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Deschamps y Scaloni, dos entrenadores de perfiles similares que van por la gloria

DOHA (Enviado especial) -- "Todo depende de los jugadores con los que uno cuente y de cómo se organicen". "Siempre definen los futbolistas. El técnico debe adaptarse a ellos". La primera frase es de Didier Deschamps y la segunda, de Lionel Scaloni. Los entrenadores finalistas de la Copa del Mundo de Qatar 2022 tienen orígenes y experiencias muy diferentes, pero una concepción similar del juego y un perfil bajo que los une. Ambos parecen caminar a contramano de su época. Enarbolan un pensamiento mucho más simple y llano que el que prolifera entre la mayoría de sus colegas. Son directores técnicos "a la antigua" y esto, aunque parezca una contradicción, representa una feliz novedad.

Lejos de los discursos sobreescolarizados y de los métodos científicos, Deschamps y Scaloni hablan claro. Y también entrenan claro. Priorizan su relación con los futbolistas, la gestión de un grupo humano sólido y la formación de un equipo con una idea clara pero que al mismo tiempo sepa adaptarse a las circunstancias. Son, sin dudas, los dos mejores DTs del Mundial.

El francés llegó al cargo en 2012 con un nombre propio muy pesado, ya que había sido el capitán del título mundial de 1998. Antes del conjunto nacional, dirigió a Monaco, Juventus (logró el ascenso a la Serie A en 2006) y Olympique Marsella, con el que consiguió la Ligue 1. Más allá del campeonato, la verdadera razón de su elección fue su pasado como emblema de Francia, de Les Bleus. Conocía al seleccionado mejor que nadie y tenía condiciones para conducir a una generación que ya se empezaba a presentar como muy prometedora.

Le costó encontrar solidez en el funcionamiento, pero cuando lo hizo Francia se convirtió en una de las principales potencias mundiales, como pocas veces lo había hecho. Tras la eliminación en cuartos de final de Brasil 2014, fue subcampeón de Europa en 2016, campeón mundial en 2018 y campeón de la Nations League el año pasado. Deschamps formó, sobre todo, un equipo capaz de competir contra cualquier adversario en cualquier contexto. Podrá brillar o no, pero siempre estará a punto de ganar.

La historia del arribo de Scaloni es mucho más compleja. Como jugador fue un trabajador mediocampista y/o lateral derecho. Con pasado exitoso en la sub 20, disputó el Mundial de Alemania 2006 junto con Lionel Messi y sus compañeros de cuerpo técnico Pablo Aimar, Walter Samuel y Roberto Ayala. Luego se radicó en España y en 2016 se sumó al cuerpo técnico de Sevilla junto con Jorge Sampaoli, quien lo mantuvo entre sus colaboradores cuando se hizo cargo del seleccionado. Formó parte del grupo en Rusia 2018 y allí fortificó su relación de respeto y confianza con el capitán. Cuando Sampaoli se alejó, quedó como interino y el buen trabajo realizado y la renovación comenzada con éxito le permitieron afirmarse en un trabajo tan deseado como difícil.

El resto es historia reciente y muy conocida. La Copa América 2019 le permitió consolidar el grupo de la Selección Argentina que está en la final del mundo. En Brasil 2019, Rodrigo De Paul se ganó un lugar, al igual que Lautaro Martínez y Leandro Paredes. Luego, sumó con naturalidad a Emiliano Martínez, Cristian Romero y Nahuel Molina, quienes se destacaron en la histórica y muy celebrada conquista de la Copa América 2021. Y al final, este año, dieron el salto Enzo Fernández, Alexis Mac Allister y Julián Álvarez. Todos brillaron bajo el liderazgo indestructible de Messi.

"Todo depende de cómo se organicen los jugadores", dijo Deschamps. Y esa idea es la que impulsa su exitoso ciclo. Francia tiene calidad y cantidad en todos los puestos. Es uno de los planteles más amplios y ricos del planeta, así que nunca tuvo problemas de escasez. Entonces, el rol del entrenador es hacer convivir a estas individualidades en una estructura que no los limite, pero que al mismo tiempo los ordene. Su equipo no luce, no domina ni somete a los rivales, pero gana casi siempre. Sabe cuándo pegar y cómo hacerlo. Y, además, conoce los secretos de los partidos de eliminación directa, ya que ganó los últimos siete de forma consecutiva en Mundiales.

Elevó a Antoine Griezmann a un rol de organizador que solo tiene en el combinado nacional y que cumple a la perfección. Él es su hombre más importante. El que mejor entiende su idea y el encargado de llevarla a la práctica. Algo similar le sucede a Scaloni, quien también tiene a su jugador emblema, que resume y personifica su ciclo. Rodrigo De Paul llegó con él y su valentía, coraje y talento son una buena síntesis de lo que ha sido la Selección del DT nacido en Pujato.

"El técnico debe adaptarse a los jugadores", afirmó Scaloni antes de la Copa y fue como si estuviera hablando del futuro. En este torneo, Argentina se adaptó a cada uno de los encuentros de forma individual. Utilizó los nombres que pedía cada rival sin importar las impreciones previas ni las certezas imaginadas. Tres suplentes se ganaron el puesto con la prepotencia del talento y la personalidad y gracias a la arriesgada decisión del DT, que no pensó en más nada que el bien común y tuvo absoluta coherencia y lucidez para cambiar cuando fue necesario.

Ambos hicieron méritos para quedarse con el premio mayor. Deschamps, con su amplia experiencia y bagaje, ya sabe lo que es levantar ese trofeo. Scaloni, con su juventud e inteligencia táctica y emocional, va por un logro que solo él creía posible hace cuatro años. El trabajo ya está hecho. Ahora solo queda concluirlo.