MÉXICO -- Trieste, Italia.- Ha sido una experiencia única e irremplazable formar parte de la caravana en el Giro de Italia 2014. Vivir los momentos humanos del ciclismo a la par de las gestas deportivas es igualmente importante porque se dimensiona mejor lo que se ha escrito en la carretera. Hubo lágrimas de dolor pero muchas más de alegría.
Un mundo rosa nos iluminó el camino con la fiesta que Italia le brindó a cada uno de los protagonistas, un mundo rosa que de ilusión se convirtió en realidad y se magnificó para Latinoamérica cuando por 10 días la maglia del líder se posó en los hombros de dos colombianos. Si a esto añadimos que la azul (desde la etapa 8) y la blanca (últimas 5) quedaron en el dominio de Colombia no hay comparación con ninguna otra presentación del país que más resultados le ha dado a nuestro ciclismo en la historia.
Ya son tres ediciones en el Giro que la nación del café ha dominado la clasificación del más joven, un reflejo de que esta generación dejó de ser esperanza para convertirse en el rival más importante para muchas naciones en el ciclismo mundial. Solo faltaba que además se ser conocidos por sus características de escaladores los colombianos pudieran hacerse presentes como patrones de una grande.
Se acabaron las dudas, ya no hay más interrogantes. Nairo Quintana y Rigoberto Urán son líderes por derecho propio, dos hombres que por diferentes caminos de la vida han conseguido plasmar sus sueños y los de mucha gente con la dedicación y la mentalidad que solo le pertenecen a pocos elegidos. Además las 4 victorias etapa adornaron las clasificaciones conseguidas dándole una relevancia exponencial a la actuación de este extraordinario grupo de escarabajos. Algunas victorias quedaron frustradas por cálculo y circunstancias. Fabio Duarte se llevó dos segundos lugares y Jarlinson Pantano un tercer puesto para el Colombia Coldeportes, un grupo que además estuvo peleando la clasificación de la montaña con Robinson Chalapud –quien al final terminó 5 en ese departamento-- y estrenó a dos integrante (Torres y Romero) en su primera grande y que terminaron el duro recorrido.
Éstas actuaciones podrían prometerles coqueteos de algunos otros equipos World Tour que se han dado cuenta que tener a un colombiano en sus filas es garantía de presencia y combatividad. Si no pregúntenle al TREK Factory Racing que con Julián Arredondo sacó los tremendos dividendos de exposición con la maglia azzurra por 14 días y una espectacular victoria de etapa. O tal vez habría que preguntarle al SKY si la firma de Sebastián Henao no fue tan trascendental como para que a los 20 años haya sido su mejor ficha en la clasificación general (22º), se haya metido en dos top 10 de etapa –incluida la cronoescalada—y terminara 5º en la clasificación de los jóvenes ante otros de mayor experiencia en las carreras de tres semanas.
Un podio y un himno que pocas naciones han tenido el privilegio de disfrutar después de 21 etapas de este calibre fueron los que adornaron la meta en Trieste. Nairo Quintana y Rigoberto Urán fundieron en un abrazo el sentimiento de dos propósitos personales que le dieron a su tierra la bendición del título y el subcampeonato en un mismo Giro de Italia. Las familias de ambos y millones de aficionados les dieron fortaleza y los cobijaron para ahora ser testigos de una actuación que marca un parteaguas en la historia.
Colombia puede que sea la carta de presentación en los resultados pero Costa Rica y Venezuela forman parte importante también en este bloque. Andrey Amador en su incansable fortaleza y sacrificio fue una pieza invaluable para que el Movistar Team pudiera sostener y defender la posición de Quintana, aún.
Cuando el tico tuvo que superar la incomodidad de una lesión que quizás disminuyó su oportunidad individual de protagonismo. Yonathan Monsalve (NRI) fue el mejor de los venezolanos en la general pero se lució en las escapadas para sumar puntos de montaña que le dieron un 6º lugar en ese renglón. Su compatriota Jackson Rodríguez (AND) también estuvo bastante activo en las fugas y llegó a rozar la posibilidad de una victoria de etapa cuando quedó segundo por tan solo unos centímetros en la llegada a Rivarolo Canavese. El jovencito Yonder Godoy de 21 años también del Androni Venezuela fue otro de los que se estrenaron en el Giro y lo terminó, ganando mucha confianza en su carrera profesional.
Además de los resultados nosotros nos quedamos con las anécdotas de cada día que se escribieron desde la llegada misma de los muchachos en los autobuses, los controles de firma, la interacción entre ellos y para con su servidora. Entre las reuniones previas y las distancias entre puntos de parqueo y la salida algunas veces el saludo y la sonrisa en sus rostros fueron más que suficiente para saber que todos llegaban con el propósito hacer de cada jornada algo trascendente aun cuando más tarde la carrera propusiera algo diferente para cada uno de ellos.
Los golpes físicos y morales en una carrera como el Giro son pan de cada día, pero no rendirse y salir a probar de qué están hechos ya es cuestión personal. Corredores como Winner Anacona (LAM) sobrevivieron a crisis muy fuertes que estuvieron a punto de hacerlos claudicar, pero continuar a pesar de cualquier retraso y malestar solo se hace con mucho carácter. En eso hay que valorar que 18 de los 156 que terminaron la corsa rosa hayan representado a Latinoamérica dignamente y adornados con laureles.
Esas miradas de ansiedad, nervios, dolor, esperanza y alegría no se nos van a olvidar nunca. Aun vibran las mariposas en el estómago cuando revivimos mentalmente cada pedalada rumbo a la gloria deportiva de estos grandes. Resulta imposible separar el sentimiento que nos une a los muchachos cuando los vemos triunfar o quedar muy cerca de hacerlo. Ha sido un privilegio verlos cruzar la meta con las ilusiones cristalizadas o rotas, porque la vida está hecha de ese binomio aun cuando ellos lo hacen por su país, su equipo y sobre dos ruedas.
Hay que darles gracias a estos señorones.