces en 2010, justo antes que USC recibiera fuertes sanciones de la NCAA, que Carroll decidió bajo una profusión de críticas probar de nuevo suerte en la NFL como entrenador en jefe de los Seattle Seahawks.

Le tomó cuatro años, pero Carroll ha creado un equipo admirado y temido, donde en los últimos dos años ha amasado un récord global de 27-8, y este domingo tendrá la oportunidad de hacer algo que sólo dos entrenadores de fútbol americano han hecho antes, ganar un campeonato nacional colegial y un trofeo Lombardi.

Sólo los legendarios Jimmy Johnson y Barry Switzer conforman ese selecto grupo.

Independientemente de que la manera en que se han valorado sus métodos ha cambiado, Carroll ha seguido siendo el tipo afable, que sonríe ante la prensa y que considera cada momento uno muy especial y se niega a reflexionar sobre los posibles errores del pasado e incluso sobre el éxito que ahora le ha tocado de nuevo a la puerta.

"Creo que hago un buen trabajo de no pensar en eso. Realmente no me preocupo por tratar de evaluar dónde estamos ahora mismo, sólo pienso en seguir adelante. Algún día miraremos hacia atrás y quizás entonces podremos hacer una evaluación de lo que está pasando".

Y Carroll resumió su filosofía para abordar el partido del domingo de la misma manera que ha abordado toda su carrera.

"Claro que uno quisiera siempre comenzar bien, pero eso no determina el resultado del partido. No es cómo empiezas, sino como terminas. Eso lo sabemos bien. Haremos todo lo posible para intentarlo, pero sabemos bien que lo que el resultado final es lo que cuenta".