Transcurrido mes y medio de la temporada, las piezas van cayendo por su peso y ya hay equipos que se sabe, aunque queden mucho camino por recorrer, que no van a ningún lado.

No hay manera humana de que los Miami Marlins, los Chicago White Sox, los San Francisco Giants, los Kansas City Royals o los Baltimore Orioles salgan de la mediocridad con que transcurren el 2019, sencillamente, porque no tienen con qué.

Incluso, los Washington Nationals, que en el papel lucían en condiciones de pelear en la disputada división Este de la Liga Nacional, se hunden cada vez más en el lodo y si no llegan al sótano es porque ese lugar estaba reservado de antemano por la novena miamense.

Entonces, a sus respectivas gerencias no le queda otra que estar cerca del teléfono, a la espera de ofertas para cambiar a ciertos jugadores que les será imposible retener para el futuro y por quienes es mejor canjear por prospectos que puedan controlar por los años venideros.

A su consideración presentamos cinco peloteros que deben tener desde ya sus maletas listas, para cuando tengan que irse al menos por los últimos meses de la temporada, a equipos necesitados de ayuda que ellos pueden aportar.

1.- Sergio Romo (Marlins)

Al igual que en su momento hizo el panameño Mariano Rivera, el mexicano Romo es de esos pitchers que lanzan avisado.

Slider, tras slider, tras slider, el cerrador de Miami sigue sacando outs y salvando juegos.

Un relevista con su experiencia, con 115 rescates, récord de 39-31 y efectividad de 2.93 de por vida, pero sobre todo, probado en grandes momentos y dueño de tres anillos de campeón de Series Mundiales, es alguien que puede aportar mucho a un equipo contendiente necesitado de ayuda en el bullpen.

Olvídense de que su efectividad ahora ande por 6.00. en su primera aparición con los Marlins permitió cuatro limpias en un tercio de inning y su promedio de limpias se disparó hasta 108.00.

Bajar eso entrada a entrada no es fácil, pero en situación de salvamento, está perfecto, de 6-6 y efectividad de 3.00.

Fue firmado como agente libre en el invierno por una sola temporada, así que lo más probable es que termine la campaña con otro uniforme.

Los Chicago Cubs y Los Angeles Dodgers han tenido dificultades con su bullpen y podrían ser de los equipos que llamen a Miami a interesarse en el experimentado mexicano.

2.- José Abreu (White Sox)

Abreu ha sido uno de los mejores bateadores en todo el béisbol desde que debutó en el 2014 y ganó de forma unánime el Novato del Año de la Liga Americana.

Pero al mismo tiempo, ha sido un talento desperdiciado todos estos años, en que el equipo ha tenido siempre récord perdedor, sin esperanzas de ir más allá del calendario regular.

Agente libre al finalizar la temporada, el cubano de 32 años es, sobre todo, un gran productor de carreras, con un promedio de 109 y 32 bambinazos por cada 162 partidos.

Su poderoso bate derecho sería bienvenido en equipos como Tampa Bay Rays y Minnesota Twins, que desde ya apuntan a incluirse en la postemporada y para él sería una oportunidad especial de probar su talento en esa etapa a la que nunca llegó con Chicago.

Getty ImagesDel 2017 para acá Madison Bumgarner exhibe un engañoso récord de 12-20, pero su efectividad sigue siendo de 3.40, con 261 ponches en 290.1 episodios.

3.- Madison Bumgarner (Giants)

Este es un caballo de mil batallas y al igual que Romo, luce en sus dedos tres anillos de campeón en las Series Mundiales del 2010, 2012 y 2014.

Del 2017 para acá exhibe un engañoso récord de 12-20, pero su efectividad sigue siendo muy buena, de 3.40, con 261 ponches en 290.1 episodios.

En medio de su undécima campaña, tiene balance de 112-84 y efectividad de por vida de 3.06.

Pero es en postemporadas donde su figura se agiganta (sino, pregúntenle a los Kansas City Royals) y esa capacidad no puede pasar por alto para quienes aspiren a jugar béisbol más allá de septiembre.

En 16 juegos de playoffs, 14 como abridor, tiene ocho triunfos y tres reveses, con promedio de limpias de 2.11. Sería ideal para reforzar a los New York Yankees, tan necesitados de abridores con ese extra que no se mide en números.

4.- Anthony Rendón (Nationals)

El tercera base de Washington es uno de los jugadores más subvalorados de todo el béisbol.

Pero año tras año, pone números ofensivos que sin llegar a ser extraordinarios, resultan sólidos, con un promedio de 22 jonrones, 43 dobletes y 90 carreras impulsadas cada 162 partidos.

Comenzó su carrera como segunda base y campocorto, pero desde que se mudó a la antesala, su defensa mejoró considerablemente y aunque no se compara con Nolan Arenado o Manny Machado, es un jugador por encima del promedio en su posición.

Próximo a cumplir 29 años, Rendón se apresta a llegar a la agencia libre al concluir la campaña, luego de que las conversaciones para una extensión contractual con los Nacionales se enfriaran con el inicio de la contienda. Los Milwaukee Brewers han tenido dificultades en la antesala desde que decidieron mover a Mike Moustakas a la intermedia y darle el trabajo a Travis Shaw, un bateador de .172 de average en el 2019.

También ajustaría bien en Minnesota, pues Miguel Sanó está en su estado natural lesionado y Marwin González ha dejado mucho que desear en su producción ofensiva.

5.- José Iglesias (Reds)

Se suponía que el paso del cubano Yasiel Puig por los Reds sería breve y el polémico jardinero sería canjeable.

Pero con su ofensiva actual, el Caballo Loco no es nada atractivo para ningún equipo contendiente, a diferencia de otro cubano que también juega en Cincinnati.

Uno de los mejores defensores del campocorto, José "Candelita" Iglesias se ha destapado además a batear, al punto de desplazar al venezolano Jose Peraza de la titularidad de una posición que le pertenecía.

Es un pelotero baratísimo, pues firmó por 2.5 millones por el 2019 con Cincinnati, así que tiene ese atractivo adicional, además de sus habilidades ofensivas y defensivas.

Puede también jugar en segunda y tercera bases, donde es igualmente seguro con el guante, como hizo el año pasado su compatriota Adeiny Hechavarría con los New York Yankees.

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En las últimas semanas de los entrenamientos primaverales y los primeros días de la temporada del 2019, nueve equipos comprometieron dos mil 61 millones de dólares en los contratos de diez jugadores.

Fue una danza millonaria nunca antes vista en tan breve lapso, luego de que la mayor parte del invierno el mercado se mantuviera estancado al punto de llegar a una amenaza de huelga por parte del Sindicato de Jugadores.

Las cosas se destrabaron cuando el 21 de febrero, los San Diego Padres se llevaron al agente libre Manny Machado por 300 millones y diez temporadas.

A partir de ahí se produjo un efecto dominó que terminó cuando, ya iniciada la campaña, los Atlanta Braves anunciaron el 2 de abril una extensión de contrato por 100 millones para el jovencito venezolano Ronald Acuna Jr. por ocho años.

Entre la firma de Machado y la extensión a Acuña, estos fueron los otros que también aseguraron su futuro financiero:

Nolan Arenado pactó el 26 de febrero una extensión con con los Colorado Rockies por otras ocho contiendas y 260 millones.

El 2 de marzo, los Philadelphia Phillies anunciaron la contratación del agente libre Bryce Harper por 13 campañas y 330 millones. El 20 de marzo, Los Angeles Angels sacudieron los cimientos del béisbol al convertir a Mike Trout en el deportista mejor pagado de la historia: 426.5 millones por 12 temporadas. Dos días después, los Houston Astros aseguraron por otros seis años los servicios de su antesalista Alex Bregman por 100 millones y 24 horas más tarde, los Boston Red Sox y los St. Louis Cardinals le extendieron sus respectivos contratos al lanzador zurdo Chris Sale y al primera base Paul Goldschmidt.

El pacto de Sale con Boston es por cinco contiendas y 145 millones, mientras que el de Goldschmidt con los Cardenales es de 130 millones por el mismo tiempo. El 26 de marzo, los New York Mets le garantizaron a su estrella Jacob deGrom 137.5 millones por cinco años más y el 1 de abril, ya con la temporada andando, los Red Sox acordaron una extensión con su campocorto arubeño Xander Bogaerts por siete temporadas y 132 millones.

A punto de cumplirse el primer mes del calendario regular, ¿cómo han ido estas inversiones que totalizan los dos mil 61 millones?

Después de ver esa cifra global que supera el Producto Interno Bruto de muchos países, uno se imaginaría que esos diez peloteros deberían estar encabezando los liderazgos de los principales departamentos, tanto ofensivos, como de pitcheo, que para eso se les paga y mucho.

Sin embargo, no todo lo que brilla ha sido oro, al menos, en este arranque del 2019.

Getty Images

1.- Mike Trout (A)

No sólo es el mejor pagado. Es el mejor. Punto. El jardinero de los Angels muestra una línea ofensiva de .317 de average, .522 de promedio de embasamiento (OBP) y slugging de .667, con seis jonrones y 14 carreras impulsadas.

Es Trout siendo Trout, consistente, estable, aunque su juego no se refleja en los resultados de su equipo, último en el oeste de la Liga Americana (9-15).

2.- Paul Goldschmidt (A)

Comenzó lento, pero ya va agarrando su paso normal. Todavía su average anda por .269, pero su OBP es de .358 y su slugging de .581.

Suma nueve cuadrangulares y 19 impulsadas, cuarto y quinto, respectivamente, en la Liga Nacional.

Por cierto, sus Cardenales están en primer lugar de la división central de la Liga Nacional.

3.- Alex Bregman (A)

El antesalista de los Astros (.315-.429-.534) tiene cuatro vuelacercas y 12 carreras remolcadas en 21 juegos, lo que le da una proyección ligeramente inferior al 2018, cuando botó 31 pelotas y empujó 103 carreras.

Pero aun así, su desempeño es encomiable y sigue siendo un factor clave en Houston, ubicado segundo en el Oeste del joven circuito.

Cortesía

4.- Ronald Acuña Jr. (A)

Para el jardinero venezolano de los Braves (.304-.421-.582), el cielo parece ser su límite.

Ya acumula seis palos de vuelta completa y 16 impulsadas, con una proyección para superar todos los números del 2018, cuando fue el Novato del Año de la Liga Nacional.

5.- Jacob deGrom (B)

El ganador del premio Cy Young del 2018 comenzó la temporada como un extraterrestre, al apuntarse dos victorias en igual número de salidas sin permitir carreras en 13 innings.

Pero de repente comenzó a ser bateado y en las dos siguientes aperturas fue castigado con nueve limpias y cinco jonrones en nueve episodios, señal de que algo andaba mal.

Y sí andaba. El codo empezó a dolerle y deGrom fue a parar a la lista de lesionados. Por ahora no parece nada grave, pero cuando el río suena...

6.- Xander Bogaerts (B)

Boston sorprendió al extenderle contrato primero a Bogaerts que a Mookie Betts.

El arubeño (.286-.371-.500) viene de la mejor temporada de su carrera, cuando por primera vez remolcó más de 100 carreras y despachó 23 jonrones.

Por ahora anda por cuatro cuadrangulares y 13 impulsadas y una proyección parecida, más-menos, a sus números del año pasado.

7.- Nolan Arenado (C)

Sempiterno aspirante al MVP de la Liga Nacional, el tercera base de los Rockies es posiblemente el mejor jugador defensivo de todo el béisbol, sin distinción de posición.

Sin embargo, su inicio de temporada lo tiene con los números ofensivos más bajos de su carrera: .269-.324-.462, muy inferiores a sus promedios de .291-.346-.537 desde que debutó en las Mayores en el 2013.

Lleva hasta el momento cuatro jonrones y 14 impulsadas, con una proyección de 27 y 95, que representaría un bajón considerable para quien promedia 34 y 114 por temporada en su carrera.

¿Será coincidencia la baja ofensiva de Arenado y el último lugar en que se encuentra Colorado en el Oeste del viejo circuito?.

Bryce Harper
Al Bello/Getty Images

8.- Bryce Harper (C)

En sus cuatro primeros juegos con los Phillies, Harper bateó cuatro jonrones e impulsó cinco carreras. Desde el 3 de julio se enfrió y apenas ha conseguido otro bambinazo y nueve remolques en 19 partidos.

Su línea ofensiva de .262-.398-.512 va de acuerdo con sus promedios históricos, nada extraordinario para quien es uno de los peloteros más sobrevalorados de la actualidad.

Lo peor es que ha comenzado a expresar sus frustraciones en público, como cuando se hizo expulsar por protestar un conteo de bolas y strikes que ni siquiera era el suyo, lo cual le valió duras críticas de su compañero Jake Arrieta.

Semejante distracción dentro del clubhouse puede ser sumamente peligrosa en un equipo que apostó 330 millones por él, con la esperanza de verlo repetir cada año sus números del 2015, cuando fue el Jugador Más Valioso de la Nacional.

Manny Machado
Sean M. Haffey/Getty ImagesManny Machado has no reason to look back after deciding his future belonged in San Diego.

9.- Manny Machado (C)

El Ministro de la Defensa ha sido el mismo con el guante, pero no con el bate en San Diego.

Machado (.241-.337-.410) tiene cuatro jonrones y nueve carreras impulsadas, cuando a esta altura del año pasado ya había sacado el doble de cuadrangulares y remolcado 17.

Bateador de más de 30 bambinazos en sus últimas cuatro campañas, la proyección del dominicano con los Padres es de 27 vuelacercas y 61 empujadas, cifras mediocres para quien gana 30 millones por temporada.

10.- Chris Sale (F)

Hasta ahora, el zurdo de los Red Sox no ha justificado ni un centavo de su millonaria extensión contractual.

Su recta ha perdido unas cuatro millas de velocidad y en cinco aperturas tiene balance de 0-4 y efectividad de 7.43.

En 158 innings en el 2018 permitió solamente 11 jonrones y ponchó a 237 rivales, a 1.5 abanicado por episodio.

En lo que va del 2019 ya ha recibido seis vuelacercas y suma 24 chocolates en 23 innings, a un promedio de 1.04.

Y al mismo ritmo que su as van los campeones de la última Serie Mundial, que andan bien abajo en la tabla de posiciones del Este de la Americana, con 9-15.

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El béisbol goza de la mejor salud financiera de su historia, con ingresos anuales que superan los diez mil millones de dólares.

Sin embargo, la gente ha comenzado a alejarse de los estadios y la Serie Mundial, a pesar de tener como protagonistas a dos de los equipos más emblemáticos de todas las Grandes Ligas, como los Boston Red Sox y Los Angeles Dodgers, tuvo unos ratings televisivos bajos.

Photo by Wally Skalij/Los Angeles Times via Getty ImagesUn vendedor camina entre las filas de asientos vacíos, el miércoles en el Dodger Stadium

Voy a lanzarme a nadar contra la corriente y lo haré directo, sin pelos en la lengua: la sabermetría está acabando con el béisbol.

Esa nueva manera de ver el juego a través de la pantalla de una computadora está matando el espectáculo y es una de las principales causas por las que los fanáticos están mirando hacia otros lados.

Nunca me he escondido para expresar mi rechazo a esta filosofía que propugnan principalmente personas que no entienden la esencia del deporte y lo ven como si fuera una ciencia exacta, tan exacta que se atreven a cosas tan ridículas como pronosticar desde ya el rendimiento que tendrá Vladimir Guerrero Jr. por las próximas diez temporadas.

No digo que la nueva métrica no aporte algo al entendimiento del juego, sobre todo en el aspecto defensivo, pero esa imposición a ultranza de la sabermetría como criterio exclusivo es simplemente nociva, porque, entre otras cosas, busca borrar de golpe toda la historia estadística anterior.

Créanme que ya hay influyentes voces abogando por eliminar estadísticas tradicionales, como los errores a la defensiva o el promedio al bate.

Y hay que ver con qué vehemencia defienden su disparate, como si estuvieran hablando de la supervivencia de la especie humana.

La sabermetría es incomprensible para el aficionado común

El béisbol es un juego complejo de por sí, con una amplia serie de reglas y situaciones difíciles de entender para quienes no nacieron en la cultura de las bolas y los strikes.

Pero incluso para el fanático común, hay hechos y datos que no resultan de fácil entendimiento, pero aun así, prefieren pasar por alto esos detalles y seguir aferrados al deporte de su pasión.

Y ni hablar de los aficionados eventuales, esos que esperan a que lleguen los playoffs o la Serie Mundial para tomarse el béisbol más a pecho.

Entonces llegan estos académicos, muchos de ellos desconocedores de la esencia del juego, a reinventar abruptamente lo que lleva más de 100 años inventado y que las modificaciones que ha sufrido hasta llegar a nuestros días han sido graduales.

Si quieren encontrar un por qué a la caída en un cuatro por ciento de la asistencia a los estadios en el 2018, busquen, que por ahí estará la respuesta.

La gente va al parque a ver a los bateadores de .300 puntos de average, a los que conectan el palo a la hora buena, a los remolcadores de carrera, a los jonroneros.

Photo by Rob Tringali/MLB Photos via Getty ImagesLuke Voit, de los Yankees de Nueva York, celebra con Gary Sánchez después de lograr un jonrón en la segunda entrada durante un juego contra los Orioles de Baltimore.

Nadie va a aplaudir a hombres por debajo de la Línea Mendoza (menos de .200 de promedio) y con más ponches que hits, que desde que el mundo es mundo han sido considerados malos y de repente, por obra y gracia de la sabermetría, han cobrado valores en la pantalla de un ordenador porque tienen un WAR alto.

Eso es lo que no se explica la mayoría de los mortales, que prefieren las cosas simplificadas.

Es la naturaleza humana preferir la simplicidad y más en estos tiempos complejos. La gente no quiere complicarse la vida más de lo que está.

Si una actividad que es, por encima de todo, un entretenimiento, se vuelve demasiado enrevesada de entender, muchos optarán por pasar la página y buscar diversión en otro lado.

¿Cómo explicarle entonces a un aficionado promedio que Fulanito tiene un WAR mayor que Mengano, a pesar de que este último tiene mejor average y más jonrones e impulsadas?

En el 2018, la asistencia promedio a los parques de MLB cayó por primera vez por debajo de los 30 mil fanáticos, la peor desde el 2003, lo cual debería empezar a preocuparle al "innovador" Rob Manfred.

Las formaciones especiales atentan contra el espectáculo

Un resultado de la aplicación de la sabermetría es el shift, la formación especial a la defensiva que inventó en los años 40 Lou Boudreau para tratar de parar, sin éxito, a Ted Williams, "el bateador más grande que ha existido".

Pero ahora resulta que no hace falta llamarse Ted Williams para que le apliquen el shift.

Photo by: Diamond Images/Getty ImagesTed Williams con los Medias Rojas de Boston durante el Spring Training en Marzo de 1950 en Sarasota, Florida.

Si bien los bateadores deberían ser más inteligentes y tratar de usar todo el campo para sus conexiones, lo cierto es que muy pocos se esfuerzan en hacerlo.

Con todos los defensores colocados de un solo lado del cuadro, es muy difícil pasar la pelota hacia los jardines y lo que es un aparente imparable se convierte en una rola de frente a un fildeador.

Así, de pronto desaparece en un buen número aquellas jugadas espectaculares al estilo de Omar Vizquel u Ozzie Smith, otro de los atractivos que llevaba gente al parque.

Lo que antes eran joyas defensivas ahora son jugadas de rutina, carentes de espectacularidad.

Entonces, los bateadores, por tratar de vencer al shift, buscan elevar más la pelota, con el consiguiente sacrificio en la capacidad de contacto y por ende, un aumento exagerado en la cifra de abanicados.

Por primera vez en la historia hubo más ponches (41,207) que imparables (41,019) y el average colectivo fue de .248, siete puntos menos que en el 2017 y el más bajo desde 1972.

Volvemos a lo mismo: la gente no va al estadio a ver cómo un bateador solamente tiene dos opciones, o jonrón o ponche. No, la gente quiere ver más que eso, porque el béisbol tiene otros ingredientes igualmente ricos.

La capacidad estratégica de los managers está limitada

Las orientaciones bajan desde la oficina hasta el dugout y los managers cada vez piensan menos.

Ya muchos mentores siquiera tienen poder de decisión en la conformación de las alineaciones y si acaso a algunos les dan la opción de escoger entre dos o tres variantes de lineups.

Y con tal de mantener sus empleos, la mayoría termina aceptando sin chistar, sin hacer valer su autoridad, aunque en las tribunas, los fanáticos se corten las venas tratando de entender por qué el manager de su equipo hizo cosas que van contra el ABC del juego.

El juego se ha hecho cada vez más previsible y mecánico, con menos táctica.

Jugadas clásicas como el toque de bola o la base robada, prácticamente han dejado de existir en la Liga Americana y de implantarse el bateador designado en la Nacional, lo veremos también en el viejo circuito.

Billetera mata a galán

La extensa duración de los partidos de béisbol también conspira en contra del espectáculo, aunque eso no es culpa de la sabermetría.

Manfred ha intentado algunas ideas para acortar el tiempo de los encuentros, como ordenar las bases intencionales con una simple seña, sin necesidad de lanzar las cuatro bolas, o limitar el número de visitas al montículo.

Pero la única manera real y efectiva de recortar el tiempo de los juegos NO va a aplicarse, porque implicaría la pérdida de grandes cantidades de dinero.

En un juego de Grandes Ligas se usan tres minutos entre innings para comerciales de televisión.

Eso significa en nueve episodios entre 50 y 54 minutos de tiempo muerto, que se suman a las dos horas de acción efectiva de un partido y termina promediando las tres horas de duración.

Si esos tres minutos entre episodios se bajaran a dos, el juego podría durar un cuarto de hora menos, pero ello implicaría unos 18 minutos menos de anuncios, entiéndase dinero.

Y como dice el refrán, billetera mata a galán. Por muy innovador que sea Manfred, a nadie le gusta que le toquen el bolsillo.

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Nueve días le duró a Manny Machado el récord del mayor contrato firmado por un agente libre en el béisbol.

Su pacto de 300 millones por diez años con los San Diego Padres, anunciado el pasado martes 19, fue eclipsado por los 330 millones que los Philadelphia Phillies le acaban de dar a Bryce Harper por 13 campañas.

Con este acuerdo, Harper no sólo supera a Machado, sino también a Giancarlo Stanton como el contrato de mayor dinero en la historia de las Grandes Ligas.

Bryce Harper, now of the Philadelphia Phillies
Gavin Baker/Icon SportswireBryce Harper estará a gusto en el Citizen Park de Philadelphia, en donde promedia un jonrón por cada 12.7 turnos.
En el 2014, los Miami Marlins sorprendieron al mundo al darle a Stanton una extensión por 325 millones para los próximos 13 años, que en su momento significó el mayor contrato en cualquier deporte en el mundo.

Automáticamente, los Filis pasan a ser favoritos para ganar la que promete ser la división más competitiva de todo el béisbol.

Harper formará un temible dúo con Rhys Hoskins. Ambos jugadores dispararon 34 jonrones en el 2018 y de repetirlo en el 2019, se convertirían en la primera pareja de Filadelfia en superar la treintena de bambinazos desde que lo hicieran Jayson Werth y Raúl Ibáñez en el 2009.

Para el toletero zurdo, el Citizens Bank Park de Filadelfia le viene como anillo al dedo.

De hecho, es el estadio donde más vuelacercas ha conectado como visitante en su carrera, 14 en 179 turnos, lo que le da una frecuencia de un palo de vuelta entera por cada 12.7 viajes al plato, mucho mejor que su media de 17.9 en el resto de los parques en que ha jugado.

La contratación de Harper es la cereza en el pastel de un invierno muy activo para los Filis, que ya se habían reforzado, vía canjes, con el cátcher J.T. Realmuto y el campocorto dominicano Jean Segura, así como con la fima de agentes libres como el jardinero Andrew McCutchen y el relevista David Robertson.

Sin embargo, no deja de representar un riesgo para una franquicia que tiene demasiado fresco en su memoria el pésimo contrato de Ryan Howard de 125 millones que resultó ser un rotundo fiasco.

Probablemente Filadelfia recupere la inversión en los tres o cuatro primeros años del pacto, ya sea por venta de camisetas y otra memorabilia, así como en la asistencia al estadio que generará un equipo competitivo.

Pero el contrato, que tiene una cláusula de no cambio y no tiene la opción de salida después de cierto tiempo, como si tiene el de Machado con San Diego, mantendrá atado a Harper a los Filis hasta el 2031 y ya sabemos cuánto pesan en los años finales esos acuerdos a tan largo plazo.

Por cierto, cuatro años después de que Harper cobre su último cheque de este contrato, será cuando Bobby Bonilla finalmente reciba su pago final de un millón anual de los New York Mets.

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Faltan 100 días para el inicio de la temporada de Grandes Ligas del 2019 y Bryce Harper y Manny Machado siguen sin trabajo.

Los dos agentes libres que se esperaba reventarían el mercado durante el invierno no han logrado convencer a los equipos de que valen el precio que han puesto en sus etiquetas.

Los rumores van y vienen. Que si los Yankees de Nueva York, que si los Medias Blancas de Chicago o los Phillies de Philadelphia.

Pero al final, nada de nada.

Charlie Morton
AP Photo/Michael WykeEl derecho Charlie Morton se incorpora a Tampa Bay para hacer un tándem considerable con el zurdo Blake Snell a la cabeza de la rotación.

De igual manera, está trancado el mercado de cambios por el receptor J.T. Realmuto, quien le pidió un canje a los Marlins de Miami porque no quiere seguir en un equipo al que no le ve futuro.

Los Marlins, en control del jugador, están pidiendo inteligentemente la Meca y la Ceca, a la espera de que algún equipo necesitado en extremo del estelar cátcher, muerda el anzuelo.

Entretanto, a menos de dos meses para que abran los campos de entrenamientos primaverales, ya hay varios equipos que han venido encajando las piezas que les faltaban para encarar la próxima contienda.

Los grandes ganadores hasta ahora

Sin mucho ruido, los Rays de Tampa Bay son de los mayores ganadores en esta pausa invernal.

El equipo floridano añadió a sus filas al derecho Charlie Morton para hacer un tándem considerable con el zurdo Blake Snell a la cabeza de la rotación.

También sumó al enmascarado Mike Zunino y al jardinero cubano Guillermo Heredia en intercambio con los Marineros y a Yandy Díaz, también de la Mayor de Las Antillas, procedente de los Indios de Cleveland, en tanto están tras los pasos del poderoso bateador designado dominicano Nelson Cruz, que le daría a la alineación una solidez que comienza a ser peligrosa para los rivales.

Los Yankees tienen ya completa su rotación abridora, tras recontratar a los zurdos C.C Sabathia y J.A Happ y conseguir vía canje con los Marineros de Sseattle a James Paxton, también lanzador del llamado brazo equivocado.

Ellos se unirán a los derechos Luis Severino y Masahiro Tanaka para plantarle batalla a sus archirrivales Medias Rojas de Boston Red, campeones de la última Serie Mundial.

En la otra acera de la Gran Manzana, los Mets de New York presentarán una cara distinta a la del 2018, con la llegada del quisqueyano Robinson Canó y el puertorriqueño Edwin Díaz desde Seattle.

Foto: Getty.CC Sabathia

Díaz será el cerrador y tendrá un preparador del octavo inning de lujo, pues los Mets trajeron de vuelta al dominicano Jeurys Familia, quien fuera el encargado de rescatar los juegos del equipo hasta que fue cambiado a los Oakland Athletics a mitad de la pasada campaña.

Y todo indica que el equipo no saldrá del derecho Noah Syndergaard, quien estuvo en rumores de canje por Realmuto, pues Nueva York consiguió los servicios del experimentado venezolano Wilson Ramos, quien aportará no sólo sabiduría detrás del plato, sino también un bate sólido para una alineación que tuvo muchas dificultades para producir carrera en el 2018.

Los Mets quieren volver a pelear en la división Este de la Liga Nacional, como también pretenden hacer los Filis, uno de los equipos dispuestos a abrir la billetera de par en par por Bryce y Machado juntos.

Por lo pronto, ya sumaron al campocorto dominicano Jean Segura y al veterano jardinero Andrew McCutchen, pero se sabe que irán por más, para evitar quedarse cortos como le sucedió la pasada temporada.

Los que van perdiendo

Y mientras unos se fortalecen, otros se debilitan.

Los Marineros han desmantelado el equipo al punto de que han salido de sus filas nueve peloteros de su plantilla del 2018 y todo indica que al menos por unos cuantos años más extenderán su sequía de playoffs, que comenzó en el 2002.

Y los Astros de Houston, campeones del 2017, ahora se ven vulnerables, tras perder a tres de sus cinco integrantes de una rotación abridora que daba envidia: Morton y el zurdo Dallas Keuchel en la agencia libre y el derecho Lance McCullers Jr. debido a una operación Tommy John del codo que lo tendrá fuera de acción hasta el 2020.

Hasta el momento, los Astros no han podido sumar los brazos que ayuden al uno-dos formidable de Justin Verlander y Gerrit Cole.

Así, más o menos, se mueve el mundo, a la espera de que firmen Machado y Harper y empiecen a caer las restantes fichas con un efecto dominó.

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Los Philadelphia Phillies protagonizaron en el 2018 una de las más agradables sorpresas de todas las Grandes Ligas, a pesar de terminar con récord negativo de 80-82.

Equipo en pleno proceso de reconstrucción, los Filis mantuvieron una pulseada durante los primeros cinco meses del calendario regular con los sorprendentes Atlanta Braves en la división Este de la Liga Nacional.

Y aunque en septiembre sufrió un colapso que lo sacó de cualquier posibilidad de avanzar a la postemporada, Filadelfia mostró herramientas y hambre para ir por más en el 2019.

Con los refuerzos que tomaron los Bravos para tratar de repetir su título divisional, los Filis están dispuestos a abrir de par en par su billetera para conseguir incluso a los dos agentes libres más cotizados de los que están disponibles en el mercado.

Si yo fuera el gerente general de los Phillies...

1.- Firmaría a Harper o a Machado, pero no a ambos

Bryce Harper
Mark Goldman/Icon Sportswire
Supongamos que Bryce Harper y Manny Machado consigan un contrato de 350 millones de dólares cada uno.

Comprometer 700 millones en dos jugadores es un riesgo demasiado alto que podría hipotecar el futuro de la franquicia.

O uno o el otro, pero los dos al mismo tiempo es peligroso para un equipo que aún tiene fresco en su memoria el desastre que significó el pacto de Ryan Howard por 125 millones, cuyo peso hace apenas un año que lograron sacarse de encima.

En dependencia de cuál de los dos contratara, haría el resto de los movimientos para reforzar el equipo.

2.- Si el contratado es Machado, reforzaría los jardines y canjearía a Maikel Franco

Maikel Franco
Gavin Baker/Icon Sportswire

Los jardines de Filadelfia están necesitados de un bate de poder, para acompañar al venezolano Odúbel Herrera y el regreso de Rhys Hoskins a su posición original de la primera base, tras el canje del dominicano Carlos Santana a los Seattle Mariners.

Michael Brantley sería ese guardabosques (cruzando los dedos para que se mantenga saludable), para encargarle la custodia del ala izquierda.

Y como hasta el momento los Filis sólo tienen comprometidos unos 80 millones en salarios para el 2019 y hay dinero para gastar, buscaría a un patrullero derecho, que podría estar entre Nick Markakis y el venezolano Carlos Gonzalez.

Con la llegada del quisqueyano Jean Segura en el cambio por Santana, le daría a Machado la custodia de la antesala y buscaría algo a cambio del también dominicano Maikel Franco, quien a pesar de su potencial, no ha logrado cumplir con sus expectativas.

3.- Si el elegido es Harper, insistiría en Brantley y buscaría a Wilson Ramos

Michael Brantley
Frank Jansky/Icon Sportswire/Getty Images
Michael Brantley seguiría siendo una prioridad. Imaginen unos jardines con él en el izquierdo, Herrera en el central y Harper en el derecho. De lujo. Punto.

Pero entonces, el ya no harían falta Markakis o CarGo y ese dinero lo destinaría a reforzar la receptoría con el venezolano Wilson Ramos, quien ya estuvo con el equipo en la parte final de la temporada 2018.

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Lo único seguro hasta ahora en Grandes Ligas es que Medias Rojas de Boston y Indios de Cleveland ganaron sus divisiones en la Liga Americana y que 13 clubes ya están oficialmente eliminados de las posibilidades de alcanzar la postemporada.

Fuera de eso, hay muchos cabos sueltos entrando al penúltimo fin de semana del calendario regular de la campaña del 2018 en el béisbol mayor de Estados Unidos.

En uno de sus torneos menos competido de la historia, la Liga Americana ya tiene dos monarcas divisionales y otros tres potenciales invitados a los playoffs que arrancarán en la primera semana de octubre. Boston (104-49) y Cleveland (85-67) ganaron las divisiones Este y Central, respectivamente, por tercer año consecutivo, y Boston virtualmente garantizó terminar con el mejor récord de MLB y la ventaja de la casa para todas las series que disputen.

En el Oeste, los campeones Astros de Houston (95-57) superan por 3.5 juegos a los Atléticos de Oakland (92-61) y tienen el número mágico en dos para asegurar al menos un puesto comodín a la postemporada. Houston intenta conquistar banderines divisionales consecutivos por primera vez desde que se mudó de la Liga Nacional a la Liga Americana en el 2013. Los Astros ganaron tres años seguidos la Central del viejo circuito de 1997 a 1999.

Los Yankees de Nueva York (93-59) tienen ventaja de 1.5 juegos sobre Oakland en la batalla por el primer comodín y la ventaja de la casa para el juego de muerte súbita del miércoles 3 de octubre. En caso de que Nueva York y Oakland terminaran empatados en el primer comodín, con ambos clasificados, los Yankees serían locales en el choque de Wild Cards debido a su mejor récord intradivisional, que es el segundo criterio para desenredar empates.

Los sorprendentes Rays de Tampa Bay (85-67) y los Marineros de Seattle (84-58) han tenido buenos desempeños, pero están muy lejos (a 6.5 y 7.5 juegos de Oakland) con tan poco espacio (10 juegos) para maniobrar. En resumen: En el joven circuito es cuestión de tiempo para que Astros, Yankees y Atléticos se unan a Indios y Medias Rojas en el cuadro de postemporada.

En la Liga Nacional es todo lo contrario: Nada está decidido y nueve de 15 equipos siguen en la carrera por llegar a la tierra prometida.

Los que se encuentran en la situación más cómoda son los Bravos de Atlanta (85-68), que tienen ventaja de 6.5 juegos sobre los Filis de Filadelfia (78-74) en la División Este. Los Bravos, que tienen el número mágico en cuatro para atrapar su primer banderín divisional desde el 2013 y el segundo en 13 años, solamente necesitan ganar dos de tres a Filadelfia en el fin de semana, para coronarse.

En la División Central, Cachorros de Chicago (89-63), Cerveceros de Milwaukee (87-66) y Cardenales de San Luis (84-69) pelean el banderín al tiempo que dominan las dos plazas comodines del viejo circuito. Los Cachorros tienen el número mágico en ocho para conquistar la división, pero una cómoda ventaja de siete juegos sobre los Rockies de Colorado en el segundo Wild Card de la liga.

La misión de Milwaukee es acosar a los Cachorros y mantener la ventaja de la casa para el potencial encuentro de comodines. Cerveceros y Cardenales jugarán una serie decisiva entre ellos de lunes a miércoles de la próxima semana en e Busch Stadium, mientras que Cachorros y Cardenales cerrarán la vuelta regular con una serie de tres encuentros en el Wrigley Field.

Tras ser barridos en Dodger Stadium comenzando la semana, Colorado (82-70) se alejó a 2.5 juegos de los Dodgers de Los Angeles (85-68) en la recia batalla por el banderín de la División Oeste, en tanto que los Diamondbacks de Arizona se encuentran a seis de Los Angeles y a cinco de San Luis en el segundo comodín.

Los Dodgers, que tienen el número mágico en ocho para quedarse con su sexto banderín consecutivo, enfrentan a los Padres de San Diego en el fin de semana y luego visitarán a sus acérrimos enemigos Diamondbacks y Gigantes de San Francisco para concluir la temporada regular.

Colorado recibe a Arizona en el fin de semana y terminará la campaña jugando en Filadelfia y Washington, en tanto que los Diamondbacks cerrarán el año en San Diego.

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Entrando al antepunúltimo fin de semana de la serie regular de Grandes Ligas, los cinco puestos a playoffs de la Liga Americana lucen estar prácticamente decididos, contrario a la Liga Nacional, donde hay batallas muy cerradas en todos menos uno, creando las condiciones apropiadas para que se produzcan empates en divisiones o puestos comodines.

En la Americana: Medias Rojas de Boston (101-46) ya clasificó a postemporada y tiene el número mágico en seis para ganar su tercer título consecutivo de la División Este; Indios de Cleveland (82-64) posee la mayor ventaja de un líder divisional (15.0 juegos) y tiene el número mágico en 3 para ganar el centro, mientras que los Astros de Houston (92-54) están muy cerca de garantizar u n puesto comodín y dominan por 3.5 juegos el sector oeste.

Los Yankees de Nueva York (90-56) y Atléticos de Oakland (89-58) batallan ferozmente la ventaja de casa para el partido de comodines, pero no están en real peligro de quedarse fuera de la postemporada. Los Marineros de Seattle (80-66) están a 8.5 juegos del segundo Wild Card.

Getty ImagesIndios de Cleveland (82-64) posee la mayor ventaja de un líder divisional (15.0 juegos) y tiene el número mágico en 3 para ganar el centro.
En la Liga Nacional: Lo único que luce casi decidido es la División Este, donde los Bravos de Atlanta (82-64) dominan por 7.5 juegos a los Filis de Filadelfia (74-71). En el centro, los Cachorros de Chicago superan apena por 1.5 juegos a los Cerveceros de Milwaukee (84-63) y por 4.5 a los Cardenales de San Luis (81-66). En el oeste, los Rockies de Colorado (81-65) van 1.5 arriba de los Dodgers de Los Angeles (80-67) y 4.5 por encima de los Diamondbacks de Arizona (77-70).

Milwaukee y San Luis ocupan las plazas de comodides del viejo circuito, pero Los Angeles, Arizona y Filadelfia están a uno, cuatro y seis juegos. Para poner las cosas más sabrosas, Dodgers y Cardenales juegan una serie de fin de semana, cuyos resultados impactarán las divisiones central y oeste y los comodines.

Con las diferentes modificaciones que ha sufrido el sistema de determinar el campeón de la temporada, la pelota estadounidense se ha visto en la necesidad de hacer variaciones a las reglas de resolver embotellamiento en la tabla de lugares a lo largo de sus más de 140 años de historia.

Al principio todo era muy básico. Entre 1876 y 1900, el equipo que más victorias acumulaba durante la temporada regular era declarado campeón de la Liga Nacional y del béisbol (recordando que las ocho series que se jugaron entre los campeones de la Liga Nacional y la Asociación Americana entre 1884 y 1892 fueron considerados eventos de exhibición).

No fue hasta la creación de la Serie Mundial en 1903, por un título máximo entre los campeones de la Nacional y la nueva Liga Americana (fundada en 1901), que nació oficialmente la postemporada de Grandes Ligas.

Hasta 1968, los dos mejores clubes de cada liga iban directo al clásico de otoño. En 1969 se crearon dos divisiones en cada liga y se agregaron las Series de Campeonato para decidir los dos finalistas. En 1994 emergió la figura del Wild Card (comodín) y se creó una tercera ronda en los playoffs, las Series Divisionales, y en 2012, cuando agregaron un segundo comodín, se estableció el formato actual de cuatro instancias.

Desde entonces, los dos mejores equipos de cada liga que no ganaron sus divisiones, juegan un partido de muerte súbita para determinar el rival del conjunto con el mejor récord de liga en las Series Divisionales. La inclusión del segundo comodín también obligó a que se cambiaran algunas reglas en el sistema de definir empates de temporada regular.

EMPATES DE DOS EN DIVISIÓN O COMODINES

Un partido extra de desempate se juegan cuando dos equipos queden empatados con el mismo récord en una de las tres divisiones o el segundo puesto comodín de la liga. Estos partidos se jugarán el día posterior a la finalización de la temporada, en la casa del club que obtuvo la ventaja de local, que se determina usando una serie de criterios que citaremos más adelante.

Desde la implementación de la figura del comodín en 1994 hasta el final de la temporada del 2011, se implementó una regla diferente. Dos equipos empatados para una división no jugaron un desempate si sus récords eran mejores que todos los ganadores fuera de su división en su liga. Básicamente, si dos estaban empatados en la división y como sea estaban clasificados a los playoffs, se usaban varias consideraciones cuál era campeón divisional y cual era comodín. Punto y bolita.

Sin embargo, con la adopción de un segundo puesto de comodín y un juego entre comodines desde el 2012, el ganador de la división con el mejor récord de la liga enfrentaría una posible eliminación en el primer día de la postemporada, lo que obligó a variar las reglas.

Con las nuevas reglas de desempate, si dos equipos quedan empatados en la división, tendrán que jugar un partido extra incluso si ambos equipos ya se han clasificado para la postemporada. El equipo que pierde el juego de desempate ahora calificará para un puesto de comodín solo si su récord de temporada regular se encuentra entre los dos mejores récords de la liga que no ganaron una división. Esto quiere decir que empatar en la divisió no garantiza nada, más allá del juego de desempate.

Si ese equipo está empatado en el segundo puesto de comodín, entonces se jugará un segundo juego de desempate. Si el empate es en el primer comodín, no es necesario un juego extra, sino que ambos avanzan y la ventaja de la casa se determina con los criterios de desempate establecidos. Tampoco se necesita un juego extra para definir el mejor récord de la liga entre dos ganadores de división que terminen con la misma foja.

Para determinar cuál equipo tendrá la ventaja de la casa en un partido extra, tanto para desempatar una división y el segundo comodín y la ventaja de la casa como mejor récord de la liga son:

El equipo con ventaja en la serie particular, el equipo con el mejor récord global en juegos intradivisionales, el equipo con el mejor récord global en juegos intraligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 81 juegos de la temporada, ignorando los partidos interligas, el equipo con el mejor récord en los últimos 82 partidos de la temporada (siempre que el juego agregado no esté entre los equipos empatados), se extiende hacia atrás hasta que se rompe el empate (los juegos de interliga se omiten e ignoran en este proceso).

JUEGOS DE DESEMPATE

En la historia de Grandes Ligas, en 14 ocasiones se ha necesitado jugar un partido (10 ocurrencias) o una miniserie (cuatro ocurrencias) para resolver empates de de serie regular. El fenómeno se repitió cuatro veces entre el 2007 y el 2013, pero no fue necesario en las cuatro temporadas anteriores.

En 1946, Dodgers y Cardenales debieron chocar en una serie al mejor de tres juegos para decidir el campeón de la Liga Nacional. San Luis ganó en dos choques y avanzó a la Serie Mundial, donde venció a los Boston Red Sox.

En 1948, Cleveland derrotó a Boston en un juego extra para definir el monarca de la Liga Americana y siguió inspirado para vencer a los Bravos de Boston en el clásico de otoño. En 1951, cuando Dodgers y Gigantes de Nueva York empataron en la cima del viejo circuito, se juegó una serie de tres encuentros, que terminó con el famoso jonrón de tres carreras del 3B Bobby Thomson al derecho Ralph Branca en la novena entrada para dejar a los Dodgers en el terreno en el Polo Grounds de Manhattan.

El campeón de la Nacional también se decidió en mini series después de la serie regular en 1959 (Dodgers venció a Milwaukee) y 1962 (Gigantes superó otra vez a Dodgers).

Boston y Nueva York quedaron empatados en la División Este de la Americana con 99-63 en 1978 y se tuvo que jugar un partido extra, que ganaron los Yankees 5-4 en el Fenway Park. Dos años después, Houston y Dodgers empataron en el oeste de la Nacional con 92-70 y en el juego de muerte súbita, los Astros superaron a los Dodgers en Dodger Stadium. En 1995, los Marineros ganaron a Anaheim en un encuentro por desempatar el oeste de la Americana.

Hubo desempates por el puesto comodín en 1998 (Cachorros sobre Gigantes), 1999 (New York Mets sobre Cincinnati Reds), 2007 (Colorado sobre San Diego Padres) y 2013 (Tampa Bay Rays ganó a Texas Rangers), en tanto que la División Central de la Americana necesitó un día extra en 2008 (Medias Blancas de Chicago derrotó a Mellizos de Minnesota) y 2009 (Minnesota doblegó a Tigres de Detroit).

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Getty ImagesLos Yankees pelean por un boleto comodín en la Liga Americana.
¡Caballeros, enciendan sus motores! Por ahí viene septiembre, último mes de la temporada regular en Grandes Ligas, con la promesa de muchas emociones en la lucha por los diez boletos disponibles a la postemporada.

Mientras algunas plazas para la fiesta de octubre parecen aseguradas por completo, hay otras donde la lucha será a brazo partido hasta el último día.

He aquí algunas de las batallas que generan más interés de cara a septiembre.

El Oeste salvaje

Mucho antes de que John Wayne y Bat Masterson impusieran su ley a tiros en las películas de Hollywood, ya el Oeste era violento y salvaje.

Este año no lo es menos y promete emociones hasta el último out del 30 de septiembre.

En la Liga Americana, los Astros perdieron momentáneamente el paso hace dos semanas y los increíbles Atléticos de Oakland se les pegaron e incluso les dieron alcance en algún momento.

Mientras los Marineros de Seattle se alejan cada vez más de la zona de clasificación, la lucha entre Astros y Atléticos, separados por 2.5 juegos, se ve reñida, aunque lamentablemente, ya no quedan partidos entre ambos.

En la Nacional, la guerra es entre tres. De momento, los Diamondbacks de Arizona comandan la división, pero los Rockies de Colorado les respiran en la nuca, a juego y medio, mientras los Dodgers están a dos.

A Arizona le faltan 13 partidos frente a estos dos rivales.

Colorado tiene pendientes 13 ante Diamondbacks y Dodgers de Los Angeles, mientras que a estos últimos les restan también 13 contra Arizona y Colorado. Para alquilar balcones.

Los comodines de la Liga Nacional

Mientras todo apunta a que los Yankees de Nueva York y los Atléticos se llevarán los comodines de la Liga Americana, el panorama luce muy complicado en el viejo circuito.

Ahora mismo, los Cardenales de San Luis son los dueños del primer wildcard, con medio juego de ventaja sobre los Cerveceros de Milwaukee.

Pero detrás de los Cerveceros, a dos juegos, se ubican los Rockies, mientras que los Dodgers están a dos y medio. Igualmente, los Filis de Filadelfia están a tres partidos, lo mismo que del segundo comodín, como del primer lugar de la división Este, que ocupan los Bravos de Atlanta.

La batalla está tan cerrada que cada día hay que chequear los resultados en busca de posibles variaciones.

Son sólo dos boletos disponibles y no hay cama pa´tanta gente, porque basta con que Arizona y Atlanta resbalen y también pasarían a ser aspirantes a los comodines.

El club de las 100 victorias

En el 2017, tres equipos terminaron el calendario regular con más de 100 victorias, en un hecho inédito desde que se establecieron las seis divisiones, tres por cada liga, en el béisbol.

Los Dodgers (104), Indios de Cleveland (102) y Astros de Houston (101) dominaron sus respectivas divisiones de principio a fin para completar este exclusivo trío, que podría repetirse en el 2018, aunque con integrantes diferentes.

Hasta los juegos del jueves 30 de agosto, los Medias Rojas de Boston sumaban 93-42 y llevan una proyección para terminar el año con 111 triunfos, lo cual superaría la mejor marca de la franquicia, que es de 105 y data de 1912, el año en que se inauguró el Fenway Park.

Sus archirrivales Yankees llevaban balance de 84-50, lo que les da una proyección de 102 éxitos. Si lo consiguen, sería la decimonovena vez que los Mulos suman triple dígito en la casilla de los éxitos.

Y los Astros, que entre el 2011 y 2013 sumaron tres campañas en fila con más de un centenar de derrotas, podrían lograr su segundo año seguido con más de 100 triunfos.

Su récord de 82-52 los proyecta para cerrar la temporada regular justamente con 100 victorias.

El club de las 100 derrotas

Ningún equipo perdió 100 juegos el año pasado, pero en el 2018, al menos dos conjuntos deben superar el centenar de fracasos: los Reales de Kansas City y los Orioles de Baltimore.

A un día del inicio del último mes del calendario regular, los Reales sumaban ya 91 perdidos, con 29 partidos por jugar.

La proyección indica que Kansas City terminaría con récord de 52-110.

Más cerca del centenar de derrotas están los Orioles, con 94, a falta de 28 encuentros. De seguir con este paso, Baltimore concluiría con 48-114.

Otros dos conjuntos podrían coquetear con los 100 fracasos: los Padres de San Diego y los Marlins de Miami.

San Diego, antes de los juegos de este jueves, ostentaba balance de 53-83 y su proyección lo llevaría a terminar justo con 62-100.

Por su parte, Miami juega para 53-81 y basta con que entre en una mala racha más profunda de la que ha tenido a lo largo de la campaña, para que sobrepase las 100 derrotas.

Ahora mismo, su pronóstico da un récord final de 64-98.

¿Más ponches que hits?

La posibilidad se vio venir desde que arrancó la temporada, cuando en el mes de abril por primera vez los bateadores se poncharon más veces que los hits conectados.

Hasta los juegos del miércoles 29 de agosto, la tendencia se había revertido ligeramente, pues los bateadores sumaban 33,970 imparables, por 33,674 abanicados.

Pero de que es posible que por primera vez en la historia haya más ponches que cohetes, lo es.

¿Más de 264 jonrones por un equipo?

Los Marineros de 1997 despacharon 264 bambinazos, récord para un equipo en una campaña.

Los Yankees sumaban 218 en 134 juegos, a un promedio de 1.6 bambinazos por encuentro.

Seis bateadores de Nueva York ya superaron la veintena de vuelacercas y con Didi Gregorius, Gary Sánchez y Aaron Judge próximos a regresar de la lista de lesionados, la marca histórica de Seattle estaría temblando.

La proyección ahora mismo es de 261, pero el béisbol no es una ciencia exacta, así que perfectamente los Mulos podrían, o bien superar el récord de Seattle, o enfriarse y quedar por debajo.

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El zurdo Chris Sale y el derecho Max Scherzer han estado al frente de las carreras por el premio Cy Young de ambas ligas mayores desde el inicio de la segunda mitad de la temporada, pero cuando se acerca el inicio del último mes de la temporada, las disputas se han cerrado tanto que aparentemente habrá que recurrir a los sistemas "Photo Finish" o "TV replay" para determinar los ganadores.

De lo que no hay mucha duda es acerca de que el derecho Jacob deGrom, de los Mets de Nueva York, es probablemente el pitcher más valioso del verano, y que eso probablemente no le garantizaría un trofeo de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA) en noviembre.

Sale, quien solamente ha realizado una apertura en un mes, tiene marca de 12-4, efectividad de 1.97 y 219 ponches en 146 entradas en el 2018. Pese a que ha estado dos veces en la lista de lesionados por asuntos relacionados al hombro, todavía el "Ace" de los Medias Rojas de Boston encabeza a todos sus colegas de la Liga Americana en WAR (6.5 en ESPN/Baseball-Reference y 6.1 en Fangraphs), pero la distancia cada vez es menor.

El derecho Trevor Bauer, de los Indios de Cleveland, (5.6 WAR en ESPN/Baseball-Reference y 5.9 en Fangraphs) le pisa los talones, pese a que no ha podido aportar mucho recientemente por estar en lista de lesionados debido a un golpe que recibió en la pierna derecha el 11 de agosto. Bauer tiene foja de 12-6, efectividad de 2.22 y 214 ponches en 166 innings.

El dominicano Luis Severino, de los Yankees de Nueva York, y el veterano Justin Verlander, de los Astros de Houston, no han aprovechado al máximo el parón laboral de Sale y Bauer, quienes podrían regresar en algún punto después de la primera semana de septiembre.

Severino (4.5 WAR en ESPN/Baseball-Reference y Fangraphs) lidera las Grandes Ligas con 17 triunfos, pero ha dañado sus promedios de dominio en la segunda mitad de la temporada, mientras que Verlander (4.5 WAR en ESPN/Baseball-Reference y 4.6 en Fangraphs) mantiene números excepcionales (13-8, 2.72 y 229 ponches en 175.2 innings) aunque bajó recientemente.

Los que sí han ascendido en la carrera son el derecho Blake Snell, de los Rays de Tampa Bay, y el cerrador puertorriqueño Edwin Díaz, de los Marineros de Seattle. Snell, quien tiene 16-5, 2.05, acumula 5.5 WAR en ESPN/Baseball-Reference y 3.3 en Fangraphs, en tanto que "Sugar" Díaz, el líder de salvamentos de las ligas mayores, ya tiene 50 rescates y podría convertirse en el tercer cerrador de la historia con 60 en una temporada.

En la Liga Nacional hay una batalla sin cuartel que se pelea en tres frentes diferentes actualmente.

Por un lado está Scherzer, quien ganó el premio en las dos temporadas anteriores y tiene tres estatuillas de ese tipo en su carrera, incluyendo la de la Liga Americana del 2013. El caballo de los Nacionales de Washington (8.1 WAR en ESPN/Baseball-Reference y 5.8 en Fangraphs) lidera el circuito en triunfos (16), ponches (249) y entradas (186.2) y es segundo en efectividad (2.22) para mantenerse en el liderato de la pugna.

Pero el derecho Aaron Nola, de los Filis de Filadelfia, viene empujando fuerte, y deGrom puede gritar a los cuatro vientos que ha sido el lanzador menos bateado del béisbol desde el día inaugural de la temporada.

Nola (9.2 WAR en ESPN/Baseball-Reference y 5.7 en Fangraphs) ha superado a Scherzer en duelos particulares dos veces una semana y tiene foja de 15-3, efectividad de 2.10 y 177 ponches en 176 entradas.

Mientras que el flaco de los Mets es el #1 en efectividad de ambas ligas mayores con un microscópico promedio de 1.68 y va segundo del viejo circuito en entradas (182.0) y ponches (224) y es tercero en WHIP (0.98). De acuerdo a Fangraphs, deGrom lidera a todos los lanzadores del béisbol con 6.9 WAR, mientras que ESPN/Baseball Reference lo ubica tercero con 8.0, detrás de Nola y Scherzer.

DeGrom tiene una modesta marca de ganados y perdidos (8-8), pero después de tirarle ocho entradas de una carrera y 10 ponches a los Cachorros de Chicago el martes, extendió su liderato de aperturas de siete o más innings y una o menos carreras (11) en la actual temporada de Grandes Ligas.

Mejor aún, en su carrera deGrom tiene 60 aperturas de una o ninguna carrera, la mayor cantidad en las primeras 133 presentaciones de un lanzador desde 1913. No descarten al derecho de los Mets de la carrera por el Cy Young simplemente por ser el pitcher menos apoyado del juego.

Para finalizar, deGrom lidera a todos los lanzadores de Grandes Ligas en valor probable en dinero por su desempeño en el campo, de acuerdo a una fórmula que usa Fangraphs, que se basa en el gasto anual de los clubes en salarios y el valor final de cada WAR (siglas de Victoria Sobre Nivel Reemplazo en inglés).

De acuerdo a esa tabla, en el 2018 una WAR le sale a los clubes en $7,7 millones de dólares.

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