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Cien historias rumbo a Qatar 2022: El exitoso proyecto del anfitrión de cara a su debut mundialista

Getty Images

El 14 de febrero de 1973, el Santos de Pelé jugó en un remoto y desconocido país de Medio Oriente. A comienzos de los setenta eran habituales esas giras por destinos exóticos, con el único objetivo de generar ganancias económicas. Un ya veterano plantel paulista que había perdido buena parte de sus posibilidades competitivas jugaba partidos de exhibición más parecidos a coreografías circenses que a encuentros oficiales. Sin embargo, aquellas visitas marcaron a fuego a esos pueblos.

Qatar era un estado con solo dos años de vida independiente y poco más de 100.000 habitantes cuando O Rei jugó allí. Casi la misma cantidad que reunía un cotejo cualquiera del torneo brasileño en el Morumbí. El estadio de Doha era el único con césped natural en la península y tenía capacidad para dos mil espectadores. Por supuesto, aquel día se colmó para ver al mejor futbolista de todos los tiempos. Y también para asistir al nacimiento del fútbol qatarí como tal.

EL PIONERO LLEGÓ DESDE BRASIL
Aquella excursión de Santos puede ser considerada como el lejano germen de la Copa del Mundo 2022. Los responsables de la federación nacional quedaron deslumbrados con los genios brasileños y apenas tuvieron la posibilidad de generar un proyecto de desarrollo contrataron a un profesional de ese origen. Entonces llegó Evaristo Macedo, quien tenía un pasado como futbolista en Barcelona y Real Madrid y ya había empezado su carrera como director técnico.

Evaristo arribó en 1979 y se hizo cargo de la estructura futbolística del país. Profesionalizó todas las áreas, generó las condiciones para la fundación de clubes y condujo el primero de los dos proyectos integrales que tuvo Qatar. El éxito fue inmediato. En 1980, el seleccionado mayor se clasificó por primera vez para la Copa Asia y un año más tarde la Selección Sub 20 sorprendió al planeta y logró el subcampeonato mundial en Australia. En el camino a la final contra Alemania Federal (cayó 0-4) eliminó a Brasil e Inglaterra. Fue la presentación en sociedad del fútbol qatarí, que también participó de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984.

Sin embargo, el impulso no continuó en los años siguientes y la evolución esperada tras aquellos éxitos repentinos no llegó hasta 2004, cuando el dinero del petróleo fue invertido en el proyecto que hoy sostiene a la que será la primera selección mundialista de la historia de Qatar. Lejos de llegar a su Copa del Mundo solo para cumplir con la burocrática y obligatoria participación del local, el combinado qatarí tiene un plantel competitivo que se coronó campeón continental hace tres años y supo competir en la Copa América, la Copa Oro de la Concacaf y la Copa árabe.

EL PROYECTO DEFINITIVO
En 2004 se creó la Aspire Academy for Sports Excellence, para elevar hasta lo más alto aquello que había imaginado Evaristo Macedo. Fundada por el emir Hamad Bin Khalifa Al-Thani y con financiamiento directo del estado, la Academia contó con 31 estudiantes en su primer año. Hoy tiene miles de aspirantes, instalaciones de primer nivel y una red de scouting en 17 países, la mayoría de África. Incluso, en 2012 los responsables de la Academia compraron el club belga KAS Eupen, donde se foguean los mejores exponentes. Tres años después repitieron con Cultural Leonesa, institución española que estaba a punto de desaparecer y hoy es animadora de la Primera Federación, tercera categoría nacional.

Antes de fundar la Academia, las autoridades qataríes se pusieron en contacto con el especialista Andreas Bleicher, director de uno de los centros de entrenamiento olímpico de Alemania. Bleicher no tardó en darse cuenta de que el pequeño país árabe tenía una limitación difícil de superar: la muy escasa población (2.800.000 habitantes, de los cuales solo el 11 por ciento son ciudadanos, es decir unos 300.000). Entonces, comprendieron que "importar" talentos jóvenes era la mejor manera de potenciar el fútbol nacional. Y fueron a pescar al mismo río donde pescan los grandes de Europa: África.

De los 23 campeones de Asia en 2019, nueve tienen ascendencia africana, con Sudán y Somalia como los principales orígenes. A diferencia de otros deportes como el handball, en el que el seleccionado qatarí llegó a presentar una enorme mayoría de extranjeros, el reglamento del fútbol pone más obstáculos y ese modelo no puede ser trasladado. Entonces, la llegada de jóvenes de otras latitudes debe ser más temprana y también servir para potenciar las calidades de los deportistas nacidos en Qatar. El objetivo desde que ganaron la sede del Mundial 2022 hace doce años, era formar una Selección competitiva para el evento que comenzará en menos de tres meses. Los tiempos se acortaron y lo lograron cuatro años antes. Hoy, Qatar es una de las referencias del fútbol asiático.

“Nos daba miedo”, comentó Franck Cedric Tchoutou, un camerunés que está entre los primeros becarios que viven y se entrenan en Doha. “La mayoría de nosotros venimos de familias pobres. Estar en Qatar o estar en Aspire fue una gran experiencia. Fue una gran oportunidad. Así es que caminábamos por allí y siempre teníamos miedo de perder nuestras oportunidades”. A pesar de estos testimonios, las críticas se escucharon y aún se escuchan.

Porque, por supuesto, con dinero todo es mucho más fácil. La Academia consigue a los mejores porque tiene los medios para "invadir" las canchas de países mucho menos privilegiados y tentar a las familias con un futuro alejado de las penurias de África. El "saqueo de piernas" que sufre el continente no sólo tiene a los europeos como protagonistas, sino también a los árabes. Además, el dinero sirve para que figuras como Raúl o Xavi se conviertan en la imagen del proyecto, lo que le da visibilidad y prestigio.

LA CONEXIÓN CATALANA
Después de encontrar la materia prima, es necesario formar un equipo sólido. Encontrar once que se la pasen entre sí y ganen partidos. Para eso, la Federación fue a buscar a un graduado de La Masía, la cúspide en materia de formación de futbolistas. Félix Sánchez Bas trabajó en las divisiones inferiores de Barcelona durante una década, hasta que en 2005 Josep Colomer, socio de Sandro Rosell (luego detenido en el marco de la investigación contra una red internacional de blanqueo de capitales), lo tentó para ser uno de los líderes de la Aspire.

Por supuesto, el estilo que se inculca en las canchas de Doha tiene como ideal el del equipo culé. Josep Guardiola es el modelo a seguir por Sánchez Bas: "Pep Guardiola para mí es un referente. Ha conseguido ganar títulos jugando de una manera que, en mi opinión, tiene un mérito bestial. Ya sé que tiene a los mejores, pero lo que propone tiene mucho mérito y es de admirar. La verdad es que cuando miras cómo juegan sus equipos y cómo plantea sus partidos, lo veo un entrenador top, el mejor del mundo".

Tras entrenar con éxito al Juvenil A de Barcelona, Sánchez Bas se hizo cargo en 2007 de la Selección de Qatar Sub 15, cuando sólo había 220 fichas de jugadores menores de 15 años en el país. En 2013, ya con un trabajo de ocho años en la Academia, se convirtió en el director técnico de la Sub 19 y allí empezó a plantar las semillas del hoy campeón de Asia y próximo debutante en el Mundial. Por supuesto, para esa época ya conocía a todos los posibles convocados para todos los seleccionados juveniles.

En 2014, Qatar se coronó campeón de la Copa Asia Sub 19 por primera vez en su historia. La base de aquel plantel es la que fue campeón del último certamen continental de mayores y que se prepara para representar al anfitrión en la Copa del Mundo de este año. Mucho tuvo que ver en esa evolución la mano del catalán.

Su buen trabajo en la Academia y en las selecciones menores le dio la oportunidad a Sánchez de hacerse cargo de la absoluta, justo cuando sus mejores proyectos ya estaban con condiciones de dar el paso definitivo. Reemplazó a Jorge Fossati en 2017 y poco más de un año después logró el máximo éxito de la historia del fútbol qatarí. De todos modos, eso no debilitó el trabajo en juveniles, ya que la Sub 20 participó en el Mundial 2019 que ganó Ucrania.

Así explica el DT el proyecto: "Fue un proyecto para intentar mejorar el nivel del fútbol en el país y crear una estructura. Luego también la paciencia que han tenido, porque está claro que cuando empiezas un proceso las cosas no surgen y no se empieza a ganar a partir del primer día. En Qatar han tenido la paciencia y se ha creído en el trabajo para conseguir lo que logramos en la Copa Asia en Emiratos Árabes, que es muy importante".

Acerca de las similitudes con el estilo de juego representativo de Barcelona, ha puesto algunos límites: "Decir que jugamos como el Barcelona sería mentir. Tenemos nuestra manera de jugar. Evidentemente, nos gusta ser dominadores del juego, pero también entendiendo que en muchos partidos no podemos serlo porque el rival es el que es. Hay que dominar todas las facetas del juego y estar preparados para afrontar distintos tipos de partidos o distintas fases en un mismo partido".

Hay otro nombre relacionado a la historia culé que ha sido importante en el proyecto del seleccionado qatarí. Xavi Hernández, quizás el mejor futbolista español de la historia, llegó a Qatar en 2015 y la intención de la dirigencia era que fuera él quien condujera al conjunto nacional tras su retiro. El catalán fue la cara de la Copa del Mundo durante varios años y un embajador fundamental para dar a conocer las virtudes de la organización qatarí. Sin embargo, después de más de seis años en el país, regresó a Barcelona para hacerse cargo del equipo de toda su vida y el plan primigenio cambió de protagonista, pero no de espíritu.

Desde aquella visita de Pelé a un casi desierto país árabe pasaron casi cincuenta años. Donde solo había un pequeño estadio de césped natural ahora están las diez arenas más modernas del planeta. Donde no había jugadores, ahora hay un campeón continental que sueña con un debut inolvidable en la Copa del Mundo.