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Cimientos sólidos

BRISTOL -- Llámenlo el poder del programa.

Cada equipo de la National Football League enfrenta adversidad durante la temporada. Todoslos equipos sufren lesiones. Todos tienen bajas de jugadores clave. Todos sufren derrotas decepcionantes.

No todos los equipos aguantan. No todos se ajustan. No todos los equipos soportan un incendio y emergen relativamente sin daño con un campeonato divisional y un descanso en la primera ronda de playoffs.

Pero no todos los equipos son Denver o New England. El hecho que los Broncos y los Patriots se enfrenten en el Campeonato de la AFC el domingo en Denver, es un manifiesto del poder de sus programas.

Ambos han enfrentado adversadas extrema, no obstante, ambos lo lograron.

Comencemos con Denver.

Los Broncos comenzaron la temporada sin su mejor caza mariscales, Von Miller, quien tuvo que cumplir una suspensión de seis juegos por violar la política de abuso de sustancias de la NFL. Los Broncos se fueron 6-0 sin Miller, quien regresó e inició nueve partidos antes de romperse el ligamento cruzado anterior en la Semana 16 ante los Houston Texans, una victoria que selló el campeonato de la AFC Oeste para Denver.

Los Broncos perdieron a su liniero ofensivo más valioso, el tackle izquierdo Ryan Clady, por todo el año en la Semana 2.

Y después, durante la semana de descanso a inicios de noviembre, Denver perdió a su entrenador en jefe John Fox, quien necesitaba cirugía a corazón abierto. El coordinador defensivo Jack Del Rio asumió el puesto de Fox y terminó 3-1, con la única derrota viniendo en tiempo extra en New England, en un juego que Denver se fue 24-0 arriba en el medio tiempo.

El mejor caza mariscales, fuera. El protector del lado ciego de Peyton Manning, fuera. El head coach, fuera. Y los Broncos continuaron brillando, con un récord final de 13 victorias y un récord de la liga con 606 puntos anotados.

La última adversidad que los Broncos tendrán que superar: enfrentar a los Patriots sin el esquinero titular Chris Harris, quien se rompió el ACL izquierdo la semana pasada contra San Diego. El grado de dificultad de New England ha sido aún mayor.

En la agencia libre, los Patriots perdieron al receptor favorito de Tom Brady, Wes Welker, hacia Denver... de todos los lugares. El objetivo favorito de Brady en la zona roja, Rob Gronkowski, se perdió los primeros seis juegos de la temporada tras cirugía de espalda el 18 de junio. En su 7° juego de regreso, la Semana 14 contra los Cleveland Browns, Gronkowski se rompió los ligamentos medial y cruzado anterior, lo que puso fin a su temporada.

Los Patriots perdieron al tackle Sebastian Vollmer por lesión de pierna. El centro de su defensiva --la parte que Bill Belichick valora más-- se vio mermado, con lesiones que terminaron el año del apoyador Jerod Mayo (hombro), el tackle nariz Vince Wilfork (Aquiles) y el ala defensiva Tommy Kelly (rodilla).

Por necesidad, Belichick y el coordinador ofensivo Josh McDaniels voltearon hacia el juego terrestre hacia el final de la temporada, razón por la cual están en vísperas de la 8° Final de Conferencia bajo el ala de Belichick. Los Patriots tienen a un futuro Salón de la Fama de primera vuelta en Brady, quien alineó en todas las jugadas de la campaña, y aun así Belichick y McDaniels le pidieron a Brady entregar el balón 46 ocasiones la semana pasada contra los Indianapolis Colts, y dejar el juego en manos de un jugador que los Tampa Bay canjearon por una selección de séptima ronda.

El programa funciona.

"No sé qué estén haciendo los otros 31 equipos", sostuvo Belichick. "Simplemente sé lo que hacemos nosotros. Tratamos de hacer lo que sentimos es mejor para nuestro equipo de fútbol americano. Todos los días del año, 365 días, tratamos de tomar las mejores decisiones posibles para nuestro equipo de fútbol americano.

"Cada organización, puedo decir que tiene un estilo individual. Cada coach tiene su estilo. Cada equipo es diferente. Todos están en la misma liga, pero todos son distintos. Tratamos de hacer lo que sentimos es mejor para nosotros. Aunque sea igual a lo que hacen los demás o no lo hacen en alguna porción de ello, realmente no lo sé".

No lastima, por supuesto, que los Patriots y los Broncos tienen en sus plantillas a dos de los mejores mariscales de campo que han pisado la NFL. Y aunque es más obvio que nunca que hallar un pasador franquicia es la clave del éxito en la NFL, sería cerrar los ojos decir que New England y Denver ganarán únicamente por Brady o Manning.

No, Denver y New England, desde los propietarios y hacia abajo, descubrieron que el programa adecuado importa. La confianza importa. Las relaciones laborales importan. El head coach necesita autonomía desde la oficina principal. Ambos lados deben atraerse continuamente, en las buenas y en las malas. Cuando las cosas se complican, que siempre lo hacen, no puedes tener a personal directivo culpando a los entrenadores por no usar bien a los jugadores, o tener a los coaches culpando al personal por no darles mejores jugadores.

Ya sea la manera Patriot, o la de John Elway, ambas franquicias lo han descubierto. Sus programas se han establecido y no es coincidencia que uno de ellos jugará en el último domingo de la temporada.