Deporte es amar

FECHA
26/06
2013
por Federico Manfredo
Vestidor ItaliaGetty ImagesLa soledad del vestuario, los preparativos para un gran partido. Nostalgia por la Azzurra.

ROMA -- Siguiendo la Copa Confederaciones, estoy sufriendo de una extraña forma de tristeza y nostalgia. Me fue difícil entender qué es lo que me pasaba, hasta que me di cuenta de que el problema es que extraño a la Azzurra.

Seguirla desde cerca el verano pasado en la EURO2012, hablando con los jugadores y con Prandelli y estando en medio de las hinchadas en una competición tan importante y emocionante fue algo que me llenó el corazón; ahora tener que ver a Italia por TV me deja con un poco de amargura.

Es como cuando la persona que amas está lejos y puedes verla gracias a Internet y escucharla todos los días, pero las sigues extrañando porque no puedes estar ahí con ella. Es realmente la misma cosa, porque en definitiva el deporte es amor.

Es verdad. Es así. ¿Cómo se explicaría sino la emoción, la alegría y el entusiasmo que prueban los aficionados por jugadores y deportistas que nunca conocieron y nunca conocerán? ¿Cómo se explicaría la pasión por una remera, por el triunfo de un equipo del que nosotros, personalmente, no obtendremos nada? Ni dinero, ni copas, ni fama ni gloria. ¿Cómo se explica todo eso sino con el amor?

El sentimiento, después, es aún más fuerte cuando alguien al que queremos personalmente está involucrado o, aún más, cuando somos nosotros mismos a practicarlo.

A cualquier nivel se lo haga, todo deporte exige un gran esfuerzo y una serie de sacrificios notables (claramente, cuanto más se sube de categoría, casi siempre mayor es el sacrificio), especialmente por parte del atleta pero también de muchos seres queridos, en particular padres y madres quienes deben organizar, pagar, acompañar y ponerse a disposición para que alguien más pueda hacer lo que desea. Todas fatigas que sin amor sería imposible cumplir.

Levantarse temprano a la mañana no para irse al mar o para ir a comer algo rico en algún lugar maravilloso, sino para ir a sufrir, sudar, torcer las articulaciones y traumatizar los músculos. Si lo piensan bien los atletas son un poco locos, característica que desde la antigüedad los poetas asociaron al Amor, ese con la "A" mayúscula.

En estos días de nostalgia, entre un partido y otro de Italia que me recuerda ese amor vivido en primera persona, dejándome un sabor a la vez dulce y amargo entre los labios, estoy cumpliendo un viaje que me está enseñando aún más de lo que ya sabía del deporte: es realmente una gran verdad que nunca se deja de aprender.

Les cuento que estoy con Fabiola, mi hermosa primita de apenas 17 años de edad, en Pesaro, una ciudad del este italiano que se asoma tranquila al mar Adriático.

Estamos aquí por el concurso nacional de gimnasia artística de nivel amateur. Acá veo chiquitas de 8 años nomás colgarse en la paralelas y cumplir esfuerzos increíbles para voltear y lanzarse desde metro y medio de altura. Las veo volar más que saltar y caminar sobre sus pequeños brazos y pienso a todos los esfuerzos que sus entrenamientos imponen día tras día.

Veo a las chicas más grandes y pienso a todas las fiestas que se perdieron, todas las veces que tuvieron que hacer tarea de noche para preparar un examen de la escuela porque durante la tarde no tenían tiempo para estudiar, porque no quisieron renunciar a una única práctica.

Recuerdo cuando también las horas y los días de mi vida se veían marcados por los trabajos en la cancha, los partidos y las concentraciones. La mayor parte de las veces esos sacrificios no me pesaron, pero verlos en una persona que amo y descubrirme a sufrir por ella me enseña el valor de cada segundo, más de lo que aprendí viviéndolos yo mismo esos momentos.

Les aseguro que estar acá y ver la tensión, la desilusión y la alegría de las atletas más chiquitas me llena de emoción y me confirma que el deporte es superarse por algo más grande, es sacrificarse para poder mejorar. Es amar.

Lo más profundo es que casi todas estas chicas no están aquí con la esperanza de llegar a algún lado. No creen poder un día participar a un Juego Olímpico o algo por el estilo. Aquí no se gana nada, más allá de la satisfacción personal por haber alcanzado un objetivo por el que se trabajó uno, dos o quizás hasta diez años.

Las chicas que están acá, como la mayoría de los deportistas en todo el mundo, "torturan" su cuerpo y sus nervios porque aman lo que hacen. Porque viven por su deporte. Porque quieren a sus entrenadores. Porque adoran como se sienten cuando vuelan y saltan y se lanzan.

Y así me cuentan, ejercicio tras ejercicio, lo que significa el deporte para la humanidad y llevan mi consciencia a una profundidad que nunca había alcanzado antes de estos días.

Y así me cuentan que están acá porque saben amar y saben sacrificares por las cosas que quieren; y eso no tiene precio. Eso es lo que día a día logra hacer de este mundo un lugar mejor de lo que era el día anterior.

Copa Italia: La FinalGetty ImagesAl ganar la Copa Italia, la Lazio se aseguró también un lugar en la próxima Europa League
ROMA -- En Argentina la famosa hinchada de Boca Juniors, el equipo que llevo en el corazón, se llama "La 12": la idea es que los hinchas participan activamente al juego, con sus cantos y su aliento constante, tanto de ser el doceavo jugador del equipo. Algo absolutamente cierto, que dio resultados a lo largo de toda la historia xeneize.

El domingo 26, en el estadio Olímpico de esta capital, Lazio superó a Roma por 1 a 0 en la final de la Coppa Italia, empujado sobre todo por sus "tifosi", quienes supieron marcar diferencia como raramente ocurre en Italia.

Todo comenzó con la impresionante coreografía de la tribuna albiceleste, decididamente más apasionante y de mayor impacto respecto al bello pero ya visto juego de bengalas de los hinchas romanistas. Les aseguro que verlo en la cancha fue realmente hermoso, con toda la "barra brava" vestida para colorear la curva de celeste y blanco y una bandera inmensa, que representaba la alegórica entrega del estandarte de la antigua Roma (con el Águila romana) a los jugadores de Lazio.

La cuestión siguió a lo largo del partido, porque el lado lazial de la cancha vivió el partido con mayor pasión e intensidad, cantando y alentando, mientras los giallorossi se veían bastante inquietos y trabados por los nervios y una cierta dosis de miedo. Yo tenía a mis costados un cámara de Lazio y un asistente de Roma y viví desde muy cerca las dos actitudes muy diferentes, que se reflejaron perfectamente sobre el campo de juego.

En efecto, los albicelstes fueron mucho más emprendedores y activos respecto a los giallorossi, que por su parte estuvieron demasiado pasivos. Los dos tuvieron algo de miedo y se veía claramente que estaban más concentrados en no conceder, más que en crear; pero la diferencia fue evidente y estuvo en el hecho de que el equipo de Petkovic tenía una idea clara de juego, apuntándole a los laterales y a buscarlo a Klose por arriba, mientras que la Loba dependía de las iniciativas personales de Totti, a menudo obligado a buscar el balón sobre el círculo central.

De no ser por el partidazo de Bradley, el mejor de los giallorossi, Roma hubiera caído ya a lo largo del primer tiempo, pero gracias al excelente aporte del americano, en particular en fase defensiva, el primer tiempo se cerró sin goles y sin muchas emociones.

En el complemento los cuadros intentaron abrirse un poco y la intensidad subió, de manera que el encuentro se puso más emocionante y espectacular. La hinchada de Roma pareció despertar, pero nuevamente regresó a vivir el enfrentamiento con inquietud.

Al noveno todo podía mejorar para los giallorossi, por la lesión de Ledesma, entre los mejores del cuadro rival, pero Petkovic hizo una movida inteligente y acertada, poniéndolo a Mauri y pasando a un 4-2-3-1, mientras que Andreazzoli "durmió" y no supo sacarle provecho a la situación: en ese momento, con toda probabilidad poner un volante por un delantero (el candidato era Destro, quien tocó dos balones en una hora) hubiera sido la movida justa, para adueñarse de la media cancha e imponer su juego.

Así las dinámicas del encuentro no cambiaron y Lazio pudo salir a buscar el triunfo, que obtuvo también con algo de suerte, factor determinante en la mayoría de las finales, cuando Marchetti logró desviar con un reflejo milagroso al travesaño un centro pasado de Totti, en jugada de pelota parada.

Cuando el referí silbó el final del partido, fue impresionante la velocidad con la que se vaciaron los sectores giallorossi mientras que, claramente, los albicelestes se quedaron por casi una hora para festejar junto al equipo el triunfo del clásico más importante en la historia de la ciudad eterna, contentos por haberle negado la estrella de plata a Roma para levantar ellos mismos un trofeo que vale un acceso a la Europa League, mientras los tifosi de la Loba estarán obligados otra vez más a ver las competiciones continentales por TV.

Recordarán que en el blog de la previa les conté que la frase que más se usó por toda la semana anterior al clásico fue "Ganen o escapen". Bueno, los jugadores de Roma se tomaron muy en serio la frase, porque protagonizaron una verdadera y auténtica fuga, sin pararse a hablar ni a nuestros micrófonos ni a los de todos los otros medios de información. Alguien debería explicarle que hay que saber aceptar las derrotas, para poder aprender de ellas. Poner la cara era deber y un gesto necesario para todos los hinchas desilusionados.

Aficionados que, de manera vergonzosa, mostrando la peor cara del deporte y de la pasión, fueron en más de 300 a Trigoria para esperar y atacar el bus con los jugadores de su equipo, para expresar como animales su contrariedad por la derrota.

Lazio, claramente, no tuvo ese tipo de problemas, pero con toda sinceridad lograron sorprenderme igualmente, porque sus declaraciones fueron encomiables. Ledesma declaró que le "dedica el triunfo a todos los chicos hinchas de Lazio, quienes mañana (lunes) podrán ir al colegio y decir que su equipo ganó el derby".

Hernánes también le dedicó el triunfo a la hinchada y con una nota de verdadera emoción en sus palabras nos contó que fue "el día más feliz de su carrera, por haber retribuido y agradecido todo el cariño que él recibió con esta victoria".

En suma, Lazio conquistó este importante partido y un trofeo que le da un aspecto sumamente positivo a una temporada de calidad, en la que el cuadro, a pesar de la merma del 2013, salió inmerecidamente de Europa League, en cuartos de final, peleó las plazas altas de la tabla por mucho tiempo y supo eliminar al mejor equipo del Calcio, Juventus, en semifinales de la Copa Nacional, que vencieron absolutamente con mérito.

Al mismo tiempo, aplastó a su "odiado" rival conciudadano, que ya entró en crisis poniendo en discusión todo el trabajo hecho desde que llegó la nueva directiva (¡horrible la "pelea" entre Osvaldo y Andreazzoli!). Dudas fundadas, considerando que el equipo mermó sobre el plano de los resultados, así como desde el punto de vista mediático, sufriendo con esta derrota el que podría ser el golpe de gracia a su imagen a nivel nacional e internacional.

Una doble satisfacción que los tifosi del Águila no olvidarán por largo tiempo. Probablemente hasta que sus gargantas tendrán aliento para gritar goles y alentar a su equipo, que sea en la cancha o afuera, tomando por el pelo los compañeros del colegio, como sugería esa gran persona que es Cristian Ledesma.

Juventus APUn año muy bueno, y con buenas previsiones a futuro, para Juventus
ROMA -- Una de las características de los hinchas, de los de fútbol en particular, es la de ver las cosas en "blanco y negro", con un extremismo tal que no hay coloraciones posibles ni escalas de grises: algo es bueno o es malo. Punto.

Por fueron muchos los juventinos que este año clasificaron la salida de Juventus ante Bayern como un papelón inaceptable, como una verdadera tragedia que no logran ni entender ni aceptar.

Sin embargo Dennis, un querido amigo mio que es como un hermano para mi, quien es ingeniero informático y ama sólo dos cosas por arriba de la Vecchia Signora, su esposa y los números (y por la primera no garantizo...), me hizo un análisis muy frío y objetiva de la temporada juventina y realmente no puedo más que estar de acuerdo con su punto de vista.

En suma, él dijo que la temporada fue extraordinaria, porque se consolidó la fuerza del equipo, se ganó el título con cierto relax, se alcanzaron las semifinales de Copa Italia y los cuartos de la Champions, saliendo ante el actual finalista y favorito para el triunfo, y todo con un equipo bastante joven y que puede seguir dando mucho en los próximos años.

En otras palabras, para Dennis este año fue totalmente negro y blanco, o más bien bianconero, porque la Juve  perdón, su Juve  fue en absoluto el mejor equipo del Calcio: el que mostró el mejor juego, el que hizo más puntos, el que llegó más lejos en Europa. Un discurso inapelable. El Calcio este año fue innegablemente bianconero. Yo intenté ir más a fondo de la cuestión, porque de todas maneras las consideraciones de mi amigo tranquilizan a un hincha, pero no dan explicaciones del porque pasaron algunas cosas y de lo que se puede (y debe) hacer para mejorar en futuro.

Como primera cosa, lo que llegué a pensar razonando con otro gran amigo juventino, Andrea, fue que sin dudas la "paliza" que le dio Bayern Münich a Barcelona le da otra dimensión a la derrota de los bianconeri contra los alemanes: en efecto, hay que saber respetar a los adversarios y la verdad es que el conjunto de Heynckes llegó en un estado ideal, jugando un fútbol exquisito y el equipo tiene esa seguridad y convicción que se obtienen cuando se alcanza por tercera vez en cuatro años la final de Champions.

Tras el 7 a 0 (entre ida y vuelta) sufrido por Barça, todo ese drama según el cual Juventus no tiene el nivel necesario para competir en Europa me pareció simplemente ridículo. Los bianconeri pueden jugársela con los mejores de Europa y terminaron por salir más porque se enfrentaron a una "máquina asesina", que por límites propios.

Claro, la inexperiencia de los bianconeri en esos dos encuentros fue evidente, pero al mismo tiempo es comprensible, porque ese es un factor que pesa mucho en los equipos grandes, aplastados por grandes presiones. Paradójicamente pesa más en los grandes que en los chicos, que hace justamente de la inexperiencia su factor sorpresa, como el Borussia Dortmund, capaz de sufrir más ante otro "chico" como Málaga que ante el poderoso Real Madrid.

Sin embargo, a pesar de las innegables "justificaciones", el equipo debe mejorar en dos puntos: la gestión y el talento. Es cierto que el cuadro de Conte jugó el mejor fútbol del campeonato y mostró cosas excelentes también en Champions, pero los esquemas, la mayor parte de las veces, substituyen la falta de individualidades (com enseña el gran Maestro del periodismo italiano, Mario Sconcerti).

Así, cuando el juego de conjunto no es suficiente para superar a otro cuadro igualmente o aún mejor organizado, las jugadas personales, la fantasía de los campeones y las gambetas son lo que marca la diferencia. En toda honestad, eso es lo que le está faltando a este cuadro, que precisa jugadores capaces de resolver solos un partido importante.

El otro punto, el de la gestión, es quizás aún más importante. El tema es que la Vecchia Signora, en un cierto sentido, quiso exagerar: el Scudetto lo tenía ganado hace rato y, en realidad, nunca estuvo en discusión, cómplice también la ausencia de un serio rival. Así, Conte debía concentrarse un poco más en la Champions y dejar que jugadores como Pirlo, Vidal y Barzagli descansaran un poco más.

En cambio, el equipo siguió empujando a toda máquina por todo el año, mermando sólo cuando las piernas no tenían más, y así el equipo terminó con nueve puntos de ventaja respecto al escolta (a pesar de haber sumado sólo un punto en las últimas dos fechas) pero le faltó energías en el momento más importante, cuando en siete días jugó dos veces contra Bayern.

De todas maneras, todos cometen errores y probablemente el técnico bianconero sabrá aprender de los suyos. Si así será, ayudado por un mercado que no precisa ser "faraónico" pero sólo inteligente (alcanzarían dos jugadores claves, cubriendo gran parte de los gastos con algunos jugadores que en este momento "sobran"), Juventus será nuevamente candidato al Scudetto pero también candidato para la Champions.

No hay que olvidarse por culpa de un doble 2 a 0 que el plantel es de enorme nivel, que cuenta con una defensa solidísima, con un gran juego de equipo, una delantera eficaz y una línea de volantes envidiable, una de las mejores en todo el mundo.

Hablando de los medio campistas, aprovecho para darle mi encomio a Arturo Vidal, máximo goleador del equipo, quien fue votado por los hinchas como mejor jugador bianconero de la temporada y que, en mi opinión y en la de casi todas las personas que conozco, fue en absoluto el mejor jugador de esta temporada en el Calcio. Con una base como esta hace falta muy poco para pasar de ser grandes a ser leyendas. Pero ese poco hay que "adivinarlo" y además pagarlo bien caro.

Valijas llenas

FECHA
03/07
2012
por Federico Manfredo

Cesare PrandelliAP
KIEV (Enviado especial) -- En este momento, a las 7:30 hora local, estoy en el aeropuerto Borispol de Kiev y, si bien la Eurocopa terminó ya el primero de julio, mi último día oficial aquí es hoy.

El destino, que como todos ustedes saben a menudo es cruel y muy irónico, me regaló un desayuno junto a cuatro españoles. Yo, de manera algo cobarde, simulé no hablar ni una palabra de español, para evitar discursos y charlas indeseadas.

Césare Prandelli, en ocasión de la conferencia de prensa después de la final, nos confesó que, en el futuro, mirará sin dudas todo lo positivo que la Azzurra obtuvo en esta Euro 2012, pero que, por el momento, delante de los ojos tenía sólo la amargura por una final jugada mal y perdida aún peor.

Lo consideré un análisis inteligente y más profundo de lo que pueda parecer, especialmente porque en ese momento tenía aún las orejas llenas de las palabras de los "buitres italianos", ya listos para devorar el cadáver de la Nazionale (subrayando los méritos del técnico por llevar tan arriba a un equipo según ellos "mediocre" y "sin nivel"), al mismo tiempo en el que glorificaban a un equipo que hasta el día anterior habían tachado como aburrido y sin estado físico.

Regresando a las palabras del entrenador del seleccionado italiano, decidí no escribir nada ayer, para no verme demasiado condicionado por la desilusión de la pesada derrota. Una caída que me pareció realmente injusta, porque por cómo la Azzurra jugó en Polonia y Ucrania, a pesar de algún tropezón por inexperiencia (como el empate ante Croacia, tras un partido brillante), no merecía terminar así.

Ese partido me golpeó realmente y llamó a mi mente una de las desilusiones más grandes de mi vida como hincha, cuando con aún muy joven me quedaba despierto hasta la noche muy tarde para ver en directa todos los partidos de Pete Sampras, en los "U.S. Open" del 2000 y del 2001. En ambos casos, mi ídolo del tenis protagonizó dos torneos extraordinarios, siendo sin duda alguna el jugador más espectacular y más amado, pero terminó las dos veces derrotado de manera contundente en la final, primero ante Marat Safín y luego contra Lleyton Hewitt.

Recuerdo aún como me pareció injusto el deporte en aquellos años, la misma sensación que probé la otra noche en el Estadio Olímpico de Kiev, cuando vi salir derrotada a Italia nada menos que por 4 a 0, con un castigo demasiado severo.

Así, me di 24 horas más para escribir mi último blog ucraniano. Debo admitir que el consejo de Prandelli me fue muy útil, porque ya hoy empiezo a ver las cosas de manera un poco más positiva. Claro que aún me pesa la caída y la forma en la que llegó, claramente. Si aún recuerdo las derrotas de Sampras, difícilmente podré olvidarme de ésta.

Pero hoy es más fácil mirar hacia el lado positivo. No hablo sólo de la trayectoria de mi seleccionado (más bien, uno de mis dos seleccionados), sino también de lo que fue para mi éste viaje. En esos noventa minutos sentí sobre las espaldas, de golpe, todo el peso y la fatiga de estar un larguísimo mes lejos de casa, a menudo solo, viajando constantemente (algunos de esos viajes, como ya les conté, fueron muy duros) y con mucho trabajo por hacer. Pero ahora me es más fácil recordar que estuve muy agradecido con el cielo por haber podido "acompañar" a Italia hasta la final, justo en la que fue mi primera cobertura de una Euro para ESPNdeportes.com.

Ya fue un honor y una suerte poder participar, imagínense lo que significó para mi ver a la Azzurra superar turno tras turno y llegar hasta el fondo. No que no le tuviera fe al equipo: al revés, los que me siguieron desde el comienzo saben que yo siempre creí en este cuadro y que aún lo considero un gran conjunto. Pero en el fútbol alcanza una mala noche para quedarse afuera y nunca es fácil alcanzar la final. Así, fue sin dudas una gran suerte verla a Italia en Kiev el primero de julio.

Más allá del aspecto exquisitamente futbolístico de la cuestión, apagado un poquito el fuego de la desilusión, hoy miro con grande orgullo y con gratitud mis maletas, llenas de recuerdos de un viaje maravilloso. Tanto las maletas verdaderas, físicas, como esas maletas "invisibles" que uno siempre lleva consigo mismo por todos lados, cargándolas cada vez más de recuerdos, experiencias y emociones de todo tipo.

Profesional y humanamente esta experiencia me permitió crecer enormemente, como cada viaje y cada aventura hechas con pasión y amor. Las personas que conocí, los lugares que vi, las situaciones que viví harán siempre parte de mi y afortunadamente me llevo muy pocos recuerdos feos, a frente de una gran cantidad de emociones fantásticas.

Cada bufanda, cada remera, todas las fotos y todas las otras cositas que llenan mis valijas llevan consigo un recuerdo, un perfume, una canción, una sonrisa o una alegría. Una lleva también un par de lágrimas (la bufanda de la final España-Italia), pero son lágrimas agridulces: tristeza por perder y alegría por estar.

Y realmente no puedo que agradecerles enormemente a todos ustedes. Ettore Petrolini, un grande dramaturgo italiano, decía que un actor no es nada sin su público, porque él vive únicamente de la emoción que le regala compartir, contar historias y, alguna vez, del aplauso que le regala su platea. Bueno, para un escritor las cosas no son muy diferentes, especialmente en el caso de un blog.

Sin ustedes del otro lado de la pantalla que (espero) se emocionaron, rieron y quizás hasta se enojaron por lo que les contaba, mis historias no hubiesen tenido sentido. Además, desde el primer día sentí la compañía de todos ustedes y de esa manera nunca me sentí sólo. Así que gracias por estar. Espero realmente poder "viajar" con todos ustedes nuevamente. Veremos lo que me prepara el destino y lo que yo podré hacer, para forzarle un poco la mano y llevar el camino de mi vida hacia adonde me gustaría ir.

Hasta pronto entonces. Desde Kiev, los saludo con afecto. Acá y ahora se termina definitivamente mi Eurocopa. O más bien, ¡nuestra Eurocopa!

"Vox populi"

FECHA
30/06
2012
por Federico Manfredo

Italia
EFEItalia desplagó el juego más lindo en la Euro
KIEV (Enviado especial) -- Encontrar un favorito en una final a menudo puede ser muy complicado y, sin dudas, este es uno de esos casos. El hecho es que, citando las palabras que Buffón nos dijo el 9 de junio pasado, en la previa del primer desafío azzurro de esta EURO 2012: "Los más fuertes suelen ganar los torneos, pero a veces ganan los mejores".

Ese "mejores" se refiere al conjunto que, en ese específico partido o en ese mes de fútbol, como en el caso de una Eurocopa, encuentra algo en las motivaciones, en el juego y en la suerte, que le permite ponerse al nivel del equipo supuestamente más fuerte y hasta superarlo.

Tenemos en los ojos todavía las imágenes de un enloquecido Drogba levantando la Champions League, en una temporada en la que su equipo, probablemente por primera vez en años, no se encontraba en el elenco de los más poderosos, pero supo ser sin dudas el cuadro mejor, por lo menos cuanto alcanzaba para coronarse campeón.

En ese contexto, desde el punto de vista técnico y táctico, no caben dudas de que España es el más fuerte seleccionado en absoluto, tanto en Europa como con toda probabilidad en el mundo. El hecho de jugar otra final más, siendo campeón defensor del globo y del continente, deja bien claro ese concepto sin dejar espacio a la más pequeña duda.

Hoy por hoy el conjunto ibérico de Del Bosque es el más sólido y eficaz y, gracias a su costumbre a los triunfos (con la herencia que se traen los jugadores también desde sus propios equipos de club), es uno de los pocos seleccionados, sino el único, que puede ganar un partido sólo con el peso de la camiseta.

Sin embargo, hasta ahora en esta Eurocopa no estuvo muy brillante y, como es natural que sea, la Roja se enfrentará en final justamente al equipo que hasta ahora mostró el fútbol más bello y que hasta ahora fue, en definitiva, el mejor: Italia.

Podría discutir por horas y analizar decenas de detalles, para sostener la teoría que la Nazionale mostró el mejor juego en Polonia y Ucrania y que es el conjunto que más mereció llegar tan lejos, desde ese punto de vista. Pero alcanza con contarles que el favoritismo de la Azzurra no es retórica periodística, sino que es la "vox populi" (la voz del pueblo).

En Donetsk, por primera vez en mi vida, vi una hinchada neutral silbar a un equipo porque lo aburría con su actitud amarrete. Eso le ocurrió dos veces a España, la primera ante Francia, con silbidos tímidos pero presentes, y la segunda ante Portugal: en esa ocasión, los hinchas se cansaron de silbarle en contra a los rojos, tanto que los aficionados españoles estuvieron menos calientes de lo acostumbrados, casi atemorizados por la actitud de todo el resto de la hinchada.

Lo curioso, es que las mismas personas que festejaron el triunfo de Casillas y compañeros tras la tanda de penales fueron las que se lamentaron a lo largo de los 120 minutos: eso quiere decir que la protestas no iban en contra de España que, en cambio, tiene una gran multitud de admiradores en todo el mundo, sino que de su juego, de su actitud y de esa posesión aburrida que sirve para defenderse y no para atacar (ahora la gente empieza a entenderlo).

Contrariamente, en Kiev pude asistir a un público apasionado por la Azzurra y, a pesar de que el 90% de las tribunas estaba compuesto por hinchada neutral, casi todos ucranianos, a menudo los muchachos de Prandelli se vieron alentados por gritos ensordecedores de "¡Italia Italia Italia!". La cosa, admito, me conmovió y me puso una grande alegría.

Lo que realmente no me esperaba era asistir a la misma escena en Varsovia, en la semifinal ante Alemania. Polonia es un país limítrofe al germánico y así hubo muchísimos hinchas "crucos" en el National Stadium. Al mismo tiempo, no hay que olvidarse que entre las líneas de Löw había dos polacos: Klose y Podolski.

Sin embargo, la hinchada participó vivamente y con pasión al triunfo de la Azzurra, alentando, cantando y quedándose un buen rato tras el final del match para seguir aplaudiendo y festejando. Algo que nos dice claramente el mayor logro de Prandelli y sus muchachos: el de haber sabido enamorar a la gente.

La "voz del pueblo" se oye fuerte y clara y dice a todo pulmón que su favorito para levantar el título es Italia. Lo dicen los coros en las canchas pero me lo dice también la gente por la calle y por todos lados. Todos desean la victoria azzurra.

Yo recién llego a Kiev tras un viaje de "apenas" 25 horas de tren (sí: ¡eso era sarcasmo!). Ese vagón, obviamente, fue un poco de todo para mí: un medio de transporte, una casa, una oficina y un bar de charlas. En efecto, en los paseos internos, en las pausas café y en las colas para el baño fue un constante hablar con personas de todo tipo y nación. Muchos polacos y polacas, hombres y mujeres de Ucrania y de Rusia, algunos sudamericanos y hasta un par de orientales (uno era japonés, pero el otro no me acuerdo).

Con todos pude canjear algunos minutos de conversación, por lo más en inglés, y todos ellos decían lo mismo: "¡Forza Italia!" Una expresión que aquí ya es de casa y que todos aprendieron. Una expresión que declara la previsión y sobre todo la voluntad del pueblo, es decir que la Azzurra sea campeona.

En una final puede pasar de todo y, como ya repetimos mil veces, el más fuerte puede perder contra el mejor o viceversa. Pero lo que conquistó Italia es ya un triunfo, de por sí mismo, porque prácticamente jugará "de local en tierra extranjera". Esa será su arma especial aquí en Kiev, es decir el amor de la gente.

Y ojo, porque el amor, se sabe, mueve montañas. Imagínense si no puede mover la aguja de la balanza en una final, de lo que en fin de cuentas es sólo un juego, llamado fútbol.

Pesadillas

FECHA
28/06
2012
por Federico Manfredo
España festejosGetty

PRAGA -- Les contaba en el blog pasado las dificultades logísticas de esta Euro, pero entre los ejemplos que narré no les conté de los aviones. Encontrar vuelos entre Polonia y Ucrania (pero también entre las varias ciudades del país del Este) estuvo complicadísimo, tanto por las disponibilidades aéreas como por los precios.

Al final, para alcanzar un justo equilibrio entre gastos y necesidades de calendario, me vi obligado a moverme en horarios terribles, quedando a menudo clavado por horas en aeropuertos. Estuve, por ejemplo, casi siete horas en Moscú simplemente para poder ir desde Donetsk a Kiev entre el cuarto de final número tres y el número cuatro. En este momento, para ir a Varsovia a ver la segunda semifinal, estoy en Praga, con una espera total de cinco horas y media.

Nada de grave, en fin de cuentas, considerando que supe darle gran utilidad a todo ese tiempo (¡que es vida, no money como dicen los ingleses!), aprovechándolo por ejemplo para leer o para escribir, como estoy haciendo justamente en este momento.

Lo malo fue que así terminé por perder mucho sueño. Hoy, en particular, es un día terrible desde ese punto de vista, debido a algunas tremendas pesadillas que no me dejaron dormir tranquilo en el primero de los dos vuelos que me llevarán a la capital polaca. No lo van a creer, pero el tema de mis pesadillas fue España.

Ninguno de ustedes puede saber que en el 2008 yo bancaba terriblemente a la Roja. No pueden saberlo simplemente porque aún no escribía aquí, para ESPNdeportes.com. En aquel entonces me la llevé a mi novia a Viena para ver la semifinal entre el seleccionado de Aragonés e Italia. A ella, claramente, no le importaba mucho del partido, pero estuvo muy contenta de viajar conmigo en esa maravillosa ciudad y, de paso, acompañarme en la que ella sabe que es mi mayor pasión.

Bueno, el tema es que para mi fue un grande honor que Italia le hiciera partido a esa España, que más allá de todas las furiosas críticas de la prensa española (que ya parece haberse olvidado de cómo le remaba en contra a su selección en esa Eurocopa), yo consideraba un equipazo y gran candidato para el triunfo.

Me dio mucho gusto que Casillas y compañeros hayan ganado ese trofeo. Me encanta el país ibérico y su gente, tan cercanos a los italianos en muchísimas cosas, y por eso compartí en pleno su alegría, que en parte fue también la mía.

Con la llegada de Del Bosque pensé que el equipo no podía que mejorar. Además, justo después de ese triunfo continental "nació" el gran Barcelona de Guardiola, lo que le dio aún más recursos a la Roja. En suma, dos presupuestos que prometían realmente grandes cosas para construir un conjunto legendario.

Sin dudas España, con sus tres finales consecutivas, entró con mérito en la historia de este deporte. Pero contrariamente a cuanto me esperaba, lo hizo con una filosofía que le da mayor importancia al resultado que al juego. La realidad es que si este equipo no hubiese ganado el mundial (por ejemplo si Paraguay no hubiese fallado ese penal sobre la hora), todo el Mundo hubiese admitido la grande desilusión española.

En cambio, los resultados justifican y hasta esconden la verdadera naturaleza del conjunto de Del Bosque, que está negativamente invirtiendo los principios fundamentales del fútbol y, en efecto, hace de la posesión del balón la mejor manera para no sufrir y no la mejor para atacar y dar espectáculo.

Alcanza con fijarse que España ganó en Sudáfrica con un récord negativo, el de un triunfo Mundial con la menor cantidad de goles anotados, apenas 8 en 7 partidos, por encima perdiendo en el debut. Todo eso manteniendo a cada partido un increíble porcentaje de posesión del balón.

En esta Eurocopa la situación no es tan diferente. El 4-0 disfraza un poco los números de este equipo, pero la realidad es que España es terriblemente estéril, pero no porque falla sus ocasiones sino porque no las crea. Su filosofía es cansar a los rivales con una infinita posesión que no sirve para producir, sino que es útil sólo para que el rival no tenga el balón y así no pueda producir tampoco él.

En ese contexto, con sus grandes campeones, antes o después algo sale. Pero todo se apoya en el concepto de que el equipo no va a sufrir gol y, antes o después, uno lo va a anotar. Los hechos están a la luz del sol y es imposible negarlos. La prueba más evidente de esto es que España se ve formada por la misma base de Barcelona, pero los blaugrana tienen una verticalidad impresionante, anotan muchísimos goles y juegan siempre al ataque, con muchas variedades, mandando los volantes al área y con un constante aporte de los marcadores de punta.

La selección, en cambio, no tiene nada que ver con ese equipo y tanta diferencia no es justificable con la sola ausencia de Messi, un fenómeno en lo suyo y un jugador capaz de decidir muchos partidos, pero incapaz de determinar la entera filosofía de un equipo (véase lo que le pasa a la selección argentina).

Bueno, con todo esto quería decirles que las pesadillas, en mi opinión, me llegaron por culpa del mal partido que vi en Donetsk y, tal vez, por la desilusión de que este equipo pase a la historia haciendo mucho menos de lo que podría. Una lástima y un terrible desperdicio.

No les voy a mentir: ojalá Italia o Argentina protagonizaran un ciclo como el de la Roja, jugando hasta peor si fuera necesario. Más allá de que podría más, yo siempre pensé que al final los triunfos justifican cada tipo de táctica y filosofía futbolera. Pero lo que no me banco es que se mienta, con profunda hipocresia, y que se diga que este equipo juega maravillosamente.

La España de Del Bosque no juega mejor de los seleccionados italianos que en la historia fueron tachados de practicar puro "catenaccio". El hecho que mantengan el balón no quiere decir que jueguen bien y que den espectáculo. Al revés, muchos creen (y yo entre ellos) que sea mucho más espectacular un partido duro, en el que un equipo se defiende en puro estilo "rugby", que uno en el que un equipo mantiene el balón por 70 minutos para pegarle apenas un par de vece al arco.

"A César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios". A esta España le reconozco una increíble fuerza mental y una solidez increíbles. Pero si el equipo sigue así, voy a seguir pensando y escribiendo que el cuadro no juega un buen fútbol. Y si sigue llegando a finales con este fútbol, no tengo dudas de que voy a seguir teniendo pesadillas.

Euro 2012APLos fanáticos le aportan mucho color a la Eurocopa

DONETSK -- Con el pasado blog les conté el aspecto positivo del humor de esta Eurocopa. Claramente, el mérito es totalmente de la genialidad y de la pasión de los hinchas, que vivieron y viven esta competición como un carnaval.

Sin embargo, lamentablemente la fiesta ya prácticamente se acabó. Culpa del destino, puesto que se quedaron afuera los seleccionados con mayores seguidores: los dos anfitriones, Irlanda y Suecia. Pero sobre todo el demérito es de la organización, puesto que así como pasó para el Mundial 2010, la localidad determinó una complicación enorme para los hinchas. Especialmente por el lado de Ucrania.

Hay que considerar que el país de la ex Unión Soviética no hace parte del mercado común europeo, por lo que para entrar hay que pasar por el control de pasaportes y relativos, larguísimos controles y, además, para todos los que no tienen pasaporte europeo hace falta una visa específica para entrar aquí, además de la que hace falta para ingresar en el continente europeo.

Además, en esta nación no llegan los vuelos low-cost y la organización de aviones y trenes fue realmente insuficiente para un evento de semejante magnitud. Si a todo eso le agregamos los terribles precios de los hoteles (sobre todo aquí en Donetsk subieron a las estrellas, debido a la escasa cantidad), los transportes públicos ciudadanos (funcionan bien sólo en Kiev) y las enormes dificultades debidas a un idioma tan diferente a los occidentales, queda claro que llegar hasta aquí fue realmente complicado.

Todo eso se vio equilibrado por la pasión de los aficionados cuanto menos en la fase de grupos. Una fase en la que las localidades de los partidos y las fechas ya estaban decididas desde diciembre, por lo que todos pudieron ir prenotando y organizando sus viajes con largo anticipo.

Para la fase final, en cambio, en la cual un equipo podía no llegar o podía jugar en Polonia o en Ucrania, sin posibilidad de calcular nada de nada, todo se volvió casi imposible y, de esa manera, los hinchas se vieron prácticamente obligados a renunciar.

Claramente, las canchas están llenas de todas maneras. Pero el otro día, por ejemplo, en España-Francia, un 85% del público era neutral. Como decíamos algún día atrás, es muy lindo que todos participen, más allá de sus nacionalidades, y que sudamericanos u orientales puedan venir a hinchar por sus propios ídolos europeos. Sin embargo, ese aspecto debería ser un condimento a las grandes hinchadas y no la portada principal, en una cancha en la que se encuentran grandes dificultades para identificar a los hinchas de las selecciones que se enfrentan sobre el césped.

Yo pienso que no sea fácil elegir las sedes de eventos como éste y, al mismo tiempo, me doy cuenta de que todos los países tienen el derecho de organizarlo por lo menos una vez. Sin embargo, creo que la organización de una Euro debería significar una motivación para mejorarse y tener así más chances de ser seleccionados como anfitriones. En cambio, a menudo los países presentan proyectos desde una actualidad absolutamente insuficiente, con la promesa de llegar preparados a tiempo.

Eso ya no lo entiendo y, si me permiten, no lo admito. Hay tantos países que quisieran organizar una Eurocopa y que están a la altura de esa responsabilidad; no creo que sea justo entregarle semejante honor a un país que no trabajó previamente para ese objetivo.

Además, considero equivocado el hecho de haber hecho el Euro 2012 en dos países como Polonia y Ucrania. En el 2000 los organizadores fueron Holanda y Bélgica y en el 2008 Suiza y Austria: los cuatro son países muy chicos y se justificó así el hecho de compartirse el evento, porque para ellos tenía realmente sentido.

Ucrania, en cambio, por sí solo es uno de los países más grandes del Viejo Continente, con 600 mil y pico kilómetros cuadrados. Así, junto a Polonia las dimensiones llegan a más o menos 915 mil. Una barbaridad, que determina enormes distancias para cubrir, todo eso con la complicación de fronteras no libres y de una "inter-comunicación" entre los dos países absolutamente inadecuada. Para no hablar de las rutas, obsoletas, en condiciones lamentables y absolutamente peligrosas.

Por hacerles un ejemplo, cuando alquilé un auto en Cracovia para ir a Poznan, el día del partido de Italia contra Croacia, tuve que firmar no se cuantos documentos en los que aseguraba que no pasaría la frontera para ir en Ucrania. Otro ejemplo es el viaje que haré para ir a la final, desde Varsovia a Kiev: 25 oras de tren pasando por Cracovia. ¡Una locura!

Los que organizan todo esto deberían acordarse más de que se trata de un evento para los aficionados y que, por esa razón, es justo organizarlo de manera que la gente pueda llegar con facilidad y pueda encontrarse cómoda, para vivirse la experiencia a pleno.

Por suerte, la pasión no se puede parar y, de todas maneras, vivimos una primera fase con muchos hinchas y realmente divertida. Ahora les tengo fe a los alemanes, para la semifinal en Varsovia, puesto que Polonia para ellos queda muy cerquita. Si bien eso transformará a Alemania prácticamente en el equipo local contra Italia, por lo menos deberíamos gozar de un ambiente "lleno de onda".

Pero para el partido que veré aquí estoy seguro de que encontraré muy pocos españoles y portugueses. Lo que es una lástima, especialmente porque la hinchada verde y roja está realmente "copada". Por los españoles, lamento decirles que no me va a doler mucho: es que realmente encontré muy ofensivo e irrespetuoso eso de silbar los himnos nacionales de todos sus rivales. Pero de todas maneras, a pesar de mis impresiones personales, claramente no considero justo que no puedan seguir a su selección.

Humor

FECHA
25/06
2012
por Federico Manfredo

CRACOVIA -- Uno de los aspectos más divertidos del fútbol es el humor de las tribunas. Entre coros, pancartas, bailes y chistes, salen cosas que se vuelven absolutamente inolvidables y, con mérito, entran en la historia de una competición.

Por ahora, los episodios que más me causaron gracia fueron tres. Primero, en el partido de Italia vs. Croacia, apareció un italiano con un cartel bastante grande con el cual le decía a su mujer de no preocuparse, asegurándole de que en Poznan todas las chicas son feas. Mucho humor realmente, pero sobre todo enorme fantasía, porque la realidad no podría ser más diferente, como pude confirmar personalmente.

Evidentemente, un pancarta como ese es contraproducente y no hace que acusarlo a uno mismo: por eso no tengo duda que la idea era la de tomar por el pelo, con simpatía claro está, a una novia demasiado celosa, como hay muchas en Italia pero también en el resto del mundo. Personalmente, me encantó esa ironía, que en un sentido contó también entre líneas otro de los maravillosos aspectos de esta Eurocopa, es decir la "fauna" local.

Pero los que realmente se pasaron fueron los irlandeses y los griegos. Los primeros, en el partido contra Italia (ya estaban eliminados), tranquilizaron al Primer Ministro alemán Angela Merkel diciéndole que "ya mañana regresaremos al trabajo". Una respuesta fuerte, porque llega directamente desde el pueblo, a las críticas recibidas por la crisis de producción que se vive en la Isla Esmeralda por parte de toda la comunidad europea.

Los griegos, por su parte, estuvieron aún mejor: jugando contra los alemanes en el cuarto de final en Gdansk tuvieron la oportunidad de hablarles directamente y, cuando el partido se puso 4 a 1 para los teutones y ya de fútbol no había nada más que decir, se consolaron con el humor y empezaron a cantarles a sus rivales "We'll never pay you back" (nunca le devolveremos la plata), refiriéndose al préstamo que Grecia recibirá por parte de Europa para evitar la quiebra nacional.

A pesar de la terrible situación que ese coro nos indica, no pudimos más que reírnos por la fantasía y el sentido auto-irónico de los griegos, quienes de esa manera se sacaron una pequeña revancha y compensaron con simpatía la desilusión por la derrota sobre el césped.

Ojo, en Europa las cosas están muy duras y bromear sobre ciertos temas podría parecer poco serio. Pero yo creo en las palabras de Oscar Wilde, uno de mis autores favoritos en absoluto, quien decía que "la imaginación compensa a los hombres por lo que no pueden ser; el humor los consuela por lo que son."

Así, ¿como criticarlos a los hinchas balcánicos o a los gaélicos? Simplemente los dos pueblos desdramatizaron una situación muy dura con fantasía y humor, cumpliendo también una labor social importante porque, de una manera o de otra, dieron voz a dos enteros pueblos que poca culpa tienen de los yerros de sus gobiernos, actuales o pasados.

Éstas situaciones, se sabe, a menudo son más grandes que la gente, que simplemente no puede hacer nada más que aceptar los sacrificios que cumple todos los días. Con humor, se "consolaron por lo que son", en el sentido del momento por el que pasan.

Ya que estamos, me gustaría subrayar la importancia que se les dio a los aficionados en esta Eurocopa, con las cámaras que a cada rato buscaban y mostraban en las pantallas gigantes a los hinchas más curiosos o a las fans más bonitas.

Me pareció una excelente iniciativa, que sirve también para recordarnos que sin ellos, los hinchas, no habría ni Eurocopa, ni selecciones, ni fútbol ni nada de todo esto. En definitiva, todo este tema es simplemente un espectáculo y, en cuanto tal, tiene sentido sólo si hay espectadores.

Así que, mis felicitaciones van a todos los hinchas, que a pesar del trabajo, de la crisis, de la lejanía y de las muchas dificultades, no faltaron tampoco esta vez y aquí estuvieron, si bien con números bastante limitados, para alentar a sus selecciones y divertirnos con su simpatía.

Al mismo tiempo, me pareció muy raro que se le diera toda esa atención a la gente cuando, en realidad, organizando aquí la Eurocopa se crearon muchas dificultades difíciles de superar.

Cada uno tiene derecho de candidatearse para organizar un evento como este, pero con la crisis actual, puesto que la sede de la EURO2012 estaba decidida hace rato, por lo menos deberían haber "ayudado" más a la gente, controlando los precios, organizando viajes "low cost" y poniendo a disposición servicios y medios para que los hinchas pudieran llegar numerosos. Ahora ya es tarde para remediar, pero esperemos que la UEFA (y también la FIFA) sepan sacar provecho de esta lección.

Czestochowa

FECHA
22/06
2012
por Federico Manfredo

CRACOVIA -- Entre el 20 y el 21 aproveché del primer día sin partidos desde que empezó la Eurocopa para hacer un poco de turismo y, así, me fui a visitar un lugar muy especial.

La zona de Cracovia es rica de atracciones turísticas, pero a unos cien y pico kilómetros hacia el noroeste se encuentra una ciudad que realmente no puede no visitarse pasando por este país. Se trata de Czstochowa.

Ya sé que ese nombre está muy complicado para leer: ¡es que el polaco es tan difícil! De todas maneras, en español la pronuncia justa debería ser Chenstojova.

Lo especial de ese lugar es el santuario que hospeda a la Virgen Negra: un cuadro pintado en madera que, narra la leyenda, fue hecho por el mismo San Lucas en persona. Siempre el mito nos cuenta que esta obra de arte dio vueltas por Jerusalén, Constantinopla y Rusia hasta llegar ahí, en Polonia, en el 1380, traída por un príncipe.

Dicen que el ícono es milagroso y, en mi opinión, algo de especial lo tiene sin dudas, tanto que lo nada menos que Juan Pablo II fue uno de sus más grandes devotos. Por esa razón la faja por la que pasaron las balas que hirieron al Papa, en el atentado del 13 de mayo 1981, está guardada a lado de la Virgen Negra, aún manchada de su sangre.

Todos los años millones de peregrinos, especialmente polacos pero no sólo, visitan ese importantísimo sitio de culto y algunos de ellos cumplen marchas de semanas en signo de fe y devoción.

Yo, visitando ese lugar, me emocioné de verdad. Sentí muchísimo toda la fe, la energía positiva y la alegría que habitan en ese lugar, que por encima lo encontré lleno de niñas y niños que festejaban ahí su primera comunión (es tradición festejar ahí ese evento, aunque la ceremonia se haya hecho en algún otro lado).

Pero no fue sólo el aspecto puramente religioso lo que me impresionó. Lo que tocó las cuerdas más profundas de mi alma fue lo que nos hizo entender nuestra maravillosa guía, hermana Francisca (quien vivió 6 años en Merlo, Provincia de Buenos Aires): es decir que Czstochowa para los polacos no es sólo un lugar de culto, sino que es la casa de todos ellos.

Pasaron tantas cosas ahí que fueron y son fundamentales para el pueblo polaco y, realmente, ese lugar es un hogar para ellos. Todos en Polonia se sienten atados a esa "Madonna", de una manera o de otra. Imagínense que en los tiempos pasados la Virgen Negra fue nombrada nada menos que reina de Polonia y madre de todo el pueblo, debido a su profundo impacto en la gente y a sus milagros.

Podría contarles mil detalles, tanto de sensaciones propias cuanto de historia verdadera. Además, ese sitio tiene un también un alto valor artístico, con un basílica en una de las mejores representaciones (en mi opinión) del estilo barroco.

Pero pueden encontrar tales datos en los libros o en internet o, mejor aún, viajando y conociendo el lugar en persona. Las sensaciones mías no se las puedo contar, por lo menos no todas. ¡Sin dudas los aburriría!

Pero si les puedo decir que a mi y a mis compañeros de viaje, un grupo de portugueses de 70 años, nos produjo la misma sensación de felicidad, participación, comunidad, unión, respeto y humildad.

Quería escribir antes el blog de esta visita, pero no sabía bien qué contarles exactamente. Sin embargo ayer, estando en las tribunas del National Stadium para ver el primer cuarto de final de esta EURO2012, aún con aquella dulce sensación en el corazón que me había dejado esa visita, me di cuenta de que muchísimos hinchas de Portugal en la cancha no eran portugueses.

Me concentré en particular en un grupo de orientales con las caras pintadas con los colores rojo y verde, algunos con vistosos "CR7" en sus mejillas. Y realmente en ese momento me di cuenta de que las sensaciones que viví en Czstochowa son las mismas que buscan muchísimas personas en eventos como este. Muchos viajaron hasta aquí para sentirse parte de algo, para participar y compartir emociones, en el respeto y en la humildad de festejar por los logros de alguna otra persona, que de manera paradójica logran (y logramos) sentir nuestros.

Me di cuenta también del importantísimo valor económico, mediático y cultural que puede llegar a adquirir un simple juego, como es el fútbol. De no ser por la Eurocopa, quizás nunca hubiese visitado Polonia y así nunca habría visto a la Virgen Negra, ni conocido a la deliciosa hermana Francisca (que haya vivido en Buenos Aires justo en los años en los que yo nací ahí me pareció más una señal, que una coincidencia).

Es eso lo que quería decirles contándoles de Czstochowa (a parte del gusto de indicarles un lugar que realmente todos deberíamos visitar). Quería decirles que todo esto podría parecer sólo un montón de tiempo y de dinero perdido, nomás para jugar 31 partidos de fútbol. Pero un EURO, como un Mundial o los juegos Olímpicos, pueden ser mucho más que eso. Por lo menos para mi, pero creo también para casi todos acá, así fue: todo esto es mucho más que fútbol.

Optimismo

FECHA
19/06
2012
por Federico Manfredo
Italia EFE

CRACOVIA -- Me parece justo contarles que, mientras escribo estas líneas, estoy devorando ávidamente la hamburguesa más rica que haya comido en mi vida.

Encontré este lugar en Cracovia, el Moaburger, justo detrás de la plaza del mercado central, en donde hacen hamburguesas simplemente deliciosas. Siempre una buena comida me pone de buen humor, pero esta vez no hacía falta, porque ya Italia se ocupó de levantarme de ánimo: gracias a la Azzurra estoy muy contento.

Las premisas no eran muy buenas: la "sombra del biscocho", la posibilidad de que Italia se dejara traicionar por los nervios y no superara a Irlanda y la perspectiva de un viaje realmente largo y duro (toda la noche, en un incómodo asiento de un tren, para regresar a tiempo para la conferencia de prensa de hoy) me tenían inquieto, con el temor de que el encuentro en Poznan fuese el último desafío italiano en esta Euro.

Pero España cumplió con su parte (y hasta si se quedaba con 0-0, Italia hubiese clasificado primera) y Buffón y compañía, gracias a su 2-0 contra el conjunto de Trapattoni, pasaron a cuartos de final.

Esta vez estar en la cancha no tuvo sólo el aspecto positivo de poder entender mejor el partido, sino que tuvo también estuvo presente la consecuencia negativa de ponerme aún más nervioso. Especialmente porque en Stadion Miejski no hay ningún tipo de separación entre la tribuna de prensa y las tribunas normales, por lo que me tocó ver el match con dos mil irlandeses arriba de la cabeza. Buenísimo, porque son hinchas extraordinarios, pero al mismo tiempo, como yo le voy a Italia, tenerlos ahí a mis adversarios me puso muy nervioso.

Para aumentar mi ansiedad contribuyeron dos detalles de pésimo gusto por parte de la UEFA: primero, durante la tarde, probando las pantallas gigantes, pasaron una imagen del resultado del partido entre Croacia y España, marcando un 2-2 final. Segundo, porque en el entretiempo en Poznan pasaron temas de la famosa banda U2, que yo adoro pero que no quería escuchar cuando la Azzurra se juegaba el pase del turno justo contra Irlanda.

A todo eso también hubo que sumarle el mal comienzo del equipo de Prandelli, que en la primera media hora estuvo muy asustado y confundido y jugó de manera horrible.

Pero Italia, con el pasar de los minutos, empezó a poner garra y corazón y a pesar de que el match estaba más complicado de lo que yo me había imaginado, la actitud positiva y de lucha de los italianos me inspiró confianza.

Como les decía la otra vez, más que lindo juego yo quiero ver actitud ganadora y de sacrificio en mi selección. Esta vez vi todo eso.

El triunfo y el pase del turno aumentaron obviamente esa buena sensación; así, el largo viaje en tren no me pesó demasiado. La poca dosis de "estrés" que había acumulado por las dificultades del regreso a Cracovia, terminaron todas por disolverse como la nieve al sol cuando lo escuché a Prandelli en conferencia de prensa.

A parte las nada menos que 12 preguntas que le hicieron sobre Balotelli (si, fueron 12 en una hora. ¡Increíble!), habló también de cosas muy interesantes y durante los casi 60 minutos en los que respondió a nuestras preguntas infundió mucho optimismo.

Habló de una evaluación positiva de su equipo, de que con cinco días ahora para preparar el próximo desafío está convencido de que la Nazionale llegará muy preparada al cuarto de final en Kiev. Nos contó de las decisiones de los esquemas adoptados en estos días, de las dificultades del desafío ante Irlanda y de muchas otras cosas.

Ya podrán leerlo en nuestras páginas de ESPNdeportes.com, claramente. Por estas líneas les contaré solamente que lo vi muy contento, sereno y convencido de que su equipo se la va a jugar de cara a cara con cualquier otro seleccionado de este europeo, así como ya ocurrió contra España.

Yo realmente le creo y tengo fe. En él y en el equipo, a pesar de la baja de Chiellini. Así, totalmente tranquilo y lleno de confianza, finalmente, pude venirme al centro y comerme esta deliciosa hamburguesa (admito: ya estoy mordiendo la segunda), para poner finalmente algo debajo de los dientes luego de casi un día sin comer. Es que no había tenido el tiempo entre una cosa y la otra.

Veremos como trabajará el equipo en éstos días. Pero estoy convencido de que ahora no será Italia la que se preocupará por su rival en cuartos. Creo que Francia, Inglaterra y Ucrania están maldiciendo su suerte, porque pasar el turno esta noche significará encontrarse contra los españoles y los italianos en los próximos días.

Nadie quiere jugar contra la Roja, pero tampoco nadie quiere cruzarse con la Azzurra. Para mi eso ya es suficiente: ahora, nuevamente, todos temen y respetan a Italia. Y así que debe ser. Siempre.

VARSOVIA -- Hasta ahora me había movido siempre con los trenes por Polonia. Debo decir que, si bien son algo viejos, lentos y hacen muchas paradas, son cómodos y sin dudas eficientes, siempre en horario y también bastante económicos.

Pero como este jueves tuve que viajar desde Cracovia hasta Poznan y este viernes tengo un avión desde Varsovia para Kiev, me era imposible organizarme con los trenes. Así, decidí alquilar un auto.

En Polonia no hay verdaderas autopistas o, más bien, son tales sólo en algunas secciones, mientras que por muchos kilómetros son calles grandes y veloces pero con cruces, semáforos y repetidos límites de velocidad bastante bajos.

Si a eso le ponen una cantidad infinita de peajes y que, por el tercer día consecutivo, llovió mucho, podrán entender porque llegué justo a tiempo para ver el partido.

Entrar a la cancha también fue un problema. Policias y personal UEFA estaban todos tan preocupados por los hinchas croatas, que no pensaron en dejar pasajes libres para ir hacia la tribuna italiana o hacia el acceso de la zona de prensa, de manera que tuve que yo, como muchísimos hinchas italianos desesperados, tuve que dar mil vueltas a la cancha para lograr acceder. Todo, regularmente, bajo una molesta llovizna y un cielo gris.

Mi humor, podrán imaginar, no era de los mejores. Pero el primer tiempo de Italia me había devuelto la sonrisa. Los colegas a mis costados hablaban idiomas incomprensibles (más tarde supe que se trataba de daneses y de checos), pero en el entretiempo pudimos intercambiarnos algunas impresiones en inglés y lo que más me dijeron fue la palabra "felicitaciones".

Así, el segundo tiempo fue realmente un plato amargo. Pero de los peores. No de los que llegan al final de un día terrible y que todos se esperan. No de esos a los que uno se puede preparar con anticipo. Uno de esos que te arruinan un almuerzo exquisito. De los que, en un segundo, nos bajan de las estrellas y nos tiran en los establos, como se dice en Italia.

En realidad, aparte la creciente ansiedad y las uñas que se acababan, la prisa por irme a mirar el partido de España, los apuntes que iba tomando, las primeras consideraciones escritas y todo el resto del rollo del trabajo me habían dejado como en una especie de limbo: sabía que Italia había recién tirado una ocasión increíble y un partido dominado, pero al mismo tiempo no me daba del todo cuenta de la situación.

Pero esa "inconciencia" duró pocos minutos. No tuve el tiempo de llegar a la sala de prensa, que un queridísimo colega italiano me dice "le regalamos un punto a un equipo de Serie B. ¡Pero que digo! Estos ni de la B son. No jugaron a nada y se llevan un punto. Somos los más bobos de Europa."

Sus palabras me iluminaron y me di cuenta de lo que logró hacer Italia. La Azzurra le hizo pasar un papelón terrible a un gran conjunto europeo como Croacia, que ocupa el séptimo lugar en la clasificación UEFA de los seleccionados, haciéndolo lucir como un equipo de la B. Realmente mi colega, en ese sentido, tenía razón. No que los balcánicos sean realmente un equipo chico, al revés. Pero la Nazionale jugó tan bien que los croatas dejaron esa impresión.

Al mismo tiempo, los muchachos de Prandelli se ridiculizaron a sí mismos, porque no se puede anular de semejante manera a un adversario tan poderoso y de prestigio para luego regalarle un empate que, por encima, pone en discusión el pase del turno y el entero trabajo de los últimos años.

Todo depende, en mi opinión, de lo que está a la base del equipo. El tiburón es una máquina de cazar, pero en el agua. Lo mismo la tigre en la tierra firme. Si uno de ellos dos intentara ser un gran cazador afuera de su hábitat, no lograría hacerlo. Esa es una paradoja, claro, pero a Italia más o menos le está pasando la misma cosa, puesto que está afuera de su hábitat.

El ambiente natural para la Nazionale es el de la garra, el del corazón. Todas las selecciones del mundo le tienen miedo a la Azzurra, pero ninguna porque juegue bien a fútbol. Todos la temen por su carácter.

Así, la idea de jugar un fútbol bonito me encanta, pero eso debe ser un condimento al juego italiano. Si se vuelve la palabra de orden y el precepto número uno, pasa lo que pasó ante España y Croacia: juegan bien, pasan en ventaja, pero se quedan con un puñado de arena en las manos.

La salida desde el estadio fue más fácil de la entrada a la cancha. El tiempo de comerme una hamburguesa con unos polacos (la mitad de los hinchas eran polacos, tanto que a menudo se cantaban coros para Polonia en la cancha, que nada tenía que ver con el match o con el Grupo C) y me subí al auto en dirección de Varsovia.

Unos 100 kilómetos más tarde estaba mi hotel, en donde pude ver el desafío de España. Acá encontré algunos italianos, pero el humor de ellos era hasta peor que el mío y, a parte un par de saludos, no quisieron hablar mucho. El italiano no sabe perder, realmente. Debe ser por eso que es tan bueno con los triunfos.

Esta mañana ya es otro día y estoy más contento. Como primera cosa, en Kiev veré un partido muy interesante, Suecia vs. Inglaterra. Pero especialmente hoy salió por fin el sol, que no veía desde que salí de Italia hace casi dos semanas atrás. Ayer fue un día amargo. Un día gris. Un día de lluvia.

Hoy empiezo de toda otra manera y espero que mi viaje a Kiev sea de buen auspicio, para verla a Italia en esa misma ciudad, el primero de julio. Yo aún tengo esperanzas y cómo dijo el mismo Buffón no le tengo miedo a los "biscochos". Al revés, ahora para desayuno me voy a comer un par.

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