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Argentina cerró su participación en Tokio 2020 con una actuación previsible

La delegación argentina en la ceremonia de Apertura. AP

Un contexto especial se vivió en la previa a estos Juegos Olímpicos de Tokio 2020. La pandemia cambió al mundo como lo conocíamos. La fecha original de los Juegos debió postergarse y recién un año después, en situaciones inéditas, arrancó la competencia.

La Argentina sabía que por diferentes razones estos Juegos no iban a ser sencillos. Estaba claro que por temas de calendario, presupuesto y organización los países menos desarrollados a nivel olímpico iban a sufrir más las consecuencias de la pandemia que las potencias mundiales.

Así, pese a que había una expectativa mayor, la Argentina se despide de Tokio con tres medallas. Una cosecha que puede ser considerada escasa, pero que no deja de reflejar lo que es el deporte de alto rendimiento en el país.

La apuesta de la Argentina en Tokio una vez más, estuvo enfocada en los deportes por equipos, donde de manera histórica suele sumar muchos podios.

Los Pumas en el Seven fueron los primeros en lograr una medalla al vencer en el partido por el bronce a Gran Bretaña por 17 a 12.

El conjunto de Santiago Gómez Cora hizo un gran torneo, a pesar de diferentes bajas por lesiones y suspensiones y logró la primera medalla olímpica del rugby argentino.

Como era de esperarse, el hockey también iba a ser protagonista en la pelea por un podio. Los varones no pudieron repetir la medalla como lo habían hecho cuatro años antes en Río, pero Las Leonas del Chapa Retegui sí volvieron a estar entre las mejores.

Hicieron un gran torneo y llegaron a la final, pero cayeron sin dudas ante el mejor equipo de los Juegos: Países Bajos. La Naranja siguió con su paso arrollador y las chicas perdieron en la final por 3 a 1.

El vóley masculino hizo historia, al ganar la segunda medalla de la historia olímpica. Por el bronce, derrotó a Brasil 3 a 2 en un partidazo y se subió al podio luego de la presea conseguida en Seúl 1988.

En el agua también había esperanzas, pero en este caso las buenas actuaciones no alcanzaron para sumar medallas. Sí hubo varios diplomas olímpicos (los ganan los atletas o equipos que terminan entre los ocho mejores) que dejan en claro que la Argentina siempre da pelea en estas disciplinas.

Repasando, en vela, (Clase Nacra 17), Cecilia Carranza y Santiago Lange terminaron en la séptima ubicación tras ser medallistas de oro hace cuatro años; Agustín Vernice, en K 1 1000, terminó octavo en la final; la dupla de yachting en la categoría 49er integrada por Sol Branz y Victoria Travascio quedó en el quinto puesto, a dos lugares del podio, con una sólida actuación; por su parte, Facundo Olezza culminó sexto en la categoría Finn.

El básquet, con el retiro de una leyenda como Luis Scola, no pudo entrar a la pelea por una medalla al ser eliminado por Australia, pero si ganó un diploma olímpico, ya que quedó octavo en la clasificación general.

Otra leyenda se retiró, en este caso en judo: Paula Pareto, oro en Río hace cuatro años, no pudo subir al podio (logró un diploma olímpico) y se despidió luego de años de una carrera que quedará en la historia.

Sumando más diplomas, Lucas Guzmán quedó quinto en taekwondo y el equipo de equitación terminó séptimo en la prueba de salto, al igual que Los Leones.

Lo cierto es que más allá de la pandemia y de las dificultades de estos Juegos, la Argentina terminó redondeando una actuación previsible. Dentro de los parámetros que de forma histórica suele brindar en esta competencia.

Queda un largo camino todavía para seguir creciendo. Y para mejorar en todos los aspectos necesarios (presupuesto, infraestructura, organización, proyectos a largo plazo más allá del gobierno de turno) para que los deportistas puedan competir de la mejor manera en el más alto nivel.