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El primer round fue para La Russa

Carpenter tuvo una apertura sólida ante Texas, y del resto se encargó el bullpen de San Luis Jamie Squire/Getty Images

Ron Washington no pudo ser más honesto el martes. Cuando un periodista le preguntó cómo sería la pelea de estrategias con Tony La Russa, no se guardó elogios para su colega de los Cardenales de San Luis.

"Bueno, yo no creo que vaya a estar jamás a la altura de una lucha de inteligencia con Tony La Russa", respondió el piloto de los Vigilantes de Texas. "Lo que voy a tratar de hacer es poner a mis peloteros en la situación adecuada y si mis jugadores producen, pues no tendré que preocuparme por esa guerra de estrategias. Ellos se encargarán de las cosas".

Washington tuvo razón. Por partida doble. Los jugadores (de San Luis) terminaron decidiendo el primer juego de la Serie Mundial y La Russa le dio un repaso de dirección.

El triunfo 3-2 de San Luis tuvo como protagonistas principales a los mismos sospechosos habituales que trajeron a los Cardenales hasta donde están hoy: Chris Carpenter y sus relevistas.

Después del buen trabajo de Carpenter por seis entradas, entre Fernando Salas, Mark Rzepczynski, Octavio Dotel, Arthur Rhodes y Jason Motte apenas permitieron un hit y un boleto en los últimos tres episodios.

Así protegieron las tres carreras que pudo hacer la ofensiva, todas contra el abridor y perdedor por los Vigilantes, el una vez más descontrolado CJ Wilson. El zurdo es el primer abridor en la Serie Mundial que, tras lanzar sobre cinco entradas, terminando dando más boletos (6) que capítulos completados.

Normalmente, en un duelo tan cerrado no tendrás demasiadas oportunidades de que tus peloteros, como esperaba Washington, se encarguen de todo. Cada detalle y cada decisión se magnifica. Y en eso La Russa fue mejor que su rival.

La primera situación, y la que terminó resultando en la carrera que definió el juego, se presentó en la parte baja de la sexta entrada, que Wilson inició dominando a Lance Berkman con un globo al cuadro para luego ver cómo David Freese le conectaba doblete al centro.

Wilson ponchó a Yadier Molina y los Vigilantes parecieron entonces salir del atolladero. El siguiente bateador era Nick Punto, un veterano de 11 temporadas conocido por cualquier cosa menos su bateo. De por vida tiene 14 jonrones, .325 de promedio de embasado y .327 de slugging.

Pero en Texas decidieron que lo mejor era lanzarle difícil a Punto, que inspira cualquier cosa menos miedo en el home. Wilson lo pasó con cuatro bolas seguidas, como si fuese Miguel Cabrera.

Todo para que Alexi Ogando enfrentase a Allen Craig, quien viene de batear .315, ha sido un excelente toletero en las menores y en dos años ha dado más jonrones que Punto. Tiene 15.

No hay forma de que a los Vigilantes no se les haya ocurrido que si pasaban a Punto, con el juego empatado, La Russa iba a dejar a Carpenter batear. Es imposible. Y si la idea era sacar de una vez al derecho del juego, corriendo el riesgo de enfrentarse a un mejor bateador, pues menospreciaron al hermético relevo de los Cardenales.

Craig tomó un buen turno y le enderezó una recta a Ogando. El batazo cayó a centímetros de la raya de cal del jardín derecho y del guante de Nelson Cruz, que a pesar del esfuerzo no pudo tomarla. Freese anotaría tranquilo desde segunda.

No habían pasado 10 minutos, cuando volvió a queda claro quién es mejor estratega. Ahora contra Salas, Texas montó una amenaza después de un out, gracias a sencillo de Cruz y boleto a Mike Napoli.

La Russa respondió trayendo al zurdo Rzepczynski para obligar a Washington a sacar a David Murphy, lo que en efecto ocurrió. Craig Gentry, que batea a la derecha, salió de emergente y se ponchó tirándole.

Ya con dos outs, y la del empate en segunda, el piloto de los Vigilantes decidió confiar en el dominicano Esteban Germán, otro derecho, que no había tomado un turno desde el 25 de septiembre. Se ponchó tirándole, sin ninguna oportunidad ante los tres lanzamientos que recibió.

En el banco se quedó Yorvit Torrealba, a quien ya Washington había utilizado como bateador designado en esta misma postemporada. De hecho, Texas llevó a tres receptores a la Serie Mundial para poder usar al venezolano en momentos como ese. Y había respondido, con cuatro hits, entre ellos un doble, en 12 turnos.

"Derecho contra zurdo", explicó Washington. "Pensé que tenía un buen chance contra Rzepczynski porque tira muchos envíos rompientes. Esteban es un bateador de contacto. Nos ganó. No hay más nada que decir".

Y le ganó La Russa, que no mordió el anzuelo de ir a por el derecho Octavio Dotel porque sabía que en la banca de los Vigilantes no había un bateador más frío que Germán.

"¿Pueden garantizarme que si hubiese usado a Torrealba hubiese hecho algo diferente?", preguntó Washington, quien aclaró que el venezolano estaba sano y disponible, en conferencia de prensa. "Usé al tipo que, en ese momento, pensé me iba a dar el hit".

Nadie puede garantizarlo, lógico. Pero queda uno obligado a preguntarse lo siguiente. Si tiene tanto contacto, y es tan bueno para salir en un momento así, ¿por qué entonces Germán tenía casi un mes sentado en el banco de los Vigilantes y jamás lo utilizó en lo que va de postemporada?

"No perdimos este juego, nos vencieron", aclaró Washington. "Tuvieron una oportunidad para sumar una carrera y su emergente hizo el trabajo y el nuestro no. Hay que darles créditos, nos vencieron. No regalamos este juego".

A San Luis, es verdad, Washington no le regaló el juego. Pero las decisiones, a juzgar por el proceso para tomarlas y sobre todo por los resultados, no parecieron las correctas. No siempre los jugadores pueden con todo el peso del juego.