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Kobe Bryant encontró la redención defendiendo los colores de su país

Los cuatro pilares del equipo estadounidense en Londres: Kevin Durant, Carmelo Anthony, LeBron James y Kobe Bryant Bob Donnan/USA TODAY Sports

Transcurría el mes de agosto del 2007 y la Selección de Estados Unidos, aquella que apenas 15 años antes había maravillado al mundo entero con el “Dream Team” original, era un vació de desesperanza mejor catalogado como un equipo de pesadilla en aquel entonces. Su entrenador, Mike Krzyzewski (mejor conocido como Coach K) buscaba un líder que guíe a su equipo a la redención y lo encontró en alguien que también necesitaba escribir otro capítulo en su propia historia: Kobe Bryant.

Kobe unió fuerzas con LeBron James, Carmelo Anthony, Dwyane Wade y compañía para llevar a EE.UU. a ganar un título mundial y posteriormente dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos que le devolvieron la gloria, y la reverencia del resto del mundo, al Dream Team 2.0.

De alguna manera, se podría decir que la selección salvó a Kobe tanto como él sacó a flote al orgullo de la gran potencia del básquetbol. Gracias a ello se formó un lazo entre el astro de los Los Angeles Lakers y Coach K que sigue tan firme hoy en día como cuando unieron fuerzas hace casi diez años.

Esta es la historia de un jugador que dejó al orgullo de lado para reencontrarse con si mismo y a la misma vez descubrir al mentor que cambiaría la segunda mitad de su carrera para bien pintándola de rojo, blanco y azul.

NADANDO CONTRA LA CORRIENTE

¿Qué pasa cuando estás atrapado en medio del mar y las olas te azotan con ferocidad? Bueno, puedes rendirte y bajar los brazos dejándote llevar por la marea para que el mundo honre tu memoria pero quedes como apenas eso, un recuerdo. También puedes perseverar y seguir creyendo que te vas a salvar, nadar y nadar contra la corriente desafiando a aquellos que no se puede.

Así estaban tanto la Selección de Estados Unidos como Kobe Bryant durante aquel verano del 2007. Los dos necesitaban ayuda para mejorar su reputación, pero ninguno de los dos se imaginaba lo fructuosa que sería su relación al no bajar los brazos.

Kobe no pudo participar de los Juegos Olímpicos de Atenas en el 2004 debido a la demanda por violación que colgaba sobre su cabeza como una guillotina en aquel entonces, pero de alguna manera eso también lo dejó ileso de la mancha que significaron las derrotas contra Puerto Rico, Lituania y Argentina rumbo a la medalla de bronce que se colgaron estrellas como Tim Duncan, Allen Iverson, Stephon Marbury, Lamar Odom junto a LeBron, Wade y Carmelo Anthony en aquel certamen.

Además, el conjunto estadounidense no tocaría fondo hasta dos años después cuando perdió en las semifinales del Mundial de Japón 2006 por 101-95 contra Grecia. Y no era como que perdió de casualidad, sino que un rival inferior en los papeles lo había pasado por arriba dominando la zona pintada. El aura de invencibilidad estaba oficialmente extinta.

Kobe tampoco la estaba pasando muy bien que digamos. El espectro del escándalo en su vida personal lo ahuyentaba más allá de que fue declarado “no culpable”, y para colmo su reputación de campeón se veía cuestionada al no poder ganar sin Shaquille O’Neal en Los Ángeles mientras Shaq alzaba el trofeo en Miami.

Sin embargo, Kobe si respetaba muchísimo a Krzyzewski, quien a su vez admiraba la manera temeraria de jugar del escolta veterano. No era casualidad que su nombre siempre haya flotado como rumor cada vez que había una vacante para dirigir a los Lakers, así que ambos forjaron una alianza.

El torneo clasificatorio a los Juegos Olímpicos del 2007 fue el trampolín que vio a EE.UU. conseguir su boleto a Beijing invicto, campeón y con Kobe como parte vital. Quinto en robos en el certámen y líder en asistencias con ocho en total durante el triunfo en la final contra Argentina por 118-81.

Sin embargo, aquel apenas era el primer paso rumbo al objetivo mayor.

KOBE BRYANT, HÉROE OLÍMPICO

Kobe disfrutó la experiencia olímpica en el 2008 como un niño en una dulcería y forjando amistades que siguen vigentes hoy en día como la que tiene con Líonel Messi. Sin embargo, él no había llegado a China con una mentalidad de turista. Todo un país esperaba que los guie de vuelta a la cima.

Aquel equipo contaba con una colección estelar de jugadores, pero los únicos que tenían experiencia como campeones eran él, Tayshaun Prince y Wade. Carmelo había ganado un título universitario en Syracuse, pero aquí estamos hablando a nivel profesional.

Además, LeBron era el jugador más talentoso de líder y había llegado a las Finales de la NBA en el 2007 pero todavía no tenía estirpe de líder ni contaba con tres anillos como Kobe.

El “Rey” le cedió su trono, y Chris Bosh recordó antes de enfrentar a los Lakers en Miami esta temporada como él encontraba a Kobe practicando tiros a solas en el gimnasio con la misma intensidad que antes de un partido de postemporada con los Lakers. Así fue como el jugador más ganador daba el ejemplo.

Esa dedicación rindió sus frutos durante un torneo que culminó de manera soñada con una final épica.

España remontaba de la mano de Ricky Rubio y los hermanos Gasol y perdía por apenas cinco puntos, 104-99, con tres minutos y medio por jugar. Chris Paul le entregó el balón a Wade, quien a su vez penetró y se lo cedió a un Kobe recostado sobre la izquierda detrás de la línea de triples.

El tiempo para tirar transcurría en cámara lenta…14,13,12. Kobe amagó con tirar, pero no. 11,10…Kobe se decide a lanzar el triple y luego….¡Shhhh!

Jugada de cuatro puntos. Triple más la falta. Kobe terminó como segundo máximo anotador del equipo con 20 puntos y líder en asistencias con seis para que la redención sea completa.

Estados Unidos ganó aquella sufrida final por 118-107 y Kobe, por primera vez en su vida, se colgaba esa ansiada medalla dorada del pecho mientras escuchaba el himno estadounidense en la cima del podio.

LA FIESTA SE REPITE EN LONDRES

Kobe volvió a saborear la gloria en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, pero que su promedio de puntos haya bajado por casi tres (de 15,0 a 12,1) comparado con la edición anterior no significa que no hayan habido momentos memorables.

El veterano de numerosas finales dio cátedra dos semanas antes de su cumpleaños número 34 con 26 puntos en 20 minutos durante la victoria por 116-89 contra Australia en Cuartos de Final.

La final volvió a ser una batalla sin cuartel contra España, y Kobe volvió a ser primordial para la victoria del conjunto de las barras y las estrellas por 107-100.

La selección lo ha extrañado desde aquel entonces, y no se sabe si Río de Janeiro lo verá ponerse la camiseta número 10 de su país por tercera y última vez en una cita olímpica.

Lo seguro es que su legado a nivel internacional ya es glorioso, histórico, indeleble y se ve pintado en oro.