Ichiro Suzuki
Ron Elkman/Sports Imagery/Getty ImagesSuzuki podría ser el primero que entre al Templo de los Inmortales con el voto unánime de los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA).
MIAMI - ¡Ichiro! ¡Ichiro! ¡Ichiro! Cada vez que sale a batear de emergente, los fanáticos en el Marlins Park, por pocos que sean, se las arreglan para armar una estruendosa algarabía y corear el nombre del ya legendario pelotero japonés.

Una cuclilla antes de entrar a la caja y el madero hacia adelante en su mano derecha como si fuera una espada de samurai forman parte del ritual de Ichiro Suzuki, uno de los bateadores más finos que haya pasado jamás por las Grandes Ligas.

A sus 42 años de edad y en su decimosexta temporada en las Mayores, está a apenas diez imparables de los 3,000, una cifra que terminará de pavimentar, por si alguien aún tiene dudas, su camino hacia el Salón de la Fama de Cooperstown.

Si Mariano Rivera y Derek Jeter, dos leyendas ya retiradas de los Yankees de Nueva York, no lo consiguen antes, Suzuki podría ser el primero que entre al Templo de los Inmortales con el voto unánime de los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA).

Ichiro irrumpió en las Mayores en el 2001 con la fuerza de un huracán de categoría 5 y eslabonó una cadena única de diez temporadas seguidas con 200 o más imparables.

En el 2004, con 262 cohetes, rompió la marca de 257 impuesta por George Sisler en 1920.

Para que se tenga una clara dimensión de ese récord, basta señalar que después que Sisler logró su marca, pasaron por las Mayores varios de los mejores bateadores de la historia, como Ted Williams, Babe Ruth, Joe Dimaggio, Stan Musial, Mickey Mantle y el propio Pete Rose, líder histórico en hits en Grandes Ligas, y ninguno lo consiguió.

Entoces jugaba para los Marineros de Seattle, donde pasó sus primeras 13 campañas, antes de irse a los Yankees los siguientes tres años.

Ahora en Miami es una presencia que inspira respeto y admiración a cada paso en el clubhouse, donde sus compañeros no esconden el honor que sienten por jugar y compartir con una leyenda.

"Ichiro todavía no ha terminado de jugar y ya nosotros lo consideramos un Hall of Famer, porque no tenemos dudas de que llegará a Cooperstown".

Así lo considera el derecho cubano José Fernández, el astro de la rotación de los Marlins. "Es una escuela, ver su ética de trabajo, su manera de prepararse cada día, nos enseña cómo ser mejores profesionales".

Profesional en toda la extensión de la palabra. Así ha sido Ichiro a lo largo de toda su carrera, en busca siempre de la perfección en su trabajo.

Por eso tiene unos raros y exclusivos equipos de ejercicios en su taquilla, que le ayudan a superar el obstáculo de un físico aparentemente endeble. Son sólo suyos, fabricados para él. La gente pasa, los mira y ni pregunta.

Es como un altar erigido a los dioses ancestrales del País del Sol Naciente, ante el cual Ichiro se prepara como un samurai que va a su última batalla.

"Es un privilegio poder verlo cada día con su rutina, preparándose en silencio, enseñándonos con su ejemplo cómo ser mejores dentro y fuera del terreno", opina por su parte el venezolano Martín Prado.

"Algún día podré decirle a todos que jugué al lado de un grande, de un jugador para todas las épocas. Su ética de trabajo no tiene rival'', añadió Prado, quien es el capitán del equipo.

Con 2,990 hits arranca la segunda mitad de la temporada y lo único que necesita es tiempo de juego.

Ya en el ocaso de su carrera, ha asumido con una humildad que impresiona el papel de cuarto jardinero. No exige privilegios a pesar de su hoja de vida excepcional, sino simplemente sale a aprovechar cada oportunidad para acercarse más a su meta.

Pero a su edad mantiene una forma tal, que colocarlo en cualquiera de las tres praderas para darles un día de descanso a los titulares no representa un hueco en la defensa.

Con casi 43 años, sus habilidades defensivas se mantienen intactas, su rango de desplazamiento es enorme y la fuerza y precisión de sus tiros levanta al público de sus asientos.

Miami se prepara para darle la bienvenida a la hazaña de los 3,000 y ojalá que el momento se produzca en el Marlins Park.

Pero si pasa fuera de casa, donde quiera que sea, recibirá una sonada ovación del público rival, pues a fin de cuentas, no siempre se tiene la oportunidad de ver a una leyenda que ha dejado a su paso sólo elogios y admiración.

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Las cosas pueden cambiar rápidamente en el béisbol. Estos cinco grandes bateadores que fueron Todos Estrellas el año pasado están teniendo problemas en el plato en el 2016. La lista no incluye a otro grupo de Todos Estrellas del 2015: Mark Teixeira estaba bateando .180 antes de irse a la lista de lesionados; Dee Gordon cumple un castigo por uso de sustancias para mejorar el rendimiento; Russell Martin batea .218 y Troy Tulowitzki .215; Alcides Escobar está peor este año que el año pasado, con el segundo peor OPS entre jugadores titulares; Andrew McCutchen está bateando muy por debajo de su estándar usual de excelencia. Y entonces están los Todos Estrellas que se han lastimado: A.J. Pollock, Alex Gordon, Mike Moustakas y, apenas la semana pasada, J.D. Martínez y José Bautista. ¡Y Brock Holt! No se olviden de Brock Holt. Casi la mitad de los Todos Estrellas del año pasado que son jugadores de posición están produciendo muy por debajo de los niveles del 2015 o están en la lista de lesionados. Ouch.

Prince Fielder
AP Photo/Jeff RobersonEl bateador designado de los Vigilantes de Texas Prince Fielder tiene promedio de apenas .205 esta temporada.
Prince Fielder, Vigilantes de Texas

Números: .205/.274/.315, 5 HR, 36 RBI

Mayor problema: Prácticamente todo. Su tasa de ponches ha aumentado, su tasa de boletos ha bajado, su poder aislado está bien por debajo. Considerando que no tiene valor en las bases o en el terreno, ha sido uno de los jugadores menos valiosos en el béisbol. Lo que más asusta de esto es que no está bateando las rectas, lo que sugiere que está teniendo graves problemas con la velocidad de su bate.

2009:wOBA de .455

2010:wOBA de .429

2011:wOBA de .442

2012:wOBA de .436

2013:wOBA de .355

2014: Lesionado

2015:wOBA de .398

2016:wOBA de .327

El Fielder en su mejor momento bateó muy por encima de los .300 y tuvo slugging por encima de .600 ante las rectas; ahora batea .272 con slugging de .397. El poder de Fielder ya iba en declive antes de su cirugía de cuello en 2014; el año pasado pudo compensar un poco al comenzar a batear la pelota a todas partes y tuvo promedio de .305.

Diagnóstico: No es bueno. Ha lucido tan mal que uno se tiene que preguntar si tiene problemas físicos. Si no tiene problemas físicos, entonces los Vigilantes deben preocuparse seriamente por los cuatro años que le restan en su contrato.

Justin Upton, Tigres de Detroit

Números: .235/.290/.386, 8 HR, 31 RBI

Mayor problema: Los ponches. Lleva ritmo para terminar con 209 chocolates, muy por encima de la cifra máxima en su carrera, que son 171. La buena noticia: Luego de poncharse en el 38 por ciento del tiempo en abril, ha logrado recortar esa cifra a 24 por ciento en junio. Como resultado, sus números se están recuperando, con cinco cuadrangulares en junio. Mi colega Tristan H. Cockcroft mencionó que Upton ha tenido problemas ante las rectas de 94 mph o más (tiene OPS de .512 ante ellas) y que la División Central de la LA tiene muchos lanzallamas (especialmente en la rotación de Cleveland y el bullpen de Kansas City). Así que algunos de sus problemas podrían ser simplemente un resultado de tener que medirse a pitcheos de alto octanaje.

Diagnóstico: Luce como que se está recuperando. Su lento arranque significa que es poco probable que vaya a terminar con los números que se esperaban de él, y su tasa de boletos sigue siendo baja, pero deberá estar bien en el resto del camino.

Giancarlo Stanton, Marlins de Miami

Números: .211/.311/.427, 13 HR, 32 RBI

Giancarlo Stanton
JCS/Icon SportswireGiancarlo Stanton ha estado sumido en una mala racha desde principios de mayo.
Mayor problema: Tasa de contacto duro (y de solo contacto). Lleva ritmo para terminar con 194 ponches en poco más de 137 juegos. Lo raro del asunto es que comenzó bien, con OPS de 1.023 hasta el 6 de mayo. Reitero la pregunta que escribí a principios de esta semana: ¿De repente se le olvidó como batear el 7 de mayo? No fue titular el 8 de mayo y desde entonces ha tenido problemas, incluyendo el haberse perdido algunos partidos a finales de mayo por molestias en el torso. Eso podría ser señal de alguna lesión.

Diagnóstico: He aquí un dato interesante sobre Stanton: A pesar que es un tipo de poder, no es un bateador que solo batee elevados. Desde el 2014, se ubica en el puesto 55 entre 257 bateadores con por lo menos 750 apariciones en el plato en porcentaje de elevados en contacto. Así que sigue muy [por encima del promedio de MLB, pero no batea tantos elevados como lo hacen chicos como Chris Carter, Bautista, Kris Bryant o Chris Davis. De todos modos, su tasa de elevados ha bajado de 41.7 por ciento la pasada temporada a 35.1 por ciento. Tiene la peor tasa de ponches de su carrera, pero aun así eso supone un aumento de menos del 4 por ciento en comparación con el año pasado. Su promedio de batazos "bien conectados", de acuerdo con ESPN Datos, ha bajado de .248 a.151. ¿Problemas en la mecánica? ¿Mentales? ¿Lesiones? Apuesto a la opción No. 3. Los Marlins tiene 300 milloens de razones para esperar que esa sea la razón de su mala racha.

Yasmani Grandal y Adrián González, Dodgers de Los Angeles

Números: Grandal batea .192/.310/.359 y González .267/.344/.380

Mayor problema: ¿Salud? Para esta misma época el año pasado, Grandal bateaba .276/.386/.494 y González .297/.372/.523. Ellos se combinaron para 22 jonrones, y los Dodgers andaban en el cuarto puesto en la LN en carreras anotadas. Este año, se han combinado para lograr 12 vuelacercas, y los Dodgers andan novenos en la LN en anotadas. Grandal se lastimó el hombro en la segunda mitad y fue sometido a una cirugía en la temporada baja. Mientras tanto, el declive de González se puede trazar a los dos meses finales de la temporada 2015, cuando bateó .238/.316/.371. Dos cosas pueden explicar la sequía de poder de González: Está halando la pelota con menos frecuencia y está bateando más rodados. Su porcentaje de batazos halando la pelota es de 35.7 por ciento, una baja respecto al 40 por ciento del año pasado y el 45.5 por ciento en el 2013. Su tasa de rodados, que rondó el 38 y 39 por ciento en las pasadas tres campañas, anda por el 53.3 por ciento este año. Oh oh.

Diagnóstico: Grandal le dijo a Doug Padilla de ESPN.com el otro día que siente que su swing se está recuperando. "He estado bateando la pelota bastante duro en el último par de semanas", dijo Grandal. "Siento que en todo este mes he estado bateando bien la pelota, solo que no he podido levantarla al aire. Este juego es de pulgadas o ángulos. Cuando miro arriba y bateo la pelota duro a más de 100 mph, para mí eso es lo que estoy intentando hacer. Hasta ahora, siento que he estado haciendo un buen trabajo con eso y espero seguir haciéndolo. Obviamente, los hits comenzarán a caer en algún punto". Con Grandal, podría ser simplemente asunto de que el hombro se fortalezca. Si los Dodgers creen que el asunto puede ser más serio, podrían poner sus miras en un posible cambio por Jonathan Lucroy.

Los problemas de González son simples: Tiene que comenzar a levantar más la pelota. Él ha tenido sus propios problemas de salud y hasta le tuvieron que poner una inyección de epidural a finales de mayo para aliviar un nervio pinchado en su espalda baja. Eso ciertamente podría explicar sus problemas, ya que batea .189 en junio con apenas un cuadrangular. Lo que ha hecho es empeorar en vez de mejorar. Tengan en mente que ya tiene 34 años, y algunas cosas graciosas pueden ocurrir cuando tienes 34 años. Hay muchas banderas rojas aquí.

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El japonés Ichiro Suzuki hizo historia este miércoles al lograr dos imparables más en su carrera en Grandes Ligas.

AP
En su primer turno al bate del miércoles ante los Padres de San Diego, Suzuki, de los Marlins de Miami, se apuntó un infield hit gracias a la increíble velocidad de piernas que mantiene a sus 42 años de edad.

Y en su último turno del día, con dos outs en la novena entrada, conectó un doble a lo profundo del jardín derecho del Petco Park.

¿Y qué de importantes tienen estos hits?

Ahora Suzuki suma 2,979 imparables de su carrera en Grandes Ligas, a sólo 21 de los 3,000 que, en caso de que alguien tenga dudas, le garantizarán el boleto al Salón de la Fama de Cooperstown en su primer año de elegibilidad.

Con estos 2,979 cohetes y los 1,278 que disparó en sus nueve campañas en la liga profesional japonesa, Ichiro superó el total de 4,256 que conectó Pete Rose en Grandes Ligas, y ahora suma 4,257.

Pero la comparación de cifras es injusta. Pretender igualar su cosecha global con la de Rose es absurda, pues el nivel de la liga nipona no es equitativa con las Grandes Ligas norteamericanas.

Si fuera por eso, entonces a Pete Rose habría que sumarle los 427 hits que disparó cuando estaba en las Menores.

Nadie duda de la calidad extraordinaria, suprema, de Ichiro Suzuki, uno de los bateadores más finos que ha pisado jamás un terreno de béisbol.

Pero comparar ambas ligas es un sinsentido, pues abundan casos de jugadores que triunfaron en el país asiático y luego fracasaron al probarse en el mejor béisbol del mundo.

Hideki Matsui fue un muy buen jugador con los New York Yankees, pero jamás se acercó al nivel que alcanzó en su natal Japón.

Allá, Matsui era apodado Godzilla y era una verdadera bestia, que promediaba 33 bambinazos por temporada y hasta tuvo una de 50.

En diez campañas en Japón, botó 332 pelotas, pero cuando vino a jugar a Estados Unidos, su total de jonrones fue de 175 y sólo una vez llegó a 31.

Otro de tantos ejemplos fue el cubano Orestes Destrade, con 160 cuadrangulares en 1,816 turnos en los cinco años que pasó en Japón, a un promedio de un vuelacercas cada 11.4 veces al bate.

En Grandes Ligas sólo consiguió 26 jonrones en 765 oportunidades, uno cada 29.4.

Creo que si Ichiro Suzuki hubiera jugado toda su carrera en las Ligas Mayores de Estados Unidos, posiblemente hoy sería o estaría cerca de ser el líder absoluto de hits de todos los tiempos.

Pero celebremos las hazañas como son. Sin exageraciones innecesarias.

Ichiro ha sumado muchas desde que llegó en el 2001 a los Marineros de Seattle, como sus diez temporadas seguidas con 200 o más imparables.

O los 262 que bateó en el 2004, con los que rompió la marca de 257 impuesta por George Sisler en 1920.

Para que se tenga una clara dimensión de ese récord de 262 cohetes, basta señalar que después que Sisler logró su marca, pasaron por las Mayores varios de los mejores bateadores de la historia, como Ted Williams, Babe Ruth, Joe Dimaggio, Stan Musial, Mickey Mantle y el propio Rose, y ninguno lo consiguió.

Por cierto, si yo fuera Terry Collins, manager de los New York Mets, escogería a Ichiro como refuerzo del equipo de la Liga Nacional en el próximo Juego de las Estrellas que se disputará en el Petco Park de San Diego el 12 de julio.

Me atrevo a asegurar que el cubano Jose Fernandez, el dominicano Marcell Ozuna, el venezolano Martin Prado y Christian Yelich, todos con méritos suficientes para ser convocados al partido estelar por los Marlins, cederían con gusto su lugar a su legendario compañero japonés.

Sería una ocasión muy especial para que el mundo reverencie como merece el samurái del béisbol.

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Mientras se acerca al prestigioso grupito de los peloteros que han bateado tres mil hits en las Grandes Ligas norteamericanas, Ichiro Suzuki reanima la discusión sobre si ya supera a Sadaharu Oh como mejor pelotero japonés de todos los tiempos, al tiempo que mejora su expediente para ser el primero de su raza con una placa en el Salón de la Fama de Cooperstown.

Suzuki, quien se fue de 4-3 en la victoria de Marlins de Miami 13-4 sobre Padres de San Diego, el lunes, batea .350 (42 hits en 120 turnos) en el 2016, cuando juega su temporada #25 entre las ligas mayores niponas (NPB) y de Estados Unidos (MLB). A los 42 años, Suzuki tiene cuatro juegos de tres o más imparables --incluyendo dos de 4 hits-- y un porcentaje de .425 de OBP, pese a que solamente ha iniciado jugando en 22 encuentros.

Ahora Suzuki ha pegado 2,977 imparables con Marineros de Seattle, Yankees de Nueva York y Marlins desde su debut en el 2001. Incluyendo los 1,278 hits que bateó en nueve temporadas con Orix, de la Liga Pacífico en Japón, totaliza 4,255 incogibles en altos niveles, a uno del total que tuvo Pete Rose, quien ostenta el récord de las ligas mayores.

Suzuki no solamente ha sido uno de los mejores bateadores de las últimas dos décadas, sino que además ha sido uno de los peloteros más productivos de Grandes Ligas en un tramo de 15 años. Entre todos los peloteros activos, el pequeño samurai de los Marlins es séptimo en Victorias Sobre Nivel Reemplazo (WAR) acumuladas con 59.8, en la versión de Baseball Reference.

Alex Rodríguez (118.6), Albert Pujols (99.5), Adrián Beltré (86.0), Carlos Beltrán, Miguel Cabrera (69.4) y Chase Utley (66.5) son los únicos que le superan, mientras que Ichiro está por encima de jugadores de la talla de Robinson Canó (58.3), David Ortiz (53.3), Mark Teixeira (51.8) y David Wright (50.0). Cuando llegue a los tres mil imparables, Suzuki se convertirá en el miembro #30, y el primer asiático, del prestigioso grupo. De los 29 integrantes del "Club 3,000", los únicos que no han sido electos al Salón de la Fama son Rose (expulsado de por vida del béisbol por apostar); Rafael Palmeiro, la primera gran estrella de MLB suspendida por violar el programa antidopaje, y Alex Rodríguez, quien aún está activo.

En el caso de Suzuki, no hay un solo argumento importante en su contra para mantenerlo fuera de Cooperstown una vez sea elegible. Además de sus casi tres mil imparables, batea .314 con 504 bases robadas y 1,368 carreras anotadas en MLB y será el séptimo jugador de 3,000 hits y 500 robos, junto a Ty Cobb (4,191/901), Honus Wagner (3,430/724), Paul Molitor (3,319/504), Eddie Collins (3,313/743), Rickey Henderson (3,055/1,406) y Lou Brock (3,023/938).

Ichiro construyó su carrera de Salón de la Fama en sus primeros 10 años en Grandes Ligas. Ganó los premios de Novato del Año y Jugador Más Valioso en el 2001 y acudió a cada Juego de Estrellas y ganó el Guante de Oro en sus primeras 10 temporadas con los Marineros, período durante el que acumuló siete lideratos de hits-- incluyendo el récord de una temporada, con 262 en 2004-- y dos títulos de bateo.

Uniendo sus días en la NPB y la MLB, Ichiro batea .325 con 4,255 hits (557 dobles, 231 jonrones, 113 triples), 703 bases robadas, 1,276 carreras impulsadas y 2,026 anotadas en una carrera que comenzó en 1992. Ha ganado 17 Guantes de Oro, nueve títulos de bateo, cuatro premios MVP y fue convocado a 17 Juegos de Estrellas.

Oh, el nueve veces MVP de la Liga Central y líder de jonrones (868), carreras impulsadas (2,170) y bases por bolas (2,390) en Japón, es considerado el mejor pelotero nipón de todos los tiempos y fue electo al Salón de la Fama de su país en 1994. Pero Ichiro triunfó en Japón y Estados Unidos y casi seguro será el primero en el pabellón de inmortales de ambos países.

A Ichiro le faltan 22 hits para los 3,000, pero hace rato que es un grande de todos los tiempos de este deporte.

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No sé si fue coincidencia o hubo intencionalidad, pero esta vez fue Carlos Beltrán quien tomó el estrado en The Players' Tribune, al mismo tiempo en que los Marlins de Miami y los Piratas de Pittsburgh juegan en Miami la polémica serie que debió celebrarse en Puerto Rico.

Mientras los peloteros de ambos equipos y las Grandes Ligas le dieron la espalda a Puerto Rico, el jardinero de los Yankees de Nueva York subió a la tribuna virtual creada por Derek Jeter para contar de manera muy especial la manera de jugar pelota de los puertorriqueños, todos marcados por un mismo ejemplo: Roberto Clemente.

Carlos Beltran
David Richard/USA TODAY SportsCarlos Beltrán utilizó la plataforma de The Players' Tribune para expresar su sentir sobre Roberto Clemente.

Y es que Clemente es el más universal de todos los boricuas. Nadie nacido en la Isla del Encanto ha influido tan positivamente en la sociedad como el Cometa de Carolina, grande en terreno, inmenso fuera de él.

Cuenta Beltrán cómo en Puerto Rico se habla de Clemente en las clases de historia, de la misma manera que se habla de los próceres de la independencia como Ramón Emeterio Betances o Eugenio María de Hostos.

Y su ejemplo marca la manera de jugar de cada niño boricua, desde que toma un bate en sus manos por primera vez.

"Cuando tienes la oportunidad de mejorar cualquier situación, y no lo haces, estás malgastando tu tiempo en la Tierra".

Esa frase marcó el paso por la vida del estelar pelotero, quien aprovechó cada segundo de los 38 años que estuvo entre los suyos.

Más allá de su muerte, el 31 de diciembre de 1972, sigue mejorando con su ejemplo la vida no sólo de sus coterráneos, sino de todos los peloteros latinos que ven en él el espejo en el que reflejarse.

Conmueve leer la manera en que Beltrán narra su avidez por conocer cada detalle de su ídolo, a pesar de que nunca lo vio jugar, pues nació en 1977, cinco años después de la muerte de Clemente.

Y el orgullo que sintió Beltrán cuando Willie Mays, uno de los mejores jugadores que ha pasado por las Grandes Ligas, se refirió al astro boricua como "el pelotero perfecto".

A veces nos deslumbramos con las estrellas actuales y nos olvidamos de la historia, de los hombres que con su esfuerzo y entrega sentaron las bases para lo que disfrutamos hoy.

Ese pelotero perfecto marcó el camino de Beltrán, de Iván Rodríguez, de Juan González, de Bernie Williams y la nueva generación de peloteros boricuas, que contra viento y marea, tratan de rescatar el béisbol de la isla, como Francisco Lindor, Carlos Correa o Javier Báez.

Por eso duele ver el estado lastimoso del béisbol puertorriqueño, por la desidia y el desinterés de funcionarios a quienes poco o nada les interesan las bolas y los strikes.

A Derek Jeter, gracias, una vez más, por darle un espacio a los deportistas para contar sus historias.

A Carlos Beltrán también las gracias por compartir íntimamente su visión de cómo debe jugarse el béisbol.

Y a Roberto Clemente por ser Roberto Clemente, perfecto a pesar de ser humano.

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Sin contar los 25 millones de esta temporada, a Albert Pujols todavía le faltan por cobrar 140 millones de dólares de su contrato, aun cuando ya no es ni la sombra del pelotero que ya tiene suficientes números para entrar caminando al Salón de la Fama de Cooperstown.

Lo de Pujols se veía venir. Cuando los Angelinos de Los Angeles lo firmaron por 240 millones y diez campañas en el 2012, el toletero dominicano ya tenía 32 años de edad y era una utopía pensar que rendiría a su máximo nivel hasta los 42.

De hecho, sus números habían comenzado a decrecer paulatinamente en sus años finales con los Cardenales de San Luis, aunque todavía eran cifras envidiadas por la mayoría de los mortales.

Eso no lo vio Arte Moreno, dueño de los Angelinos, cuando le dio el megacontrato que cuando se aproxima a la mitad de su término, ya se ve como uno de los peores de la historia.

Giancarlo Stanton
Mike Carlson/Getty ImagesEn sus últimos 11 partidos, Stanton, cuarto bate de Miami, ha tenido muy poco que aportar, con cuatro hits en 37 turnos y 16 chocolates.
De todos modos, Pujols sigue aportando ganancias y en el 2015 fue el decimoctavo pelotero que más camisas vendió en todas las Grandes Ligas, aun cuando su desempeño con el madero depare flashazos de su grandeza de antaño.

Pero duele pagar tanto dinero por alguien cada vez menos efectivo, con todo y su nicho garantizado en el Templo de los Inmortales.

Y si bien Moreno debe estar lamentándose por la fallida inversión, el que tiene que estar halándose los pelos es Jeffrey Loria, el propietario de los Miami Marlins: si lo de Pujols fue un error, lo de Giancarlo Stanton es un fraude.

Con bombos y platillos, Loria anunció en el invierno del 2014 el pacto que convertía a Stanton en el deportista mejor pagado de la historia: 325 millones.

Desde el comienzo, muchos dudaron si el jardinero derecho de los Marlins merecía tanto dinero, pues si bien es cierto que es uno de los bateadores de mayor fuerza que hayan pisado un terreno de béisbol, sus deficiencias en la caja de bateo lo hacen demasiado vulnerable y lo llevan por ratos al grado de la mediocridad extrema.

Las últimas semanas han sido catastróficas para Stanton, quien en la reciente subserie de tres juegos ante los increíbles Filis de Filadelfia se fue de 10-0 con nueve ponches.

En los últimos 11 partidos, el cuarto bate de Miami ha tenido muy poco que aportar, con cuatro hits en 37 turnos y 16 chocolates.

No es sólo la cantidad de abanicados, sino la manera en que luce, con swings ridículamente descoordinados.

De sus 11 jonrones, seis han sido con las bases limpias, mientras que con hombres en posición anotadora y dos outs, lleva de 15-0 y ocho ponches.

Es cierto que cuando le pega a la pelota, la envía más lejos que nadie, pero como dijo en su momento Ozzie Guillén cuando dirigió a los Marlins, lo importante no es que dé jonrones largos, sino que lo haga muchas veces.

En lo que va de temporada, ha abanicado 48 veces en 132 turnos al bate, o lo que es igual: se poncha en el 36.3 por ciento de sus visitas al plato.

A eso súmenle su propensión a las lesiones, que le dan un promedio de sólo 106 juegos por temporada.

Es cierto que el contrato está estructurado de una manera en la que Stanton cobrará un tercio aproximado del dinero en la mitad del tiempo del acuerdo y le da la posibilidad de salirse en el séptimo año para buscar un nuevo pacto en la agencia libre.

Tal como van las cosas, Loria debe estar rezando y encendiendo velas porque el jugador opte por romper el contrato, aunque a este paso es difícil que algún otro equipo se aventure a morder el anzuelo llegado ese momento.

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Definitivamente, los tiempos han cambiado para mal y los verdaderos héroes son una especie en peligro de extinción.

Mientras el gran Roberto Clemente pasó a la inmortalidad entregando su vida por el prójimo, las estrellas multimillonarias de hoy están tan enfermas de egocentrismo y alejadas del resto del mundo que en su mayoría son incapaces de mover un dedo por sus semejantes menos favorecidos.

La inminente cancelación de la serie entre los Piratas de Pittsburgh y los Marlins de Miami en San Juan por el miedo al contagio con el virus del zika es una bofetada al recuerdo de Clemente.

Estadio Hiram Bithorn  Serie del Caribe
AP Photos
Mientras las Grandes Ligas aún no han tomado una decisión definitiva sobre la serie en el Hiram Bithorn de San Juan, el equipo de la Capital del Sol ya fijó su posición al respecto. Los jugadores de los Marlins realizaron una votación secreta sobre el viaje, previsto para los días 30 y 31 de mayo, aunque los resultados no se darán a conocer hasta el fin de semana.

Así lo hizo saber el lanzador derecho Tom Koehler, representante del sindicato de jugadores dentro del equipo surfloridano.

Koehler dijo que durante la reciente serie en Milwaukee, recibieron una información alarmante de Grandes Ligas y del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades sobre el zika y sus consecuencias.

El serpentinero señaló que entre las recomendaciones recibidas por las autoridades sanitarias, en caso de viajar a San Juan, estaban quedarse dentro de la habitación, viajar del hotel al estadio, usar mangas largas y sobre todo, no incluir en la delegación a ninguna esposa embarazada.

Según el diario El Nuevo Herald, que cita informes de la prensa local de Pittsburgh, los jugadores de los Piratas quieren mover la serie al Marlins Park de Miami, a pesar de ser uno de los equipos más populares en la Isla del Encanto, precisamente por Clemente.

Existen maneras de evitar la picada del mosquito Aedes Aegypti, transmisor de la enfermedad, como el uso de ropa adecuada y aplicación de repelentes, aunque ningún método sea seguro 100 por ciento.

Pero los héroes corren riesgos, como los enfrentaron los médicos de varios países que fueron hasta Africa a combatir la reciente epidemia de ébola.

Ir a jugar a San Juan, en momentos en que Puerto Rico está devastado por un terremoto financiero y su gente necesita aunque sea un soplo de esperanza, sería el mejor tributo al noble boricua que murió llevando ayuda humanitaria a la Nicaragua destruida por el sismo de 1972.

Los peloteros tienen el derecho de decidir y nadie puede obligarlos, pero sería justo entonces que ningún jugador de los Piratas o los Marlins sea elegible al premio Roberto Clemente, al menos no en este año.

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Mi primera conversación con Dee Gordon, hace algunos años, fue sobre su pelea perpetua de mantener su peso y fuerza durante el maratón que es la temporada de béisbol. En casi todos los entrenamientos primaverales que le siguieron, yo le pedía una actualización de ese esfuerzo, para ver cómo había progresado. Era como monitorear el crecimiento del hijo de un amigo a través de sus tarjetas anuales de Navidad.

Como siempre, Gordon respondía de forma alegre, puntualizando de forma habitual sus frases con un "señor", a modo de respeto. Ningún jugador en el béisbol es más sociable que Dee Gordon. Ningún jugador es más educado. Sus padres le enseñaron bien.

La suspensión de Gordon por 80 juegos por dar positivo a testosterona y clostebol, anunciada en la madrugada del viernes luego de haber ayudado a los Marlins a barrer a los Dodgers, debería (pero probablemente no va a ser así) a disipar un par de estereotipos sobre el uso de drogas para mejorar el rendimiento. Ahora ya deberíamos saber que los usuarios de sustancias vienen en todas formas y tamaños, desde los que tienen montañas de músculos como Jose Canseco hasta jugadores esbeltos que tienen problemas hasta para entallar su uniforme, como Gordon. Y los usuarios de PED no son todos aquellos que se esconden en las esquinas de los camerinos: Si yo hiciera un ranking de jugadores por simpatía, Gordon estaría entre mis 10 mejores de todos los tiempos.

Pero ser un modelo de comportamiento no exime a Gordon de ser ambicioso, o codicioso. Hasta que Gordon no dé una explicación completa de cuándo, cómo y por qué hizo trampa, nunca sabremos todos los detalles de su uso (e incluso si ofreciera una descripción, milígramo por milígramo o aguja por aguja, nunca sabríamos de seguro si nos está diciendo la verdad). Gordon publicó unas declaraciones escritas el viernes en las que indica que no sabe cómo llegaron esas sustancias a su organismo, pero que no piensa apelar la suspensión.

Gary A. Vasquez/USA TODAY SportsPoco después de que Dee Gordon conectara sencillo para empatar el juego entre Marlins y Dodgers, se anunció su suspensión de 80 juegos por dopaje.
Es posible que las haya estado utilizando durante toda su carrera profesional, y que haya aprendido a manejar su uso para no ser detectado en las pruebas. O quizás solo las utilizó en esta primavera.

Quizás Gordon cruzó la línea como respuesta al problema de mantener su peso y fuerza. Cuando Gordon estaba a punto de llegar a Grandes Ligas, luego de la temporada 2010, él explicó como se había disciplinado a sí mismo para comer más y más, pero que había sido bendecido (o maldecido, dependiendo de la perspectiva) con un metabolismo que parecía tragarse cualquier cantidad de calorías ingeridas.

Gordon tuvo su primera oportunidad de ser torpedero de los Dodgers en el 2011, pero fue tan errático, tanto en su defensiva como en su ofensiva, que luego de un par de años había sido relegado a ser jugador a tiempo parcial. Los Dodgers decidieron utilizar su increíble velocidad saliendo de la banca.

Hace un par de primaveras, Gordon explicó que había decidido que su método favorito de entrenamiento en la temporada baja - horas y horas de jugar al baloncesto - era tan contraproducente que iba a recortar su tiempo de juego. Al entrar a la temporada 2014, él recibió la oportunidad de ser el intermedista titular de los Dodgers, y aunque la transición en la defensa fue difícil para él, inicialmente Gordon tuvo éxito, al lograr porcentaje de embasamiento de .344 en la primera mitad.

Sin embargo, en la segunda mitad se desvaneció, y esa es la razón por la que los Dodgers no titubearon en cambiarlo a Miami - vendiendo rápidamente un activo emergente.

En la primavera del 2015, Gordon habló felizmente sobre su llegada a los Marlins, sobre su nueva oportunidad. Lucía más viejo. Lucía más fuerte. Dijo que había alterado su dieta para incluir pollo y arroz. Grandes cantidades de pollo y arroz. Y Gordon tuvo el mejor año de su carrera, con promedio de .333, lo suficientemente bueno como para ganar el cetro de bateo de la Liga Nacional. Los Dodgers fueron criticados durante todo el verano por haber cambiado a Gordon a Miami, por no darle valor a lo que él pudo haber sido para ellos como jugador.

Cuando yo vi por primera vez a Gordon en los entrenamientos primaverales de este año, a finales de febrero, no le mencioné su pelea por las libras. Él estaba jugando cartas con un compañero en una tabla en el medio del camerino de los Marlins, lanzando con fuerza cada mano que no era de su agrado. Nunca pude entender el juego que estaba jugando, y no quise interrumpirlo, mientras esperaba por una oportunidad de hablarle de su nuevo contrato.

Cincuenta millones de dólares por cinco años, un acuerdo que le cambió la vida a alguien que parecía a punto de perder su oportunidad de llegar a Grandes Ligas hace algunos años. Se había esforzado por encontrar su lugar en las mayores, al desarrollar la fuerza para hace swing, para batear, para quedarse.

Gordon no estará con los Marlins por los próximos tres meses, mientras cumple su suspensión, sin paga. Pero cuando Gordon vuelva, su nuevo contrato seguirá en pie. Se va a perder cerca de la mitad de su salario para esta temporada, o cerca de $1.65 millones, y entonces los Marlins le pagarán $7.8 millones en el 2017, $10.8 millones en el 2018, $13.3 millones en el 2019, $13.8 millones en el 2020. Además de una cláusula de salida para el 2021 por $1 millón. Todo garantizado.

Los Marlins no tienen idea de si el uso de sustancias por parte de Gordon le ayudó a su éxito en el 2014, antes de que ellos cambiaran a su mejor lanzador prospecto, Andrew Heaney, para conseguirlo. Ellos no tienen idea si las sustancias fueron la piedra angular de su cetro de bateo el año pasado. Ellos no tienen idea del tipo de jugador que él va a ser en el resto de su contrato.

Ello solo saben que ellos tienen que seguirle pagando, bajo los términos del convenio laboral y el Acuerdo Conjunto Antidopaje entre las Grandes Ligas y la Asociación de Jugadores.

La unión acogió las pruebas de drogas y las ha llevado más lejos que en cualquier otra liga profesional. Pero por razones filosóficas, todavía no han considerado seriamente la idea - hasta ahora - de permitir que se puedan cancelar contratos multianuales, como el de Gordon, luego de un positivo por dopaje.

La realidad práctica es que hasta que la asociación de jugadores permita esto, el incentivo por hacer trampas va a seguir siendo superior a los riesgos que involucra el ser atrapado en la trampa. Sea cual sea la intención, sea cual sea la justificación, el crimen por uso de sustancias en el béisbol paga bien.

Para Manny Ramírez. Para Ryan Braun. Para Melky Cabrera. Para Dee Gordon.

Finalmente, en el medio del juego de cartas de Gordon en el entrenamiento de los Marlins, hubo una pausa natural, y yo lo felicité por su contrato.

"Gracias, señor", dijo alegremente, recogiendo sus cartas.

  • Gordon logró un gran hit el jueves, mientras los Marlins completaban la barrida de los Dodgers. Los Marlins reaccionaron a la noticia de la suspensión.
  • Los Marlins aman y apoyan a Gordon, dijo David Samson.
  • Gordon bateaba .266 luego de aparentemente dar positivo en semanas recientes.
  • Yo escribí aquí el otro día, luego de la suspensión de Chris Colabello, que la unión ha retenido el uso de dos armas poderosas en su lucha contra los esteroides:
1. Darle a los equipos la opción de cancelar contratos multianuales luego de que un jugador de positive a esteroides.

2. Presión de sus pares. Hay algo increíble y contrario a la intuición sobre como los usuarios de sustancias traicionan a sus hermanos de juego en las Grandes Ligas por dinero y luego son tratados a gusto en los camerinos. Miren, la bóveda de dinero disponible a los jugadores está definida, y cuando los jugadores toman la decisión de utilizar sustancias para ganar ventaja competitiva sobre otros jugadores - hacer trampa en un sistema preparado por la unión - el impacto práctico es el mismo que si ellos fuesen a los casilleros de sus compañeros a robarles dinero.

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LOS ANGELES - Kenta Maeda está teniendo el tipo de inicio en su carrera de Grandes Ligas que José Fernández realmente puede apreciar.

Quizás este jueves ambos puedan hablar de ello, pero es posible que quieran salir primero de su choque en el Dodger Stadium.

Maeda, el sensacional novato de los Dodgers de Los Angeles, hará la quinta apertura de su carrera este jueves luego de permitir apenas una carrera en sus primeras cuatro salidas. Fernández, quien será su rival para los Marlins de Miami, sabe un poco sobre hacer un gran alboroto a su llegada a Grandes Ligas.

Kenta Maeda
Ron Chenoy/USA TODAY SportsKenta Maeda tiene efectividad de 0.36, líder entre los abridores de la Liga Nacional, y solo ha permitido una carrera limpia en cuatro aperturas.
Fernández era novato en el 2013, aunque su debut llegó a la tierna edad de 20 años. Maeda tiene 28, con ocho años de experiencia profesional en Japón.

Mientras se agenciaba el premio de Novato del Año en el 2013, fue nombrado al Juego de Estrellas y terminó tercero en la votación del Cy Young ese año, Fernández logró ocho aperturas en blanco a sus contrarios y 16 salidas en las que permitió una carrera limpia o menos.

Maeda todavía tiene mucho camino por recorrer para igualar esa gesta, pero ya tiene de 4-4 en aperturas de una carrera o menos, permitiendo su única carrera cuando Joe Panik de los Gigantes de San Francisco le conectó cuadrangular el pasado 17 de abril. Maeda incluso lanzó 6 1/3 entradas en blanco en el Coors Field en el pasado fin de semana, ignorando la tendencia del estadio donde abunda la ofensiva.

La efectividad de Maeda de 0.36 es la segunda mejor en las Grandes Ligas, sus tres victorias son la novena mejor cantidad, su WHIP de 0.87 lo ubica empatado con la octava mejor marca y el promedio de bateo de los contrarios de .189 lo coloca empatado en el puesto 11.

Fernández, quien comienza su primera temporada complete desde que se sometió a una cirugía Tommy John en el 2014, está teniendo un inicio de temporada lento según sus estándares, al compilar marca de 1-2 en cuatro aperturas y efectividad de 4.37. Pero ha lanzado bien contra los Dodgers en el pasado, con marca de 2-0 en tres aperturas y efectividad de 2.84 (19 entradas). Ganó su única otra salida en el Dodger Stadium en 2013.

En sus dos salidas en el Dodger Stadium, Maeda permitió su única carrera en 13 entradas (efectividad de 0.69).

Los Dodgers necesitarán que Maeda extienda su brillante corrida ya que los Marlins buscarán la victoria para completar la barrida en cuatro juegos. Los lanzadores de los Marlins han maniatado la ofensiva de los Dodgers, permitiendo apenas cinco carreras en total.

El inicio de la carrera de Maeda es solo una pequeña muestra, pero eso no significa que no sea histórica. De acuerdo con el Elías Sports Bureau, Maeda es apenas el tercer lanzador desde 1900 en tirar por lo menos 25 entradas en sus primeras cuatro aperturas en las Grandes Ligas sin permitir más de una carrera.

A pesar que el novato que más atención atrajo a principios de abril fue Trevor Story de los Rockies de Colorado, Maeda está ganando mucha atención gracias a sus actuaciones.

"Hay algunas cosas buenas sucediendo ahora mismo, y Kenta está en la cima de esa lista", dijo el manager Dave Roberts.

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Barry Bonds
AP Photo/Jeff ChiuBonds se encuentra entre los mejores líderes ofensivos de todos los tiempos en la historia de los Gigantes.
Barry Bonds vuelve a San Francisco como coach de bateo de los Marlins de Miami en este fin de semana. Bonds jugó en La Bahía por 15 de sus 22 temporadas en Grandes Ligas, y tuvo sus mejores campañas en San Francisco, incluyendo la que estableció record para jonrones en una temporada en Grandes Ligas con 73 en 2001.

Desde 1901, la primera temporada en la que se comenzó a llevar la estadística de Victorias sobre Reemplazo (WAR, por sus siglas en inglés) por Baseball-Reference.com, Bonds se encuentra segundo en todo el béisbol con WAR de 162.4. ¿Cuál es el único jugador que lo supera? Babe Ruth (163.1).

Lugar entre Gigantes

Bonds jugó 15 temporadas con los Gigantes luego de firmar con ellos en la agencia libre antes de la temporada 1993 (6 años y $43.75 millones).

Bonds se ubica entre los 10 mejores en la historia de los Gigantes en jonrones, remolcadas, OPS y bases robadas. Sus 586 cuadrangulares con el equipo son la segunda mejor cantidad para la franquicia detrás de Willie Mays, quien logró 646.

2001-2004

De 2001 a 2004, Barry Bonds tuvo el que a juicio de muchos es el mejor periodo de cuatro años en la historia de los deportes profesionales. De acuerdo con el Elias Sports Bureau, los 755 boletos de Bonds en ese periodo son la mayor cantidad para un jugador en cualquier periodo de cuatro años en la historia de MLB y su OPS de 1.368 durante ese tiempo es el mayor en cualquier periodo de cuatro temporadas.

El OPS+, que mide la producción ofensiva de un jugador en relación al estadio y a la liga donde juegue, nos dice más de la historia de Bonds en ese periodo. Desde 1901, que es la primera temporada de la que se tienen datos del OPS+ , el periodo de 2001-2004 de Bonds son cuatro de las nueve mejores temporadas de todos los tiempos para cualquier jugador.

Su OPS+ en general en el periodo 2001-04 fue de 256, que es más alto que lo que cualquier otro jugador individual haya logrado en una temporada completa.

El número más sorprendente en ese periodo de Bonds fue el número de boletos intencionales que recibió. En el periodo 2001-2004, Bonds fue transferido intencionalmente en 284 veces. Eso es más que cualquier otro equipo en MLB durante ese periodo.

Además representan más boletos intencionales que los recibidos por 12 EQUIPOS COMPLETOS DE MLB en las nueve temporadas desde han pasado desde que Bonds se retiró.

Antes de la Controversia

En el 2001, Bonds rompió el record de Mark McGwire con 73 jonrones en una temporada. Bonds fue el punto focal de un debate que no ha cesado desde entonces sobre el uso de sustancias para mejorar el rendimiento (PED, por sus siglas en inglés) en MLB.

Si merece estar o no dentro del Salón de la Fama es tema de debate, pero debemos tener en cuenta lo que hizo antes de que comenzaran las acusaciones por uso de PEDs.

Trabajo con los Marlins

El rol actual de Bonds es de coach de bateo con los Marlins de Miami. Los números de por vida de Bonds hacen que cualquier record ofensivo de los Marlins se vea pequeño. De hecho, sus números de por vida son comparables con los totales de los cinco mejores bateadores combinados en cuatro categorías ofensivas importantes.

Para ser justos, Bonds sí tuvo algo de ventaja contra los Marlins. Él jugó siete temporadas anes de que la franquicia viera la luz.

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