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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Jugar bien vs. Ganar, Capítulo II
Rafael Nadal llegaba a Madrid con dudas asumidas, tras las tempranas caídas en Monte Carlo y Barcelona. Pero el progreso en el torneo español introducía nuevas dosis de confianza y, previo a la final, habilitaba una consulta particular en conferencia: "En un momento así, ¿es más importante ganar que jugar bien?". Una consulta con ciertas reminisencias a un cruce público que había tenido con Ernests Gulbis hace casi doce meses, en Roma 2013.

"Nunca se puede ganar un torneo de estas características sin jugar bien -rechazó Nadal-. Esa es la realidad. Puedes jugar bien, muy bien o increíblemente bien. Esas son las tres opciones. Pero sin dudas, mientras sigues ganando tienes más confianza para jugar. Lo importante es poder calmar los nervios. Es bueno sentirlos, pero las cosas se complican si no se los sabe manejar".

Curiosamente, el posterior duelo con Nishikori tal vez haya mostrado la peor versión de Nadal en una final de Masters 1000. Al menos, claro, en una que haya terminado mostrándolo como ganador. Pero a tono con el debate que mantuvo con Gulbis, donde postuló que el mejor no es el que golpea más fuerte sino quien "encuentra soluciones ante el rival", explicó: "Fue un partido con muchas complicaciones y tuve que aprender a combatirlas. Eso te fortalece. Es difícil de explicar, pero en este torneo reencontré la seguridad para jugar. Es algo que solo sientes cuando estás dentro de la cancha".

Algo personal
Kevin Anderson suma dos finales en el año, dos triunfos ante jugadores del Top 5 y hace dos meses alcanzó su mejor ranking histórico (18°). Todo, bajo la nueva tutela de su compatriota Neville Godwin, quien lo entrena desde febrero. Pero en Madrid se topó con otro desafío, menos deportivo que personal: doblegar a Tomas Berdych.

Hasta aquí, se habían cruzado en 10 ocasiones, con un pleno de victorias para el checo. Pero Anderson llegaba con ilusiones renovadas: "Es el primer partido que me toca enfrentarlo con Neville a mi lado. Así que tal vez él tenga las palabras mágicas para lograr la victoria".

Lo cierto es que no hubo caso: 6-1 y 6-4 fueron los números del triunfo para el europeo. Récord, ahora, de 11-0, y con una particularidad: todos los duelos se dieron en Grand Slams o Masters 1000.

"Ya son muchos los partidos que jugamos con Kevin y todos fueron a mi favor. Se simplifica construir desde allí. Creo que tenemos estilos parecidos, pero de alguna manera siempre puedo lograr algo extra contra él. Probablamente a esta altura ya sea también algo mental", enmarcó el checo.

Las historias de un retiro
"No estábamos listos para lo que le pasó a Dinara". La que marca el terreno es Rauza Islanova, madre y exentrenadora de Safina, ex-N°1 del mundo que en Madrid formalizó su adiós, luego de tres años de inactividad por un reiterado problema en la espalda. "Lo peor fue la incertidumbre, no saber qué tan seria podía ser la lesión. Con el tiempo, todo empezó a ser más claro. Pero es muy difícil dejar lo que uno ama", evocó Islanova en diálogo con el portal ruso Sport-Express.

"Con Marat fue distinto -contrastó-. Era algo que veníamos hablando con tiempo. Y él mismo estaba preparado mentalmente. Dinara no. Ella todavía tiene todo fresco en la memoria".

Extendiendo la comparación entre ambas carreras, desestimó que Dinara vaya a ser recordada más como "hermana de Marat" que como N°1, por el hecho de que nunca ganó un Grand Slam, y castigó: "No se puede complacer a todo el mundo. Cuando un deportista rinde bien, solo se dicen cosas buenas. Cuando empiezas a tropezar, eso cambia. Sé que a Dinara le dolían esas cosas. ¿Pero qué se le puede decir al que dice algo así? Levántate y toma su lugar". "Nuestra gente puede ser muy cruel -siguió, haciendo foco en el caso ruso-. Se olvidan muy rápido los triunfos que Dinara y Marat le dieron al país, incluso en Davis y Fed Cup. Es una lástima...".

Islanova, excoach también de Elena Dementieva y Anastasia Myskina, remarcó que jamás hubiera imaginado semejante éxito en la vida profesional de sus hijos. Y graficó: "Yo a Marat le pedí que jugara al tenis para que no fuera al ejército. Ese era mi miedo. Pero después el país y nuestras vidas cambiaron dramáticamente".

Ahora, con Dinara oficialmente alejada de la actividad, el circuito se ha vuelto algo anecdótico para Islanova: "Hoy veo los partidos con otro acercamiento. Obvio, sigo quieriendo que ganen los tenistas de mi país, pero sin esa excitación que me provocaba ver a mis hijos. En líneas generales, creo también que el juego se ha vuelto un tanto aburrido...". Y cerró: "Creo que a Dinara y a Marat la gente los extraña por su sencillez. Son nobles, de buen corazón, sensibles y siempre dispuestos a ayudar. No son tantos los que reúnen esas cualidades en el mundo del tenis".

El amor en tiempos del circuito
Un año después, la misma pregunta: ¿El amor ayuda en la carrera profesional? "Oh, mi Dios. Cómo puedo responder eso", resalta Maria Sharapova en conferencia de prensa, en Madrid 2014. "Usted tiene una relación con Grigor Dimitrov desde hace un año y medio. ¿Cómo es posible mantener...?". Corte de la rusa, con sonrisas: "Me alegro que alguien esté llevando la cuenta por mí".

La situación, sin dudas, cambió desde el año pasado. De las escondidas y negaciones, a este presente más relajado, inclusive con fotos en conjunto en sus cuentas de redes sociales. En 2013, la rusa eludió la respuesta. Ahora, cómplice, acudió a la consulta con buena predisposición, más allá del ida y vuelta con chistes previos.

"Soy de Bulgaria y estoy muy feliz porque creo que hacen una gran pareja", remarcó el periodista. "Muchas gracias. Creo que lo dijo el año pasado también", devolvió el cumplido Sharapova. "Pero no me respondiste", se jugó una última ficha el enviado. Y tuvo su premio a la insistencia: "Siempre es bueno ser feliz en todo lo que haces y también tener a alguien cuando volvés a casa. Es una sensación grandiosa. Se lo deseo a todos".

Siguiendo por el lado de las revistas del corazón, Fabio Fognini también habló en Madrid de su flamante relación con Flavia Pennetta: "No esperaba tanto ruido; y no me gustó. En mi vida privada siempre he estado tranquilo. Estamos bien, incluso en la cancha, donde me ha dado varios consejos".

La reciente pareja italiana, de todas maneras, alimentó los rumores durante varios días. Con visitas en los box de jugadores cuando el otro jugaba e incluso Fognini firmó sobre el polvo de ladrillo de Mar del Plata, por Copa Davis, y de Viña del Mar con las siglas "B y N", generando un cierto revuelo. "Son las iniciales de los apodos en español para llamarnos en privado. N soy yo; B es ella. No me preguntes más, porque lo quiero guardar para nosotros", destacó, meses después, Fogna.

El oráculo Murray (en proceso)
Roland Garros 2011. Una joven francesa, de 17 años, sorprende a Maria Sharapova en la pista central de Roland Garros y se lleva el primer set en el duelo de segunda ronda. Los elogios a quien venía de hacer semifinales en Australia a nivel junior se amontonan en las redes sociales. Y, subido a la ola virtual, de boca (o de manos) de Andy Murray sobresale un comentario peculiar: "Esa chica va a ser N°1 del mundo".

"Esa chica" es Caroline Garcia, hoy con 20 años, ya Top 40 y con un título WTA en sus registros (Bogotá 2014 -donde también ganó en dobles-, venciendo en la final a Jelena Jankovic). Esta semana, Garcia volvió a dar la nota en Madrid, con sus primeros cuartos de final en un torneo Premier Mandatory (triunfos sobre dos Top 15) y partiendo desde la clasificación.

Aprovechando al paralelo desarrollo de los eventos ATP y WTA, el avance de Garcia fue consulta obligada para Murray; y el escocés sacó pecho de aquella intuición pública: "Mucha gente se burló de mi comentario estos años. De pronto se están quedando todos callados porque Caroline está jugando a un gran nivel y va a seguir mejorando. Realmente me gusta su estilo. Y creo que físicamente se le nota hoy una gran diferencia respecto del año pasado. Además viene de ganar su primer torneo, así que solo le queda seguir creciendo".

En Miami, Garcia había recordado el episodio de 2011, haciendo hincapié en el efecto personal: "Fue una buena motivación, aunque desde ahí todos me hablaban de que iba a ser N°1 y yo era la 150 del mundo. Y no es fácil lidiar con eso a los 17 años. Hoy estoy más madura y no me importa qué diga la gente. Solo me preocupa qué piensan mi familia y mi equipo". Desarticulada, entonces, la presión externa, solo resta ver hasta dónde se cumple el oráculo...