Getty ImagesJules Bianchi sufrió un trágico accidente en Japón.
BUENOS AIRES -- Podría ser ésta la crónica de una carrera llena de matices, el Gran Premio de Japón, en un circuito de los clásicos, con carácter propio, historia en cada metro, disparador de emociones que recuerdan otras emociones. Al cabo, como aquella primera vez en ese país, en 1976 y al pie del Monte Fuji, este Gran Premio en Suzuka fue una competencia bajo la lluvia que hasta bien podría haber definido la suerte del Campeonato Mundial. Pero no. La 15ª fecha resultó una módica y entrecortada procesión. A contramano de la definición, puede ser ésta la crónica de lo que no fue, el repaso de lo que jamás aconteció.

En la reseña de lo que sí pasó, en cambio, aparece una carrera económica en emociones y adelantamientos como suele ser la Fórmula Uno de estos tiempos, definida con una buena maniobra de Lewis Hamilton -gracias a la ayuda del alerón movil- por afuera al llegar a la primera curva, en el inicio de la 29ª de las incumplidas 53 vueltas. Así pasó el inglés al alemán Nico Rosberg, su compañero e íntimo enemigo en Mercedes, cobijo de los hombres que definirán al campeón de la temporada. La lluvia, consecuencia del tifón Phanfone anticipado puntillosamente y con varios días de antelación por los meteorólogos, marcó el pulso del recorrido: gomas para aguacero extremo al comienzo, intermedias en el primer recambio, otro juego para cuando fue armándose una huella oreada y la incertidumbre propiciada por el chaparrón del final que llevó a que varios pusieran otra vez neumáticos para lluvia extrema, dispuestos a terminar un recorrido inconcluso, primero por neutralización del auto de seguridad y luego por la detención con bandera roja.

Getty ImagesJules Bianchi sufrió un trágico accidente en Japón.

En el compilado de lo que no ocurrió sobresale la inflexibilidad del poder, cuya consecuencia es que ahora el joven y prometedor francés Jules Bianchi pelee por su vida en el Hospital General de Mie. La burocracia del Campeonato Mundial, que hace tiempo cedió postestades y controles a Bernie Ecclestone y sus patrones con capital, impidió que el Gran Premio japonés fuera movido de horario ante la certera previsión del tifón y sus efectos. Como 38 años atrás, ocasión de la decisión del título entre Niki Lauda y James Hunt, el show siguió adelante a pesar de que las condiciones de seguridad estaban seriamente amenazadas.

Las carreras fuera de Europa son acomodadas según las predilecciones del mercado televisivo del continente viejo. Por eso en los últimos años han sido modificados los horarios de largadas y apareció el nocturno Gran Premio en Singapur. Por caso, hace apenas cinco años, la carrera en Malasia sólo tuvo una treintena de vueltas -y repartió la mitad de la puntuación- porque comenzó en horario tardío para agradar al público europeo, debió ser detenida por otro previsible aguacero y finalmente concluida porque ya no había luz natural suficiente para reanudarla.

Ante la inminencia del tifón y sus efectos, hubo iniciativas para adelantar un día la carrera, al sábado, o para programarla antes el domingo. Ninguna prosperó. A la primera, cuentan, se negó el promotor local debido a la venta de entradas para el domingo. Ecclestone, en representación de sus patrones, se encargó de vetar la otra, que aseguraba una carrera sobre seco y concluida antes de que arreciara el temporal. La Federación Internacional del Automóvil, como suele ser habitual en estos casos, dejó hacer a quienes manejan su campeonato.

Como había previsto hasta el más amateur de los meteorólogos en Japón, la lluvia fue tal a la hora del comienzo que el auto de seguridad guió al pelotón en el inicio: al cabo de dos vueltas el show fue detenido con bandera roja. No bien amainó el aguacero, otra vez el coche insignia encabezó la fila hasta que las condiciones mejoraron. No había tiempo que perder: el arranque tardío dejaba una estrecha franja con luz natural en Suzuka, ya disminuida por las malas condiciones meteorológicas.

Cuando la lluvia creció en intensidad y aún faltaba una decena de vueltas para el cierre del recorrido, Adrian Sutil se despistó en la curva 7, un sitio encharcado al que se llega a alta velocidad. Su Sauber pegó contra la barrera de contención, el alemán salió sin problemas y un tractor grúa irrumpió en la banquina para quitar el auto maltrecho. Ese operativo estaba en marcha al tiempo que flameaban las banderas amarillas en el lugar, cuando un giro después se despistó Bianchi. Descontrolado, su Marussia fue a golpear directamente contra el vehículo pesado. Se metió debajo de él, lo que dañó la barra antivuelco y despedazó el chasis. Bianchi, protegido de Ferrari, sufrió severas heridas en la cabeza. El auto de seguridad y el coche médico fueron enviados a la pista. Uno neutralizó la carrera, poco después detenida con bandera roja para sellar la tercera victoria consecutiva de Hamilton y la octava del año, lo cual le permitió estirar a diez puntos su ventaja con Rosberg en el Mundial. El otro acudió en la asistencia de Bianchi, quien finalmente fue trasladado en ambulancia porque -se argumentó- no estaban dadas las condiciones para que volara el helicóptero sanitario. ¿Acaso nadie lo había notado antes? El espectáculo tenía que continuar.

Bianchi fue operado por las graves heridas sufridas y, se deslizó, derivado a terapia intensiva sin asistencia respiratoria. Es lo que ocurrió, en buena parte, por todo lo que no pasó.

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MARINA BAY -- Medio año y 14 carreras después, todo sigue circunscripto a Mercedes. A sus aciertos y errores. De ello depende la Fórmula Uno de autos híbridos, poco ruido y bajo consumo, controlados por la electrónica. Así, con un W05 menos, con el 50% de la dotación alemana en pista, sólo con Lewis Hamilton, un Gran Premio como el de Singapur se volvió una carrera chiquita, chata, anodina, pobre en matices, una procesión soporífera.

Separados por apenas siete milésimas en la clasificación, la suerte de Hamilton y su compañero Nico Rosberg fue bien dispar en la única carrera noctura de la temporada, implantada siete años atrás en el calendario a la sombra de la prosperidad económica de la pequeña ciudad estado asiática. El volante del Mercedes de Rosberg presentó fallas en la grilla, lo que obligó a un súbito cambio que no resultó.

De un tiempo a esta parte, desde el volante de un Fórmula Uno se hace mucho más que darle dirección al auto. Se lo controla casi todo, con las únicas excepciones de acelerador y freno. Rosberg ni siquiera pudo iniciar la vuelta previa y sus mecánicos lo derivaron a boxes: perdió el segundo cajón de salida y largó -último- desde la calle interna. Ese no fue el único problema. Debido a una aparente rotura en las conexiones de la columna de dirección, el timón del W05 sólo servía para doblar, pasar los cambios y mostraba informaciones en la pantalla central, pero no funcionaban la potencia extra del sistema híbrido, el alerón móvil, el limitador de velocidad en boxes ni el embrague. Demasiadas ventajas a pesar de que se trate del mejor auto del Campeonato Mundial.

Con ese catálogo de debilidades, Rosberg poco pudo hacer en las 15 vueltas que completó. Nunca tuvo la chance de la épica remontada, acaso última esperanza de contar con un espectáculo acorde con la pomposidad de la sede. El alemán tardó más de cuatro vueltas en superar al lento Caterham de Marcus Ericsson para colocarse 20°. Avisado de los operativos manuales que tendría que afrontar en su primera detención en boxes, por caso marchar en primera a 6.500 revoluciones por minuto para respetar la velocidad máxima ante la falta del controlador automático, Rosberg siguió adelante con el utópico afán de sumar algún punto. No bien llegó a boxes para la primera detención ya no pudo seguir. Reinició el sistema y el Mercedes no volvió a salir.

Hamilton paseó de noche, manejó el ritmo, la ventaja, el desgaste de combustible y degradación de neumáticos. Hizo lo que quiso. Su andar cansino ante la falta de amenazas permitió creer en el progreso de Ferrari porque Fernando Alonso se mantuvo en una órbita cercana, peleando con los Red Bull como desde el inicio. El asturiano llegó al segundo lugar en la salida gracias a un corte de camino, devolvió la posición a Vettel y luego la recuperó en la segunda parada en boxes. Sin embargo, los autos de la marca austríaca aún son más veloces que las pretensiones del asturiano y las apuestas estratégicas de la Rossa.

Un toque entre Adrian Sutil y el inspirado Sergio Pérez, que derivó en la rotura de la trompa del mexicano, provocó una neutralización casi a mitad del recorrido, algo clásico de las calles de Singapur. Limpiar el tramo de pista en el que había algunos residuos del Force India demoró más de media docena de vueltas, en las que los Red Bull hicieron su apuesta desesperada a la victoria parando por última vez en boxes para durar hasta la bandera de cuadros. Hamilton, en cambio, siguió con su plan pero con ventaja licuada.

Cualquier pretensión de incógnita aportada por la larguísima intervención del auto de seguridad quedó desbaratada no bien se retiró de la pista. Fue el tiempo en el que Hamilton mostró cuánto tiene -y puede guardar si quiere- el Mercedes. Se escapó a ritmo de récord sin sobresalto alguno. Sólo en el primer tramo de la vuelta inicial con bandera verde le sacó un segundo a Vettel para iniciar el escape que lo pusiera a salvo frente a la última parada. El campeón 2008 fue de 1s7 a dos segundos más veloz por giro que el vigente cuádruple campeón. Sin embargo, cuando entró por última vez para calzar el tipo de caucho que le faltaba usar -blando- perdió la punta pero salvó el segundo lugar. No tardó demasiado en alejarse de Daniel Ricciardo para apurar a Vettel. Una vuelta y media después superó al alemán, que con neumáticos muy usados no opuso resistencia. Y se fue.

Según pasaron las vueltas, el pleno quedó confirmado. Hamilton consiguió lo que tanto esperaba: ganar sin que sumara Rosberg. Veinticinco a cero. Otra vez, como luego de España, su cuarta victoria seguida en cinco fechas de 2014, trepó a la cima del campeonato, y otra vez con tres puntos de ventaja. Ahora quedan cinco carreras en la agenda, 125 puntos como máxima recompensa porque -se recuerda- la última entrega premio doble. El show depende de Mercedes. Como siempre este año.

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Getty ImagesDaniel Ricciardo ganó el GP de Hungría.

BUENOS AIRES -- La Fórmula Uno suele tener de esos días menos pensados. Que, vale admitirlo, son bienvenidos en estos tiempos. El Gran Premio de Hungría, undécima ronda de la temporada 2014, la del dominio de Mercedes y los autos híbridos que hacen poco ruido, coincidió con uno de esos días. Uno de lluvia en el comienzo, de interrupciones del auto de seguridad, estrategias mezcladas y, al cabo, una extraordinaria lucha por la victoria entre cuatro pilotos, los primeros del Campeonato Mundial.

De antemano, la carrera en Hungaroring contaba con un ingrediente inesperado: Lewis Hamilton partía desde la calle de boxes luego de que una pérdida de combustible derivara en el incendio de su Mercedes W05 en el primer tramo de la clasificación, lo cual lo dejó fuera del corte inicial. El campeón 2008 hilvanó así su cuarto desaguisado sabatino consecutivo. En Austria, se recuerda, partió noveno. Largó sexto en Inglaterra, salió 20º en Alemania -culpa del despiste producido por la rotura de un disco de freno, que obligó también al cambio de caja- y desde boxes en Hungría, donde Mercedes cambió directamente el chasis del inglés.

Hamilton, quien había confesado que no tenía ilusiones de concluir en el podio húngaro, que sospechaba su entrada a las vacaciones del verano boreal con un déficit mayor a 20 puntos con respecto a su compañero Nico Rosberg -autor de la pole-, se fue de Budapest con otro podio, el cuarto consecutivo en el año, y llegó a recortarle tres puntos al alemán Rosberg en las posiciones.

Getty ImagesDaniel Ricciardo ganó el GP de Hungría.

Como en Canadá, donde también tropezó Mercedes, Daniel Ricciardo estuvo en el sitio adecuado y en el momento oportuno para aprovechar la ocasión y llevarse la victoria. El australiano llegó esta temporada al equipo principal de Red Bull luego de haberse fogueado como novato -siempre bajo la tutela del fabricante de energizantes- durante la segunda parte de 2011 en el desaparecido HRT y, más asentado, los dos años siguientes en Toro Rosso. Ricciardo, el único que ha podido vencer a Mercedes, cumplió con su primera parada en boxes justo durante el inicio de la neutralización inicial del auto de seguridad (por el golpazo de Marcus Ericsson), lo cual le permitió una mejor ubicación en la fila. Con neumáticos más frescos en las vueltas finales, superó a Hamilton con una de las mejores maniobras de la temporada, por afuera en la curva 2 que engarza con la tercera del laberíntico Hungaroring, y desplazó sin problemas a Fernando Alonso al cabo de la recta principal.

Ricciardo le dio a Red Bull lo que no ha conseguido con el cuádruple campeón mundial Sebastian Vettel. El premio para el australiano, despojado a comienzos de 2014 de un asombroso podio en casa por una irregularidad en el consumo del motor Renault, es el tercer lugar en el campeonato, detrás del dúo de Mercedes. Ricciardo es, hoy, el mejor del resto.

Fernando Alonso rozó la hazaña completa. El triunfo hubiese rubricado con ese ribete otra memorable carrera del español. La Ferrari F14T es, cuanto mucho, el tercer auto de la parrilla. A menudo, el cuarto detrás de Mercedes, Red Bull y Williams. Esto supone que el bicampeón 2005/2006 debería figurar del quinto al séptimo puesto en cada fecha. Alonso ha terminado entre los cuatro primeros en cinco de las 11 carreras, incluidos los podios en China (3º) y Hungría (2º), sumó en todas y figura ¡cuarto! en el Mundial. Si la marca aparece tercera entre los constructores es debido al asturiano: aportó casi el 81% de los puntos que tiene la Rossa. En esta ocasión, Alonso aguantó cuanto pudo a dos autos más rápidos que el suyo y, aunque sucumbió ante el ataque de Ricciardo con neumáticos más frescos, pudo tener detrás al máximo ganador del año.

Mercedes propició, en buena parte, que haya recrudecido la interna entre sus pilotos. La serie de enfrentamientos sazonada a fuego lento por la crudeza de la competencia, acuerdos no cumplidos, el polémico despiste de Rosberg en la clasificación de Mónaco que dejó a Hamilton sin pole, la intempestiva entrada del inglés a boxes en los ensayos de Hockenheim, y los juegos de desestabilización psicológica, tuvo nuevo capítulo en Budapest. El equipo le pidió a Hamilton que dejara pasar a Rosberg cuando el inglés ya no pensaba parar en boxes y el alemán tenía en su agenda una tercera detención para rematar el recorrido. Fue una decisión cuestionable. Si el campeón 2008 la hubiese cumplido, probablemente Rosberg podría haber tenido la oportunidad de ganarles también a Ricciardo y Alonso luego de haber cedido tiempo al inicio, cuando perdió la entrada a boxes en el momento apropiado -paró al giro siguiente- debido a la neutralización del auto de seguridad. Como Hamilton también estaba peleando por la carrera justo detrás de Alonso y lucha por el Mundial, respondió la solicitud de paso instando a que Rosberg se acercara si quería el lugar.

Hamilton mantuvo detrás a Rosberg durante ocho vueltas. El alemán entonces cambió neumáticos por última vez, volvió a la pista, recuperó dos lugares y se lanzó con pista libre hacia los tres líderes. Llegó justo detrás de Hamilton, al que intentó superar sólo una vez, en la curva 2, y el inglés tapó el hueco yendo al límite. Así bajó del podio al alemán, que había concluido entre los tres primeros en cada carrera terminada este año (nueve de las diez anteriores), con el abandono en Silverstone como única excepción. Aún cuando la movida pedida por Mercedes podría haber redituado una victoria más -de Rosberg-, se trató de una llamada polémica porque hubiese significado aniquilar las propias chances de Hamilton por ganar la competencia. La Fórmula Uno tiene, afortunadamente, estos días. Todavía hay esperanzas.

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Ayrton Senna Getty/ESPN.com

BUENOS AIRES -- 1.- Ayrton Senna tuvo más de un padre. Milton da Silva, rígido en el carácter y celoso de las amistades y las mujeres que se arrimaron a su segundo hijo cuando cobró notoriedad, fue el que le armó el primer karting con el motor de tres caballos de una cortadora de césped. Lucio Pascual Gascón, Tchê, un español que había emigrado a Brasil en 1960, fue el padre deportivo del piloto desde que Milton le pidió que le preparara un motor para el karting de su hijo. Tchê solía contar que el adolescente Ayrton se entrenaba con un cronómetro en la mano. Sí, manejaba y a la vez tomaba sus propios tiempos parciales: dividía la pista en cuatro tramos y circulaba haciendo distintos radios de curva y trazadas para luego estudiar cuál era la ideal y más rápida.

2.- Cuando Senna llegó a Inglaterra, en 1981, no hablaba fluidamente inglés y su compatriota y piloto Francisco Serra ofició de traductor en el arreglo con Ralph Firman, dueño del equipo Van Diemen de Fórmula Ford 1600. El británico quedó sorprendido por las exigencias del desconocido brasileño, que pretendía más pruebas y tiempo en el auto por un presupuesto menor. Chico Serra fue, además, quien más tarde le sugirió que se quitara el apellido paterno porque resultaba comercialmente poco atractivo. Así, Ayrton da Silva puso adelante su apellido materno y pasó a ser llamado Ayrton Senna da Silva, hasta que luego quitó definitivamente el apelativo del padre.

3.- Senna estuvo casado sólo una vez. Contrajo matrimonio con una amiga de la infancia. Ayrton, de 20 años, y Lilian de Vasconcellos Souza salieron a pasear y terminaron en una cama de hotel en el barrio paulistano Serra da Cantareira, donde él le propuso casamiento. La desposó el 10 de febrero de 1981, dos meses después del primer beso. Al poco tiempo se fueron a Norwich, Inglaterra, donde él inició su campaña en Fórmula Ford 1600. Ayrton usaba la alianza en una cadenita, en el cuello, porque decía que en el anular le molestaba para manejar. Él sólo pensaba en los autos y ella no se acomodaba a la vida en Inglaterra, por lo que el regreso a fin de año a San Pablo resultó aliviador. A pesar del título obtenido, Senna había decidido dejar de correr y se puso a trabajar en el corralón que tenía su padre.

4.- En su vuelta a Brasil, la pareja alquiló un departamento de tres cuartos en San Pablo. Mientras lo decoraban, pasaron algunos días con los padres de Ayrton. Lilian se encargaba de comprar muebles y electrodomésticos, y colocó un estante en la sala con los trofeos de su marido. Al verlos, él los contempló en silencio. Al final de la tarde, recuerda Lilian, le comunicó que regresaría a correr en Inglaterra y que ella lo esperaría en San Pablo. Devolvieron el departamento y los muebles, pagaron la multa, y ella regresó a casa de sus padres en el barrio Casa Verde. Lilian le armó el equipaje cuando Senna retornó a Europa en febrero de 1982. Tres meses después, él la llamó. Ella apuró la charla: "¿Cuándo voy para allá?". La respuesta fue seca: "No vengas. Creo que será mejor que nos divorciemos". Volvieron a encontrarse el 11 de febrero de 1983, delante de un juez en el Tribunal Distrital 1 de Casa Verde, donde firmaron el divorcio consensuado. Ella vestía un traje azul que le había regalado su suegra. Ayrton, jeans, remera y zapatillas.

5.- Lilian de Vasconcellos Souza trabajó como decoradora, volvió a casarse y tuvo un hijo. Siempre se mantuvo al margen del tricampeón, algo valorado por la familia de él, que miró con desconfianza las relaciones con Xuxa y finalmente con la modelo Adriane Galisteu. La historia de Lilian no aparece detallada en las más de 20 biografías escritas sobre su exmarido. Siempre mantuvo una ligazón afectiva con Neyde, la madre de Ayrton, a quien llama Zaza. Tuvo a su cargo la reforma de los departamentos de sus dos excuñados, Viviane y Leonardo Senna, así como también de la empresa Audi Senna que supo administrar el hermano menor de Ayrton.

6.- "Ayrton era un joven muy insistente y determinado, que siempre estaba llamando y diciendo: 'Vamos, déjame ir'. Patrick (Head) y yo pensamos que aunque no podíamos usarlo en 1984 por los contratos acordados, sería interesante ayudarlo ya que probablemente él lo recordaría más adelante. Por eso lo probamos. Me sentía intrigado sobre cómo iría con 500 caballos de potencia. La ferocidad con la que nos persiguió para la prueba fue increíble. Sabía lo que quería, dónde ir y cómo obtenerlo", recordó Frank Williams sobre la primera prueba de Senna en un F-1. El equipo usó los tiempos de Jonathan Palmer como referencia. Además de Williams, Head y los mecánicos, estaban el periodista brasileño Reginaldo Leme y el fotógrafo inglés Keith Sutton. En una decena de vueltas, Senna había establecido un nuevo récord en Donington Park.

7.- Además del Williams, Senna probó en 1983 un McLaren y un Brabham. Cuentan que Nelson Piquet, al cabo campeón ese año con el equipo que regenteaba Bernie Ecclestone, trabó su llegada incluso apelando al patrocinador Parmalat. Un año antes, Senna ya había negociado con Ron Dennis por una oportunidad en McLaren. El directivo ofreció pagarle la temporada 83 de Fórmula 3 Británica a cambio de un contrato opcional con McLaren, ya que sabía que no tendría vacante disponible para hacerlo debutar. Senna lo rechazó: quería ser independiente.

8.- En mayo de 1984, apenas dos meses después de su debut en el Mundial, Senna fue invitado a una exhibición armada por Mercedes-Benz en el flamante circuito de Nürburgring. La casa alemana había organizado una carrera de 12 vueltas con 20 modelos 190E manejados por excampeones, leyendas y pilotos de F-1, entre los que se destacaban Jack Brabham, Phil Hill, John Surtees, Denny Hulme, Niki Lauda, Alain Prost, Alan Jones, Keke Rosberg, Stirling Moss y Carlos Reutemann. Como el francés Prost volaba desde Ginebra a Frankfurt en un vuelo comercial, un directivo de Mercedes le solicitó que llevara a Senna -arribaba casi al mismo horario- desde el aeropuerto al autódromo. Prost y el novato brasileño charlaron amablemente. Ya en el circuito, Prost quedó en pole position y Senna, segundo. Según cuenta el francés, ahí se terminó el diálogo. No bien comenzó la carrera, Alain tomó la punta y Senna lo sacó de pista en media vuelta. Y ganó. Lauda, aún vigente, fue segundo. El retirado Reutemann, tercero.

9.- El primer contrato de Senna con McLaren se definió con una moneda al aire. Aunque habían acordado la mayoría de los puntos, faltaba la remuneración. Las dos partes se mostraban inflexibles al punto que la negociación se estancó y corría peligro de deshacerse. Entonces Ron Dennis propuso que lanzaran una moneda. A Senna le gustó la idea y la siguiente discusión fue quién la tiraría al aire. Dennis ganó el lance y el acuerdo por tres temporadas quedó sellado por medio millón de dólares anuales. Al cabo, esa moneda tuvo un valor de un millón y medio de dólares.

Ayrton Senna
Getty ImagesEl piloto brasileño fue tricampeón de Fórmula Uno

10.- En la clasificación para el Gran Premio de Mónaco de 1988, Senna condujo una de sus vueltas más memorables. Fue 1s427 más veloz que su compañero de equipo Prost y obtuvo la pole position. El brasileño le explicó a Ron Dennis que había hecho esa vuelta de manera intuitiva, ajeno a todo, casi inconsciente. En ese momento, recordó el ahora CEO de McLaren, Prost empezó a decir que Senna conseguía esos logros tomando riesgos excesivos porque creía que Dios estaba protegiéndolo".

11.- Al día siguiente de aquella pole extraordinaria en Mónaco, Senna lideraba con comodidad y el equipo trataba de que moderara el ritmo. Eso le provocó una desconcentración y chocó en Portier. El piloto estaba tan enojado que no volvió a boxes: caminó directamente hacia su departamento en el Principado. Recién reapareció a la tardecita y aún seguía enojado consigo mismo por el triunfo desperdiciado.

12.- Senna y Prost estaban obsesionados por el motor Honda que les tocaba en cada carrera. Al francés lo perturbaba la cercanía que el brasileño tenía con la marca japonesa, en la que había influido para que lo acompañara de Lotus a McLaren. De los tres motores disponibles para correr, Honda recomendaba dos. El dilema se resolvía lanzando una moneda al aire. El acuerdo establecía que tenía que haber dos testigos. Esa fue la forma que encontró la escudería de dirimir la tensa disputa.

13.- El disgusto que le produjo a Senna la desclasificación en Japón 1989, lo que derivó en la automática consagración de Prost como campeón luego del entuerto con Jean-Marie Balestre, entonces presidente de la FIA, lo llevó a decidir el retiro. Hasta escribió una nota en la que anticipaba que al año siguiente no correría. Pasó varias semanas alejado de todo y llamó por teléfono a Ron Dennis para anunciarle que no volvería porque el automovilismo era "injusto, no equitativo e inmoral". Dennis trató de influirlo a través de Viviane, la hermana, y de su padre. Al final, le dijo: "Si te retirás, ganan ellos. Eso es exactamente lo que quieren. Si te vas, no estarás ganando; habrás perdido". Así lo convenció para que regresara en 1990.

14.- El primer triunfo de Senna en Brasil llegó recién en su octava participación en el Gran Premio de su país y en su 112ª carrera. Aquella fue la 28ª de las 41 victorias mundialistas. La caja de velocidad del McLaren MP4/6-Honda empezó a fallar y el piloto decidió dejar engarzada la sexta marcha en las últimas siete vueltas. Senna debía apretar el embrague en algunas curvas para que el motor no se detuviera, al tiempo que sostenía la palanca con la mano para que el cambio no se saliera. Su equipo contó que llevaba los cinturones tan apretados que le habían cortado la circulación en la parte superior del torso. Ayrton terminó exhausto: tuvo que ser ayudado a bajar del auto y apenas pudo levantar el trofeo en el podio.

15.- La llegada de Gerhard Berger le aportó humor a McLaren. El austríaco y Senna congeniaron bien. En ese tiempo, 1990, 91 y 92, abundaban las bromas pesadas entre los compañeros de equipo y el director Ron Dennis. Una de las chanzas habituales en los Grandes Premios, según rememoró Dennis, era desvalijarle la habitación de hotel mientras el otro cenaba. Así, a la vuelta de la comida, la víctima entraba en su cuarto y no encontraba ropa ni muebles. Nada.

16.- Juan Manuel Fangio y Senna mantuvieron una relación de respeto y admiración mutua. El brasileño visitó al quíntuple campeón durante una escala en Buenos Aires, luego de haber ganado su segundo título mundial. El balcarceño llegó a decir que le gustaría que Senna fuese el piloto que igualara o batiera su marca de cinco campeonatos. Fangio fue invitado al Gran Premio de Brasil de 1993, al cabo la segunda victoria de Senna en Interlagos, y encargado de entregar en el podio el trofeo al constructor ganador. Ron Dennis recibió esa copa. El Chueco, entonces de 81 años, estrechó las manos de Senna, Damon Hill y Michael Schumacher. Ayrton bajó del escalón superior, abrazó a Fangio y le dijo: "Ninguno de nosotros puede estar por encima de usted". Cuentan que el argentino le respondió: "Vos sos el número 1".

17.- Senna siempre quiso tener el mejor auto posible y eso, en buena parte, impulsó su cambio a Williams para 1994. Era, además, el equipo que le había dado la primera prueba sobre un Fórmula 1. Sin embargo, dudó hasta último momento. Ron Dennis se ofreció a solventar la rotura del contrato, pero Senna quiso honrar el compromiso con la escudería de Frank. Cuando McLaren se aseguró la provisión de motores Peugeot para 1994, lo cual terminó resultando una mala experiencia, el piloto llamó a Dennis y le dijo: "Si lo hubieras hecho dos meses antes, me hubiese quedado".

18.- Cuando Jean Todt se hizo cargo de la gestión deportiva de Ferrari, dispuesto a iniciar la reconstrucción de un equipo por entonces deficiente y desorganizado, que no ganaba un título de pilotos desde 1979, tentó a Senna para que se uniera a la Rossa. Hubo un encuentro durante el Gran Premio de Italia de 1993, en el que Todt le ofreció un lugar para 1995. El francés contó que Senna se mostró interesado. Luca Di Montezemolo, presidente de la Scuderìa, confesó hace poco que Senna visitó su casa en Bologna cinco días antes de la fatídica carrera en Imola, y que en el encuentro afirmó que le gustaría terminar su campaña manejando para el Cavallino Rampante.

19.- Poco antes de morir, Senna concibió la idea del Instituto Ayrton Senna, que se puso en marcha seis meses después de la tragedia en Imola y es dirigido por su hermana Viviane. El emprendimiento reúne fondos y lleva adelante proyectos sociales, educativos y de inclusión destinados a los niños. El piloto realizó numerosas donaciones anónimas, siempre a través de familiares o allegados, pidiendo incluso que la información no trascendiera a su apoderado Julian Jakobi ni a su círculo cercano.

20.- Alain Prost se sorprendió cuando Senna lo tomó del brazo y lo hizo subir al escalón más alto del podio en el Gran Premio de Australia de 1993, la última carrera del francés en Fórmula 1 y, al cabo, el último triunfo de Senna. El tetracampeón concluyó segundo ese día en Adelaida, detrás del brasileño. La relación entre ambos se había encaminado y en los siguientes meses se intensificó. Prost confesó que Senna lo llamaba por teléfono hasta dos veces por semana para charlar de Fórmula 1, Williams, la seguridad en los circuitos y hasta de asuntos personales. En la mañana del Gran Premio de San Marino, Prost y Senna volvieron a hablar a través de la televisión francesa. Entonces, el brasileño le confesó: "Te extraño".

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BUENOS AIRES -- Los cambios técnicos revelados para 2014, que los equipos develaron a comienzos de año y aún desvela a la mayoría, tienen su explicación en otros rincones. Aquí se desgranan curiosidades y datos que adornan el 65º Campeonato Mundial de Fórmula Uno mientras 22 autos pisan el asfalto australiano de Albert Park y sus pilotos esperan no quedarse en la calle:

-Como en 2013, habrá cinco campeones en pista. Sebastian Vettel, el único piloto de la historia que logró sus primeros cuatro títulos de manera consecutiva, Fernando Alonso, Kimi Räikkönen, Lewis Hamilton y Jenson Button. Entre todos acumulan nueve títulos y 128 victorias de acuerdo con este desglose: Vettel, 39 triunfos; Alonso, 32; Hamilton, 22; Räikkönen, 20 y Button, 15.

-De los 22 corredores que afrontan el inicio en Melbourne, ocho (36,36%) ya han ganado en el Mundial: Vettel, Alonso, Hamilton, Räikkönen, Button, Felipe Massa, Nico Rosberg y Pastor Maldonado. El brasileño Massa es el piloto en actividad con más triunfos (11) sin haber ganado nunca un título. En la historia, ese rótulo es propiedad del inglés Stirling Moss, quien ganó 16 Grandes Premios y fue cuatro veces subcampeón.

-La última carrera con nombre inédito en la cima del podio fue el Gran Premio de España de 2012. El venezolano Pastor Maldonado obtuvo allí su primer -y hasta ahora único- triunfo en Fórmula Uno. Otro sudamericano, el brasileño Massa, es el piloto que más tiempo lleva sin victorias: cinco años, cuatro meses y 14 días -hasta la fecha del comienzo del campeonato en Australia- desde que venció en el Gran Premio de Brasil de 2008, el día en el que Hamilton resultó campeón.

-En la lista de corredores hay 13 países representados: Alemania aporta cuatro pilotos; Francia e Inglaterra, tres por lado; México y Finlandia cuentan con dos representantes cada uno, al tiempo que España, Brasil, Australia, Venezuela, Japón, Rusia, Suecia y Dinamarca tienen un piloto por país. Inglaterra es el único que cuenta con dos campeones (Hamilton y Button). A pesar de su trío, Francia (Romain Grosjean, Jean-Eric Vergne y Jules Bianchi) no tiene Gran Premio en el calendario (el último fue en 2008, en Magny-Cours).

-Italia, uno de los países fundadores del campeonato junto con Inglaterra debido a la cantidad de pilotos y marcas que aportó en los inicios, no cuenta con corredor en la grilla por tercer año consecutivo. El último triunfo de un italiano fue el obtenido por Giancarlo Fisichella en Malasia 2006. Sólo dos italianos fueron campeones: Giuseppe Farina (1950) y Alberto Ascari (1952 y 1953) obtuvieron tres títulos en los primeros cuatro años de la Fórmula Uno con formato de Mundial.

-Japón vuelve tener piloto con el retorno de Kamui Kobayashi (corrió hasta 2012). El país ha contado con 17 participantes en la historia de Fórmula Uno, de los cuales sólo siete anotaron puntos y apenas tres subieron al podio (Aguri Suzuki en Japón 1990, Takuma Sato en Estados Unidos 2004 y Kobayashi en Japón 2012). Rusia tiene en el debutante Daniil Kvyat al segundo piloto de su historia: el anterior fue Vitaly Petrov (57 carreras desde 2010 hasta 2012 y un podio). Suecia regresa gracias al novato Marcus Ericsson, el 10º representante de su país (el anterior fue Stefan Johansson, quien corrió por última vez en Canadá 1991). Dinamarca también está de vuelta con el debut de Kevin Magnussen, el cuarto danés. Nicolas Kiesa (cinco carreras con Minardi en 2003) fue el anterior. Su antecesor había sido Jan Magnussen, papá de Kevin.

-Sólo dos de los 11 equipos mantienen la misma formación de pilotos que en la temporada anterior: Mercedes y Marussia. Otros dos, Force India y Caterham cambiaron su alineación completa con respecto a la que inició 2013. El resto -Red Bull, Lotus, Ferrari, McLaren, Sauber, Toro Rosso y Williams- sustituyó a un integrante. Ferrari es el único que reúne a dos campeones mundiales (Alonso y Räikkönen). El único antecedente en la Rossa había sido en 1953, cuando tuvo a Giuseppe Farina (campeón en 1950 con Alfa Romeo) y Alberto Ascari (rey de 1952 con Ferrari).

-El tetracampeón Vettel es el piloto que más tiempo lleva en el mismo equipo. Encara su sexta temporada en Red Bull, el equipo que lo promovió en 2009 luego de haberlo cobijado en su filial Toro Rosso. Alonso, Button y Rosberg, por su parte, inician su quinto año en fila con Ferrari, McLaren y Mercedes respectivamente.

-El retiro de Mark Webber para enfocarse en los autos sport dejó a Räikkönen como el corredor más veterano del elenco actual y el único nacido en la década del 70. El finlandés cumplirá 35 años el próximo 17 de octubre. El ruso Daniil Kvyat, el más joven del plantel y uno de los tres novatos, hará su estreno en Australia con 19 años y 324 días. Será el quinto debutante más joven de la historia, detrás del español Jaime Alguersuari (19 años y 125 días en Hungría 2009), el neocelandés Mike Thackwell (19 años y 183 días en Canadá 1980), el mexicano Ricardo Rodríguez (19 años y 224 días en Italia 1961), el español Fernando Alonso (19 años y 219 días en Australia 2001) y el argentino Esteban Tuero (19 años y 322 días en Australia 1998).

-Aunque el calendario 2012 tuvo 20 carreras, la mayor cantidad de la historia, el programa 2014 tendrá 19, tal como el año pasado. Sin embargo, Corea del Sur e India, dos de las fechas más nuevas con cuatro y tres años de permanencia respectivamente, salieron del almanaque, lo que propició la vuelta de Austria y el estreno de Rusia. La última competencia en Austria fue en 2003, ya en el remozado A1 Ring -derivación del histórico y peligroso Österreichring- que luego fue vendido a Red Bull, que lo remodeló para este regreso. Rusia será el 31º país en albergar a la Fórmula Uno y lo hará en un callejero que usará parte del parque olímpico de los Juegos de Invierno en Sochi.

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Feos

FECHA
04/02
2014
por Martín Urruty

BUENOS AIRES -- Visto lo que se ha visto, los autos 2014 de Fórmula Uno, no se requiere de maestrías en arte ni de refinados gustos estéticos para concluir rápidamente y sin más protocolo que el Campeonato Mundial tendrá los vehículos más feos de la historia. Porque no se salva ni uno de los 11 modelos. En su momento, los primeros trazos aerodinámicos, la búsqueda de soluciones técnicas y ciertos afanes revolucionarios fueron engendrando vehículos extraños en 65 años de formato mundialista. Nunca como ahora hubo toda una grilla desprovista de belleza, algo que -acaso más grave- había sido anticipado por los que conocían los términos del reglamento técnico. El ejercicio propuesto es rebobinar la memoria para recordar otros autos feos en la historia de la Fórmula Uno.

Vanwall VW 5
A mediados de la década del 50, la marca creada por Tony Vandervell comenzó a competir en el Mundial con autos propios. El VW 5 de 1957 no era precisamente bonito: muy alto en la parte trasera pese a que los coches aún tenían motor delantero, aquel año fue manejado por Stirling Moss, Tony Brooks y Stuart Lewis-Evans. Mal no le fue: resultó el primer auto británico en ganar en Fórmula Uno -con Moss, en Aintree 1957- y en 1958 se transformó en el primer campeón de Constructores.

Cooper T51
Fue el primer coche con motor trasero, lo que al principio conspiró contra la hermosura debido al espacio que ocupaba el impulsor encargado a Climax. Sin embargo, abrió un camino que luego seguiría el resto de las marcas. El chasis era una evolución de modelos como el T45 pero cobró notoriedad en manos de Jack Brabham. El australiano lo llevó al campeonato en 1959.

Tyrrell 003
Derivado del 001, la versión 003 pensada por Derek Gardner fue más efectiva que bonita. Su aerodinámica le daba cierto aire vanguardista. El escocés Jackie Stewart logró con él su segundo título, en 1971. Su compañero de equipo, Francois Cevert, usaba otro chasis, el 002. Aquel coche del leñador Ken Tyrrell portaba un Cosworth V8.

March 711
Getty ImagesTres fueron los diseñadores del March 711

March 711
Si las trompas actuales resultan raras, cómo calificar la del March 711. Parecía una bandeja. El vehículo de 1971 fue diseñado por Robin Herd, Geoff Ferris y Frank Costin. La marca tuvo entre sus fundadores a Max Mosley, controvertido expresidente de la FIA. Aunque no ganó, los cuatro segundos puestos logrados ese año por el sueco Ronnie Peterson le dieron el subcampeonato detrás de Jackie Stewart.

Hesketh 308
La película Rush, estrenada en 2013, repasó la historia de James Hunt y su rivalidad con Lauda en la temporada de 1976. En la cinta aparecía también el primer modelo de Lord Alexander Hesketh en el Mundial. El inglés Hunt condujo aquella fealdad -reformada y con una toma de aire más baja- a la victoria en Holanda 1975. Aquel día, el 308 motorizado por Cosworth (impulsor de la mayoría de los modelos de la época) fue escoltado por las Ferrari de Lauda y Clay Regazzoni. Hunt terminó cuarto en ese Mundial, su mejor actuación fuera del título logrado con McLaren en 1976.

Ferrari 312T
Diseñada por Mauro Forghieri, sobresalió por su altísima toma de aire sobre la cabeza del piloto. Era la única parte pintada de blanco, con las líneas roja y verde de la bandera italiana. Usada a partir de 1975, fue la máquina con la cual el austríaco Niki Lauda logró su primer título. Las evoluciones, con líneas más armónicas, mejoraron la estética.

Hesketh 308
Getty ImagesEl Hesketh aparece en la película 'Rush'

Ligier JS5
Fue el primer Fórmula Uno de la marca, diseñado por Gérard Ducarouge. Cuando apareció, llamó la atención en una temporada en la que incluso irrumpió el Tyrrell de seis ruedas. La prominente entrada de aire del JS5 fue el motivo por el cual el modelo cosechó el apodo de Tetera. Si bien colectó tres podios en 1976, llegaron cuando corrió con una entrada de aire más convencional.

Tyrrel P34
Aunque sea uno de los autos más recordados de la historia, tampoco resultó una beldad. Aquel modelo aparecido en 1976 fue conocido como el "Tyrrell de 6 ruedas". El sudafricano Jody Scheckter lo guió al triunfo en el Gran Premio de Suecia, pero a fin de año dejó el equipo y aseguró que el P34 era un trasto. La revolucionaria máquina empezó a languidecer cuando GoodYear paró el desarrollo de los neumáticos delanteros especialmente construidos para el coche. A fines de 1977, aquel Tyrrell dejó de competir. Williams, March y Ferrari probaron sus propios modelos de seis ruedas pero no llegaron a las carreras.

Ensign N179
La característica singular no fue su rendimiento sino la posición de los radiadores de agua y aceite, ubicados ¡en la trompa! Así apareció en el Gran Premio de Sudáfrica de 1979. Sin embargo, el auto sufrió de excesivo calentamiento y Derek Daly no pudo clasificarse para largar. El N179 fue modificado y los radiadores, colocados en una posición más tradicional en los pontones. Esto no alcanzó para que mejorara su prestación.

Ferrari 312 T de Niki Lauda
Getty ImagesLa Ferrari 312 T se utilizó a partir de 1975

McLaren MP4/10
Se trató del primero con motor Mercedes. Si la trompa del coche 1995 era parte del distintivo, cualquier atractivo se desvanecía con aquel alerón montado sobre el cubremotor. El equipo tentó a Nigel Mansell para que regresara al Mundial pero el campeón de 1992 no entraba en el ajustado habitáculo, por lo que debió esperar a que le construyeran un coche más grande. Cuando al fin corrió, duró poco. Disconforme con la prestación del auto, fue reemplazado por Mark Blundell. Mika Häkkinen hilvanó los mejores resultados: dos segundos puestos, en Italia y Japón, ya con la versión MP4/10B.

Tyrrell 025
En el generoso e involuntario aporte que la marca inglesa hizo a este compilado es preciso agregar el auto de 1997, el penúltimo de los 29 Tyrrell de la historia. En el afán de buscar mayor sustento aerodinámico en la parte media, los ingenieros colocaron alerones sobre los pontones que velozmente fueron apodados ceniceros. No resultaron de gran ayuda para que Jos Verstappen y Mika Salo anotaran puntos. La escudería sólo cosechó dos unidades en el año y concluyó penúltima.

Williams FW26
El equipo de ingenieros de aerodinámica comandados por la italiana Antonia Terzi dotó al vehículo de una nariz tan única como fea. La falta de rendimiento obligó a varios desarrollos y cambios, incluida la colocación de una trompa más convencional. Una pole position en Canadá y la victoria del colombiano Juan Pablo Montoya en Brasil, última fecha de 2004, no fueron saldo suficiente esa temporada para la sociedad entre Williams y BMW.

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VettelGetty ImagesVettel fue el piloto más joven en marcar una pole position, subir al podio y vencer en un Gran Premio

BUENOS AIRES -- Hizo casi todo antes que todos. La única excepción fue el debut. Sebastian Vettel sólo tenía 19 años y 53 días cuando manejó por vez primera un Fórmula Uno durante la práctica oficial de un Gran Premio. El alemán irrumpió con BMW en los ensayos para Turquía 2006. Sin embargo, corrió por primera vez recién al año siguiente, y al borde de cumplir 20, en el Gran Premio de Estados Unidos 2007, en Indianápolis. Tenía 19 años y 350 días. El español Jaime Alguersuari, el neocelandés Mike Thackwell, el mexicano Ricardo Rodríguez, el español Fernando Alonso, el argentino Esteban Tuero y otro neocelandés, Chris Amon, hicieron su estreno con menos edad que el alemán. Salvo Alonso, ninguno ganó jamás una carrera.

El piloto más joven en marcar una pole position, subir al podio y vencer en un Gran Premio -todo logrado en dos días, en septiembre de 2008 y con Toro Rosso- es además el campeón más joven de todos los tiempos (etiqueta obtenida con 23 años y 134 días), el bicampeón, el tricampeón y el cuádruple campeón más precoz del sexagenario Mundial. A su edad, Michael Schumacher aún no se había asegurado su segundo título, Juan Manuel Fangio apenas había debutado como piloto, Alain Prost buscaba su primer triunfo y Ayrton Senna había ganado cuatro carreras.

Michael Schumacher, el ídolo de Vettel cuando era niño, aquel al que fue a ver de la mano de su padre al Gran Premio de Alemania de 1994, llegó a su cuarto título recién a los 32 años, en su décima temporada mundialista y sexta con Ferrari. A los 26, con un título y una docena de triunfos, marchaba hacia su segunda corona en fila, en 1995 y con Benetton. Schumi y Seb compartieron pista cuando el heptacampeón regresó a Fórmula Uno con Mercedes para sus olvidables últimas tres temporadas, de 2010 a 2012. Schumacher vio en vivo cómo su compatriota alcanzaba el cénit.

Fangio corrió por primera vez en autos en octubre de 1936, con 25 años y cuatro meses. Cuando llegó a Europa tenía 37 años. Al tiempo que la Fórmula Uno instauró su Campeonato Mundial, en 1950, el balcarceño estaba a punto de cumplir 39. Eso no impidió que el argentino ganara 24 carreras en 51 presentaciones y cinco títulos, el último a los 46 años. Fangio, el corredor con el más alto índice de efectividad en la historia, es uno de los tres pilotos más veteranos que ganó un Gran Premio y el más viejo en obtener un título.

El estreno mundialista de Alain Prost fue pocas semanas antes de que cumpliera 25 años. El francés ya tenía 26 cuando venció por primera vez, en el Gran Premio de su país en Dijon Prenois, en julio de 1981 y con el Renault Turbo. Luego añadió otras 50 victorias y conquistó cuatro títulos, la misma cantidad que ostenta Vettel (jalonados con 35 triunfos). Cuando el Profesor obtuvo el primero, en 1985 y con McLaren, tenía 30 años. Consiguió el último, con el Williams-Renault de suspensiones activas, a los 38.

Senna debutó en el Campeonato Mundial cuatro días después de haber cumplido 24 años. A la edad que hoy tiene Vettel, el brasileño había logrado cuatro victorias con Lotus. El primero de sus tres títulos llegó cuando ya tenía 28 años, en su primera temporada con McLaren. En diez años de campaña obtuvo 41 victorias y largó 65 veces desde la pole position, un record que tardó 12 años en ser mejorado. Otro tricampeón, Niki Lauda, había conseguido cinco victorias con Ferrari a la edad en la que Vettel ya hilvanó cuatro coronas. El austríaco marchaba en 1975 camino a su primera consagración. En cambio, el escocés Jackie Stewart obtuvo poco después de haber cumplido 26 su primera victoria en su temporada iniciática en el Mundial. A esa edad, el brasileño Nelson Piquet había corrido un puñado de carreras y el australiano Jack Brabham ni siguiera había debutado en Fórmula Uno.

En la perspectiva histórica, Vettel, flamante tetracampeón, parece tan chico aunque ya sea grande.

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BUENOS AIRES -- Precoz como siempre ha sido, Sebastian Vettel hace todo cuanto está a su alcance para que el Campeonato Mundial 2013 de Fórmula Uno termine cuanto antes. No importa cuántas carreras faltan en el calendario. Tampoco tiene demasiada relevancia dónde se asegurará su cuarto título consecutivo. Pudo haber sido en Japón, quizá sea en un par de semanas en India. La victoria en el Gran Premio en Suzuka, cuarta que logra -en los últimos cinco años- en la emblemática pista, novena de la temporada, quinta en fila y 35ª de su campaña, tuvo matices propios.

Vettel no estuvo en la pole position como en cinco de sus anteriores ocho triunfos. Ni largó bien, lance en el que suele destacarse. Corrió desde atrás casi la mitad del recorrido de 53 vueltas. Y tuvo la suerte que suele atribuírseles a los campeones. No bien partió, camino a la primera curva, quedó encajonado entre Romain Grosjean -excelso en la salida- y Lewis Hamilton. Sin intención, el campeón rozó con su alerón delantero la goma trasera derecha del inglés. El neumático, cortado, colapsó en el primer viraje. Aunque Hamilton completó el giro y los mecánicos cambiaron el juego, el campeón 2008 abandonó poco después porque el caucho roto había destrozado el piso del auto, que se volvió tan indócil como lento.

Ante el desafío que imponía la duración de los neumáticos, medios y duros según la provisión del proveedor, Red Bull usó dos estrategias distintas con sus pilotos. Los dos salieron con un juego de medios, los más blandos a disposición, pero Vettel paró dos veces y Webber realizó tres detenciones. Como los dos RB9-Renault perdieron con Grosjean en la partida, el francés de Lotus resultó un escollo adicional para lograr la victoria. Cada vez más asentado en el ritmo y en la pelea por la punta, Grosjean se mantuvo enfocado hasta el final.

El tricampeón Vettel aprovechó que sus neumáticos duros aún estaban frescos luego de la segunda detención para superar a Grosjean en plena recta principal y colocarse así detrás de Webber. Después sólo tuvo que esperar. El australiano, quien aún no ha ganado en esta temporada, la última de su carrera en Fórmula Uno, se detuvo por tercera vez a 11 vueltas de la bandera de cuadros y calzó neumáticos blandos para el ataque final. Webber quedó tercero en la hilera, pero no tardó en darle caza al Lotus del francés, aunque sufrió para superarlo y refrendar el doblete de Red Bull. Al cabo, fue el primer 1-2 de la marca austríaca luego de aquel polémico obtenido este año en Malasia.

Los demás jugaron a otro juego. Lejos e impávidos ante el ritmo de los Red Bull y el Lotus de Grosjean. Fernando Alonso volvió a limitar los daños que la Ferrari F138 le hace a sus pretensiones de campeonato. El asturiano terminó cuarto gracias a una buena arremetida final sobre el alemán Nico Hülkenberg, quien parecía que sería su próximo compañero de equipo hasta que la Scuderia sorprendió con la contratación de Kimi Räikkönen. Ahora a 90 puntos del líder, Alonso es el único piloto en condiciones numéricas de impedir el tetracampeonato de Vettel cuando sólo quedan 100 puntos posibles por sumar.

Räikkönen, ya fuera de concurso en la pelea por el título, terminó detrás de Alonso. Cerca del final superó a Hülkenberg con una exquisita maniobra, por afuera en la chicana. A pesar de esto, el alemán volvió a sacar provecho de las mejoras de Sauber, algo que también pudo capitalizar Esteban Gutiérrez. El mexicano sostuvo con autoridad al experimentado alemán Nico Rosberg, terminó detrás de su compañero de equipo y sumó puntos por primera vez en su campaña. En cambio, su compatriota Sergio Pérez perdió todo cuando se rozó con Rosberg en el frenaje de la chicana, y el spoiler del Mercedes cortó la rueda trasera izquierda del McLaren.

Escenario de 13 definiciones de campeonato (11 en Suzuka, una en Fuji y otra en Aida), Japón no contó con el honor en esta ocasión. Quizá lo tenga India, donde Vettel será campeón si termina entre los cinco primeros. El piloto más joven en largar desde la pole, subir a un podio, ganar, lograr un título, dos y tres, tiene lista otra marca de precocidad: será tetracampeón con 26 años.

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BUENOS AIRES -- Jamás buscó un pedestal. No lo quiso. José Froilán González pasó de pueblerino campechano a piloto profesional, corrió contra los mejores y les ganó, tejió una entrañable amistad con Juan Manuel Fangio y dejó anécdotas indelebles que lo pintan a imagen y semejanza del hombre que fue.

Como su familia no quería que corriera porque su tío Julio Pérez había muerto en una carrera de TC, Froilán decidió anotarse en las carreras con seudónimos. Primero se hizo llamar Canuto, como el acróbata de un circo. Y ganó su primera carrera. "Mirá, Froilán, acá dice que este Canuto es de aquí, ¿tenés idea quién puede ser?", le preguntó su padre mientras miraba el diario local. "Qué sé yo, papá, hay tantos locos en Arrecifes". Luego se cambió el apodo y se inscribió como Montemar, tal como se llamaba el caballo ganador de cuadreras que tenía un amigo. Cuando sus padres descubrieron que corría en autos, lo echaron de su casa.

A diferencia de Fangio, Pepe jamás ocultó su simpatía por el peronismo ni siquiera luego de la caída de Perón. El propio general intervino cuando Froilán recibió seis meses de suspensión en 1949 por haberle pegado a un comisario deportivo. González concedía que había sido buen amigo de Evita.

Después de una prueba en Reims, Ferrari le ofreció un contrato para la temporada de 1951 y le aseguró que iba a ganar el mismo dinero que Alberto Ascari. Froilán aceptó la palabra de Enzo y cuando le acercaron el convenio lo firmó sin leerlo.

Poco antes de largar el consagratorio Gran Premio de Gran Bretaña de 1951, el de la primera victoria de Ferrari en Fórmula Uno, Froilán se sintió mal. Largaba desde la pole y "estaba muy nervioso. Cuando faltaban minutos para la partida, empezó a sonar una sirena que me volvió loco. Me dio dolor de estómago. Desde boxes se veía una casilla de madera, le saqué un pedazo de diario a mi mujer y me mandé, pasando al lado de dos mujeres que había cerca de la puerta. ¡Los nervios habían hecho lo suyo! Cuando salí, vi el cartelito: Ladies. ¡Por eso estaban las viejas!"

Cuando paró a cargar combustible, pocas vueltas antes del final, le ofreció su auto a Ascari, que había abandonado. Era una práctica normal en la época y ya lo había hecho en Francia, donde Froilán y el italiano compartieron el segundo puesto y los puntos. Sin embargo, Ascari le apoyó su mano en el hombro y le dijo que siguiera. "El Toro de las Pampas", como le decían los europeos a ese corpulento retacón de casi 100 kilos, terminó dándole a la Rossa aquella victoria inicial, la primera de las 221 que tiene la escudería más ganadora de la historia, única que ha participado en todas las temporadas.

Compinche de Fangio, alguna vez ayudó al Chueco en entreveros de polleras: "Cuando Juan se accidentó en Monza, en el 52, estuvo mucho tiempo internado. Y él tenía una novia en Italia, que quería verlo a toda costa. Pero resulta que la mujer del Chueco estaba siempre al lado de su cama en el hospital. Como la novia insistía y ya no podíamos pararla, la disfrazamos de monja para que entrara a verlo. Así, con Juan convaleciente, de un lado de la cama estaba su mujer y del otro, la novia vestida como monja. Cada una le tenía agarrada una mano y el Chueco no quería ni hablar".

La muerte del argentino Onofre Marimón en la clasificación para el Gran Premio de Alemania de 1954, la primera de un piloto durante la actividad oficial del Campeonato Mundial, minó el ánimo de Froilán. Al otro día, González abandonó la carrera, apesadumbrado por la pérdida. Aquella competencia fue ganada por Fangio, al cabo campeón mundial con la Flecha de Plata. Froilán, quien no compitió en la última fecha, fue subcampeón.

El primer vencedor con Ferrari manejó hasta sus últimos días. Le gustaba pasar un par de horas diarias en su oficina de Uruguay al 150, donde recibía a quien quisiera verlo siempre con calcada amabilidad.

Aprovechando esa característica, el autor de estas líneas y tres colegas que preparábamos un libro sobre los primeros 50 años de Fórmula Uno tuvimos la osadía de pedirle a Froilán que escribiera el prólogo. Aceptó con gusto. Cuando fue invitado a la presentación, en un frío mediodía de julio y lejos de su casa, también agradeció el convite y sólo pidió que lo pasaran a buscar. Despuntaba el nuevo siglo y Froilán estaba cerca de cumplir 78. Hasta con sus gestos mínimos contribuyó sin proponérselo a forjar la fantástica leyenda que su muerte sólo pone en marcha.

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