<
>

Tras bastidores en el Festival de Jonrones

MINNESOTA -- Dice un viejo y conocido refrán en el deporte, en especial en la época de playoffs, que "es cuando se separan los niños de los hombres", en referencia a que es cuando se sabe en realidad quien es el mejor en ese momento.

Pero cuando se trata del Clásico de Mitad de Verano, mejor conocido como el receso del Juego de Estrellas de Grandes Ligas, el refrán a aplicar es uno parecido, pero con sentido inverso: "cuando los hombres vuelven a a ser niños".

En el partido donde se reúnen las mejores estrellas del diamante, es graciosísimo ver a estos jugadores, muchos de ellos multimillonarios, disfrutándose todo lo relacionado con las festividades.

Por ejemplo, en el Festival de Cuadrangulares, que se celebra el día antes del Juego, es preciso ver cuando uno de los jugadores, en especial los latinos (dominicanos y venezolanos mayormente), está al bate, sus compañeros, sean de su equipo o no, se la pasan vitoreándolo y animándolo para que saque la pelota la mayor cantidad de veces posible.

Una de las máximas expresiones de esto lo fue cuando le tocó el turno al descendiente de puertorriqueños Giancarlo Stanton, quien muchos daban como favorito para llevárselo todo en el Festival, por lo descomunal de sus batazos con los Marlins de Miami, y por la contundencia de los mismos.

Y Stanton no defraudó a los que vinieron a verlo. Stanton terminó la primera ronda con 6 jonrones, pero entre todos los participantes, tuvo la mayor distancia promedio con 424 pies, incluyendo un jonronazo que cayó en el tercer nivel del jardín izquierdo, estimado en 430 pies, pero que si hubiese seguido su camino, habría recorrido 510 pies, totalmente increíble.

Esto puso de pie a prácticamente todos los asistentes al Target Field, tanto fanáticos como jugadores, en especial estos últimos, que andaban armados con cámaras y teléfonos inteligentes, atentos a capturar para la historia lo que sin duda fue un gran despliegue de poder.

Sin embargo, Stanton parece que el largo descanso entre rondas le afectó, ya que no pudo conectar cuadrangulares en la 3ª ronda, lo que permitió que Todd Frazier pasara a la gran final por la Liga Nacional.

Y lo mismo le ocurrió al dominicano José Bautista, que conectó la mayor cantidad de jonrones en la primera ronda con 10, asegurando, al igual que Stanton, el pase directo a la 3ª ronda en el nuevo formato del Festival. Pero Bautista apenas conectó 4 en la 3ª ronda para quedar eliminado.

El vigente campeón Yoenis Céspedes comenzó algo frío el evento, con apenas 3 HR en la primera ronda, teniendo que pasar un desempate con su compañero de equipo Josh Donaldson, pero se calentó en la segunda al conectar 9 ante 3 de Adam Jones, y luego conectó 7 en la 3ª para pasar a la gran final, concretando la repetición de su cetro en el Festival, el segundo en la historia en lograr dicha hazaña y el primero desde Ken Griffey Jr., que lo hizo en las ediciones de 1998 y 1999.

Pero no solo los jugadores se disfrutan estos eventos, sino que son los fanáticos los que más se lo gozan.

A pesar de haber comenzado con una hora de demora por el mal clima, y en un estadio de Minnesota inusualmente frío para un mes de julio (la temperatura llegó a bajar a los 55 grados F al caer la noche), los 40,558 fanáticos que colmaron las graderías se disfrutaron el evento por completo, aplaudiendo cada batazo como si fuera de los suyos. Pero fue uno de los suyos, o mejor dicho, de los ex suyos, que arrancó el mayor de los aplausos de la noche.
Justin Morneau, quien formó parte de los Mellizos de Minnesota desde su debut en MLB en 2003 hasta el 2013, cuando fue cambiado a los Pittsburgh Pirates, formó parte del Festival en su regreso al Target Field, recibiendo la mayor de las ovaciones. Sin embargo, Morneau no pudo retribuir el cariño de los que le vieron crecer como jugador al conectar apenas dos HR en la primera ronda, y luego eliminarse en un desempate con Todd Frazier.

En resumen, con sus virtudes y defectos, el Festival de Cuadrangulares es un evento único en el béisbol, en el que los hombres, estén dentro o fuera del terreno, se transportan a la época cuando eran niños.