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Un juego emocional demuestra el compromiso de Toronto

El séptimo comisionado de MLB, Bart Giamatti, escribió un ensayo sobre beisbol que realmente es un lujo leerlo y, sobre todo, escucharlo de su propia voz en unos videos que se encuentran en Youtube.

The Green Field of the Mind se inicia de la siguiente manera: "Rompe tu corazón. Está diseñado para romper tu corazón. El juego comienza con la primavera cuando todo renace, florece en el verano llenando las tardes y noches, para luego, con la llegada de las lluvias, detenerse y dejarte solo para que enfrentes el otoño".

En el Juego 5 de la Serie Divisional de la Liga Americana el juego se detendría para uno de los dos equipos, dejando a sus fanáticos deambulando en búsqueda de una explicación que nunca encontrarán ya que no entienden que esa es su misma naturaleza. El beisbol puede ser cruel, injusto e incomprensible, algo que también lo hace interesante y apasionante.

En la lomita se enfrentaron los mismos protagonistas del segundo encuentro. Por Toronto: Marcus Stroman, un dínamo de energía que parece alimentarse de situaciones que asustan a más de uno. Por Texas: Cole Hamels, una combinación de talento, calma y control difícil de encontrar.

Texas se fue arriba abriendo el juego gracias a un doble de uno de sus bateadores más productivos en la Serie, Delino DeShields, y un par de machucones. Por la mente de más de un fanático canadiense regresó, al menos por un rato, la pesadilla de los dos primeros juegos en casa. Hamels liquidó el primer inning por la vía rápida con pleno dominio y rectas que superaron las 95 millas.

En el segundo inning con dos outs y el peligroso Delino DeShields de nuevo al bate, Andrus trató de robar la tercera y es retirado con potente disparo de Russell Martin. No parecía el mejor momento para correr especialmente con un Stroman un poco regado y algo inefectivo.

Shin-Soo Choo conectó cuadrangular en el tercero para aumentar la ventaja a dos carreras y además del silencio de las 49.742 personas que vinieron al Rogers Centre se desprendió algo de preocupación en el ambiente.

En el cierre del tercero José Bautista remolcó a Ben Revere con doble al jardín izquierdo para la primera carrera de los Azulejos. Allí vimos uno de los pocos parpadeos de Hamels en el juego.

Edwin Encarnación empató las acciones con enorme cuadrangular por el jardín izquierdo. Nunca había visto al dominicano gozarse un batazo como ese, pero era buen momento para hacerlo.

En la apertura del séptimo ocurrió la gran polémica de la tarde. Con Rougned Odor en tercera, Russell Martin se equivocó al tratar de devolver la pelota a Aaron Sánchez, pegándole al bate de Choo mientras estaba en el cajón de bateo, haciendo que rebotara hacia la tercera base. El venezolano se percató rápidamente y anotó. El oficial principal devolvió inicialmente a Odor a la antesala por supuestamente haber pedido tiempo, pero luego de una conferencia con Jeff Banister aceptó la anotación. Allí comenzó la lluvia de cervezas y objetos al terreno. Luego de infinidad de consultas y hasta revisión en video se mantuvo la carrera debido al error de Martin. Toronto puso el juego bajo protesta.

En el cierre del séptimo, luego de una feria de errores del campocorto Elvis Andrus, Donaldson trajo la del empate con un 'texas Leaguer" para que luego Bautista descosiera la pelota, enviándola a las gradas del jardín izquierdo para poner el juego 6-3. Ese cuadrangular fue una especie de inyección de calma a unos fanáticos a punto de saltar al terreno por la frustración acumulada luego de varias decisiones que consideraron injustas.

Roberto Osuna se encargó de cerrar el show a sus 20 años. El mexicano tuvo que recoger tomates a los 12 años para darle de comer a sus hermanos, trabajando 12 horas diarias. Esto no es presión para él y así lo ha demostrado todo el año con su inmenso talento.

De los colegios de Toronto enviaron cartas a los padres y representantes pidiendo que los estudiantes fueran el miércoles vestidos con algo de los Azulejos. Era la segunda carta que recibía con la misma solicitud en los últimos 7 días. No había calle, rincón, bar, restaurante, bodega o casa que no estuvieran pendiente del juego decisivo. La ciudad más que identificada con el equipo estaba comprometida emocionalmente a más no poder.

Al final, adaptando otro párrafo de The Green Field of the Mind: "Un pitcheo, tercer strike y todo se detuvo. El verano murió en Texas y, como la lluvia rueda en los techos, los fanáticos abandonaron los bares rápidamente solo con una pequeña preocupación sobre el tráfico para regresar a casa. Las circunstancias se llevaron las estaciones y convirtieron la esperanza en recuerdos, una vez más. Y de nuevo, para eso usó al beisbol, nuestro mejor invento para evitar cambios con el fin realizar esos mismo cambios."

Usted tenía razón señor Giamatti, pero aquí en Toronto todavía es verano y seguirán enviando cartas para que los niños vistan de nuevo los colores de los Azulejos.