Se jugaba el tercer game del partido. Iban 12 minutos del match de segunda ronda ante Alex De Miñaur y Rafael Nadal entró en conflicto. ¿Por qué? Porque detuvo el juego pero no hizo la seña correspondiente de solicitar "challenge".
Allí entró en una estéril discusión con el umpire irlandés Fergus Murphy (único de su nacionalidad que forma parte del grupo que viaja por el mundo arbitrando en los principales eventos, incluidos los cuatro torneos de Grand Slam).
"Llama al Supervisor", pedía insistentemente Rafa. Y el Supervisor es ni más ni menos que el argentino Jorge Mandl. Este se acercó en el cambio de lado y le detalló al jugador las cuestiones reglamentarias que respaldaban al juez de silla.
Inconforme el español volvió a su lugar en cancha. De Miñaur, su reciente verdugo en el Conde de Godó, miraba atónito y esperaba la reanudación del match. ¿Lo peor para él? Tenía razón.