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Cabinho, la aguja en el pajar de Brasil

SALVADOR DE BAHÍA -- Fue como hallar una aguja en un pajar. Dicen que reportero sin suerte no es reportero... Y es verdad.

Localizar a Evanivaldo Castro Cabinho no fue fácil. En una ciudad con tres millones de habitantes encontrar al máximo romperedes del futbol mexicano se convirtió en una odisea de la mano de mis compañeros Alejandro de la Rosa y Milton Aguirre.

Quizá muchos podrían pensar que es simple. Tener a la mano el teléfono y llamar agiliza el trámite. Sin embargo, ostentar el número de un futbolista, que ni en su propia ciudad lo conocen y no gusta de las entrevistas se torna más complicado.

Porque hablar de Cabinho para México se asemeja a un extraterrestre nacido del futbol, pero para los bahiaos simplemente ese personaje no existe, no lo recuerdan, ¿quién es Evanivaldo Castro? El hombre que seguramente es una leyenda para el balompié mexicano, pero nada más, en Salvador de Bahía es un mortal común y corriente.

El último medio local que lo entrevistó lo hizo hace 15 años. Es más, quién lo hizo recuerda que era un tipo hosco, que no gustaba de hablar con la gente, pero en cambio con ESPN lo hizo gustoso en medio de risas y anécdotas de su paso por Pumas, León y Atlante.

El Cabo, apodo asignado porque se vestía con ropa tipo camuflaje, abrió las puertas de su departamento ubicado en el séptimo piso de una colonia de clase media. Sonriente mostró sus fotografías de Pumas, aunque lamentablemente padece de diabetes, la cual le diagnosticaron hace poco, aunque se cuida todos los días.

"Cuando era futbolista me besaban los pies, pero luego se olvidan de ti y te dan una patada por la cola." Cabinho

La historia hecha carne. El hombre que revolucionó toda una época. Cabinho no ostenta los grandes lujos. Vive en una casa adornada por muebles que compró en México, pero que han cedido al paso del tiempo.

Religioso. Lo acompaña una biblia en color café. Ostenta una televisión de 50 pulgadas y añejas fotografías colgadas en la pared.

“Cuando era futbolista me besaban los pies, pero luego se olvidan de ti y te dan una patada por la cola”, lamenta sabedor que el futbol teje esas historias a diario.

Charla amena. Encontrar estos monstruos de carne y hueso es enriquecen cualquier material periodístico. Delgado, Cabinho muestra que el tiempo no perdona y el olvido mucho menos. Quien nos ubicó en su morada asegura que cuenta historias de haber sido el mejor de México y no se equivocó. Cabinho sabe la historia lo tiene registrado como el mejor y haber sido ocho veces campeón de goleo y lograr 312 goles oficiales, no cualquiera.

Lamentablemente la historia se empolva y alguna veces se olvida. Cabinho, difícil de encontrar, pero muy fácil para entender que hoy hablamos con el mejor jugador de la historia del futbol mexicano.

Y sí, periodista sin suerte no es periodista, pero cuando la buscas... La encuentras.