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El nuevo perfil de un manager en MLB

La contratación de Dan Jennings, quien era gerente de los Miami Marlins, como nuevo manager, en sustitución de Mike Redmond, levantó un debate curioso e interesante sobre la evolución de ese cargo.

La corriente tradicionalista se sintió hasta ofendida con esa decisión al seguir aferrada a la figura de estrategas estilo Joe Torre o Jim Leyland. Nuevas generaciones no se sorprendieron mucho al ver ese puesto como un eslabón más en la cadena gerencial.

Aquí algunos puntos importantes sobre este tema.

Si hay una posición que ha absorbido importantes cambios en su definición y función en los últimos años es la del manager. Casi sin darnos cuenta, hemos saltado de un cargo todopoderoso a uno absolutamente limitado y controlado por la gerencia del equipo. La metamorfosis es la consecuencia lógica de unas Grandes Ligas cada día más complejas por asuntos contractuales y sofisticada en sus análisis estadísticos.

Pero no nos engañemos, este salto no ha sido drástico. Ya son visibles varias pistas que nos ayudan a demostrar la 'intromisión' de la gerencia en la labor del managers. Aquí algunas de ellas:

• Ajustes o formaciones defensivas especiales: ese tipo de estrategia siempre ha existido en el beisbol pero la frecuencia con la que se le utiliza actualmente es producto de una decisión gerencial. Realmente poco importa si el manager está o no de acuerdo con la decisión, al final igual debe ponerla en práctica.

• Inflexibilidad en el roster: la cantidad de peloteros en el roster activo ha cambiado muy poco en los últimos 50 años pero hoy en día las distintas realidades contractuales prácticamente terminan amarrando las manos del manager y anulando su poder de decisión. Todo equipo está conformado por jugadores que no tiene más opciones, agentes libres firmados por cifras millonarias, novatos que rinden pero si pueden ser enviado a las menores y prospectos en los cuales las organizaciones han invertido mucho tiempo y dinero. Antes era mucho más fácil modificar el roster y adaptarlo con el paso de la temporada, pero eso ya no es así.

• Lanzadores: Las distintas lesiones que ahora caracterizan las carreras de los lanzadores han llevado a las gerencias a tomar ciertas decisiones con el fin de proteger a uno de sus más valiosos activos. Una de esas estrategias es limitar la actividad de los serpentineros y cada manager recibe instrucciones sobre lanzamientos por juego y total de innings permisibles durante la temporada. De hecho, ya hemos visto el despido de dirigentes por no apegarse a esos lineamientos.

• Policía/psiquiatra: Las nuevas gerencias exigen control del 'clubhouse' como parte de las funciones del manager. Ya sea convirtiéndose en policía o poniéndose la bata de psiquiatra el estratega debe cumplir con esa labor y cuando no lo hace paga con su cargo aun más rápido que si se le ocurre mandar un toque de sacrificio con dos outs.

• Sabermetría: Muchas de las conversaciones antes y después de los juegos entre el manager y la gerencia del equipo se centra en análisis estadísticos. Los lineups y posible rol de abridores y relevistas están plenamente analizados y estudiados antes del primer lanzamiento. El dirigente tiene instrucciones y en algunos casos cuenta con la flexibilidad de hacer ajustes pero el guión no lo escribe él.

• Relacionista con los medios de comunicación: el manager debe poder representar a la organización en los distintos contactos que tiene con los medios de comunicación durante la temporada. Es básicamente obligatorio dar una rueda de prensa antes y después del juego, además de participar en variados programas radiales y de televisión. Muchos managers no les gusta este rol pero igual no pueden evadirlo.

En fin, olvídense que el manager hace lo que quiere. Eso fue así hace mucho tiempo pero ahora la realidad es otra.

Las nuevas gerencias consideran que los candidatos acostumbrados a llevar el liderazgo del equipo y actuar casi de manera independiente, como Dusty Baker por mencionar uno, son poco atractivos en el nuevo perfil del cargo. Ahora lo que interesa es la apreciación de los distintos aspectos ya mencionados y para ello es preferible nombrar a una persona que esté dispuesta a servir de ese enlace entre los cargos gerenciales y el terreno de juego. Por eso no debe sorprender la contratación de dirigentes sin experiencia alguna en el cargo, no es solo Dan Jennings sino Kevin Cash, Brad Ausmus, Mike Matheny, Robin Ventura, Craig Counsell, Walt Weiss y A.J. Hinch.

En este panorama cambiado es importante tocar el tema de la ausencia de managers latinos y una de las razones principales es el poco interés que existe en algunos de los que, en teoría, serían buenos candidatos a la hora de adaptarse a la nueva realidad. Hay coaches latinoamericanos que cuando uno le habla de sabermetría te voltean los ojos. Igual sucede cuando uno toca temas contractuales o relacionados con el Convenio Laboral de MLB y la MLBPA. Otros ni les interesa conversar con la prensa a pesar que pudiera ser una tremenda experiencia para ellos y una manera de prepararse para el cargo de manager.

En fin, hay muchas personas que siguen pensando que el dominar la parte técnica del juego es suficiente mérito como para ser nombrado dirigente de un equipo de Grandes Ligas y eso simplemente no es así.

Las nuevas generaciones de coaches latinos que esperan llegar a la cima de sus carreras deben poder dominar todos los aspectos del juego, no solo lo que ocurre en el terreno. Desde mercadeo, relación con los medios de comunicación, análisis estadísticos, contratos y convenios laborales, historia del juego y hasta psiquiatría. Cuando eso suceda posiblemente veamos una mayor presencia latina en los altos mandos pero mientras sigamos pensando como hace 20 años no pasará nada y las organizaciones seguirán viendo a ese talento como una ayuda técnica más.