Cuando los Cardenales de San Luis se convirtieron en el primer equipo eliminado en la Serie Divisional, sabíamos que la base de fanáticos de alguien estaría sumamente contenta al final de esta postemporada: Ninguno de los siete equipos restantes había ganado un cetro de Serie Mundial en la era del comodín que se remonta a 1995.

O, en el caso de los Cachorros de Chicago, en la era divisional... o la era de la expansión... o la era pos integración... o, rayos, desde que prohibieron la pelota ensalivada luego de la temporada de 1920. Los Cachorros ganaron por última vez una Serie Mundial en 1908, venciendo a los Tigres de Ty Cobb en cinco juegos. Su mejor lanzador era Tres Dedos Brown, ellos jugaban en una estructura de madera llamada West Side Park construída en 1893, y el equipo conectó 19 cuadrangulares en toda la temporada. Me aventuraría a decir que ninguno de esos 19 vuelacercas viajó tan lejos como el que conectó Kyle Schwarber el martes en la noche en el Wrigley Field para ayudar a asegurar la victoria en la serie sobre los Cardenales y que ahora está temporeramente inmortalizado.

Los Vigilantes de Texas y los Astros de Houston, dos franquicias de expansión nacidas a principios de los años 60 (originalmente los Vigilantes eran la segunda versión de los Senadores de Washington), siguen sin ganar su primer cetro de Serie Mundial, y sus tristes historias en la postemporada siguen escribiendo nuevos capítulos.

¿Los Dodgers de Los Angeles? Es difícil creer que no han llegado a una Serie Mundial desde que Kirk Gibson y Orel Hershiser llevaron al equipo a la victoria en 1988, pero esa es la verdad. El equipo con la nómina más alta en el deporte perdió el jueves 3-2 ante los Mets, ya que su ofensiva se marchitó luego de la primera entrada, y ahora hemos terminado de cubrir a los maravillosos Clayton Kershaw y Zack Greinke para el 2015 (bueno, por lo menos hasta que Greinke decida salirse de su contrato en la temporada baja).

Con lo que no hemos terminado es con las historias asombrosas. Como nos dice Doug Kern de ESPN Datos, si suman los años de sequía sin ganar una Serie Mundial de los cuatro equipos restantes, suman 188 años de hambre. Solo en el 2003 - cuando los Cachorros y los Medias Rojas todavía estaban vivos - hubo una suma mayor de años sin campeonato entre los equipos participantes. Si los Mets de Nueva York vencen a los Cachorros, tendríamos además la primera Serie Mundial en la historia entre dos equipos de expansión.

Pero no son solo los años sin un campeonato lo que hace este cuarteto final tan intrigante, sino donde han estado estos equipos. Los Cachorros jugaron el año pasado para 73-89, en el sótano de la División Central de la LN, el mismo record de los Filis. Los Filis. Un año despues, los Cachorros tuvieron una mejoría de 34 partidos en relación a los Filis, logrando 97 victorias para conseguir su primera temporada ganadora desde 2009. Con su dinámico grupo de novatos y la dupla de lanzadores abridores de Jake Arrieta y Jon Lester, los Cachorros ascendieron rápidamente bajo el mando del manager Joe Maddon. Ellos van a asustar a más de uno en la Liga Nacional por mucho tiempo. Quizás logren llegar a su primera Serie Mundial desde 1945; si no es así, serán los favoritos para lograrlo en 2016... y 2017... y 2018 ...

Kyle Schwarber, Jacob DeGromUSA TODAY SportsLa SCLN tendrá un choque interesante entre los jovenes bates de poder de los Cachorros contra los jóvenes brazos de poder de los Mets.
¿Los Mets? ¿Esos Mets de mercado grande, cuya gerencia tacaña ha causado tantos disgustos a su fanaticada? Ellos ganaron 79 partidos el año pasado, su sexta temporada perdedora al hilo. En el 2008, la última temporada ganadora del equipo, los fanáticos llenaron a reventar el Shea Stadium hasta sobrepasar los 4 millones, la mejor asistencia en la liga. En el 2014, el equipo apenas atrajo 2 millones y llegó en el puesto 13 en la LN. Pero el gerente Sandy Alderson tenía un plan para renovar el equipo alrededor de brazos de poder y todos llegaron juntos, al ascender a Jacob deGrom, Matt Harvey y Noah Syndergaard, lanzallamas que dominaron a los contrarios en toda la temporada. La fecha límite de cambios trajo a Yoenis Céspedes y más profundidad en su roster y de repente la alineación lucía tan fuerte como la rotación. Los Mets llegaron a la Serie Mundial por última vez en el 2000 -- ¡Clemens! ¡Piazza! - pero no ganan una desde 1986.

Los Azulejos de Toronto terminaron la sequía más larga sin llegar a postemporada en las mayores (felicidades, Seattle, ese honor es suyo ahora) con una ofensiva sobresaliente construída alrededor del veterano toletero José Bautista y la adquisición mediante cambio del posible JMV Josh Donaldson. Entonces consiguieron a David Price, un acuerdo parecido al de 1992, cuando consiguieron a David Cone para ayudarlos a ganar el primero de sus dos títulos consecutivos de Serie Mundial. Contrario a los otros tres equipos restantes, los Azulejos nunca tocaron fondo; simplemente ellos no pudieron romper ese lazo de poder de Yankees-Medias Rojas (y algunas veces Rays y Orioles) en la División Este de la LA. Este es un equipo con una mentalidad y una actitud, que lanza bates y castiga los errores de los contrarios. Quizás muchos de ustedes no los amen mucho, pero de seguro los canadienses sí.

Seguro, los Reales de Kansas City llegaron a la Serie Mundial el año pasado, pero no ganan una desde 1985. Muchos predijeron que lo de los Reales fue una casualidad y que este año terminarían por debajo de los .500. Pero no fue así; ellos mejoraron. Pusieron la pelota en juego, jugaron una defensiva magnífica, tuvieron un bullpen profundo y todo lo que Ned Yost hace en octubre es mágico.

Todo esto es bueno para el béisbol, esta sangre nueva. La nómina más alta es la de Toronto, la 10ª en las mayores. Cada vez es más difícil comprar el camino hacia un banderín. Las asistencias tuvieron un ligero aumento en relación al 2014. Los ratings de la TV local fueron altos en muchos mercados; de hecho, los Reales tuvieron el rating local más alto para una cadena de TV regional de un equipo desde el 2002. Perdedores constantes como los Reales y los Piratas ahora son constantes ganadores. Los Cachorros y los Astros van en camino a convertirse en potencias perennes. Desde el 2010, 25 de los 30 equipos han llegado a la postemporada. El juego está lleno de estrellas jóvenes y agradables. Hay esperanza para todos.

Estas dos series de campeonato de liga tienen como protagonistas cuatro equipos excelentes. Tendremos los bates de poder de los Cachorros ante los brazos de poder de los Mets. ¿Cuán lejos podrán llevar la pelota Schwarber o Kris Bryant si logran conectar una de las rectas de 100 mph de Syndergaard? Cuando los Reales ganaron su única Serie Mundial en 1985, ellos vencieron a los Azulejos en la SCLA. Esa fue una tremenda serie que se extendió a siete juegos y esperamos que esta sea igual de interesante. Definitivamente tenemos el potencial de ver algunos fuegos artificiales y no del tipo de los que se ven en el cielo. Estos equipos tuvieron ya un enfrentamiento en el terreno que vació las bancas en agosto, luego que el lanzador de los Reales Edinson Vólquez tildara a Donaldson de "un pequeño bebé".

La corrida de tres títulos de los Gigantes en cinco años fue absolutamente asombrosa, dada la paridad que existe hoy en día en el deporte y la dificultad y la aleatoriedad del béisbol de postemporada. El éxito consistente de los Cardenales año tras año es digno de admiración. Pero será bueno ser a un equipo diferente celebrando en el medio del terreno: Han pasado 22 años para los Azulejos, 29 años para los Mets, 30 años para los Reales.

Y en caso de que los estén contando, 107 años para los Cachorros.

Así que disfruten el béisbol. Yo sé que Tinker, Evers y Chance lo harán.

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El séptimo comisionado de MLB, Bart Giamatti, escribió un ensayo sobre beisbol que realmente es un lujo leerlo y, sobre todo, escucharlo de su propia voz en unos videos que se encuentran en Youtube.

The Green Field of the Mind se inicia de la siguiente manera: "Rompe tu corazón. Está diseñado para romper tu corazón. El juego comienza con la primavera cuando todo renace, florece en el verano llenando las tardes y noches, para luego, con la llegada de las lluvias, detenerse y dejarte solo para que enfrentes el otoño".

En el Juego 5 de la Serie Divisional de la Liga Americana el juego se detendría para uno de los dos equipos, dejando a sus fanáticos deambulando en búsqueda de una explicación que nunca encontrarán ya que no entienden que esa es su misma naturaleza. El beisbol puede ser cruel, injusto e incomprensible, algo que también lo hace interesante y apasionante.

En la lomita se enfrentaron los mismos protagonistas del segundo encuentro. Por Toronto: Marcus Stroman, un dínamo de energía que parece alimentarse de situaciones que asustan a más de uno. Por Texas: Cole Hamels, una combinación de talento, calma y control difícil de encontrar.

Texas se fue arriba abriendo el juego gracias a un doble de uno de sus bateadores más productivos en la Serie, Delino DeShields, y un par de machucones. Por la mente de más de un fanático canadiense regresó, al menos por un rato, la pesadilla de los dos primeros juegos en casa. Hamels liquidó el primer inning por la vía rápida con pleno dominio y rectas que superaron las 95 millas.

En el segundo inning con dos outs y el peligroso Delino DeShields de nuevo al bate, Andrus trató de robar la tercera y es retirado con potente disparo de Russell Martin. No parecía el mejor momento para correr especialmente con un Stroman un poco regado y algo inefectivo.

Shin-Soo Choo conectó cuadrangular en el tercero para aumentar la ventaja a dos carreras y además del silencio de las 49.742 personas que vinieron al Rogers Centre se desprendió algo de preocupación en el ambiente.

En el cierre del tercero José Bautista remolcó a Ben Revere con doble al jardín izquierdo para la primera carrera de los Azulejos. Allí vimos uno de los pocos parpadeos de Hamels en el juego.

Edwin Encarnación empató las acciones con enorme cuadrangular por el jardín izquierdo. Nunca había visto al dominicano gozarse un batazo como ese, pero era buen momento para hacerlo.

En la apertura del séptimo ocurrió la gran polémica de la tarde. Con Rougned Odor en tercera, Russell Martin se equivocó al tratar de devolver la pelota a Aaron Sánchez, pegándole al bate de Choo mientras estaba en el cajón de bateo, haciendo que rebotara hacia la tercera base. El venezolano se percató rápidamente y anotó. El oficial principal devolvió inicialmente a Odor a la antesala por supuestamente haber pedido tiempo, pero luego de una conferencia con Jeff Banister aceptó la anotación. Allí comenzó la lluvia de cervezas y objetos al terreno. Luego de infinidad de consultas y hasta revisión en video se mantuvo la carrera debido al error de Martin. Toronto puso el juego bajo protesta.

En el cierre del séptimo, luego de una feria de errores del campocorto Elvis Andrus, Donaldson trajo la del empate con un 'texas Leaguer" para que luego Bautista descosiera la pelota, enviándola a las gradas del jardín izquierdo para poner el juego 6-3. Ese cuadrangular fue una especie de inyección de calma a unos fanáticos a punto de saltar al terreno por la frustración acumulada luego de varias decisiones que consideraron injustas.

Roberto Osuna se encargó de cerrar el show a sus 20 años. El mexicano tuvo que recoger tomates a los 12 años para darle de comer a sus hermanos, trabajando 12 horas diarias. Esto no es presión para él y así lo ha demostrado todo el año con su inmenso talento.

De los colegios de Toronto enviaron cartas a los padres y representantes pidiendo que los estudiantes fueran el miércoles vestidos con algo de los Azulejos. Era la segunda carta que recibía con la misma solicitud en los últimos 7 días. No había calle, rincón, bar, restaurante, bodega o casa que no estuvieran pendiente del juego decisivo. La ciudad más que identificada con el equipo estaba comprometida emocionalmente a más no poder.

Al final, adaptando otro párrafo de The Green Field of the Mind: "Un pitcheo, tercer strike y todo se detuvo. El verano murió en Texas y, como la lluvia rueda en los techos, los fanáticos abandonaron los bares rápidamente solo con una pequeña preocupación sobre el tráfico para regresar a casa. Las circunstancias se llevaron las estaciones y convirtieron la esperanza en recuerdos, una vez más. Y de nuevo, para eso usó al beisbol, nuestro mejor invento para evitar cambios con el fin realizar esos mismo cambios."

Usted tenía razón señor Giamatti, pero aquí en Toronto todavía es verano y seguirán enviando cartas para que los niños vistan de nuevo los colores de los Azulejos.

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En una serie en donde el equipo visitante ha ganado todos los juegos, Toronto amparado de una sólida ofensiva y buena actuación de R. A. Dickey y, hasta cierto punto, David Price logró lo que muchos ya consideraban imposible y obligaron a un quinto y decisivo juego el día miércoles.

La ofensiva de los Azulejos de Toronto ahora si se pareció a lo que vimos casi toda la temporada. Un lineup paciente en el home, que puede irse por la banda contraria y con una fuerza descomunal. Además, con la facultad de anotar varias carreras temprano en el juego para así facilitar la labor del abridor. Esa ha sido la receta exitosa del equipo en el 2015.

La historia de R.A. Dickey es digna de una película de Hollywood pero aquí no la resumiremos, aun cuando si recomiendo ampliamente su documental "Knuckleball". Lo que si me gustaría resaltar es que las ruedas de prensa luego de sus aperturas son como una clase de filosofía. Primero es la paciencia con que habla y luego la profundidad de sus comentarios y lo completo de la autopsia de lo sucedido.

El derecho siempre se refiere a sus dos hijos: la nudillo rápida y la nudillo lenta. Hay ciertos días en donde la rápida logra el objetivo pero en otros es la lenta la encargada de la mayor carga de trabajo. Es como si no fuera responsable de su actuación en la lomita, su función es ser un intermediario entre esos dos lanzamientos y el resto del mundo.

En el día de hoy se vio un Dickey dominante, agresivo y aprovechando la ventaja que le dieron temprano. Lo bateadores de los Vigilantes de Texas se vieron ansiosos tratando de descifrar las mariposas y eso aumentó su efectividad. Su labor era dar unos cinco o seis innings y la cumplió a pesar que Gibbons optó por sacarlo un poco antes de tiempo.

Luego básicamente la única polémica del juego, Gibbons sustituyó a Dickey con David Price a pesar que el juego estaba 7-1. Yo no soy relacionista público del manager de los Azulejos pero el movimiento tenía cierta lógica.

Primero, el zurdo estaba disponible como relevista en el tercer juego y, de hecho, estuvo a punto de entrar en acción pero el bullpen hizo el trabajo. Antes del inicio del cuarto encuentro, Gibbons anunció que Price relevaría, eso era un hecho. Es verdad que el encuentro se abrió, pero como lo demostró la otra serie de la Liga Americana eso no es garantía de nada.

El punto era traer a David Price para garantizar la victoria y así fue. De todas maneras, el plan del miércoles ya estaba dibujado desde el mismo lunes: Marcus Stroman abrirá y luego todos los brazos estarán disponibles menos Price (aun cuando David Price dijo que sí estaría listo en la rueda de prensa luego del juego).

Algo peor hubiera sido que el encuentro se hubiera cerrado o volteado sin Price. Allí si rodarían cabezas inmediatamente. El objetivo era ganar el cuarto desafío y regresar a Toronto para definir la serie. El resto se resolverá el miércoles.

Texas desaprovechó una oportunidad con dos victorias arriba y el regreso a su casa en búsqueda de una más. Es como ese boxeador que luego de dar una golpiza deja que el oponente agarre un segundo aire para enredar la pelea. Los Azulejos absorbieron el castigo y salieron al tercero y cuarto round para igualar las acciones.

Ya vimos cómo Toronto ha reaccionado con la espalda contra la pared, será interesante ver como lo hará Texas en esa misma situación. Todo será revelado el miércoles.

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El tercer juego de la Serie Divisional Toronto-Texas se pareció más a lo que muchos esperaban en el primer juego. Algo de ofensiva y gran actuación de una estrella en la lomita por parte de Toronto, solo que en esta oportunidad no era David Price.

Marco Estrada es uno de esos casos interesantes. Las estadísticas dicen que fue uno de los lanzadores más dominantes en la Liga Americana en esta temporada pero, a pesar de ello, mucha gente desconfía de su talento. Quizás sea por el hecho de depender del control y de un cambio de velocidad que el jardinero central de los Orioles de Baltimore bautizó un día como "money". Si estuviéramos hablando de alguien con una recta de 99 millas posiblemente la reacción sería distinta pero, ese no es su caso.

Uno de los factores fundamentales en la gran temporada del diestro ha sido Dioner Navarro. La inteligencia e instintos detrás del plato alimentan la confianza del lanzador, quien solamente se limita a seguir las instrucciones y colocar los pitcheos en la mascota del venezolano. "El me conoce mejor que yo" me dijo Estrada en alguna oportunidad al referirse a Navarro. Muchas veces es esa relación tan cercana lo que hace falta para mover a un lanzador de bueno al grupo de los mejores.

El mexicano realizó un cambio para esta apertura buscando evitar el inicio lento que lo caracterizó durante todo el año. "Hice bullpen con intensidad, como si fuera un juego...nunca lo había hecho de esa manera, veremos que pasa" confesó en Toronto antes de viajar a Texas. Y resultó.

Por espacio de 6 innings y un tercio, Estrada le dio a Toronto el espacio que necesitaba para abrir el encuentro. Luego el bullpen se encargó del resto tal como lo ha venido haciendo con relativa frecuencia desde el juego de las estrellas.

La estrella ofensiva del día fue Troy Tulowitzki y eso es crucial en las aspiraciones de los Azulejos de Toronto por varias razones. La combinación Donaldson, Bautista y Encarnación sigue sin producir y eso hasta sorprende. Tulo ha tenido problemas a la ofensiva desde que se incorporó al equipo y Vigilantes de Texas piensa que no está recuperado al 100% luego de la lesión y por eso se arriesgan con él cuando pueden. Ganar un juego básicamente con la ofensiva de un solo pelotero tiene que inyectar optimismo a un grupo que ha repartido palos a mansalva durante toda la temporada.

Pero por el lado de Texas tampoco vimos al mismo equipo y eso en parte fue por la gran actuación de Estrada y una apuesta que no funcionó tan bien como se esperaba.

Martín Pérez es otra historia curiosa. El zurdo ha sido pelotero 'profesional' casi toda su vida, desde los 12 años para ser más exactos. Luego de llegar a las mayores de manera vertiginosa sufrió un lesión en el brazo que requirió de una operación Tommy John. Esta temporada regresó de la cirugía y le costó algo alcanzar el mismo nivel que lo caracterizó. Sin embargo, Jeff Bannister indicó a la prensa en Toronto que el venezolano merece la oportunidad de abrir aun cuando tenía otras opciones más experimentadas. "Como todo al que le hacen esa operación es necesario esperar un tiempo para que retome el control de los lanzamientos y la confianza, yo creo que ya Martín está en ese punto y por ello lanzará el tercer juego de la Serie Divisional" recalcó el manager de Texas.

El plan de trabajo del siniestro era sencillo y lo compartió en el programa Beisbol Semanal de ESPN Radio el mismo domingo. Mantener la pelota baja y afuera la mayor parte del tiempo ante un lineup muy agresivo. Ocasionalmente rectas adentro para hacer pensar a los bateadores. Esa fue la misma receta de Yovani Gallardo y parecida a la de Cole Hamels, aun cuando este prefirió lanzar adentro en la primera parte del segundo juego hasta que decidió concentrarse en la esquina externa. El problema de ese tipo de planes siempre es llevarlo a la práctica, ejecutar los pitcheos y allí falló.

A Pérez le costó dominar las esquinas, ponerse arriba en las cuentas, engañar a los bateadores y, en fin, activar el plan. Toronto también se presentó mucho más paciente que en los dos primeros juegos y logró que agotará su arsenal rápidamente.

En fin, el guión del tercer juego era el que muchos ya habían escrito con algunas variantes pero esta película continuará mañana con incertidumbres debido a la decisión de John Gibbons de poner a calentar a David Price en el séptimo inning ganando 5-1. Parece que el abridor será R.A. Dickey y que Price ya no estará disponible en caso de emergencia pero si posiblemente lo esté Marcus Stroman. Price quedaría para un eventual quinto juego en Toronto pero si no ganan el cuarto de nada vale tenerlo, ahora pensar que estará en el bullpen dos días seguidos también es poco probable. Mañana se despejará esa duda.

Texas sigue teniendo control de la Serie, le basta ganar uno de los dos juegos que quedan. Solo que los Azulejos al menos hoy, pusieron una pequeña duda en muchas mentes y eso puede germinar en otras cosas.

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Si había un lanzador que reflejaba la realidad de los Azulejos de Toronto en el segundo juego de la Serie Divisional contra los Vigilantes de Texas era Marcus Stroman. Al derecho lo daban por descartado este año debido a una lesión en la rodilla sufrida en los campos de entrenamiento. Sin embargo, luego de un trabajo arduo resucitó con el equipo en el mes de septiembre y dominó. El encuentro del viernes tenía esa sensación a la distancia, Toronto podía colocarse a un paso de fallecer o volver a la vida.

Vaughn Ridley/Getty ImagesStroman lanzó para ganar luego de un inicio tembloroso, pero salió sin decisión.
Stroman se monta en la lomita con resentimiento y odio en su corazón, tal como el mismo lo declaró el día jueves, debido a que toda su vida ha sido menospreciado por distintos factores incluyendo su tamaño. Eso le da fuerza y motivación para lanzar, además de hacerlo ante un estadio que básicamente lo aplaudió constantemente desde que se paró a calentar.

Uno puede decir que Cole Hamels es lo opuesto a Stroman en términos emocionales. El zurdo es frio, calculado y premeditado. Eso le dio un detalle adicional a un encuentro que ya tenía varios. Algo así como ver luchar a Hulk contra Batman (pero no la versión de Matt Harvey debido al límite de pitcheos).

El juego estaba pautado para las 12:45 pm pero los Azulejos saltaron antes y hubo que esperar unos 3 minutos con todos los peloteros listos incluyendo Stroman. Una señal del desespero interno producto de esa primera derrota.

El primer inning fue algo extraño. En el inicio vimos jugadas que normalmente se hacen pero que esta vez no, malas decisiones a la hora de correr las bases y a Chris Colabello como la estrella defensiva (por cierto, Colabello y defensa nunca se utilizan en la misma oración). Texas anotó dos carreras pero desperdició algunas más. En el cierre de la entrada, Josh Donaldson recortó la ventaja con un cuadrangular de línea por el jardín central que levantó a los fanáticos tal como si le hubieran dado una descarga eléctrica de cien millones de voltios.

En el segundo Rougned Odor (que en canadiense significa pesadilla) anotó una carrera con maña caribeña. Boleto, una base adicional tras un roletazo y un deslizamiento en el plato estilo hombre elástico a pesar que la pelota ya le había ganado. Toronto empató el partido en el cierre de esa misma entrada de una manera más fácil, a fuerza de palos.

Luego hubo paz en la Ciudad Gótica del norte por unas entradas, quitando los 49.716 mil fanáticos que no paraban de gritar.

En el quinto Toronto se fue arriba con la combinación Pillar, Goins y Revere. Luis Rivera, boricua y coach de tercera de Toronto, me comentó antes del juego sobre la importancia de esa parte del lineup, especialmente considerando que deberían ver buenos pitcheos.

Texas empató en el octavo con hit del emergente Mike Napoli aprovechando un "shift' de Toronto que no funcionó esta vez. Adicionalmente teniendo a Mark Lowe listo en el bullpen, John Gibbons prefirió dejarle a Brett Cecil quien, en su defensa, ha sido uno de los relevistas más efectivos en las mayores desde el juego de las estrellas y también domina a los derechos. Pero Napoli le batea mucho mejor a los zurdos. "Decisiones", diría Rubén Blades.

Nota especial para el bullpen de ambos equipos pero en especial a Roberto Osuna (Toronto) y Jake Diekman (Texas) por su actuación en el día de hoy. Básicamente apagaron las ofensivas sin consideración de nadie. Impresionante.

Adelantemos la historia hasta el inning 14...

La pesadilla se embasa con un infield hit para luego anotar con un hit del dominicano Hanser Alberto a un LaTroy Hawkins un poco franco. Antes de la carrera Toronto apeló una decisión de quieto en segunda que parecía out debido a que el zapato de Odor dejó la base por milésimas de segundos pero en Nueva York no vieron lo mismo. Luego Texas anotó de nuevo con otro infield hit ahora de Delino DeShields. En fin, un inning productivo de eso que llaman beisbol pequeño que le dio números definitivos al juego.

Nota aparte para el umpire principal Vic Carapazza al verse involucrado en una gran cantidad de protestas de bolas y strikes, sobre todo de Russell Martin, a quien particularmente nunca había visto con esa actitud. Realmente Toronto no perdió por eso pero fue algo notable en el juego.

Al final, los Azulejos se acercan peligrosamente a la eliminación al perder sus dos juegos en casa de una manera dramática. Pero ese mismo equipo tuvo dos rachas de 11 juegos ganados seguidos en la temporada así que todavía falta pelota.

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Aunque su verdadero nombre era Lawrence Peter Berra, el mundo lo conoció como Yogi, su apodo desde niño. Y nunca habrá otro Yogi Berra.

Las palabras no son suficientes para describir lo que Berra significó no sólo para los Yankees sino para la ciudad de Nueva York.

Más allá de ser una leyenda en el béisbol, con 15 apariciones consecutivas en el Juego de Estrellas, tres nombramientos de Jugador Más Valioso y 10 anillos de Serie Mundial, hazaña que es muy poco probable que vuelva a ser repetida, Berra era el último recordatorio de la época más exitosa y legendaria de la franquicia neoyorquina.

Yogi Berra, 1925-2015
Ilustración ESPN Digital

En un equipo colmado de leyendas, Yogi era la leyenda viviente, el que jugó con DiMaggio y con Mantle, el que fue amigo de todos los peloteros sin importar el color de su piel, el que por 14 años no visitó Yankee Stadium por su mítica riña con el "Boss" George Steinbrenner, el que fue héroe de guerra y quien cuyos "yogismos" han sido repetidos a través del mundo.

Los Yankees honraron a Berra en Twitter tras darse a conocer la noticia del fallecimiento con la siguiente frase: "Estamos profundamente entristecidos por la pérdida de una leyenda de los Yankees y un héroe estadounidense".

Berra fue sin duda el mejor receptor en vestir el uniforme rayado, y uno de los mejores en Grandes Ligas, finalizando con un promedio de bateo de .285 con 358 jonrones y 1,430 carreras impulsadas, el mayor número de remolcadas para un cátcher en la historia.

Sin embargo, su presencia fue mucho más allá de sus menos de 5 pies y 7 pulgadas de estatura.

En torno a un legendario equipo como los Yankees, con 19 números retirados y 53 ex jugadores o dirigentes habiendo sido exaltados al Salón de la Fama, siempre gira un misticismo sobre qué figura podría aparecer a la vuelta de la esquina.

Durante los entrenamientos primaverales y los partidos entre ex jugadores, conocidos como "Old Timers Day", ningún equipo deslumbra con un mayor número de figuras que los Yankees de Nueva York, y nadie era más querido que Berra.

Sus presentaciones en el estadio los últimos años habían sido limitadas, ya que estaba gozando de poca salud, pero en cualquier momento se anticipaba que Berra entraría por la esquina posterior del clubhouse, al lado del casillero que le pertenecía al capitán Derek Jeter, para saludarte con una de sus legendarias y cómicas frases.

Yogi falleció el miércoles en la madrugada, después que los Yankees se alzaron con una impresionante victoria ante los Azulejos, uno de esos partidos que en múltiples ocasiones estuvo a un solo lanzamiento de tener un resultado muy distinto.

Y Berra nos hubiera recordado muchas veces en Toronto que "nada se acaba, hasta que se acabe", una realidad que aplica no sólo al béisbol sino a la vida misma.

Puede que haya muchos mejores peloteros de los Yankees en la historia, pero ninguno como Yogi Berra.

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Será ahora o nunca para los Yankees de Nueva York en su última serie contra los Azulejos de Toronto si es que tienen alguna intención de clasificar a playoffs como líderes del Este de la Liga Americana.

Con 14 partidos restantes esta temporada regular, los Yankees aún podrían tener la oportunidad de colocarse en posición de ganar el banderín divisional, pero se verían limitados a depender por completo de los resultados de los Azulejos de no ganar terreno en sus próximos tres enfrentamientos.

Tras salir airosos de la "Serie del Subterráneo" ante los Mets, y recibido ayuda de sus archirrivales Medias Rojas de Boston, que ganaron dos de sus tres partidos en Toronto, los Yankees han visto la ventaja de los Azulejos al tope divisional reducirse a dos juegos y medio.

Los Azulejos cuentan con el mejor récord en todo Grandes Ligas desde el 29 de julio, habiendo acumulado una impresionante marca de 35 victorias y sólo 13 derrotas. No sólo eso, dominaron por completo a los Yankees en su propia casa, finalizando con una marca de 8-2 en el Yankee Stadium esta temporada.

También cabe destacar que los Azulejos, que perdieron sus últimos dos partidos ante Boston, no han tenido una racha de tres derrotas consecutivas desde principios de julio, y han ganado 11 de sus 16 partidos contra los Yankees este año.

Toronto arrancará la serie con el as David Price en la lomita, quien cuenta con una marca de 7-1 y efectividad de 2.17 en nueve salidas desde que fue adquirido de Detroit, además de tener un récord de 2-0 con ERA de 2.33 en sus tres aperturas contra los Yankees con el uniforme de los Azulejos.

La única buena noticia para los Yankees es que se las arreglaron para ganar dos de sus últimos tres enfrentamientos en el Rogers Centre a mediados de septiembre para poner fin a una histórica racha de 11 triunfos al hilo para el equipo canadiense.

Los decaídos Yankees milagrosamente han sabido mantener el paso con los líderes del Este de la Americana, pero habrá que ver qué sucederá ahora con el último golpe a la rotación, la baja del lanzador Masahiro Tanaka, quien sufrió un tirón en la corva durante el encuentro del viernes contra los Mets.

La lesión de Tanaka es un fuerte golpe para la rotación de los Yankees, la cual intentaron acomodar específicamente para que el as japonés pudiera enfrentar a los Azulejos.

Tanaka, quien los Yankees confían se perderá una sola apertura por la lesión, cuenta con una marca de 12-7 y efectividad de 3.38 esta temporada, pero mucho más importante para el equipo era su récord de 2-0 con una efectividad de .056 en sus últimas dos aperturas contra la poderosa alineación de Toronto.

Iván Nova, quien fue degradado al bullpen después de permitir seis carreras y siete hits en una entrada y dos tercios el 12 septiembre, precisamente ante los Azulejos, tendrá la oportunidad de reivindicarse al ser llamado para ocupar el puesto de Tanaka. El dominicano registró una efectividad de 3.10 en sus primeras siete aperturas esta temporada, pero acumuló un pobre ERA de 7.46 en sus últimas siete.

Otro detalle importante para Nueva York no será sólo tener una buena presentación en Toronto, sino también barrer series contra equipos como los decaídos Medias Blancas de Chicago, su próximo rival durante cuatro partidos en el Bronx, y seguir dominando a sus últimos dos rivales divisionales, como han hecho a través de la temporada.

Después de su serie contra Chicago, los Yankees jugarán cuatro partidos contra los Medias Rojas, a quienes han dominado 10-5 este año, y cerrarán la temporada con tres juegos contra los Orioles, otro rival divisional contra quienes tienen una marca ganadora (9-7).

Los Azulejos por su parte, después de su serie contra los Yankees, disputarán 6 de sus 10 juegos restantes contra los Rays de Tampa Bay, quienes al igual que los Medias Rojas, han sido un rival divisional que se les ha hecho sumamente difícil esta temporada, habiendo ganado sólo cinco de sus 13 enfrentamientos, aunque hay que especificar que fue antes de la completa renovación de su plantel.

Entre medio de sus dos series contra los Rays, los Jays se medirán a Baltimore, contra quienes cuentan con un dominante récord de 9-6, antes de finalizar la temporada regular en Tropicana Field.

Dos victorias será lo mínimo que los Yankees necesitarán en Toronto para que el banderín divisional esté a su alcance, sino, los poderosos Azulejos seguirán siendo la mejor historia esta segunda mitad de la temporada y al fin darán por terminada la sequía de béisbol en octubre más larga activa en Grandes Ligas.

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Los Yankees de Nueva York y los Azulejos de Toronto finalmente arrancarán su anticipada penúltima serie de temporada regular este viernes en el Bronx. Serán los primeros cuatro de siete partidos restantes entre los rivales divisionales este 2015, los cuales están siendo augurados como decisivos para las aspiraciones de postemporada de ambos equipos.

Los Azulejos cuentan con el mejor récord en todo Grandes Ligas desde el 29 de julio, habiendo acumulado una impresionante marca de 29 victorias y sólo 9 derrotas.

Los decaídos Yankees, a pesar de múltiples lesiones, milagrosamente han sabido mantener el paso con los líderes del Este de la Americana y se ubican a un juego y medio del tope divisional.

Pero mientras no cabe duda que todas y cada una de las series disputadas por equipos aspirantes a playoffs cobran mayor importancia llegado septiembre, nada quedará decidido una vez los Azulejos se despidan del Yankee Stadium al concluir el partido del domingo.

Y esa es precisamente la perspectiva de los peloteros en Toronto, incluido el estelar toletero dominicano Edwin Encarnación: que aún queda mucho béisbol por jugar.

"Va a ser [una serie] muy importante, pero no la que va a decidir nada, faltan muchos juegos", dijo el estelar primera base y bateador designado. "Todavía faltan muchos juegos después que juguemos con los Yankees. Los momentos decisivos se verán al final".

El jardinero Jose Bautista coincidió con su compatriota y compañero de equipo, reiterando que con más de tres semanas y 23 partidos restantes de temporada, es muy temprano para otorgarle demasiada importancia a un solo resultado.

"Cuando el posicionamiento está cerrado, como es el caso con nosotros ahora mismo, los juegos cogen más importancia pero uno no puede cambiar la forma de pensar, y pensar que cada juego es el último de la temporada", sentenció Bautista. "Uno tiene que concentrarse en lo que lo ha mantenido teniendo éxito hasta este momento en la temporada y seguir haciendo eso".

Pero mientras ganar la serie contra los Yankees este fin de semana será un gran impulso para sus aspiraciones, al equipo canadiense le esperan múltiples desafíos a la vuelta de la esquina.

Al concluir la serie en Nueva York, los Azulejos viajarán a Turner Field a medirse a los deplorables Bravos de Atlanta, una serie que deberían barrer con muchísima facilidad con su poderosa ofensiva y el pésimo pitcheo de sus últimos rivales interligas.

No obstante, después los Azulejos disputarán el resto de sus partidos contra rivales divisionales, incluidos tres juegos más contra los Medias Rojas de Boston, ante quienes han perdido sus últimas dos series y cinco de sus últimos siete enfrentamientos.

Tras tres juegos más contra los Yankees en casa del 21 al 23 de septiembre, los Azulejos tendrán tres partidos contra Tampa Bay, otro rival divisional que se les ha hecho sumamente difícil esta temporada, habiendo ganado sólo cinco de sus 13 choques este año (aunque cabe destacar que sus peores rachas fueron a principios de temporada, mucho antes del gran momento que están viviendo en la actualidad).

Las últimas dos series de temporada regular de los Jays serán contra Baltimore, contra quienes cuentan con un dominante récord de 9-6, pero luego se toparán de nuevo con Tampa Bay para concluir la campaña regular.

Los Yankees fallaron en aprovechar las dos derrotas de los Azulejos en Fenway Park, sufriendo a la vez dos reveses ante los Orioles, un equipo que habían dominado a través de todo el año.

De los 24 partidos restantes para el equipo neoyorquino, 17 serán contra rivales divisionales, siete de ellos contra los Azulejos, ante quienes han ganado sólo cuatro de sus 12 enfrentamientos. Los Yankees también tendrán que enfrentar a los candentes Mets de Nueva York para su última serie de interliga del 18 al 20 de septiembre.

La única esperanza para Nueva York no será sólo tener una buena presentación ante los Jays y los Mets, sino también barrer series contra equipos como los decaídos Medias Blancas de Chicago, y seguir dominando a sus rivales divisionales como han hecho a través de la temporada. Fuera de Toronto, los Yankees han ganado la serie de temporada contra Tampa Bay (10-6), Boston (10-5) y Baltimore (9-7).

Pero al fin y al cabo, podría ser demasiado poco y demasiado tarde para los Yankees, con los Azulejos perfectamente posicionados para ganar su primer banderín del Este de la Americana y clasificar a su primera postemporada desde 1993, y poner fin a la sequía de béisbol en octubre más larga activa en Grandes Ligas.

Una sola serie a mediados de septiembre puede que no determine nada, pero no cabe duda que de ser barridos, los Yankees podrían verse relegados a ser meros observadores de resultados en el marcador y tener que conformarse con una cita en un partido de comodín para decidir su temporada.

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La serie entre los Yankees de Nueva York y los Azulejos de Toronto este fin de semana hizo muy poco para definir la tabla del Este de la Liga Americana con casi 50 partidos restantes de la temporada regular, pero mucho para revelarnos la identidad de ambos equipos.

Aunque les habían augurado que serían sepultados por los candentes Azulejos, ubicados hasta el viernes en el primer lugar tras una racha de 11 victorias al hilo, los Yankees sorprendieron ganando los primeros dos partidos y recuperando el primer lugar que custodiaron por 41 días consecutivos desde principios de julio.

Los Yankees demostraron que aún no hay nada perdido, y que, como afirmó el propietario mayoritario Hal Steinbrenner, la división quizás sea suya para perderla o ganarla.

Pero los Bombarderos del Bronx también volvieron a revelar su talón de Aquiles, los años que pesan en una ofensiva que ha fallado en ser consistente a través de la temporada.

Lo sucedido ante Toronto este fin de semana nos recordó cuando los Yankees perdieron 10 de 11 juegos a fines del pasado mes de mayo, lo cual no había sucedido desde 1995.

Después de aquella pésima racha, el equipo neoyorquino retomó el sendero del triunfo barriendo a quienes han sido sin duda el mejor equipo en la Liga Americana, los Reales de Kansas City, y siguieron subiendo sistemáticamente hasta el tope divisional, donde llegaron a tener una ventaja de siete partidos.

Así hicieron los Yankees este fin de semana, que después de haber sido casi barridos por los Indios de Cleveland, uno de los peores equipos en la División Central, le ganaron la serie a Toronto para retomar una ventaja de medio juego al tope del Este.

Los Azulejos por su parte nos mostraron tener una debilidad similar a la de los Yankees, viviendo o muriendo de la mano del corazón de su ofensiva, pero a la vez exhibieron una entereza y profundidad que hace mucho tiempo no se había visto en Toronto.

La ofensiva canadiense no pareció el mejor 1 al 5 en Grandes Ligas, como muchos expertos lo han laureado, ante el pitcheo de los Yankees, pero no cabe duda que su victoria el domingo sirvió para recordarnos que en la candente batalla por el Este será determinante contar con la amenaza de bates como Josh Donaldson, José Bautista y Edwin Encarnación en el corazón de la alineación.

El trío Donaldson-Bautista-Encarnación se ha combinado para 80 cuadrangulares y 234 carreras impulsadas, pero lo más importante para el equipo es que 15 de esos jonrones y 37 de esas remolcadas han sido estas primeras dos semanas del mes de agosto.

Los Yankees por supuesto cuentan con Alex Rodríguez, Mark Teixeira y Brian McCann, que han sumado 75 cuadrangulares (11 en agosto) y 211 RBI, pero la mayor diferencia es que han registrado sólo 17 carreras impulsadas en los últimos 13 partidos.

Mientras la ofensiva de los Azulejos ha ido calentando con seis semanas restantes del calendario regular, la de los Yankees ha ido en retroceso, y entre dos equipos cuyo pitcheo abridor ha estado colmado de altas y bajas eso será lo que finalmente podría voltear la balanza a su favor.

Una gran beneficio para los Yankees para mantenerse al tope de la tabla será que tendrán la ventaja como dueños de casa el resto de la temporada, ya que disputarán casi dos terceras partes de sus 46 partidos restantes dentro de los lujosos confines de la catedral del béisbol en el Bronx.

En sus 53 partidos en Yankee Stadium, la menor cantidad de juegos en casa en toda la Liga Americana (en comparación los Blue Jays han jugado 63), Nueva York tiene una marca de 32 ganados y 21 perdidos, 10 victorias más que las que han registrado como visitantes.

Fuera de casa, los Yankees han ganado 32 y perdido 31, que aunque es uno de los pocos récords sobre la marca de .500 en la Americana, debería ser mucho mejor al liderar la mayoría de las categorías ofensivas como visitantes en el nuevo circuito, como hits (538), carreras anotadas (282), impulsadas (271) y son segundos en cuadrangulares (75).

Para los Yankees no hay nada como jugar en su estadio y así lo podrán hacer en 28 ocasiones hasta el 1 de octubre.

No sólo eso, 14 de esos 28 partidos en casa serán contra rivales divisionales. Fuera de Toronto (4-8), los Yankees cuentan con un récord ganador ante todos sus oponentes del Este de la Americana, con marca idéntica de 8-5 ante los Rays de Tampa Bay y Orioles de Baltimore, y 8-4 sobre los Medias Rojas de Boston.

Además, a pesar de tener que medirse en series de tres partidos a sólidos equipos como los Astros y los Mellizos, ambos cuentan con pésimos récords como visitantes, Houston (24-35) y Minnesota (21-34).

Ahora quedará de los Azulejos demostrar que su marca de 12 ganados y sólo tres perdidos en agosto no fue un espejismo, porque aunque dominen a los Yankees en los siete partidos que les quedan por disputar, lo que cada equipo sepa hacer con los oponentes más débiles el resto del año será lo que marcará la diferencia, y les garantizo que el resto del béisbol buscará vestirse de aguafiestas.

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Olympics, USA BaseballJonathan Ferrey/Getty ImagesEl béisbol fue deporte olímpico hasta los Juegos del 2008 en Beijing.
ORLANDO -- En su lucha por regresar al programa de los Juegos Olímpicos, el béisbol-- que se fusionó con el sóftbol en un solo organismo internacional para tales fines-- está prometiendo el oro y el moro al Comité Olímpico Internacional (COI), incluyendo la posible participación de los peloteros de Grandes Ligas para la gran justa deportiva del 2020, a celebrarse en Tokio, Japón.

Recientemente, el Comité Organizador de Tokio 2020 escuchó ponencias de los deportes que quieren ser agregados al programa olímpico-- además del béisbol y el sóftbol compiten boliche, karate, escalada, patinaje y Wu-Shu-- antes de enviar sus recomendaciones al COI, que tiene programado anunciar una decisión antes o alrededor del 30 de septiembre.

Por sugerencia del COI las federaciones internacionales de las bolas dura y blanda crearon la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WBSC, por sus siglas en inglés) para facilitar su reingreso a los Juegos Olímpicos como un deporte único con torneos en dos disciplinas: El béisbol para hombres y el sóftbol para mujeres.

El béisbol debutó en los Juegos Olímpicos como deporte de exhibición en 1904 en San Luis, Estados Unidos, y nuevamente en 1912 (Estocolmo, Suecia), 1936 (Berlín, Alemania), 1956 (Melbourne, Australia), 1964 (Tokio, Japón), 1984 (Los Angeles, Estados Unidos) y 1988 (Seúl, Corea del Sur) antes de ser incorporado al programa oficial de los juegos.

La pelota repartió medallas en las justas de 1992 (Barcelona, España), 1996 (Atlanta, Estados Unidos), 2000 (Sidney, Australia), 2004 (Atenas, Grecia) y 2008 (Beijing, China), pero fue desterrado por el COI) hace siete años debido a la incapacidad de la federación internacional de lograr que las ligas mayores estadounidenses, que tienen a los mejores atletas de ese deporte, permitieran la participación de sus jugadores.

En los Juegos Olímpicos han jugado grandes peloteros como los norteamericanos Mark McGwire, Will Clark, Robin Ventura, Nomar Garciaparra, Jason Varitek, R.A. Dickey y Roy Oswalt; los cubanos Omar Linares, Orestes Kindelán, José Contreras y Pedro Luis Lazo; el japonés Hideo Nomo y el dominicano Ramón Martínez, entre muchos otros, pero todos lo hicieron antes de jugar en Grandes Ligas.

Sin dar detalles de como sería la posible participación de los jugadores de las ligas mayores en los Juegos Olímpicos, Riccardo Fraccari, presidente de la WBSC, dijo el pasado fin de semana a los organizadores de Tokio 2020 que eso agregaría valor al programa de los juegos.

"Las discusiones están en marcha con Major League Baseball (MLB) y estamos seguros de nuestra propuesta les permitirá enviar jugadores profesionales a Tokio", dijo Fracari.

MLB públicamente ha hecho campaña para que el COI abra las puertas al béisbol, al punto de que el anterior Comisionado, Bud Selig, quien cedió el cargo a Rob Manfred en enero, prometió en varias ocasiones que se haría todo el esfuerzo de mandar a algunos de los mejores peloteros de las ligas mayores a los Juegos Olímpicos en caso de que la pelota sea readmitida.

"Todos estamos interesados en que el béisbol regrese a los Juegos Olímpicos. Eso es parte fundamental en la internacionalización del deporte", dijo Héctor Pereyra, presidente de la Federación de Béisbol de República Dominicana y secretario general de la Confederación Panamericana de Béisbol, que representa a las mayores potencias del deporte, incluyendo Estados Unidos, Cuba, Canadá, Venezuela, Puerto Rico y Dominicana.

Una muestra del compromiso de las ligas mayores de béisbol de Estados Unidos y Japón, los circuitos profesionales más importantes del planeta, para impulsar el deporte a nivel mundial, es la creación de dos torneos internacionales con la participación de los mejores jugadores profesionales.

En el 2006; MLB, la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas y la Federación Internacional de Béisbol crearon el Clásico Mundial de Béisbol, primer campeonato de naciones con la participación de las estrellas de las ligas mayores norteamericanas. Japón ganó las primeras dos ediciones, mientras que República Dominicana se quedó con el título del 2013. La próxima cita está programada para marzo del 2017.

Este año, la Federación Internacional y las ligas mayores de Japón (NPB), como principales organizadores, estrenarán el torneo Premier 12, en el que se medirán las 12 mejores naciones del ránking mundial. El evento, cuya edición inaugural se realizará en Japón y Taiwán del 8 al 21 de noviembre, sería el sustituto de la desaparecida Copa Mundial.

El plan de la federación internacional es que si el béisbol es aceptado de regreso a los Juegos Olímpicos, entonces el Premier 12 sería el torneo que clasificaría a los ocho participantes que irían a los Juegos Olímpicos.

Uno de los escollos que presenta el Premier 12 es que será celebrado en medio de las temporadas del béisbol invernal caribeño. Pereyra informó a ESPNdeportes.com que la próxima semana Fraccari estará en República Dominicana para reunirse con Juan Francisco Puello Herrera, presidente de la Confederación de Béisbol del Caribe, y probablemente con los directivos de la Liga Dominicana para darles detalles de primera mano de la organización del Premier 12.

"En estos momentos, todos estamos halando la cuerda para un mismo lado. Queremos que el béisbol siga creciendo en nuestros países, pero al mismo tiempo que se convierta en un deporte conocido en todo el mundo", dijo Pereyra. "El Clásico Mundial, el Premier 12 y los Juegos Olímpicos son los escenarios adecuados para medir ese crecimiento", agregó.

¿Peloteros de Grandes Ligas en los Juegos Olímpicos del 2020? ¡Es muy probable!

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