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Cuenta regresiva hacia Tokio 2020: Jefferson Pérez, el niño que odiaba el deporte y terminó siendo doble medallista olímpico

En Atlanta, Pérez ganó por un buen margen. AP

No le gustaba la educación física. Faltaba a las clases. Y cuando iba, buscaba excusas para no participar de las actividades propuestas por el profesor.

En 1988 tenía 13 años, prefería las matemáticas al deporte y era conocido como Nardo, por su segundo nombre, Leonardo.

Ese profesor de educación física y las matemáticas son dos claves para entender por qué Nardo se convirtió en Jefferson Pérez, el mejor deportista de la historia de Ecuador, que hoy cumple 46 años.

El docente le dio un ultimátum. A fin de curso se realizaría una carrera de resistencia. La única chance para no perder el año era que la ganara, le advirtió.

El adolescente Jefferson sabía que sus probabilidades de salir victorioso eran nulas.

Por eso buscó un entrenador y comenzó una semana de prácticas.

Además de conquistar la carrera y aprobar el año, nunca más abandonó el atletismo.

Ocho años después, un 26 de julio de 1996, Pérez llegó a la cúspide de su brillante trayectoria deportiva al ganar el oro en la prueba de marcha 20 kilómetros de los Juegos Olímpicos de Atlanta.

Fue una sorpresa mayúscula.

El ecuatoriano suele explicar que una parte fundamental de las carreras de marcha eran para él los cálculos matemáticos.

"A qué velocidad voy, cuánto tengo que acelerar para acortar la distancia con los de adelante, cuánto líquido necesito para seguir al máximo, qué cantidad de electrolitos requiere mi cuerpo...", señala.

Era su forma de concentrarse.

Las matemáticas y el profesor de educación física. 1988. La base de todo.

Nada se detuvo con la presea dorada.

El ecuatoriano siguió con su feroz entrenamiento, que lo hacía discutir con sus propios preparadores físicos, quienes le decían que exageraba y ponía en riesgo su cuerpo.

Así, logró en 1999 el segundo lugar en el mundial de atletismo de Sevilla, un hito que pronto quedaría eclipsado por la hazaña de obtener el título en tres mundiales consecutivos: París 2003, Helsinki 2005 y Osaka 2007.

Extremó el esfuerzo en los entrenamientos. Sabía que los Juegos Olímpicos Beijing 2008 eran su último gran evento.

Ya tenía decidido retirarse.

Pero no lo iba a hacer sin antes volver a alegrar a su pueblo.

Ganó la medalla de plata, tras arribar a la meta 14 segundos más tarde que el ruso Valeri Borchin.

Años después Borchin fue sancionado por ser parte de un programa de dopaje sistemático, aunque el castigo no abarcó a lo hecho en Beijing 2008.

No obstante, nuevos análisis podrían hacer en el futuro que el oro recaiga en Pérez.

Lo cierto es que el deporte ecuatoriano ostenta hoy dos medallas olímpicas, una dorada y otra plateada, ambas gracias al gran Jefferson.

Todo matemáticamente calculado.